Premín de Iruña

IGNACIO BALEZTENA ASCÁRATE "PREMÍN DE IRUÑA" (PAMPLONA 1887-1972): SU PERSONA, SU VIDA Y SU OBRA

domingo, 26 de diciembre de 2010

FELIZ Y SANTA NAVIDAD


¡Ya vienen los reyes!
Foto de Baltasar en los años en que yo era su representante, encargo heredado de mi padre Ignacio Baleztena
Querido lector, como ya he comentado anteriormente estos días previos a la cabalgata de SSMM los Reyes Magos de Oriente la casa del "aitacho" era una verdadera locura, ya que el fue el iniciador de la organización de este recibimiento en Pamplona y siguió encargándose del mismo durante muchos años como podéis leer en las entradas que os señalo debajo de este texto.

FELIZ DÍA DE REYES

Para leer las anteriores entradas relacionadas con la Navidad puedes pinchar:



Y sin más desearte querido lector que termines unas muy felices navidades. Este blog y yo estamos descansando, pero los contenidos previos puedes releerlos porque están colgados del mismo. El 10 de Enero si Dios quiere comenzaré a contar aspectos inéditos del Riau Riau e Ignacio Baleztena. Lo dicho: Feliz Navidad.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Nochebuena en "Casa Baleztena".

Nor Jaungoikoa Bezala?


Tarjeta de felicitación navideña usada por Ignacio Baleztena

FELIZ NAVIDAD

Querido lector, como verás ante todo he querido desearte una muy feliz Navidad. El “crisma” que he introducido en el blog fue utilizado en numerosas ocasiones por el “aitacho” para felicitar la Navidad. Quizá porque refleja en un dibujo su manera de pensar: Encima de todo la Cruz, Dios que nace para morir en la misma. El pesebre está situado sobre una representación de la monarquía (las flores de lis), pero la tradicional (coronada por una boina roja carlista). Y de la cruz la bandera, sencilla, sin ostentaciones, en representación de la Patria. Y junto al grabado una leyenda “…Paz a los hombres…”, escrito precisamente en momentos de guerra (1937). Seguro que él hubiera añadido en este blog alguna referencia también a su querida Navarra y algún versico que me atrevo a suponer haciendo una adaptación de otros suyos. Podría haber sido:

En la Misa de gallo
se empiezan a cantar,
se empiezan a cantar:
y en latines le dicen
“oso ongi etorria”

El “Aitacho” nos inculcó que la Navidad hay que celebrarla con mucha alegría y dándonos cuenta de qué se celebra: el Nacimiento de Dios.


Nochebuena en "Casa Baleztena"


¿Cómo era la Nochebuena cuando vivía el Ignacio Baleztena?. Sencilla y con su sello personal. Se ponía el belén, y como es lógico, se “armaba el belén”, como en todas partes (lo cierto es, que solía ser bastante original); la cena solía ser la de siempre: cardo y besugo, y después algunos turrones: mazapanes, guirlaches, de Jijona y de Alicante, del duro vamos. Entonces empezaba la “celebración” junto al belén: nos recostábamos en el suelo haciéndonos los dormidos, como los pastores en esta noche. De pronto aparecía tío Pello con una sobrecama sobre sus hombros y un florero a modo de antorcha, y ante la admiración de los presentes cantaba:

                                               “Goria In excelsis Deo”

Tras esta “angelical” aparición acto seguido nos levantábamos todos los pastores, y nos dirigíamos hacia el belén entonando el:

                                               Vamos pastores, vamos,
                                               vamos hacia Belén…

mientras bailábamos la “corrodanza” con los pasos del ingurucho de Leiza. Entonces uno a uno le hacíamos nuestro regalico al Niño que consistía en ir cantando,  todos, de mayor a menor:

Yo soy (fulano)
que viene a cantar,
al Niño que llora
hacerle callar,
al Niño que llora
hacerle callar,
al Niño que llora
hacerle callar.

Y el cantante era respondido por todos entre saltos, danzas y “zilipurdis” haciendo de “armonioso” (ejem) coro:

                                               Do, mi, mi, mi, sol
                                               mi, sol, sol, sol, sol,
                                               no llores bien mío,
                                               no llores más,
                                               no llores bien mío,
                                               no llores más.

A continuación, cada uno hacía su gracia particular: Tía josefina recitaba un poema, Tío Joaquín silbaba una música, Se tocaba el piano (el que sabía, claro)… y cosas por el estilo, hasta las doce de la noche en que todos marchábamos al oratorio de casa donde celebrábamos el acto principal: Misa de Gallo (que por cierto, eran tres seguidas).


Oratorio de "Casa Baleztena" donde se celebraba la Misa de gallo
Una vez concluida la Misa nos reuníamos donde el ventanal y tomábamos chocolate con mazapanes, guirlaches y agua con bolau. Y a la cama.

De este modo la verdad es que con este buen humor interpretábamos un auténtico “acto sacramental made in Baleztena”. ¿Acaso podía ser de otra manera en casa del “aitacho”?. Aunque ahora ya es difícil reunirnos todos, pero en las distintas casas de sus descendientes y familiares seguimos repitiendo el mismo ritual o parte del mismo. Así que esta noche volverá a aparecerse algún adefesio de angelico, a unos pastores dormidos que cantaremos, bailaremos y rezaremos al Niño que nace.

¡Feliz Nochebuena y Santa Navidad!

jueves, 23 de diciembre de 2010

Ignacio Baleztena y los orígenes de la Cabalgata de Reyes de Pamplona (II)

Querido lector, me vienen ahora recuerdos de cómo pasaban estos días navideños en mi familia cuando vivía el “aitacho”. Tal día como hoy y en adelante hasta el 5 de Enero nos miraba y decía en voz alta el día del mes que fuera. Nada más. Pero a buen entendedor buenas palabras bastan. Con esto nos recordaba que faltaban cada vez menos días para la cabalgata y estaba todo sin preparar. Se desesperaba al ver que se acercaba la fecha y aquello no parecía avanzar. Y es que la familia se convertía en una gran compañía de attrezzo, una empresa de organización de eventos y un teatro gigante. Cosíamos trajes y telas, preparábamos adornos, ensayos, músicas… Todo para que cuando llegaran SSMM los Reyes Magos estuviera el cortejo listo para recibirles. Y sobre todo conforme se acercaba el día improvisábamos, y quizá ahí estaba el éxito de una cabalgata realizada con muy pocos medios. En esto y en el espíritu del “aitacho” y Baltasar que lo llenaban todo de magia.

