Premín de Iruña

IGNACIO BALEZTENA ASCÁRATE "PREMÍN DE IRUÑA" (PAMPLONA 1887-1972): SU PERSONA, SU VIDA Y SU OBRA

domingo, 30 de octubre de 2011

Canción de las sorgiñes en Kilikizarra

Querido lector, en reciente entrada conté que en 1931 el aitacho estrenó una de sus obras de teatro más conocidas, a saber, “De cómo Kilikizarra murió y estiró la garra”. Pues bien, en esta obra aparece la que es una de las canciones más cortas de Ignacio Baleztena, pero no por eso menos importante. Ésto era lo que cantaban Sorginpuz y el resto de brujas en akelarre.

CANCIÓN DE LAS BRUJAS DEL GIGANTE KILIKIZARRA

Pumpeta chapi
Chapitela mía
Ezponduko mutila
Yan naiz zelami

Y después las sorguiñes bailan una zarabanda.
Extracto de la parte de la Obra de tetro "De como Kilikizarra murió y estiró la garra" en la que sale la canción de las brujas
Como estamos en el puente de Todos los Santos y el 1 de Noviembre comienza el mes de los difuntos, cumpliremos la tradición y bajaremos al cementerio a rezar por nuestros difuntos. No te olvides de echar un recico por “Premín de Iruña”, que está enterrado por esos lares. 

El panteón donde reposan los restos mortales de Ignacio Baleztena, con sus amigos los Reyes Magos que colocaron sobre la lápida las estatuillas de sus otros amigos, los gigantes.
Y atención al blog mañana porque tras el puente, si Dios quiere, comenzaremos a vivir unos tristes sucesos que marcaron de forma importante al aitacho y su familia. Seguro que te interesan.

jueves, 27 de octubre de 2011

Cumpleaños Feliz

 MUCHAS FELICIDADES


Querido lector, hoy quiero felicitar al blog. ¿Y por qué? Pues, porque un día tal, como un 27 de octubre, hace un año, se inició esta andadura con la ilusión de poder dar a conocer, un poco, la "vida y milagros" de mi padre, el aitacho, es decir “Premín de Iruña” o “Tiburcio de Okabío”, en conclusión: Ignacio Baleztena; vida, que en mi humilde parecer, es de interés, pues está plagada de actuaciones de importancia para el transcurso de la historia, tradiciones y folklore de Pamplona y Navarra.

Ignacio Baleztena
 Mucha gente me animaba a recopilar todo lo de mi padre, para que no se perdiera. Pero lo que realmente me decidió fueron mis nietos, a quienes dedico este blog: quiero que conozcáis, aunque algunos no sabéis ni leer todavía, quién fue vuestro bisabuelo y transmitiros la Tradición que a mí me fue entregada por él, igual que yo se la he transmitido oralmente a vuestro padre Joaquín y a vuestra tía Luisa y ellos a vosotros. También agradezco la paciencia de mi mujer Mª Jesús, aunque a veces me gruña porque “estoy siempre en el ordenador”. Sin estos reniegos cariñosos el blog no sería igual. 

Así querido lector he encontrado el medio que seguramente hubiera utilizado mi padre de vivir en estos tiempos: popular, sencillo, directo, abierto a todo el mundo, lejos de pesados tratados de hombres sesudos, sin entender de derechos de autor ni otras martingalas leguleyas, cerca siempre de la gente de toda clase y condición. Así podemos compartir como él hubiera querido sus celebraciones familiares, sus convicciones religiosas, sus inquietudes sociales y políticas, sus estudios de "papeles viejos", sus “cosas de Baleztena”, sus extravagancias sanfermineras, su amor a Navarra y sobre todo su alegría y buen humor que proceden de un modo de vida coherente con su forma de pensar y amar.

Ojalá esté satisfaciendo las expectativas que todos vosotros pusisteis en ello, aunque tal vez no haya estado a la altura de ellas, pues ya comprendo, que algunas veces me he ido por las ramas. Espero corregir todos los fallos que haya observado, y así podamos disfrutar juntos un poco más, y para eso cuento con vuestra ayuda.

¡Muchas felicidades blog!. ¡Muchas gracias a todos los que habitualmente lo seguís, a veces con santa paciencia, y me animáis con vuestros comentarios, mensajes y consejos llenos de afecto!. Se que estáis al otro lado, así que ¡Va por vosotros!

Que el aitacho y la mamita (mi madre) nos protejan ya juntos desde el Cielo a toda su familia y a esta nueva familiaque les ha salido de seguidores del blog.

