Premín de Iruña

IGNACIO BALEZTENA ASCÁRATE "PREMÍN DE IRUÑA" (PAMPLONA 1887-1972): SU PERSONA, SU VIDA Y SU OBRA

jueves, 29 de marzo de 2012

La Dolorosa

Ignacio Baleztena nunca se perdía el traslado de La Dolorosa de Pamplona el Viernes de Dolores

Querido lector, hoy sale en Pamplona una de las procesiones más queridas del aitacho, el traslado de La Dolorosa. Aprovecho para meter algunas fotos y sobre todo introducir una oración que Ignacio Baleztena y toda la familia rezaban a La Dolorosa del Oratorio ya en su infancia, como queda escrito en una estampa de la misma en 1907:

La Dolorosa del Oratorio de Casa Baleztena. Tras esta estampa está manuscrita la oración que transcribo abajo, de 1907. Precisamente ese año el Viernes de Dolores también cayó en 30 de Marzo.

ORACION A LA VIRGEN
DEL ORATORIO

La abuela, Dolores Ascárate, madre de Ignacio Baleztena, escribió esta oración detrás de una estampa de La Dolorosa del oratorio de Casa Baleztena

Fuente de Amor, Madre mía.
Haced que yo experimente
ese dolor tan vehemente
y logre llorar con Vos;

y que mi pecho se inunde
en fervorosos amores
sirviendo con mis dolores
a Cristo mi bienhechor.

Haced que con las sangrientas
llagas del Crucificado
quede igualmente sellado
mi rebelde corazón.

Partid conmigo las penas
de un Hijo tan eminente
que impecable e inocente
sufrir por mí se dignó.

Haced que mientras viviera
acompañara en el llanto
y con la de Cristo Santo
se confunda mi aflicción

Al pie de la Cruz contigo.
quiero vivir, Madre mía,
y haceros fiel compañía
en tanta desolación.

Haced que lleve conmigo
de Jesucristo la muerte
y que comparta la suerte
y angustias de su pasión

La Cruz y la muerte de Cristo
me sirva de escudo y gracia
dándome su valentía
la gracia del Salvador

(Festividad de Nuestra Señora de los Dolores
- 30 de marzo de 1907-)

La Dolorosa del oratorio en la actualidad
Bueno, como buen pamplonés muy devoto de Nuestra Señora de la Soledad , quiero acompañarle y que no se quede precisamente solica, así que nos vemos esta tarde a las 21:00, tras el septenario en San Lorenzo, para acompañar a nuestra amada Dolorosa en la procesión, y se nos pondrán los pelos como escarpias con la impresionante canción que le canta la Cofradía San Saturnino. Nos vemos sin falta. Que nuestra Dolorosa proteja a su Pamplona que la honra, la quiere y le venera. Yo aprovecharé para rezar por toda mi familia, por los seguidores de este blog y por nuestra vieja Iruña. Y el domingo la Procesión de Ramos a las 11:15, desde Santa María la Real hasta la Catedral. Nos vemos también.

Curiosa foto de La Dolorosa (en el retorno de Viernes Santo) bajo la nieve. Esperemos que esta vez el tiempo nos respete.
Si Dios quiere tres generaciones de descendientes de Ignacio Baleztena seguiran la Tradición familiar y pamplonesa conservando la devoción a Nuestra Madre La Dolorosa, acompañándola en este día. De padres a hijos, como ha sido toda la vida, se transmiten nuestra Fe, tradiciones y devociones.

viernes, 23 de marzo de 2012

Ignacio Baleztena y el "euzko eguna" de 1935

Querido lector, en la anterior entrada veíamos como el PNV (Partido Nacionalista Vasco) había convocado el IV Aberri Eguna en Pamplona en 1935. Para entender el siguiente artículo del aitacho,  te recomiendo que pinches aquí antes de leerlo.