Nos habíamos quedado en la primera actuación que tuvo Ignacio Baleztena relacionada con Baltasar. Ante el fracaso de la misma empezó a darle vueltas a su cacumen pensando que esta ilusión podría trasladarla a otros niños y llegó a la conclusión de que lo podía hacer con los hijos de los socios de Círculo Carlista. Como ya hemos dicho como presidente de las Juventudes Jaimistas organizaba en los círculos teatro, curriños y otros actos de ese tipo. Y dicho y hecho, así lo hizo con gran éxito. Preparó una mágica fiesta para el día de Reyes e invitando a los tres Reyes Magos se repartieron regalos a todos los niños; eso sí, que ninguno de ellos sobrepasara el precio de una cuatrena o diez céntimos de peseta, lo que provocó alguna que otra queja, pues, por ejemplo el padre de uno de los niños estaba indignado porque su hijo había recibido unos regalos muy buenos y de valor en su casa y sólo jugaba con el payaso que le habían echado en el Círculo, que apretándole la tripa, tocaba las chundas, y que valía solamente diez céntimos.

Siempre, lo que hacía se le quedaba corto, y así, dándole vueltas y más vueltas, bueno no muchas, porque enseguida se le ocurría algo y lo ponía en práctica, a su cacumen, decidió hacer lo mismo con sus queridos ancianos y se marchó a la Misericordia, y por qué no con sus otros preferidos, los niños, y se fue a la Maternidad…, y así pensando, pensando…, y por qué no a toda la ciudad, y siendo diputado foral se puso en contacto con su gran amigo periodista del Pensamiento Navarro, Perico Martín, e involucró a la Asociación de la Prensa, presidida por Javier de Arvizu, para que se encargara oficialmente de la realización en 1927; aunque la mayor parte del asunto lo ejecutaba él; y, a que no se os ocurre a quien más endilgaba  ese follón, pues a toda su familia. Aquella casa, por esos días, era un caos y una revolución; y las cortinas volaban, con gran indignación de su madre, que en el fondo estaba encantada. Eso sí, siempre él fue el “valido” del Rey Baltasar.


Fotografía Galle. Publicada en la Revista de la Asociación de la Cabalgata de Pamplona, en la que narra cómo fue esta cabalgata de 1927

Enseguida vino la II república que con sus “libertades” ,¿no sabéis qué hizo?, pues…, prohibir las Cabalgata de los Reyes Magos. Lo que faltaba Reyes y adoradores del Niño Jesús.  No obstante en Pamplona contra carros y carretas siguó celebrándose, con el empeño de Ignacio Baleztena. Después, vino la guerra, y el “aitacho” no se resignaba a que sus Majestades de Oriente pasaran de largo, y los convocó al frente…, pero eso es tema de otro momento.

Terminó la guerra, y se hizo cargo de sacar la cabalgata el Frente de Juventudes. Ignacio ni fue invitado ni quiso colaborar con esa organización, pero por dentro le entraban auténticos “tripicomiñes” de pensar que realmente estaba siendo un fracaso y la cabalgata se venía abajo.  En medio de todo, fue un alivio, pues por primera vez en aquella casa reinó la paz y la calma durante las Navidades; mas, él no estaba nada tranquilo ni contento, hasta que consiguió se hiciera cargo de ella, otra vez, la Asociación de la Prensa, allá al inicio de los años 50, y de nuevo volvió a ser el representante del Rey Baltasar y volvió el auge y “esplendor” de toda la vida, y la de bacle para toda la familia, en cuyo desaguisado me vi personalmente involucrado muy activamente.

Así pues, el “aitacho” volvió a montarse a caballo, a pesar de sus abundantes años y meter en el lío a toda la familia, transformar aquella casa en un manicomio por las Navidades (bueno, esto de por las Navidadades sólo… qué diría yo tratándose del “aitacho”), y… tan contento y satisfecho. Después de unos tres años de reinado, abdicó y cedió su turbante a sus hijos que fuimos turnándonos en el reinado por un día, siendo el que suscribe el que más veces reinó.
El Rey Baltasar en los años en que yo era su representante
Eran las cabalgatas del “Bicharracus Asquerosus”, de “los negros”, de “los vikingos”… y de los escasos medios económicos que suplíamos con abundancia de ilusión.

Este status duro bastantes años, pues después tomó la organización de la Cabalgata el Ayuntamiento, que más tarde se la cedería a la Caja de Ahorros Municipal, quien, aprovechándose de la llegada de la democracia y las libertades políticas y etc., etc… (a buen entendedor, pocas palabras), con la llegada de la monarquía liberal destronaron a la dinastía Baleztena, y aquí se acabó la historia, aunque nos dejo un gusanillo difícil de sacar, y ahí seguimos haciendo alguna cosilla.

Tras la muerte del "aitacho" en Septiembre de 1972, el 5 de enero de 1973 SSMM los Reyes Magos acudieron a su tumba a rezar por su eterno descanso. Con el enchufe que tenía con tan ilustres personajes seguro que los Santos Reyes Magos han velado al Niño Jesús para que le hiciera un huequico junto a ellos, ya que tanto hizo por promover esta celebración.

SSMM los Reyes Magos acudieron a la sepultura de Ignacio Baleztena para rezar por su eterno descanso el 5 de Enero de 1973

Aunque la historia posterior ya no tenga que ver con Ignacio Baleztena, es de justicia recoger aquí que tras unos años de declive gracias al impulso de Fernando Lizaur, actual representante del Rey Baltasar y “alma pater” de la Asociación de la Cabalgata de Pamplona, ésta vuelve a tener un aire del estilo que SSMM los Reyes Magos se merecen.

Para finalizar tened paciencia durante estas fechas con la frecuencia de las entradas porque es tiempo de celebración, familia y festejos en honor del Niño Dios, así que con la colocación del belén, la decoración y la preparación de la Navidad os dejo por hoy. A portarse bien que el carbón no es buen regalo. Hasta mañana Nochebuena si Dios quiere.