Ya sabéis que espero vuestras sugerencias, consejos, opiniones... tanto en los comentarios a pie de cada entrada como en premindeiruna@gmail.com . Vosotros también construis este blog.

Y para variar en las proximas entradas, si Dios quire, seguiré contándote las cosicas del aitacho.

martes, 18 de octubre de 2011

Nuevo rey para una república

Querido lector, veíamos como el 2 de Octubre de 1931, falleció D. Jaime III dejando un hondo pesar en el aitacho y en toda la familia. Además de la pena de  todos los jaimistas, este acontecimiento suponía una pérdida del que era un símbolo monárquico frente a la república. Y  también, como comenté, un problema sucesorio, ya que muriendo soltero su sucesor fue su tío D. Alfonso Carlos I, hermano de D. Carlos VII.

Busto de D. Alfonso Carlos I
D. Alfonso Carlos era una venerable persona mayor que supo recoger la bandera de la Tradición y las cargas de un Reino sin corona ni honores. Era, al igual que su antecesor, el ejemplo de la responsabilidad de un soberano, que entendió perfectamente que su misión a esas alturas de la vida era la de servir a su pueblo, muy lejos de otros gobernantes que creen que su posición es para servirse del pueblo. Nada materialmente tenía que ganar, y mucho humanamente tuvo que aportar, debiendo tomar desde el destierro decisiones muy trascendentes,  como veremos más adelante. Cuánto más fácil hubiera sido para el egregio anciano abdicar, pero no era ése precisamente el proceder de tan buen rey.

Enseguida, Ignacio Baleztena y toda la familia se pusieron a las órdenes del nuevo monarca. Como botón de muestra la tía Lola nos deja este texto escrito en sus inéditas “Memorias de una margarita”:

“Pasábamos con frecuencia a Francia para visitar al rey Alfonso Carlos, que a sus 82 años, había recogido la bandera de D. Jaime. Nos recibía a menudo en una villa de San Juan de Luz. Su noble figura, su extraordinaria bondad, el prestigio de la historia le aureolaba, y oyéndole contar episodios de la guerra carlista y viendo en él al hermano de Carlos VII, olvidábamos su edad. Y como la cadena de la Tradición no se rompe y al evocar el pasado se añaden a ella nuevos eslabones, revivíamos esperanzas a pesar de la venerable ancianidad del abanderado.”

Fotos de D. Alfonso Carlos I y de su esposa Dña. María de las Nieves dedicados a Joaquín Baleztena, hermano mayor de Ignacio.
Pero la situación en España se complicaba cada vez más, aumentaban las revueltas y desórdenes, y Pamplona no iba a ser una excepción, como vimos en aquel mitin de la Plaza de Toros (del que he colgado nuevas fotos). Pero eso no era nada para los graves sucesos que iban a ocurrir enseguida  con terribles consecuencias para los Baleztena… como veremos en próximas entradas si Dios quiere.

lunes, 17 de octubre de 2011

El jaimismo de los Baleztena.

Querido lector, en la anterior entrada veíamos como el aitacho era muy jaimista, y la muerte del rey Jaime III el 2 de octubre supuso un disgusto para él y para toda la familia.

Y es que el jaimismo de los Baleztena venía de antiguo y con este motivo te voy a contar una de las múltiples anécdotas que se sabe mi prima Roshari Jaurrieta, sobrina del aitacho y que es una enciclopedia andante en temas familiares:

Durante la tercera guerra carlista Dña. Margarita, esposa del rey carlista D. Carlos VII, cuidaba de su hijo D. Jaime que entonces era un chiquillo. La abuela Mª Dolores Ascárate, aun niña y que luego fue la madre de Ignacio Baleztena,  iba con sus padres y resto de familia a visitar a la querida reina carlista Dña. Margarita a Francia. En estas visitas Dolores y D. Jaime jugaban a cosas de mueticos, llegando a ser muy buenos amigos de la infancia. Tanto, que en una de esas ocasiones, un día que paseaba con D. Jaime, éste se cayó al río durante estos juegos infantiles y Dolores Ascárate se vio involucrada en su rescate. Que heroína se sentía habiendo salvado a un príncipe.

La abuela Dolores Ascárate (madre de Ignacio Baleztena), sentada en el centro, ya de adulta, llevaba una vida social muy interesante como se aprecia en la foto, que compaginaba con un esmerado cuidado de su familia.
La amistad entre las familias continuó de por vida. Por eso, cuando ocurrió la escisión mellista de 1919, la abuela Dolores, ya madre de Ignacio, ordenó que se invirtiera todo el dinero de su hacienda que hiciera falta en apoyar a D. Jaime, frente a Mella y al propio Victor Pradera, pese a que ambos eran amigos personales de la familia (y siguieron siéndolo).