Pues bien, esto es lo que Ignacio Baleztena, uno de los mayores defensores de todo lo relacionado con lo vasco en Navarra durante el Siglo XX, opinó sobre ese IV “euzko eguna” lo que a continuación transcribo:

“EL IV EUZKO – EGUNA

Artículo de opinión de Ignacio Baleztena sobre el IV Aberri Eguna o "IV euzko eguna"
            El cuarto Aberri-Eguna, osea, la cuarta gamberrada euzka celebrada por los jelkides, a nuestro modo de ver y entender, ha constituido el más enorme de los fracasos y el más triste de los ridículos. Fracaso y ridículo, que ha sufrido el vizcaitarrismo por culpa de sus dirigentes, más o menos monzontarras.

            Porque vamos a ver. El periódico oficial del partido, “Euzkadi”, y de los independientes, “El Día” y la “Voz de Navarra”, durante un año, no han dejado en un solo número de hablar del día de la Patria, de los sesenta mil mendigoitzales, emakumes, espatadantzaris, txistularis, umetxos, poxpoliñas, pizkundes, etc. etc., que iban a venir a Iruña, a la vieja capital de Navarra, a redimirla, a darle ejemplo de vida, a enseñarle a tocar la alboka y a demostrarle que su salvación consiste en levantar la pierna a dos metros de altura llevando en la mano derecha una espadita mayor que la que pintó Juaristi, cuando el centenario de la Canción de Rolando.

            Todo estaba preparado, pero el gobierno “maketo”, tuvo la humorada de suspender la gamberrada euzka, y… ¡adiós redención y agur los albokaris, ikatzales, chirularis, etc. etc., que en número de 60.000 iban a venir, a rendir culto de respeto y cariño a la hermana mayor y descarriada!

            Los dirigentes del partido, de haber tenido cacumen, debían de haberse agarrado a esa prohibición, para sentar plaza de víctimas, hablar de Irlanda, Polonia y otros pueblos patriotas oprimidos y estarse llorando con la maestría que ellos saben hacerlo.

            Podrían lamentarse de que por una partida serrana de la opresora Castilla, ochenta mil, cien mil o doscientos mil abertzales, se habrían quedado con el pie en el estribo llorando de rabia y jurando venganza. Tenían ocasión de hablar un año de los miles de patriotas de Karkalarre, Kaskante, Kortes, Korela, Karkastelu y otros puntos de la Erribera que hubieran venido a la vieja Iruña a unir sus eups y goras con sus hermanos de Bizcaya, Araba y Gipuzkoa. En fin, podían haber fantaseado, sin que nadie les hubiera demostrado lo contrario, de cómo el día de la Patria en Iruña, iba a ser la Karaba.

            Pero a Monzon’tar, Chalbaur’tar, Horn’tar, Aman’tar y demás primates tartarristas se les metió en la kasketa, que eso no podía quedar así, y que por encima de todo, seguidos de sesenta mil arrantzales, albokaris, txirrindularis, balanzikularis, sagarduzales, etc. etc., vendrían a Iruña para redimir a la hermana mayor oprimida, llorar ante el monumento de sus fueros y colgar sus txistus de las ramas de las seis acacias que rodean el subterráneo misterioso, cubriéndose aljados de swastikas[1].

            Pero, el caso es, que el acto de la redención salió como jamás lo hubieran deseado los más empedernidos enemigos del estatuto salvador[2]. Quince mil personas, muchas para un mitin, pero poquísimas para salvar a la pobre hermana descarriada y cuasi pródiga, llegaron a Iruña, y por las calles y estratas anduvieron como vacas sin sinsarri, aburridos, sin lanzar un eup, sudando la gota gorda, y muchos hasta sin ni atreverse siquiera a honrar el vino de la tierra por temor a pillar media mozkorra, que les hiciera cometer alguna imprudencia.

            Que conste, que eso de conceder quince mil, lo hacemos en uno de esos momentos de generosidad ante la desgracia ajena, que nos hace en las visitas de pésame contar a la familia del difunto para su consuelo, que a nosotros se nos ha muerto también multitud de parientes a causa de las enfermedades más extrañas y dolorosas. Pero sabemos perfectamente, que los abertzales, mendigoitzales, emakumes, poxpoliñas, etc., que vinieron a redimirnos, no llegaban a esa cifra, y por tanto, mucho menos a la anunciada de sesenta mil.