No puedo resistirme a publicar esta foto en la que mi íntimo amigo el Rey Baltasar tiene a mi hija Luisa en brazos por los años 70. Siempre han dicho que Su Majestad y yo teníamos la misma sonrisa.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Ignacio Baleztena y los orígenes de la Cabalgata de Reyes de Pamplona (I)

Querido lector, estábamos tan a gusto tratando de los sanfermines y de repente casi nos cogen las navidades. Terminaba la anterior entrada comentando que por esta época tuvo lugar el primer Riau-Riau, y preguntaba “¿sabéis  quién lo comenzó?”. La respuesta ya habrás sospechado que es nada más y nada menos que Ignacio Baleztena. Pero no fue la única tradición que instauró “el aitacho” a principios del siglo XX, porque hoy vamos a hablar de otra que también inició y que es más acorde con el tiempo de final de adviento en que nos encontramos. Me refiero a la cabalgata de SSMM los Reyes Magos de Oriente. Y es que, tan ilustres Monarcas no siempre han venido en cortejo a nuestra recoleta ciudad. La idea de que hicieran su entrada en el curso de una cabalgata fue de Ignacio. ¿Cómo se le ocurrió? Para eso, no hace falta acudir a primitivos documentos y extraños palimpsestos ni recorrer grandes hemerotecas. El testimonio en vida que nos transmitió, es decir, la tradición oral que pasa de padres a hijos, frecuentemente aporta muchos más datos que lo que se encuentra en eruditos estudios. Y esto, en mi padre, es especialmente importante porque generalmente el “aitacho” organizaba estas cosas pero pasaba a un segundo plano sin dejar constancia de sus desvelos. Por ello, las cosas que a continuación voy a contar las vas a leer por primera vez. Pero vamos al grano que si no me quedo aquí filosofando y tú te quedas sin saber cómo se fue fraguando la idea de la cabalgata en la “koskola” de Ignacio.

El comienzo de tal gran tradición en la vieja Iruña es más bien casero. Pello Mari Baleztena era 11 años menor que Ignacio, al cual llamaba “Totito”. Estaba a principios de siglo el tío Pello en esa curiosa edad en la que empiezas a dudar de la existencia o no de los Reyes Magos, bache que dura poco tiempo ya que conforme maduras te das cuenta que no hay ningún tipo de dudas. Pues bien, como decimos, por aquel entonces SSMM venían a pamplona en riguroso secreto y esto aumentaba las dudas de los mocés de Pamplona. Por este motivo, en el cacumen de mi padre comenzó a bullir la idea de confirmarle a su hermanico en la creencia, y no tuvo mejor ocurrencia (cosas de Baleztena), que pergeñar, sin proponérselo, lo que podríamos considerar el embrión de la cabalgata.

Tío Pello (Pedro Mari Baleztena) de joven, unos años después del episodio narrado

 
Así pues, el día 5 por la noche, y con la complicidad de toda su familia, ataviado con unas fundas de almohadas a modo de bombachos, con unas cortinas arrancadas de alguna ventana, a modo de capa, una toalla, sustraída del cuarto de baño, enrollada a la cabeza, a modo de turbante, coronado con las plumas del primer plumero que arrambló con la lógica indignación de la abuela Dolores, unas anillas doradas de las mismas cortinas como pendientes, la cara bien tiznada de negro con corcho quemado y unos guantes negros sustraídos a su madre, pensó que ya estaba bien pertrechado simulando ser el rey Baltasar.

Una vez de esta guisa, y con la complicidad y ayuda de sus hermanos y madre, descendió por la fachada de la casa, como una vulgar araña pendiente de un hilo,  “cincilicando” de una cuerda sujetada con grandes risas por sus compinches en la hazaña, es decir, su familia, mediante grandes apuros y peligro, desde un balcón superior hasta el de la habitación donde dormía plácidamente su hermano. Después de respirar profundamente para coger el resuello perdido por la aventura, encendida una vela en su candelabro, empujó un tanto estruendosamente las puertas del balcón, previamente preparadas, para que con el ruido se despertara el muete, y a la luz tintineante de dicha vela avanzó parsimoniosamente y con paso moderado y altivo convencido de ser el auténtico Rey Baltasar, poniendo cara de Majestad del Paraíso y cargado de regalos, avanzó hacia la cama de su hermano, y una vez en la cabecera, con voz profunda y hueca se dirigió a él:

-         Pello Mari, ¿sabes quién soy?

Sobresaltado y asustado el niño, sentado y acurrucado en la cabecera de la cama, observaba aquella aparición fantasmagórica, con los ojos como platos, contestó:

-         ¡El Totito! (nombre con el que hemos dicho le llamaba familiarmente).

Las carcajadas de toda la familia que estaban agazapados espiando detrás de la puerta de la habitación para ver la reacción del chico, se debieron oír hasta en los reinos de Oriente.

No penséis que esta especie de fracaso supuso una decepción insoslayable para su autor. Todo lo contrario. Lejos de amilanarle pensó que lo que realmente tenía que hacer es invitar realmente a los Reyes Magos…
 

Ignacio Baleztena en aquella época (principios de siglo XX)

 Para los que estabais especialmente interesados en los inicios del Riau Riau no os preocupéis que tras las fechas navideñas retomo el tema. De momento, para seguir conociendo los orígenes de la cabalgata los iré colgando estos días.