Retrato dedicado del rey carlista D. Jaime III
Precisamente, antes de esto querían casar a la tía Mª Isabel Baleztena, hermana de Ignacio, con Vázquez Mella. Ante este posible enlace su hermano el tío Pello, dada la imaginación literaria de ella y la faceta de Mella como pensador tradicionalista comentaba que “tendrían frases en vez de hijos”. Finalmente este enlace no tuvo lugar.

Así los Baleztena fueron muy fieles a D. Jaime hasta el final de sus días. Precisamente tras su muerte el carlismo se quedaba sin rey en un difícil momento, en plena república. Esto produjo un serio problema dinástico, ya que falleció soltero y sin hijos. Así su sucesor fue… quien veremos en próximas entradas si Dios quiere.

viernes, 14 de octubre de 2011

El rey ha muerto. 2 de octubre de 1931.

Querido lector, veíamos como el aitacho estaba de lleno metido en actos de propaganda política jaimista (carlista) con todos los pintorescos medios que se le ocurrían a su infatigable cacumen.. Por eso cuando en Septiembre se celebró un acto político en Zarauz, mi padre, Ignacio Baleztena, participó en el mismo junto con su hermana Dolores, la tía Lola, que nos va a contar lo ocurrido esos días en sus “Memorias de una chófer”:

“Trenes, autobuses, autos particulares, y entre ellos, ¡cómo no!, el nuestro, volcaban sin cesar gentes y más gentes tocadas de boinas rojas y llevando todos, prendida en sus atuendos de fiesta, la simbólica margarita.

Cuando el frontón rebosaba de público, apareció la banda de Plasencia de las Armas tocando el Oriamendi[1]. Un joven desde un palco sacó una bandera española flameándola gallardamente. Entonces, calló el Oriamendi para dar paso a la Marcha Real[2]. El entusiasmo fue delirante, arrebatador. Las gentes se abrazaban llorando prorrumpiendo en vivas atronadores. ¡Cuántos grados marcaba en aquellos momentos el termómetro del Ideal!. Se vitoreaba a D. Jaime, dando por seguro su próxima venida. En la arena de la playa se escribía en grandes letras: ¡Viva Jaime III!.

¡Dios mío!. Qué poda de ilusiones trae la vida. A los ocho días de la magna concentración de Zarauz moría en París, de repente, el Rey. Y su muerte acaecía cuando más ardientemente se deseaba que viviera, cuando la juventud decidida se apoyaba en él y lo proclamaba caudillo de las luchas por venir, cuando los ya alejados de los ímpetus juveniles evocaban con esperanza la egregia figura del hijo de Carlos VII y personificaban en ella, como antaño lo hicieron sus padres, el triunfo de la religión y de la Patria.

Portada del Pensamiento Navarro en la que auncia la muerte de D. Jaime III. Guardada junto con un dossier completo sobre el tema por Ignacio Baleztena.
Con este tristísimo suceso se apagaron de momento las alegrías derramadas en las concentraciones, éstas se celebraban en el interior de los Círculos Jaimistas de toda España convertidos en capillas ardientes y en cuyas fachadas, colgadas con crespones negros, ondeaba la bandera del círculo a media asta. No olvidaré la impresión que me causó al pasar con el auto una tarde de domingo por un pueblo muy pequeño, ver en aquel rincón esa prueba de humilde lealtad.

En nuestros círculos preside siempre la imagen del Sagrado Corazón en ellos entronizados. Ante El y un cuadro de D. Jaime rodeado de flores y aureolado por negros crespones se reunían los leales rezando rosarios ininterrumpidamente. Yo creo que nunca un rey ha sido más llorado y más desinteresadamente amado que éste que no ocupó un trono y no pudo repartir favores.

En las iglesias campesinas se celebraban solemnes funerales por su alma. ¡Qué emocionantes resultaban aquellas honras fúnebres en los templos húmedos y fríos, pero tan caldeados por el espíritu de piedad y amor de los fieles!.”

Retrato de D. Jaime dedicado a la tía Mª Ysabel, hermana de Ignació Baleztena. Éste último precisamente en 1908, fecha en que está datada la dedicatoria, ponía la letra que hoy conocemos al Oriamendi. Un año más tarde, a la muerte de su padre D. Carlos VII, fue proclamado rey carlista (D. Jaime III).
Y es que los Baleztena eran muy jaimistas y cuando las diversas escisiones (mellistas, integristas), siempre se mantuvieron muy fieles a D. Jaime. Y esto nos da pie a contar anécdotas de la abuela con D. Jaime y ver quién le sucedió como rey carlista en una España convertida en república… en las próximas entradas si Dios quiere.