            Las dos terceras partes de nuestros redentores, pertenecían al sexo de la bellas, que por cierto, las había de verdad. Faltaban los clásicos jelkides pechidelanteros y arrandiosos, de esos que hacen patria en todos los momentos de su vida, y arman jarana y bureo, pues debieron quedarse en sus casas por si las moskas. En cambio abundaban los caseros de aspecto honradete y sano que más bien parecían peregrinos al Pilar, detenidos por unas horas en Pamplona, y que humildemente preguntaban donde había una fuente, en qué lugar fresco podrían comer, donde estaba la catedral y donde el convento donde tenían una hermana monja a quien visitar, y las gentes, dejando a un lado el ceño hostil, amablemente respondían a sus preguntas. ¡No hay derecho a traer a esas buenas gentes inconscientes, que tienen de jelkides lo que Monzón de banderillero a una población hostil, haciéndoles creer que venían a una romería sensilla y sin malisia! No faltaban esos abertzales de opereta condenados a sudar en verano de cintura para arriba bajo sus elásticas de Estella y tiritar en invierno de cintura para abajo bajo sus pantalones de caseros.

            La patria de los vascos es caprichosa e impone a sus secuaces caprichosos mandatos.

            Las poxpoliñas daban compasión. Las pobrecicas, ataviadas de un traje nacional absurdo, compuesto de refajo de gruesa bayeta, corpiño de paño tosco, bartanas y abarcas, y alasharis puestas a modo de sorongo o turbante, corrían de un lado para otro, queriendo dar impresión de que se divertían la mar, pero sudando y haciendo sudar a los transeúntes al verlas tan sofocadas.

            En fin, que el ridículo fue de los que hacen época, y ante él, Euzkadi debe pedir estrecha cuenta a sus dirigentes , pues por su kasketada, el partido que venía en plan de conquistador o redentor ha quedado en un papel tan triste como el buey en los encierros."

Así me despido de vosotros hasta la próxima entrada donde continuaremos su biografía si Dios quiere.


[1] Los nacionalistas vascos utilizaban en aquella época cruces gamadas del partido nacional socialista alemán (los nazis), junto con lauburus.
[2] Aquí Ignacio Baleztena se desliga totalmente del nuevo estatuto nacionalista para Euzkadi que pretendía incluir a Navarra en un proyecto pro separatista en 1935, distinto en intención y contenido respecto al anterior estatuto fuerista que él mismo defendió unos años antes.

jueves, 22 de marzo de 2012

El euzko eguna (aberri eguna) de 1935 en Pamplona

Querido lector, veíamos en la anterior entrada como la familia del aitacho, expulsada de Pamplona en 1932, volvían a su casa definitivamente en 1935.

Pues bien, enseguida de su retorno se celebró el IV aberri eguna de 1935 en Pamplona, llamado "euzko eguna". Y como vas a ver se celebro el 15 de Junio, en vez del Domingo de Resurección. Pero vamos a ponernos un poco en situación para aclararnos.

Desde hacía años el nacionalismo vasco (PNV) decide abandonar el fuerismo y renunciar a las celebraciones, nombres, canciones y otros aspectos culturales que podían unir a todos los que se sintieran euskaldunes. Así aborrecieron de Euskalerría para acuñar el término Euzkadi. Renegaron del Guernikako Arbola para cantar el Euzkogudariak. Abandonaron las banderas de cada región para utilizar la ikurriña. Y también instauraron en 1932 el aberri eguna, celebración estrictamente nacionalista de la “patria vasca”. 