Te recuerdo que puedes introducir comentarios al final de cada página o hacérmelos llegar a premindeiruna@gmail.com. Hasta la próxima entrada si Dios quiere.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Los sanfermines de "Premín de Iruña" (IV). Dos "ingleses" en el encierro


Querido lector. Antes de nada quiero saludar a un seguidor del blog que firma “Mañuetero”, porque siendo así tiene la suerte de poder tomar prácticamente en pijama y zapatillas los más famosos churros de Pamplona durante los sanfermines, en Octubre tras el rosario de la aurora y en alguna otra ocasión especial. Esto viene a colación por el gran cariño que “Premín de Iruña” tenía a esta calle y en concreto a la churrería y la familia de “la Bella Pascualita” del Gigante Kilikizarra, que aun la conservan manteniendo la tradición de los churricos de la Mañueta. Y es que allí el “aitacho” pasó muy buenos momentos entre otros con sus giganticos de los que hablaremos otro día. Sobre el tema de la cultura vasca ya adelanté algo en una entrada previa pero en breve podre concretar más la relación de Ignacio Baleztena con la lengua para satisfacer la amable sugerencia de “Mañuetero” y seguramente de otros lectores. Pero que me centre, que si no me disperso. Nos encontrábamos en el año 1912, concretamente en los sanfermines. El “aitacho” había clausurado a su manera el congreso vitícola el  7 de Julio (por cierto un evento que tuvo un especial relieve a nivel nacional y al que vino el Jefe de Estado Alfonso XIII entre otras renombradas personalidades). Pero durante esas fiestas no iba a ser la única “cosa de Baleztena” que iba a hacer. Junto con su gran amigo el conocido comerciante Emilio Malumbres, no tuvieron este mismo año otra ocurrencia que correr el encierro de una manera un poco “especial”. Ignacio que era más bien alto y delgado se disfrazó de inglés colonial con un chaqué color habana, proce­dente del “Teatro Chopical” de Leiza, con pantalones “briches”, gorra, máquina de cine (hecha con una caja de madera, por cierto, muy bien imitada), largas patillas y gafas enormes, seguido de un Emilio Malumbres que era bajo y regor­dete vestido de andaluz y portando una maleta. 

Ignacio Baleztena alto y delgado con Emilio Malumbres bajo y regordete en 1962 (50 años después). Foto del Diario de Navarra
De esta guisa salieron de una cuadra junto al Maissonave para correr el encierro. Tuvieron que zafarse, sabe Dios cómo, de Reta  jefe de la policía municipal que intentó detenerlos. En estas aparecieron co­­­­­­­­­­­­­­­­­­­rriendo  en la Plaza de Toros en el pelotón de los valientes, es decir, los primeros de todos y se situaron en medio del ruedo. Mientras comenzaban a llegar los primeros corredores colocaron con flema británica su cámara ficticia sobre un trípode e Ignacio comenzó a hacer como que filmaba el encierro mientras Emilio le daba indicaciones sobre los planos que debía tomar. Obviamente en los tendidos se empezó a generar la consiguiente alarma entre los espectadores que ya se rumiaban a los des­pistados turistas arrollados y corneados por los toros. Todo fue cuestión de segundos. Comenzaron a oírse gritos para avisar a tan pintorescos visitantes. Pronto los alaridos se tornaron en grandes carcajadas al observar que los dos turistas cuando los morlacos estaban al caer abandonaron maletas, cámara y demás artilugios, y poniendo pies en polvorosa saltaron al callejón de la plaza tras los burladeros. El asunto coleó durante años en los mentideros de la vieja Iruña. Tanto es así que para celebrar uno de los aniversarios de la hazaña en otros sanfermines,  no contentos con su anterior actuación, no tuvieron otra idea que pasearse por la Plaza del Castillo con caballos de picador que les prestó Escalada antes de la corrida.
 
Titular del Diario de Navarra recordando el suceso en 1962 (50 años después)
Pero todavía en 1962, al cumplirse el cincuentenario, lo celebraron am­bos de la mejor manera que se les ocurrió, con una Misa en los Carmelitas, en acción de gracias, y una comida de hermandad. Y con tan Fausto motivo aun les hicieron una entrevista en el Diario de Navarra para recordar lo acaecido hacía diez  lustros.
Bueno, cogiendo carrerilla tengo el riesgo de ir saltando los años, y no es cuestión de eso porque por esta época tuvo lugar el primer Riau Riau, y ¿sabéis  quién lo comenzó?. Hasta la próxima entrada si Dios quiere

martes, 14 de diciembre de 2010

Los sanfermines de "Premín de Iruña" (III). Algunas canciones. Uno de Enero y "Las Pámplonas"

Querido lector, como explicaba ayer en la segunda decena del siglo 20 es cuando el “aitacho” despliega una gran parte de su actividad sanferminera, y entre ella destacan sus canciones. Hoy vamos a ver algunas de las más importantes y conocidas. Ignacio aprovechaba melodías populares de la montaña navarra y les escribía una letra adaptándola mediante los arreglos musicales que hacía el maestro Silviano Cervantes. Este fue el caso por ejemplo del “Uno de Enero”, su canción más universal.

UNO DE ENERO...

Uno de enero,
dos de enero,
tres de marzo,
cuatro de abril,
cinco de mayo,
seis de junio,
siete de julio San Fermín.

A Pamplona hemos de ir
con una media, con una media.
A Pam­plona hemos de ir
con una media y un calcetín.


Partitura del "Uno de Enero" escrita por Carmelo Cervantes, nieto de Silvanio Cervantes

Esta es la primera letra que tuvo esta música que luego ha sido utilizada para canciones posteriores como villancicos, canción del Olentzero, anuncios de televisión y otras muchas.

Respecto a sus canciones aunque ayer ya te adelanté algunas de estas cosas creo que es mejor que lo leas del mismo “Premín de Iruña” que explicaba años más tarde con su habitual humor cómo escribió la letra de algunas de ellas en un texto que transcribo a continuación:

Hacía años, muchos años, que había dejado yo de tener 23 abriles, cuando un conocido mío, llamado Premín de Iruña, se le ocurrió amalgamar unos inguruchos de la montaña poniéndoles una letra, bastante chabacana, por cierto, descriptiva de las mecetas de San Fermín. No tardó mucho en hacerse popular, y juntamente con las coplicas de Viernes Santo, los Ediles Pamploneses, la Anthonia e Inasio, ¡Levántate Pamplonica! y otras que rezumaban sesudez, pasaron a ser repertorio de una peña de solterones del Kutz  que las cantaban todos los sábados por la noche, con la protesta de los ahorcadores del seis doble de otras peñas. Llegó la víspera de San Fermín, de no recuerdo que año, y al gran Cervantes (Don Silvanio) se le ocurrió instrumentar la ya popular cancioncita, que fue interpretada por la “Pamplonesa” en la Plaza Consistorial después de las Vísperas.