[1] Ignacio Baleztena fue autor de la actual letra del Oriamendi, himno carlista por excelencia, en una concentración carlista en Zumárraga, en 1908
[2] La Marcha Real es lo que hoy se conoce como el Himno Nacional, y que entre los carlistas sigue llamándose Marcha Real. En 1931 estaba prohibido interpretarlo (fue sustituido por el himno de Riego). La bandera española a la que se refiere es obviamente la Rojigualda, igualmente proscrita durante la II república.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Un pamplonés funda la Guardia Cívil. Iruñería en la Virgen del Pilar

Cantad, cantad
a la Virgen del Pilar


Querido lector, hoy celebramos la festividad de la Virgen del Pilar, y por ello de muchas otras cosas. Ella es la roca sobre la que comenzó y que protege la Fé cristiana en toda España y los países hispanos. Por eso  todo el resto de celebraciones de hoy son secundarias y derivadas de que ella es patrona de España, de la Hispanidad, Aragón y hasta de Lecumberri, cuyas fiestas eran las últimas que disfrutábamos en nuestros veraneos en Leiza. Además es también la protectora de la Guardia Civil, y esto viene a colación en torno a una "iruñería" que el aitacho escribió explicando que el fundador de la benemérita fue precisamente… un pamplonica, pamplonés o irunsheme, como te cuento a continuación.

HACE 120 AÑOS FUNDO UN PAMPLONES
LA GUARDIA CIVIL


       En el año de gracia de 1797, Carlos III nombró virrey y capitán general del reino de Navarra a Jerónimo Girón Moctezuma Ahumada y Salcedo, marqués de las Amarillas, regidor perpetuo de las ciudades de Ronda y Marvella, factor en la segunda, Caballero Gran Cruz de la Real y distinguida orden de Carlos III, comendador de Museros en la de Santiago y...... pongo un etc., etc… porque de estampar todos sus títulos tendría que publicar un número extraordinario.

       El susodicho don Jerónimo… etc… etc, con fecha 19 de diciembre de dicho año, hizo saber desde Madrid a la Diputación de Navarra que: “Habiéndose dignado la piedad del soberano” concederle el Virreinato y Capitanía General de Navarra, por salida que de ellos había hecho don Joaquín de Fondesviela y Ondeano, caballero Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden de Carlos III, comendador de Huélamos en la de Santiago. Teniente general de los ejércitos de su Majestad… (convendrá arrear a este otro etc., etc., no vaya a ser que me quede sin cinta en la máquina) llegaría al reino de Navarra hacia abril del siguiente año de 1798.

       La Diputación del Reino empezó enseguida a tomar las medidas necesarias para el recibimiento, y lo primero que acordó fue nombrar a los señores do Máximo Echalaz, González de Sepúlveda y don Jerónimo López de Ceriain para que saliesen a la frontera de Navarra y Castilla, por la parte de Guipúzcoa, a cumplimentar al señor virrey, pues el viaje de Madrid a Pamplona debía hacerlo por Vitoria y Tolosa.

       Al mismo tiempo, se avisó a doña María Manuela de Ezcurdia, de Betelu, previniéndole que tuviera dispuesta su casa para el 26 de ese mes a fin de que en ella se alojara el señor virrey a la llegada a dicha villa. La susodicha, una vez repuesta del apuro en que le metía la diputación, respondió con mucho respeto, que: aunque su casa no estaba decente y equipada como lo estuviera antes de la guerra con Francia, a causa de los estragos del enemigo, sin embargo, se vería honradísima de recibir a tan egregio huésped. Y cuentan crónicas que cumplió a la perfección y con toda dignidad su cometido, como acostumbran hacerlo todas las echecoandres son y han sido en nuestra noble montaña.

       También se comunicó a los jurados de Erice que preparasen la casa de Goñi por si el virrey se detenía en el camino, pues se tenía noticia de que la dicha casa era la más aparente del lugar.

       Llegó por fin a Pamplona el virrey, y con todas las formalidades del caso se instaló en su palacio, hoy gobierno militar[1], y en él vivió tan feliz y contento en unión de su esposa doña Isabel de las Casas, siendo muy queridos y respetados de todos los pamploneses y de toda Navarra en general.