Frente a esto los carlistas, siguieron defendiendo el fuerismo y utilizando los viejos símbolos y costumbres que hasta ahora habían sido nexos de unión entre todos los vascos. Y todo ello considerándose españoles, frente a los nacionalistas, cuyos dirigentes eran cada vez más separatistas, aunque el grueso de sus bases, en Navarra al menos, no compartían este sentimiento antiespañol.  Esta actitud del PNV hace que Navarra se aleje políticamente de las provincias que integraban el nuevo Euzkadi, y se desligue totalmente de la posibilidad de un estatuto vasco-navarro.
Tras haber celebrado el aberri eguna en Bilbao, San Sebastián y Vitoria, en 1935 el PNV convoca el IV aberri eguna, esta vez en Pamplona y aquí sufren un tropiezo. La mayoría del pueblo vasco navarro no se siente identificado con la idea nacionalista de Euzkadi y la manifestación contó con la oposición de la Diputación Foral. Así para conseguir el necesario permiso gubernativo se debió cambiar su nombre por el de "euzko eguna" (día vasco), así como su fecha de celebración, realizándose diversos actos políticos y folklóricos en frontón "Euskal Jai" y en la Plaza de Toros. Por eso ese año en vez del aberri eguna el día del Domingo de Resurección, se celebró el “euzko eguna” el 15 de Junio.
Y todo esto viene a que mi padre Ignacio Baleztena, gran amante y promotor de todo lo referente a la cultura, folklore y lengua vascas, miembro permanente de la Sociedad de Estudios Vascos  y en definitiva vasco por los cuatro costados, nos dejo esta crónica de este IV Euzko Eguna, que transcribiré en la próxima entrada si Dios quiere.

miércoles, 21 de marzo de 2012

La familia Baleztena vuelve a Pamplona en 1935, tras un acto en Leiza

Querido lector, como ya hemos visto la familia Baleztena fue expulsada de Pamplona  en 1932, tras haber sido agredidos y quemada su casa. El aitacho, Ignacio, volvió pronto y anduvo entre San Sebastián, Leiza y Pamplona. El resto de la familia decide en primavera de 1935 volver a Pamplona, tras haber pasado 3 años en el destierro donostiarra. Pero antes de eso el tío Joaquín, Jefe regional carlista de Navarra,  animado por mi padre Ignacio y la tía Lola deciden convocar un acto político en Leiza, del que deja constancia ésta última en sus inéditas “Memorias de una Chofer”:

"¡Qué animada y concurrida fue la concentración de Leiza!. Hice la presentación de los oradores y se me quedó bien grabada la frase profética con que me interrumpió uno de los oyentes. La Plaza de Leiza, tan señorial, presentaba maravilloso aspecto. En una de las casas que se alza en ella, “Torrea”, se hospedaron Carlos V, la Princesa de Beira y Carlos VII. Al recordar con mis palabras el paso por allí de la arrogante figura de D. Carlos seguido de numerosos voluntarios de Leiza, se oyó:

-         ¡Orain gueigo! (ahora más).

El tiempo bien pronto le daría la razón.

La plaza de San Miguel de Leiza. A la derecha el Ayuntamiento. A la izquierda en primer plano Petrorena, la casa familiar de los Baleztena, y detras asoma Torrea. Ambas eran baluartes del carlismo leizarra.
            Y continua la tía Lola (Dolores Baleztena) narrándonos cómo fue el regreso a Casa Baleztena en Pamplona:

Vuelta a Casa.

Pasaron tres años, y seguíamos encantados en aquella vida sin grandes responsabilidades que las circunstancias nos obligaron a tomar. Cuando nuestros amigos nos preguntaban cuando pensábamos volver a Pamplona, les contestábamos en broma: o con el triunfo o con la revolución. Pero como el triunfo no asomaba por el oscurecido horizonte y la revolución, aunque siempre esperada, tampoco llegaba, decidimos levantar el campo de San Sebastián y volver a la casa nativa. ¡Pobre casa mutilada!. Los impactos de los tiros se veían en su fachada; la puerta principal estaba chamuscada; las escaleras de la entrada, el zócalo y la cancela desaparecieron en el incendio. Al contemplar de nuevo la casa amada, sucia, sin cristales, ahumada, con varios objetos rotos por las pedradas, venía a la memoria aquel verso que los Zuavos Pontificios dedicaron a su bandera. Al transcribirlo, cambio casa por bandera:
                                              
“Nous aimons chère et grainde maison,
a voir tes largues dechirures.
El plus tu nous semble belle
Plus tu nous montres tes blesures.”