            Dos casas Barcelonesas productivas de discos de gramófono pidieron autorización para reproducirla, y previo los requisitos correspondientes se les envió la letra y música. Ellos se encargaron de buscar músicos y cantantes que la interpretaron a su manera. Intercalando durante la ejecución una colección de frases y gritos de dudoso Iruñismo.

            La letra que cantábamos en la peña de los mutilzarras del Kutz, era como sigue:

IRUÑA-KO MEZETAK
                                                          
En las Pámplonas
ver hemos hecho
záldiko máldikos
y damboriles
y unos hombres que
dicen ediles
que hacia vísperas se van.

Luego en la plaza
el zezenzusko
¡tripiti trapata!
tira cuetes,
irunshemes con
unos chupletes
chupla que chupla se están.

            Viene ahora la parte bailable, en la que el amigo Cervantes intercaló compases de la popular canción “Nos han dejau solos... etc.” Los intérpretes catalanes del disco, para dar sin duda animación al acto, gritan no sé qué cosas que a pesar de las veces que la llevo oídas, no he podido dar con su significado. Sigue luego la canción:

Mucho témprano
los praka-gorris
tocan la diana
con las musicas
y delante van
los pamplonicas
danzando hasta erruemper la pie.

Luego los toros
brinca que brinca
como chimistes
por la Estafeta.
Y los mozos con
la chamarreta
le hacen : ¡Je, torico... je, je!

            Años más tarde, una casa anunciadora cambió por completo la letra; con la fuerza que adquieren los anuncios cantables, la gente olvidó la primitiva, y los que aún la cantan, lo hacen como Dios y el oído les da a entender.

            Esta es la historia de esa canciocica que con tanto entusiasmo como desafinación entonaban unos cuantos mutilzarras que se reunían, en el turno de Emilio.”

Premín de Iruña

Esta pieza llamada "Ituña-ko mezetak" también era conocida popularmente como "Las Pámplonas" por el comienzo de la misma.
Hay otras canciones sanfermineras importantes del “aitacho”, como las primera letra del Riau Riau, la diana ¡Aupa los Irunshemes! (¡Levántate Pamplonica!) completa y el primer himno del Muthiko Alaiak, que las iré colgando conforme avance en su biografía. Pero antes tengo que contarte otra de las cosas de Baleztena que hizo el “aitacho” en los sanfermines de 1912 junto con Emilio Malumbres, pero eso será mañana si Dios quiere.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Los sanfermines de "Premín de Iruña" (II)

Querido lector, como comentaba en mi anterior entrada el “aitacho” fue el autor de una gran parte del folklore popular pamplonés y especialmente del sanferminero. Tanto es así, que J.J. Uranga decía "que si hubiese registrado en la Sociedad de Autores muchas de las que llamaba chirigotas, hubiera ganado y dejado a su muerte mucho dinero. Ignacio fue un despreocupado para casi todo, empezando por él mismo. Se le caía la gracia, la sabiduría y la bondad de los bol­sillos. Sus coplas, decires y chistes se hacían pronto po­pu­lares y anónimos. Lo mismo que de sus trabajos de inves­ti­gación histórica se aprovechaba cualquiera. Jamás se dio pisto, ni reclamó derechos de autor, ni se molestó por ver descubrimientos suyos en libros de otros".

Caricatura de Ignacio Baleztena
Realmente Ignacio Baleztena no era precisamente un virtuoso de la música, así que igual te desmonto un mito si te digo que el nunca compuso ninguna melodía. Pero sin embargo es autor de muchas canciones sanfermineras y costumbristas ¿Cómo se compagina este lio?. La respuesta es muy sencilla, Ignacio aprovechaba música popular, principalmente de la montaña de Navarra, que no tenía letra y le aplicaba la suya propia cosechada de su ingenioso cacumen. Como dijimos en la anterior entrada vivía intensamente las fiestas de San Fermín, lo que motivó que en innumerables ocasiones les dedicara letricas, coplas y versos. Para tal propósito contaba con un amigo y cómplice, a saber, el Maestro Silvano Cervantes, que por estos años formaba parte de la banda militar Regimiento de América 14º y fundó la Banda de Música “Los Exploradores” embrión de la actual “Pamplonesa”. Así Ignacio escribía las letras y el Maestro Cervantes le hacía los arreglos musicales. Y aunque, quizá ya lo sepas no se puede dejar de mencionar en una biografía de “Premín de Iruña” que entre las numerosas letras que aplicó a músicas populares, puede afirmarse que su "Uno de enero, dos de fe­brero..." han alcanzado difusión mucho más allá de las fronteras navarras y está considerada por muchos casi como “el himno” de Sanfermines. Realmente esta es la primera letra que tuvo tan conocida melodía, y es más tarde cuando ha sido utilizada para otras numerosas versiones como villancicos en vascuence e incluso una canción de bienvenida al Papa Juan Pablo II cuando vino a Javier. Realmente como he dicho no se podría escribir la vida de Ignacio Baleztena sin mencionar su canción más universal, el “Uno de Enero”

Ignacio habitualmente reflejaba en sus coplas el habla de gentes con fuerte influencia vasca. Por eso hoy apenas se entienden algunas pa­labras y giros que eruditos y sesudos personajes considerarían auténticas patadas al idioma pero que realmente indican una muestra del ca­rácter de la zona.

Un buen día, a Premín de Iruña se le ocurrió amalgamar unos inguruchos de la montaña (basándose en el de Leiza) poniéndoles una letra descriptiva de las “mecetas” de San Fermín. Esta cancioncica a la que llamó "Iruña-ko mezetak" la escribiré mañana ya que no tardó mucho en hacerse popular, y juntamente con otras coplicas sanfermineras o no, como la de la procesión de Semana Santa, los Ediles Pamploneses, la Anthonia e Inasio, ¡Levántate pamplonica!, la primera versión del Riau-Riau y otras pasaron a ser repertorio de “una peña de solterones del Kutz” que las cantaban todos los sábados por la tarde. Todas estas canciones irán apareciendo conforme avance la biografía, un poco de paciencia.

Así llegó la víspera de San Fermín y a Silvano Cervantes que era su amigo y “asesor” musical se le ocurrió instrumentar la ya popular canción "Iruña-ko mezetak", también conocida como "Las Pamplonas", que fue interpretada por la Pamplonesa en la Plaza Consistorial después de las Vísperas.