       Así las cosas, resulta que un hijo de los virreyes, guapo y gallardo mozo, por una de esas bromas que urde Cupido, se enamoró de una dama pamplonesa, hija de los condes de Ezpeleta de Beire. Los progenitores de ambos y después de los “dichos” y demás ceremonias precursoras al sacramento, dieron cuenta a las amistades del proyectado enlace. El marqués de las Amarillas lo comunicó a la ciudad de Pamplona en este oficio: “Muy señor mío: tengo la satisfacción de comunicar a V.S. el ajustado casamiento de mi hijo único don Pedro Agustín Girón y las Casas con doña Concepción Ezpeleta y Enrique, hija mayor de los Excmos. Señores condes de Ezpeleta de Beire, y para que no falte circunstancia de satisfacción a este tratado, espero sea de la aprobación de V.S. a quien he creído mi deber notificarlo por la estimación particular que por tantos títulos me merece. Nuestro Señor guarde a V.S. muchos años. Pamplona 20 de febrero de 1802. El marqués de las Amarillas”.

       Leída esta notificación en sesión de 23 de febrero, acordó la ciudad, después de consultar antecedentes mil, marchar en corporación a felicitar a los virreyes y a su hijo por el proyectado matrimonio. Y así, el día 25 a las 11 de la mañana, reunidos en cuerpo de ciudad todos los señores regidores, de gran gala, acompañados de clarines, timbales, mazas y ministros de justicia, pasaron al palacio real donde: con toda pompa y ceremonia exteriorizaron al marqués su satisfacción por el enlace de su hijo con una dama pamplonesa de tan conocida nobleza y abolengo. Pasaron luego los regidores a las habitaciones de la virreina, donde el barón de Beorlegui, en nombre de la ciudad, volvió a repetir las enhorabuenas y demás manifestaciones de oficial, al par que sincera satisfacción.

       La novia, doña Concepción, era hija de don José de Ezpeleta y Galdeano, Dicastillo y Prado, decimoquinto señor de Beire y San Martín de Unx, y primer conde de Ezpeleta, por gracia del rey Carlos IV.

       Esta familia de Ezpeleta era una de las más antiguas del reino de Navarra. Procede del país de Laburdi, hoy dependiente del departamento de los Pirineos Atlánticos, en Francia. Fieles servidores de los monarcas navarros en cuantas empresas guerreras emprendían estos, se veía flotar siempre en primera línea el blanco estandarte de los Ezpeleta, ostentando el león rampante de gules, blasón de su linaje. Los guerreros que seguían este pendón llevaban en la cimera de sus cascos la figura de un perro braco navarro, que les distinguía de los qyue militaban en otras banderas.

       En el año 1789, fue nombrado virrey del nuevo reino de Granada , en América, el arriba mencionado don José de Ezpeleta, de quien un escritor de la República de Colombia, al hacer la crítica de los virreyes españoles de aquel país, decía así: “Ezpeleta, hombre de gobierno, avezado ya en el de la Isla de Cuba, , hizo florecer las misiones, que, en su tiempo, llegaron a contar hasta 20.000 indios reducidos; fomentó el hospicio de Bogotá, los organizó y desenredó sus cuentas; hizo enlosar las principales calles de la ciudad; abrió el paseo de la Alameda y creó un cuerpo de policía urbana”.

       Siendo capitán general de la Isla de Cuba, casó allá con doña María de la Paz Enrile y Acedo. Por parte de padre era esta señora descendiente de una nobilísima  familia genovesa, que llevaba por armas una flor de lis de oro en campo de azur. Un hermano suyo mandaba el navío “Montañés” en la batalla de Trafalgar, y en ella, dando frente al enemigo, halló gloriosa muerte.

       El matrimonio Ezpeleta Enrile tuvo la lucida sucesión de diez hijos, cuatro varones y seis hembras, una de las cuales, doña María de la Concepción Donata, es la que casó con el hijo del virrey marqués de las Amarillas y primer duque de Ahumada. Y como suele suceder generalmente en casos tales, Dios bendijo la unión de la feliz y aristocrática pareja enviándoles un cigüeñita llevando en su largo pico un precioso mocé: don Francisco Javier Girón y Ezpeleta, duque de Ahumada, marqués de las Amarillas, Grande de España, teniente general y senador del reino, más conocido que por todos estos títulos por ser fundador, del cuerpo de la Guardia Civil.

       El benemérito instituto de la Guardia Civil, cuya misión es atender a la conservación del orden público, a la protección de las personas en poblado y despoblado contra toda clase de malhechores, a la persecución de los mismos y estar siempre al servicio de las leyes, fue creado en 1844 por los Reales Decretos de 28 de marzo, 12 de abril y finalmente por el de 13 de mayo del mismo año. Es decir, que lleva 120 años de existencia.

