Nor Jaungoikoa Bezala?
Tarjeta de felicitación navideña usada por Ignacio Baleztena |
FELIZ NAVIDAD
Querido lector, como verás ante todo he querido desearte una muy feliz Navidad. El “crisma” que he introducido en el blog fue utilizado en numerosas ocasiones por el “aitacho” para felicitar la Navidad. Quizá porque refleja en un dibujo su manera de pensar: Encima de todo la Cruz, Dios que nace para morir en la misma. El pesebre está situado sobre una representación de la monarquía (las flores de lis), pero la tradicional (coronada por una boina roja carlista). Y de la cruz la bandera, sencilla, sin ostentaciones, en representación de la Patria. Y junto al grabado una leyenda “…Paz a los hombres…”, escrito precisamente en momentos de guerra (1937). Seguro que él hubiera añadido en este blog alguna referencia también a su querida Navarra y algún versico que me atrevo a suponer haciendo una adaptación de otros suyos. Podría haber sido:
En la Misa de gallo
se empiezan a cantar,
se empiezan a cantar:
y en latines le dicen
“oso ongi etorria”
El “Aitacho” nos inculcó que la Navidad hay que celebrarla con mucha alegría y dándonos cuenta de qué se celebra: el Nacimiento de Dios.
Nochebuena en "Casa Baleztena"
¿Cómo era la Nochebuena cuando vivía el Ignacio Baleztena?. Sencilla y con su sello personal. Se ponía el belén, y como es lógico, se “armaba el belén”, como en todas partes (lo cierto es, que solía ser bastante original); la cena solía ser la de siempre: cardo y besugo, y después algunos turrones: mazapanes, guirlaches, de Jijona y de Alicante, del duro vamos. Entonces empezaba la “celebración” junto al belén: nos recostábamos en el suelo haciéndonos los dormidos, como los pastores en esta noche. De pronto aparecía tío Pello con una sobrecama sobre sus hombros y un florero a modo de antorcha, y ante la admiración de los presentes cantaba:
“Goria In excelsis Deo”
Tras esta “angelical” aparición acto seguido nos levantábamos todos los pastores, y nos dirigíamos hacia el belén entonando el:
Vamos pastores, vamos,
vamos hacia Belén…
mientras bailábamos la “corrodanza” con los pasos del ingurucho de Leiza. Entonces uno a uno le hacíamos nuestro regalico al Niño que consistía en ir cantando, todos, de mayor a menor:
Yo soy (fulano)
que viene a cantar,
al Niño que llora
hacerle callar,
al Niño que llora
hacerle callar,
al Niño que llora
hacerle callar.
Y el cantante era respondido por todos entre saltos, danzas y “zilipurdis” haciendo de “armonioso” (ejem) coro:
Do, mi, mi, mi, sol
mi, sol, sol, sol, sol,
no llores bien mío,
no llores más,
no llores bien mío,
no llores más.
A continuación, cada uno hacía su gracia particular: Tía josefina recitaba un poema, Tío Joaquín silbaba una música, Se tocaba el piano (el que sabía, claro)… y cosas por el estilo, hasta las doce de la noche en que todos marchábamos al oratorio de casa donde celebrábamos el acto principal: Misa de Gallo (que por cierto, eran tres seguidas).
Oratorio de "Casa Baleztena" donde se celebraba la Misa de gallo |
De este modo la verdad es que con este buen humor interpretábamos un auténtico “acto sacramental made in Baleztena”. ¿Acaso podía ser de otra manera en casa del “aitacho”?. Aunque ahora ya es difícil reunirnos todos, pero en las distintas casas de sus descendientes y familiares seguimos repitiendo el mismo ritual o parte del mismo. Así que esta noche volverá a aparecerse algún adefesio de angelico, a unos pastores dormidos que cantaremos, bailaremos y rezaremos al Niño que nace.
¡Feliz Nochebuena y Santa Navidad!
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