Dos casas barcelonesas productoras de discos se encargaron de reproducirla, buscaron músicos y cantores, que la interpretaron a su manera, intercalando una colección de frases y gritos de dudoso “Iruñismo”. Años más tarde, una casa anunciadora, cambió por completo la letra; la auténtica,  que se cantaba ”en la peña de los mutil zarras del Kutz”, era como veremos mañana.

Respecto a los encierros, Ignacio se mostraba reacio a las numerosas reglamenta­­­­­­­­­­­­­­­­­ciones que, sobre todo los no corredores, pretendían impo­ner. Igualmente no simpatizaba demasiado en este aspecto con los que hoy llamamos “divinos”. Para él el encierro era algo popular y lo tenían que construir los propios corredores de forma anónima. Para los “reguladores” de salón compuso la famosa diana de San Fermín llamada ¡Aupa los Irunshemes! ¿No te suena?. Seguro que si te la digo con otro título igual la conoces y descubres que la has cantado cientos de veces, pero las canciones, tanto las más conocidas como otras sanfermineras las escribiré mañana si Dios quiere.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Los sanfermines de "Premín de Iruña" (I)

SANFERMINES

Querido lector, creo que ya va siendo hora de meternos en harina sanferminera que precisamente en estos años de la vida del “aitacho” a principios del siglo XX  es cuando desplegó la mayor parte de sus actuaciones sanfermineras más conocidas, aunque siempre a lo largo de su historia fue uno de sus temas preferidos.

Para Ignacio Baleztena estas “mezetas” eran unas fiestas entrañables, queridas, y muy espe­ciales. A ellas dedicó innumerables escritos, con­ferencias, coloquios y charlas. Su estudio de los Sanfermines de antaño se ha convertido en una preciada co­lección de testimonios sobre nuestras tradicionales fiestas a lo largo de los años. Gracias a sus investigaciones pode­mos saber que no siempre se celebraron el 7 de julio, sino que por datos extraídos del archivo nos enteramos que se celebraban en el mes de septiembre, y que en 1499, por orden del rey navarro don Juan de Labrit, la fecha se cambió a principios de junio, y ya en 1591 fue cuando por primera vez se celebraron el 7 de julio, y que sólo en una ocasión las fiestas se retrasaron, y ello fue para que el gran Pedro Romero, "er Júpiter", pudiese tomar parte en las corridas del año 1796.

Pero no solo se dedicó a estudiarlas y darlas a conocer sino que sobre todo las vivió de un modo muy intenso. Dominador de cada detalle histórico de estas fiestas, cada mañana corría en el encierro, acompañaba y bailaba a los gigantes (especialmente a la reina europea a la que cariñosamente llamó Joshepamundi  y cada tarde me­rendaba en el tendido. Lo fuegos que se lanzaban precisamente desde la Plaza del Castillo, frente a su casa, era una de sus delicias, al igual que el “zezenzusko” (torico de fuego) sobre el que tanto escribió e investigó. Bailaba cualquier danza que tan bien conocía por haberlas “absorbido” desde pequeño en Pamplona y sobre todo en Leiza. Este amor a la música popular y su especial ingenio hizo que escribiera numerosas letrillas, coplas y versos. Entre estas canciones seguro que has cantado una y mil veces las más conocidas, como el "Uno de enero" o "Levántate pamplonica" y otras.

Su indudable disposición para la alegría y la fiesta que ya hemos visto a lo largo de su vida hasta ahora, fue en los sanfermines donde adquirió una mayor expresión. Además de escribir e investigar so­bre ellos, tomó parte "activísima" en las fiestas como buen mozo. Ya hemos mencionado que tenía gran afición a correr en el en­cierro, y como todo buen corredor tuvo sus percances y apu­ros. Esta afición suya fue en sus tiempos de Diputado, que trataremos más adelante, causa de escán­dalo entre la sociedad, al considerarlo poco adecu­ado a una persona con cargo público como el suyo, cosa que a él le tenía sin cuidado. Lo mismo que cuando le propusieron para ser miembro de la Comisión de Monumentos, respetable acade­mia que reunía a lo más selecto de la intelectualidad pam­plonesa, alguien le puso el veto con estas palabras:
           
            "¡Cómo vamos a nombrar académico a un hombre que corre delante de los toros en el encierro!".

A los encierros dedicó muchos de sus escritos, además de facilitarnos el valioso dato de cuándo se dejó de correr el encierro a la antigua usanza, es decir, corriendo a ca­ballo el abanderado síndico ante los toros, que fue en el año 1752. Se mostraba reacio a las numerosas reglamenta­­­­­­­­­­­­­­­­­ciones que, sobre todo los no corredores, pretendían impo­ner. A todos estos “prohibicionistas” de salón les escribió una diana que igual conoces, pero no su letra completa. No obstante por hoy ya va siendo suficiente y el lunes tendrás la oportunidad de cantarla si gustas.

           
Fue, asimismo, el iniciador de la costumbre que está dando tantos quebraderos de cabeza al Ayuntamiento de  acompañar los mozos a la Corporación el día 6 de julio por la tarde al rezo de las Vísperas de San Fermín en la Parroquia de San Lorenzo, entonando el "Riau-Riau". ¿Cómo surgió esta iniciativa?. Si sigues el blog la semana que viene lo sabrás.
           
Tampoco se olvidó de la vida y existencia de las peñas sanfermineras para alegrar y divertir las fiestas, y no pudo evitar la tentación de fundar una de ellas, el Muthiko Alaiak, asociación de marcada ideología Carlista en sus orígenes, pero de la que ya hablaremos más adelante ya que de momento estamos en torno a 1912.

También en fechas posteriores fue el organizador de la propaganda turística de las fiestas mediante exhibiciones de grupos folklóricos y musicales y comparsas promovidos, fundados y dirigidos por él, como el grupo de danzas municipal (en cuyos orígenes se encontraba, como no, Ignacio) y el del Muthiko Alaiak.