       El duque de Ahumada siempre tuvo a gala ser Pamplonés, y se cuenta, que en agosto de 1845, asistiendo a una tienta en el cortijo de reses bravas del conde de Guadalete en unión del general Quesada y otros personajes, salieron a la palestra varios aficionados que realizaron muy buenas suertes. Entre ellos figuraban varios jóvenes navarros, de la escolta del Marqués, que suplían su falta de destreza taurina con sobra de temeridad, así es que más se les veía por los aires que fijos en el suelo. Ahumada se reía de estos lances y dirigiéndose a los demás asistentes al acto dijo:

       -Señores, es preciso conocer que mis paisanos no han nacido toreros.

También hubo un general irlandés que se aventuró a salir al ruedo y se llevó la gran paliza celtobritánica.

       Tenía razón Ahumada. Para aquella época se había perdido la tradición del toreo navarro, siendo el último en sostenerla con gloria hasta 1815, el gran peraltés Joaquín Lapuya.

Iruñerías, Diario de Navarra 1964, Premín de Iruña

Monumento al pamplonés Duque de Ahumada, fundador de la Guardia Civil, en la Avenida de Galicia en Pamplona

       La ciudad de Pamplona, queriendo honrar la memoria de su paisano el Duque de Ahumada, le dedicó una de sus calles, que es la que empezando en la avenida de Carlos III el Noble, esquina del antiguo Crédito Navarro, hoy Banco Central, llega hasta la Estafeta.

Así la Virgen del Pilar, en su capillica de la paroquia de San Nicolás en Pamplona, nos cubra con su manto en las adversidades a todos los seguidores de este blog, para que “aunque nuestro amor le olvidare Ella no se olvide de nosotros”. Mañana si Dios quiere seguiremos con la biografía del aitacho y una real muerte o muerte real.

Féliz día de la Virgen del Pilar


[1] Hoy Archivo General de Navarra

lunes, 10 de octubre de 2011

"De como Kilikizarra murió y estiró la garra" y más cosicas de la "Orden del Záldiko Máldiko"

Querido lector, siguiendo con la biografía del aitacho en 1931, recordamos que tras casarse se trasladó a vivir con su mujer Carmen Abarrategui a la antigua C/ San Ignacio, actual Calle Fernández Arenas. El matrimonio enseguida comenzó a ser bendecido con hijos. Para este año habían venido al mundo los tres primeros de los 10 que tuvieron: Silvia, Joaquín y Rosario. El cuarto nacería en complicadas circunstancias como veremos más adelante.

Mientras tanto, seguía dedicándose a sus actividades socioculturales. En este entorno se enmarca el estreno en 1931 de “Kilikizarra”, una de sus obras de teatro más conocida. Normalmente, el local de sus actuaciones solía ser el teatro del Colegio de las P.P. Escolapios, aunque también lo hacía en otros, como en el Gayarre o el Olimpia, o en Bilbao, etc. De forma más modesta las representaba en el Circulo Jaimista (carlista), en la galería de Casa Baleztena o en el Teatro Chopical que él mismo había construido en Petrorena, la casa de Leiza. Entre todas sus obras tea­trales, obras humorísticas con números musica­les y bailes, tres comedias suyas puede decirse que al­can­zaron verdadero éxito. Entre ellas está "De como Kilikizarra murió y es­tiró la ga­rra", destinada al público infantil, "Disparate kurriñesco en un acto y una porción de cuadros a cual más chapuceros. (Sólo para niños, sus familiares y amistades). Lo escribió en un momento de mal humor y dolor de estómago PREMIN DE IRUÑA, gran maestre de la Orden del Záldiko-Máldiko". 


Libreto original de "Kilikizarra", con la portada muy deteriorada. Pocos ejemplares habrá en circulación, si es que queda algún otro
Fue es­trenada en el año 1931, por el cuadro artístico de la socie­dad pamplonesa fun­dada por él, “la Orden del Záldiko Máldiko”. Trata de un gigante, Kilikizarra, cuya morada era el castillo de Mendillorri y su gran afán comerse a Pascualita, la hija del rey D. Anacleto XIV, con la ayuda de la bruja Sorguiñpuz.