 Cuando con madera de roble traída de Leiza quedaron reparados los desperfectos, y terminadas las obras, se abrió la puerta principal para que por ella entrara solemnemente la Dolorosa del Oratorio, que mi hermana Angeles y mi sobrino Chan salvaron el día del incendio, el auto fue su carroza de honor….

El coche de la tía Lola, Dolores Baleztena, que tanta historia "vivió", sirvió en esta ocasión como "carroza" a la Dolorosa del Oratorio.
Se interrumpieron de pronto las propagandas pues mayo se inauguró con una crisis total. Unos opinaban: “Gobierno de franco sentido izquierdista”; otros: “Gobierno centro-derecha”; Azaña: “Disolución de cortes”; los nacionalistas: “¿Quién nos dará el estatuto?”; y como a nosotros nadie nos iba a dar nada, como no fueran disgustos, nos apercibimos desinteresadamente para la defensa de lo que acabaría por llegar.

           Y mientras todo esto sucedía, en seguida de llegar a Pamplona se encontraron con la convocatoria del IV aberri eguna, convocado por el PNV… del que hablaremos en la próxima entrada si Dios quiere.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Marisabelica


Querido lector, como ya vimos en anteriores entradas la familia Baleztena fue expulsada de Pamplona en 1932, tras haber sido asaltada y quemada su casa. El aitacho no pudo aguantar mucho sin volver a su querida ciudad e inicialmente se refugió en una casa de la Calle Dormitalería donde le acogía un amigo canónigo. Posteriormente, a finales de 1932 el gobernador civil republicano que los había expulsado, el revolucionario Manuel Andrés Casaus fue relevado en su cargo para posteriormente ascenderlo en 1933 a Director general de Seguridad del gobierno de Azaña, siendo trasladado a Madrid.  Ante esta situación, dado que mi padre Ignacio no vivía en casa Baleztena, sino en un piso de la calle San Ignacio (actual C/ Fernández Arenas), decidió volver con su esposa Carmen y sus 4 hijos para instalarse en dicha casa. El resto de la familia permaneció en San Sebastián, en una casa llamada Villa Valencia, ya que de ningún modo era prudente regresar a su casa de la Plaza del Castillo tras el asalto recibido en 1932.

Durante este tiempo Ignacio vivió a caballo entre Pamplona (su residencia habitual), Leiza y San Sebastián. Así se incorporó de nuevo a trabajar como oficial en el Archivo de Navarra. Y en 1934 recibieron la bendición del nacimiento de una nueva hija, mi hermana Marisabelica. La niña era preciosa y trajo gran alegría en medio de los sufrimientos de esa época difícil. Pero la dicha  iba a verse pronto empañada en parte. A causa de unas fiebres la niña comenzó a tener convulsiones  que degeneraron en un cuadro de epilepsia con retraso mental asociado. ¡Cuánto tuvieron que sufrir mis padres al ver como su hija tan pequeña sufría con tanta frecuencia convulsiones, sin que hubiera tratamiento adecuado!. Recorrieron los mejores médicos de Pamplona, Madrid…, pero no había entonces solución para la enfermedad.

Mª Isabel, hija de Ignacio Baleztena y Carmen Abarrategui

No obstante, como suele pasar en estos casos, la Providencia quiso que Marisabelica, con su epilepsia y retraso mental haya sido hasta hoy día la alegría de la casa en los momentos difíciles. Pese a su mal genio tan infantil, se ha hecho querer por toda la familia y por tanta gente que la ha conocido por la Plaza del Castillo, por Leiza… 

Antes de finalizar quiero dedicar esta entrada a mi hermana Mª Isabel, ejemplo del valor de toda vida humana, que ha sido, y es, tan feliz pese a su enfermedad y nos ha alegrado a los demás. Y por supuesto a mis padres, que tanto debieron sufrir al principio, aunque nunca hicieran alarde de ello.

Y esta entrada era para introducir cómo el resto de la familia Baleztena volvió a Pamplona tras su destierro donostiarra en 1935, como veremos en la próxima entrada.