Imposición a Ignacio Baleztena del pañuelo de honor de la ciudad en 1969 en reconocimiento a su singular participación en las fiestas de San Fermín

Y aunque nunca fue amigo de homenajes ni cosas similares no pudo evitar que este gran interés, afición y amor por los sanfermines llevara al Ayuntamiento de Pamplona, por acuerdo de 17 de ju­nio de 1969, y "atendidos los extraordinarios merecimientos a que son acreedores y las circunstancias que en cada caso concurren por la singular participación en las Fiestas de San Fermín, a concederle el PAÑUELO DE HONOR.

Diploma acreditativo de la concesión del pañuelo de honor en 1969

Como verás, con todos estos temas esbozados la semana que viene se promete caliente para todos los sanfermineros que seguís el blog. Aprovechadla sin perderos detalle porque enseguida se solapa con la continuación de su actividad política ya más a fondo y que te iré  contando si con tu admirable paciencia sigues interesado por la vida y obra de “Premín de Iruña”. Algunos me solicitáis que cuelgue canciones y versicos del “aitacho”. Otros que hable de este o aquel tema. Todo esto ira saliendo. Gracias a vuestros amables correos a premindeiruna@gmail.com voy viendo cuales son los temas que más os interesan. Además os agradezco que dejéis comentarios a pie de cada página o en dicha dirección y sobre todo si tenéis alguna sugerencia, pregunta o lo que sea que pueda servir para enriquecer el blog bienvenido sea. Y con todo esto hasta el lunes si Dios quiere.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Vida de "Premín de Iruña". Con una monja en Salamanca

Querido lector, una vez pasado el puente foral y de la Inmaculada, cuyas festividades han marcado las anteriores entradas, retomaré la biografía del "aitacho" con sus aventuras y desventuras. Nos quedamos en 1912, cuando durante unos sanfermines organizó un buen guirigay con motivo de la celebración del VII centenario de la batalla de las Navas de Tolosa. Aunque no es la única "cosa de Baleztena" que montó  durante las fiestas patronales ese año. Y es que él era muy sanferminero y aportó a las "mezetas" cosas mucho más interesantes (por lo menos, para mi parcial entender de hijo) que algún escritor forastero de reputada fama. Pero antes de meternos de lleno en su actividad festiva, no puedo dejar de contarte una pequeña anécdota que pasaría por alto cualquier sesudo y erudito biógrafo, pero no yo. Y es que esta historia ha tomado especial interés recientemente, en Octubre de este año por... lo que te contaré al final. Para ello nos tenemos que retrotraer a su época de estudiante en Salamanca aunque sea, como se dice en el cine, hacer un "flash back", o como se escriba.

Cuando Ignacio fue a la capital charra a finalizar los estudios de derecho su madre, Dolores Ascárate, le metió en el bolsillo una carta dirigida a una amiga guipuzcoana llamada Juana Josefa Cipitria y Barriola, para que lo atendiera, y de paso velara que no se disipase y siguiera una vida ordenada dentro de lo que se pudiere,  pues, aunque sabía que lo de la vida disipada no iba con su hijo, no lo tenía tan claro con lo segundo tras las peripecias de Deusto... 

Así, ni corto ni perezoso, Ignacio se presentó en la dirección indicada, ni más ni menos, que el convento  fundado por esa misma señora,  una monjica que al tomar los hábitos, como ocurre en estos casos, cambió su nombre por el de Cándida María de Jesús. Se encontró a una religiosa que había sido casi analfabeta hasta los 24 años, pero con un empuje y un "kozkor" que le había llevado, ni más ni menos, a fundar la Congregación de las Hijas de Jesús (las "Jesuitinas" para aclararnos) dedicada a la educación de las mujeres de todas las clases sociales sin distinción, con el "lema" de "donde no hay sitio para los pobres, no hay sitio para mi". A ella con tan poca formación académica le cayó semejante encargo de lo Alto, siendo de nuevo una prueba viviente de como Dios escribe recto con renglones torcidos. La buena religiosa enseguida se percató de que de Ignacio se podía fíar. Dado que al convento que ella misma había fundado acudían chicas jóvenes interesadas en la orden, vio el cielo abierto al encontrar un muchacho joven y de confianza que les acompañara a pasear por la ciudad,  mientras se aclaraba su situación definitiva.

Así, Ignacio, sin quererlo ni merecerlo, se vio envuelto aunque fuera de forma indirecta y por carambola en los inicios de la fundación de las "Jesuitinas". Él mismo contaba, cómo solía provocar la curiosidad de sus amigos salmantinos cuando le veían pasear cada vez con distintos grupos de mozas, y ante sus preguntas, siempre les contestaba con su humor característico "¿Qué de dónde las conozco?, vienen a verme de toda España" lo cual aún reconcomía más las envidias que con tan fausto motivo levantaba entre sus compañeros. ¡Si ellos supieran!.

La madre Cándida María de Jesús falleció precisamente en ese año de 1912 en el que nos situábamos al principio, y el "aitacho" siempre le tuvo posteriormente mucha devoción y nos insistía en que le pidiéramos favores.

Al inicio he comentado, que hace dos meses este encuentro tan aparentemente poco importante ha cobrado especial actualidad y relieve pues Cándida María de Jesús fue elevada a los altares el pasado 17 de Octubre de 2010. Así, que más que titular esta entrada como "Con una monja en Salamanca" debería haberla introducido como "Con una santa en Salamanca".

Santa Cándida María de Jesús, canonizada el 17 de Octubre de 2010
Y ahora, antes de despedirme, te anunció que a partir de mañana, si Dios quiere, conocerás la faceta más sanferminera del "aitacho"; ya se que muchos la estáis esperando como agua de Mayo.

martes, 7 de diciembre de 2010

La fiesta de la Inmaculada. Iruñería 1948

 ¡Ave María Purísima!
Querido lector, con la jaculatoria con que he comenzado era costumbre saludar al entrar en una casa navarra, (por lo menos en la zona de Leiza) y desde dentro se contestaba ¡Sin pecado concebida!, para indicar que sus moradores estaban dentro y se permitía el paso. Hasta este punto está enraizada en nuestra tierra la festividad que celebramos mañana 8 de Diciembre: el día de la Purísima, es decir la fiesta de la Inmaculada. A través de esta "iruñería" escrita por el "aitacho" vas a poder conocer cómo se celebra dicha fiesta en Pamplona:

 
LA FIESTA DE LA INMACULADA
  
            En el Archivo del Excmo. Ayuntamiento de Pamplona se conserva un curioso cuaderno titulado Formulario de los actos y funciones que acostumbra a celebrar la M. N. y M. L. Ciudad de Pamplona, Cabeza del Reino de Navarra; en él consta el ceremonial que el Regimiento de Pamplona usaba para honrar a la Santísima Madre de Dios en el día de la fiesta de su Inmaculada Concepción.