Como crónica del estreno reproduzco un texto sacado de aquí:

“Don Ignacio convierte un antiguo juguete suyo, "El gigante Patatín-Patatán en una pieza más acabada que titula con el pareado "De cómo Kilikizarra murió y estiró la garra", que algunos interpretaban como parodia o cuchufleta de los últimos acontecimientos políticos vistos, por supuesto, bajo el prisma carlista. En los papeles estelares: Miguel Angel Astiz, que se encasquetaba el armazón de mimbre del desaforado gigante y Paulina Fernández, "la churrera", esposa del también muthiko Josetxo Elizalde, que da vida al personaje de Pascualita. Escenario: el tenebroso castillo de Mendillorri. De coro, los pioneros del invento: Patxi Saralegi, Emilio y Juanito Urdániz, los Kondearena, etc. El éxito es mermorable y tienen que salir varias veces a escena”

Reparto de "De como Kilikizarra murió y estiró la garra"
Pero la actividad de la Orden del Záldiko Máldiko era cada vez más amplia. Así a partir de su fundación se encargan de organizar, con más pompa y esplendor todavía, la fiesta del Rey de la Faba restablecida por Ignacio Baleztena en 1920 como vimos en una entrada anterior que puedes leer pinchando aquí, y que se sigue celebrando en nuestros días.

Y no todo era teatro y funciones, también Ignacio Baleztena creo un grupo de danzaris para mantener y recuperar las danzas navarras que estaban a punto de ir desapareciendo. Este grupo, que aun perdura, es el más antiguo de los que actualmenete hay en Pamplona.

Mientras Petrorena, la casa familiar en Leiza, estaba repleta en San Tiburcio de 1911...

...para ver bailar el ingurucho en la plaza junto al viejo ayuntamiento (la mujer es la tía Lola Baleztena)...
...Ignacio Baleztena y su hermana Dolores (a la derecha en la imagen) preferían bailarlo a pie de calle y así, de forma natural se convirtió en un diestro danzari

Así mi padre les enseñó el Ingurucho de Leiza, que había aprendido bailando en la plaza, y después tantas otras, a alguna de las cuales incluso puso  letra como la de "Las Pámplonas". Que papel más importante iban a jugar estos danzaris en los acontecimientos venideros que iremos viendo en las entradas que introduciré a continuación si Dios quiere.

Por cierto si alguién está interesado en la obra completa del gigante Kilikizarra que me lo haga llegar a premindeiruna@gmail.com

viernes, 7 de octubre de 2011

Ignacio Baleztena funda la "Orden del Záldiko Máldiko" en 1931

 Virgen del Sagrario
Reina Celestial...

Querido lector, antes de contarte qué invento perjeño el aitacho para defender y propagar sus ideas durante la II república a su estilo, tenemos que recordar que hoy 7 de octubre es el día de la Virgen del Rosario. Cuantos rosarios en familia habremos rezado junto al aitacho y la mamita en Pamplona y Leiza, y ahora lo seguimos haciendo, transmitiéndoselo a los hijos y nietos con el mismo cariño que las generaciones anteriores, los abuelos, los tíos... todos los días al anochecer, antes de acostarse, al calor de la chimenea. Y en este mes dedicado a esta querida devoción que bonito es en Pamplona el rosario de los Esclavos con sus faroles  ante Santa María la Real y el de la Aurora los domingos. Mi padre nos enseño estas preciosas tradiciones  pamplonesas que se mantienen durante decenas de años en honor a la Virgen.

El Rosario de la Aurora en Pamplona. Durante la II república, época que estamos recordando, estos actos estaban prohibidos o acababan a veces como el idem.

Bueno siguiendo con la biografía del aitacho en las anteriores entradas veíamos como la llegada de la II república supuso que se formara una nueva gestora en la que el aitacho, Ignacio Baleztena, dejó de formar parte como Diputado Foral. Esto fue para él un cambio de rumbo y decidió defender sus ideales carlistas de “Dios, Patria-Fueros, Rey” desde la sociedad civil. Y con este fin mediado el año 1931, crea Ignacio Baleztena un grupo teatral “terpsicórico” para poder representar sus obras, al cual llamó “Záldiko Máldiko”.

Dibujo de los záldiko máldikos realizado por Ignacio Baleztena realizado para ilustrar unas aleluyas que escribió a los gigantes

En la galería de Casa Baleztena construyó un teatrico y un escenario de kurriños[1] donde representaba fantásticas aventuras de princesas, brujas, ogros y dragones. A estas funciones acudían gentes de toda clase, condición e ideología, ya que en Casa Baleztena se recibía a todo el mundo que quisiera sin miramientos. Como los espectadores aumentaban y el pequeño teatro no daba más de sí, decidió crear la citada pequeña compañía, formada por jóvenes carlistas, a la que pone el nombre de “Orden del Záldiko Máldiko” de la que se erigió en “gran maestre”.