Mª Isabel Baleztena Abarrategui con SM el Rey Gaspar

lunes, 12 de marzo de 2012

Reunión en Bilbao en Abril de 1935

Querido lector, de nuevo pasaron el aitacho y su familia la Navidad de 1934 en Leiza, lejos de Casa Baleztena que permanecía vacía y muda tras los atropellos ya narrados, ya que tras ser expulsados de Pamplona, aún no creían prudente volver. Así, mi padre Ignacio siguió a comienzos de 1935 viviendo entre Pamplona, Leiza y San Sebastián y de esta forma participaba de propagandas mitineras a su estilo y servía de enlace entre su hermano Joaquín Baleztena, Jefe Regional Carlista de Navarra, y el pueblo carlista.

Como hemos visto, la situación sociopolítica desde que el centro derecha ganara las elecciones era muy convulsa. La Izquierda se lanzó a la calle provocando continuas huelgas, incidentes y procesos revolucionarios contra la “república burguesa”. Casas Viejas, Asturias, Barcelona… Todo unido a la sempiterna persecución religiosa que no cesaba. Ante esta situación de revolución el Carlismo se apresuraba a organizar el Requeté para lo que pudiera pasar, y desgraciadamente pasó.  

Precisamente en Abril se produce una conversación interesante entre mi padre y su hermano Joaquín. Es en torno a una reunión que se va a celebrar en Bilbao. A ella iban a acudir importantes dirigentes tradicionalistas para tratar el tema de cómo conseguir fondos para organizar el Requeté.

- Ignacio – preguntó el tío Joaquín- ¿Cuánto crees que debemos aportar?

- Mira Joaquín –contestó- lo que sea necesario, ya que si no, no sólo nos lo van a quitar todo, que sería lo de menos, sino que además nos van a matar. En este momento no es hora de pedir, sino de dar, y nosotros tenemos que dar el primer paso.

Joaquín e Ignacio Baleztena estaban muy unidos en todos los aspectos. En la foto los dos de caza por los montes de Leiza, y eso que Ignacio no era muy aficionado a este deporte.

Tras esta breve conversación el tío Joaquín preparó una maleta y acudió con el coche de tía Lola a la reunión de Bilbao con otros representantes de Navarra.

            Cuando llegaron, la tía Lola quedó abajo y tío Joaquín y el resto entraron a la reunión. Los congregados ya habían comenzado a debatir las posibles fuentes de financiación. Entonces él, tras saludar se sentó en la mesa y le interrogaron:

-         -¿Tu que piensas Joaquín?

            Como respuesta dejó la maleta encima de la mesa, la abrió y deposito sobre ella un millón de pesetas que llevaba dentro. El mensaje era claro, como había dicho mi padre, no era momento de pedir, sino de dar cada cual lo que pudiera.

            La tía Lola resume este viaje de la siguiente manera:

            “Marchamos a Bilbao. En el auto, durante el camino, los señores hablaban de cosas muy transcendentales. … En uno de aquellos viajes, entregó mi hermano Joaquín para lo que pudiera venir un importantísimo donativo”.

Y con esta desconocida e inédita historia te despido querido lector hasta la próxima entrada si Dios quiere.

jueves, 1 de marzo de 2012

De Záldiko Máldiko a Muthiko Alaiak en 1934

Querido lector, en una entrada anterior veíamos cómo el aitacho fundaba la “Orden del Záldiko Máldiko" en 1931, de la que ya hemos visto varias actuaciones (Aquí y Aquí). Antes de seguir leyendo, te aconsejo que pinches aquí para ver los orígenes de este grupo. Observamos cómo la situación sociocultural cada vez está más crispada, precisamente en este 1934, y para combatir todo esto desde la alegría, el optimismo y buen humor, Ignacio Baleztena decide utilizar la Orden del Záldiko Máldiko ampliando sus fines culturales con tres ideas fijas en su cacumen: La primera, que sirva para defender las cosas de Navarra, la cultura y folklore vasco navarro y las tradiciones de su querida Pamplona, entre ellas especialmente los sanfermines. La segunda, que actuara como contrapeso al nacionalismo que trataba de adueñarse en exclusiva de todo lo anterior, y finalmente, lo más importante, hacerlo todo ello desde una perspectiva católica y tradicionalista. De este modo quiso integrar sus grandes amores y preocupaciones. Y qué mejor nombre que “Muthiko Alaiak” (Muchachos Alegres) para el nuevo lío en que se metía. Así, en 1934, la “Orden del Záldiko Máldiko” cambia su nombre por el de Muthiko Alaiak. ¿Cómo se produjo este paso? Para conocerlo tomamos el texto de la página del Muthiko, que nos narra como…