            “El día 8 de diciembre, dice este interesante documento, que es de Ntr. Señora y en el de su octava, concurre la Ciudad como único patrono de dicha festividad, en el  convento de San Francisco. En la forma siguiente:

            El día de Nuestra Señora se juntan en la Casa del Ayuntamiento los señores Alcalde, rexidores, secretario y tesorero, y a las diez van, en cuerpo de Ciudad, con mazas, tenientes de Justicia y clarines y ministros en la forma regular al convento de San Francisco: y a su puerta principal están aguardando el Padre Guardián y religiosos de él, en dos alas para recibir a la Ciudad, y al llegar hacen su cortesía y van adelante, excepto el padre Guardián que se detiene para dar agua bendita.

            Y entrando la Ciudad en el jaunado, ocupa los bancos de felpa, que están preparados en lado de la Epístola, poniéndose el señor Alcalde, y en su ausencia el señor rexidor presidente, el primero en el extremo o esquina del banco de la puerta de la sacristía y los demás señores rexidores, secretario y tesorero, consiguientes por su orden y graduación de manera que el tesorero viene a estar el último en el banco de través y entrada de dicho jaunado.

            Y concluida la misa y sermón, se restituye la Ciudad a la Casa del Ayuntamiento en la misma forma que cuando salió de ella. Y el Padre Guardián y religiosos se ponen a la despedida en la puerta lo mismo que a la entrada, sin variar en otra cosa que en no dar agua bendita…”

            El año 1810 fue la Ciudad sin acompañamiento de clarines pues uno de ellos se hallaba enfermo y el otro preso por la policía francesa por considerarlo desafecto al rey Pepe-Botellas.

            Este año y el siguiente de 1811 se celebró la función en la iglesia parroquial de San Cernin, pues los franceses, dueños de la ciudad, expulsaron de la ciudad a los padres franciscanos, para convertirlo en prisión de guerra.

            En 1820 se proclamó en España la sabia Constitución como la llamaban sus admiradores. Y como los partidarios del Progreso no conciben que éste siga adelante sin antes meterse con todo lo que huela a frailes y cosas de iglesia, acordaron en las Cortes, celebradas en mayo de 1822, prohibir a las ciudades y pueblos de la monarquía constitucional la celebración con cargo a los fondos de los municipios de toda función religiosa, que no fuera la del Corpus, la del patrono de la localidad y el Tedeum del día del aniversario de la proclamación de la Constitución.

            Cayó ante las bayonetas realistas el engendro de Cádiz, según estos le llamaban, y otra vez nuestra corporación municipal volvió a celebrar con toda solemnidad tan simpática y españolísima festividad.

            Terminada la primera guerra civil y entronizado nuevamente el sabio sistema, Pamplona dejó de ser cabeza del Reino de Navarra, para pasar a la categoría de capital de provincia de tercera categoría y ya desde entonces no hizo constar con orgullo nuestro municipio ser Patrono único de la Fiesta de la Concepción.

LA FUNCION DE DESAGRAVIOS
 
            Al domingo siguiente de la fiesta de la Inmaculada, los ediles pamploneses, de toda gala y acompañados de maceros, timbales, clarines y ministros de justicia, se dirigían al convento de San Francisco, para celebrar en su iglesia, la solemne función de los Desagravios.

            El origen de esta función es el siguiente:

            Sabido es de todos mis lectores que, a la muerte del rey Carlos II de España, estalló una terrible guerra europea, con motivo de quién había de suceder al difunto monarca en los reinos y señoríos de la monarquía española.

            Se la disputaban Felipe de Anjou o de Borbón y Don Carlos de Austria. Este trajo a España tropas aliadas, en las que habían varios regimientos ingleses y holandeses furibundos enemigos de la religión católica. Estos protestantes se hartaron de cometer toda clase de desafueros y atropellos contra la iglesias y objetos de culto. Quemaron iglesias, robaron cálices y reliquias, profanaron los tabernáculos… y debieron dejar descendencia, a juzgar por las escenas parecidas que desgraciadamente se han realizado en España en repetidas ocasiones, y que sólo como casos de atavismo se pueden explicar.

            Terminada felizmente la guerra, el rey Felipe V con fecha 23 de marzo de 1711 dirigió al Ayuntamiento de Pamplona una Real Orden, que fue leída con toda solemnidad en el salón de juntas del mismo año.

            En ella disponía el rey que, en consideración de los horrores perpetrados por los enemigos, quemando “las imágenes de los santos, de María Santísima, de Jesucristo Nuestro Señor y lo que más estimula a dolor y religiosa excitación, su Cuerpo Sacramentado” y se celebrasen todos los años funciones de desagravio en todos los pueblos de su monarquía, el domingo siguiente a la festividad de la Concepción Inmaculada de la Virgen Santísima.

            La Real Orden disponía que esta función de desagravios se celebrase en la Iglesia Mayor de cada localidad. La Diputación del Reino quiso ser la organizadora de la ceremonia en la catedral, y el Ayuntamiento de entonces decidió celebrarla, con no menos solemnidad, en la iglesia de los padres franciscanos.

Premín de Iruña. 1948 

(Iruñerías, Diario de Navarra, 1948) 

Y con esta "iruñería" despedimos el puente foral y de la Inmaculada que ha marcado también el ritmo del blog durante estos días. Finalizaré la semana retomando la biografía de Ignacio Baleztena con un pequeño apunte el día 9 sobre una curiosidad desconocida que ya podrás leer en su momento y posteriormente nos meteremos de lleno en su actividad sanferminera, ya que es en estos años de su vida cuando más la desarrolla. Así feliz día de la Inmaculada y hasta el 9 si Dios quiere.