Casa Baleztena era un punto de referencia de Pamplona, donde se acogía a todo el que se acercara sin mirar su condición o filiación.
Como hemos visto, a Casa Baleztena iba todo el que quería a disfrutar de diversiones, solicitar favores, gozar del teatro,… Tan es así que a un grupo de jóvenes socialistas de la casa del pueblo no se les ocurrió mejor idea que ir a Casa Baleztena a pedir trajes para una fiesta de su partido.
-         Pero, ¿Y por qué venís precisamente a pedirlos a nuestra casa?- les preguntó Ignacio
-         ¿Y a dónde quiere que vayamos si no D. Ignacio?
-         También es verdad. Bueno, pero cuando venga la vuestra no vengáis a quemarnos la casa- respondió mi padre jocosamente
-         No faltaba más D. Ignacio, que cosas tiene- finalizaron la conversación aquellos muchachos que se llevaron tan contentos los trajes gracias a los cuales se celebró la “fiesta de la juventud obrera”.

Quién le iba a decir al aitacho que esos mismos jóvenes… lo veremos en próximas entradas si Dios quiere, pero antes te contaré algunas cosas de las que realizó mi padre con la “orden del Záldiko Máldiko” en 1931. De momento para saber más sobre tan insigne asociación pincha aquí para ir a la entrada donde se hablaba más extensamente de este tema.


[1] Nombre que se da en Pamplona a las marionetas de guiñol.

martes, 4 de octubre de 2011

Intento de asalto a Casa Baleztena tras un mitin. Triunfo electoral en Navarra.

Querido lector, como hemos visto al ver los desmanes producidos durante las primeras semanas de la II república los baleztenas, carlistas y con gran preocupación religiosa, política y social, comenzaron a oponerse a éste régimen. El aitacho ingenió el curioso sistema de los mítines “kurriñeskos”, muy en la línea de su forma de ser. Pero esta oposición iba a empezar a costarle caro a la familia por parte de los elementos de izquierdas, como empezó a mostrarse el 14 de Junio de 1931. Este día en Pamplona y en respuesta a la  quema de iglesias y conventos se celebró un gran mitin  de afirmación católico fuerista en la plaza de toros de Pamplona. Nos lo cuenta la tía Lola, hermana de Ignacio:

"El mitín fue grandioso"
"Venían de los pueblos enarbolando banderas, alzando las cruces, menifestando sus creencias"
“El mitin fue grandioso. Venían los pueblos enarbolando banderas, alzando las cruces, manifestando sus creencias. Mas, ¡ay!. Desgraciadamente, a la salida de la Plaza de Toros que conoció el más rebosante de sus llenos, sorprendidos los nuestros de improviso y demasiado confiados sufrieron terribles ataques y menudearon los trágicos encuentros. No hubo muertos, pero sí heridos, entre ellos nuestro hermano Pello Mari a quien un grupo de socialistas rodeó al verlo sólo y le apaleó bárbaramente.

"La Plaza de Toros concoció el más rebosante de sus llenos". Fotografía del mitin tradicionalista en la plaza de toros de Pamplona el 14 de Junio de 1931 (Tomada del libro Navarra 100 años de historia. Siglo XX)
"A la salida...sorprendidos los nuestros de improviso y demasiado confiados sufrieron terribles ataques"
"No hubo muertos pero si heridos"

Nuestra casa sufrió un conato de asalto; las turbas estacionadas ante ella nos insultaban groseramente y varios empezaron a subir las escaleras. Pero pronto fue cortado, porque el gobernador, asustado de la proporción que iban tomando los acontecimientos, que al principio no reprendió, y a quien llamamos por teléfono diciéndole que en la casa estábamos sólo mujeres y entre ellas una inválida, lo cual era rigurosamente cierto, tuvo un rasgo de elemental humanidad y mandó el auxilio de la Guardia Civil, la cual despejó el campo rápidamente.

Casa Baleztena siempre con sus puertas abiertas para todo el que quisiera entrar

Al regresar las gentes a sus pueblos, a los que les insultaban desde la calle, contestaban:

            - En nuestros pueblos os esperamos cuando las elecciones, y entonces veremos.

Efectivamente, en las votaciones dieron la respuesta proporcionando a las derechas un triunfo aplastante sacando toda la candidatura de diputados para las Cortes Constituyentes.[1]

Por esta vez la cosa no llegó a más gracias a la intervención del gobernador, que aunque tarde y remoloneando dio la orden de actuar a la Guardia civil. Pero esto no era más que el ensayo de lo que… veremos en próximas entradas si Dios quiere.



[1] El 28 de Junio la candidatura católico fuerista consiguió una holgada victoria en las elecciones a Cortes Constituyentes celebradas en Navarra