El grupo[1] se va consolidando y han de procurarse un local adecuado para ensayar, auténtico caballo de batalla a lo largo de sus cincuenta años de vida[2]. Provisionalmente utilizan los locales de Turismo en el Paseo de Sarasate; fracasa la tentativa de alquilar los bajos del local actualmente ocupado por el Cine Carlos III y, al fin, se instalan de forma estable en el último piso del Círculo Carlista, en el número 29 de la Plaza del Castillo, un soberbio caserón propiedad de Enrique Ansaldo, el fachoso as de la aviación. Una vez allá deciden ampliar los fines del grupo convirtiéndolo en Sociedad Cultural, que don Ignacio bautiza con el nombre de MUTHIKO ALAIAK. Corre el año 1934 y ya en sus sanfermines se saca carnet y cuadrilla…

El cartel del Muthiko de este año lo pinta Nicolás Ardanaz, el popularísimo droguero de la calle Mayor. Hace falta un himno propio para dar el campanazo del todo y, con música de Cervantes, don Ignacio compone:

Partitura del Himno del Muthiko Alaiak, escrito por su fundador Ignacio Baleztena, con Música de Silvano Cervantes.

A San Fermín que es patrono
de todos los navarricos
en su corazón un trono
le levantan los muthikos.
A San Fermín que es tan majo
le pedimos cada día
que no nos falte trabajo
buen corazón y alegría.

Después viene un estribillo a ritmo de carga que invariablemente acaba con un "gritaremos todos juntos: ¡Viva el Rey!"[3] que, como a los republicanos no les hace ni pizca de gracia, la cosa suele acabar a menudo como el rosario de la aurora. Los músicos se reclutan por los pueblos de la Ribera y los aloja en su casa la señora Clara, madre de Patxi Saralegi. El campanazo efectivamente se da y, aunque no pasan de cien socios, arman la misma cancha que las huestes de Tárik y Muza. En estos años aparece en escena un muthiko entrañable, virtuoso del parche, que continuará toda su vida aporreando con el mismo entusiasmo un tambor prehistórico, procedente de la antiguo banda del Requeté. No es difícil adivinar a quién nos queremos referir: Agustin Zelaja, tronco de una generación de dantzaris y ejemplo de casticismo, buen humor y temple…”

Agustín Zelaia acompañó durante años la Fanfarre de la Peña Muthiko Alaiak tocando un tambor de la banda del Requeté, idéntico a este pero más "chato".
 
Y ésta es la historia de la fundación del Muthiko Alaiak por Ignacio Baleztena en 1934. Este año además del citado himno, crea el escudo y la bandera del Muthiko.

Escudo del Muthiko Alaiak, diseñado por su fundador Ignacio Baleztena. Arriba el escudo de pamplona. Abajo los montes y prados de la montaña Navarra con el chistu y damboril.

Ignacio Baleztena, fundador del Muthiko Alaiak, delante de la bandera del mismo, diseñada por él en persona.
La peña Muthiko Alaiak concedió a su fundador, Ignacio Baleztena, su insignia de honor (la de la foto) con el escudo que él mismo había diseñado para dicha sociedad.
Ignacio Baleztena, fundador del Muthiko Alaiak, con boina y corbata apoyado en la pared, a la salida de la Misa de celebración del día del socio de 1955 en los carmelitas. En la foto también se ven a sus hermanas Dolores y Ángeles, dos hijos y varios sobrinos.



[1] Se refiere a la Orden del Záldiko Máldiko
[2] Este texto se escribió con motivo del 50 aniversario de la fundación de la Orden del Záldiko Máldiko / Muthiko Alaiak
[3] Posteriormente los muthikos añadirían a la coletilla final “… ¡Viva el Rey, y también el Requeté!”