Querido lector, como ya te anunciaba en la última entrada, llega el momento de interrumpir la actividad sanferminera del “aitacho”a principios de siglo para seguir con la otra faceta que marco esta época, la política y social. De momento, habíamos visto cómo en 1911 fu nombrado presidente de las Juventudes Jaimistas (nombre con que se conocía a los carlistas durante la época de de D. Jaime, rey carlista)
Ignacio Baleztena sentado a la derecha del capellán (a tu izda. en la foto) |
Como no podía ser menos en Ignacio Baleztena, durante esta época compatibilizo su actividad propiamente política con su peculiar estilo de vivir la vida: organizando en el Círculo Carlista zarzuelas, bailes, conferencias y kurriños (marionetas).
Tía Lola y tío Pello, hermanos de Ignacio Baleztena, en una de las obras de teatro que éste último organizo por esta época (1916) |
Pero como botón de muestra de lo que fueron estos años de dirigente jaimista transcribo lo que dejó escrito la tía Lola (su hermana Dolores Baleztena) en su inédito “Diario de una margarita”:
"...La Juventud Carlista acordó celebrar unos juegos florales. La fantasía de mi hermano Ignacio, que era presidente de la Juventud, se desbordó para mejor preparar el magno acontecimiento que tendría lugar en el Teatro Gayarre. Para amueblar el escenario se trajo, con permiso o sin él, los sillones rojos de terciopelo que ocupaban en las sesiones los señores diputados, y su audacia, que en nada se detenía, también se trajo el sitial del Salón del Trono.
Se procuró fusiles antiguos con los que armaría a los veteranos designados para la Guardia Real, así como también, uniformes carlistas que en algunas casas se guardaban con el fervor que se tributa a unas reliquias santas. Dibujó la dalmática para el heraldo; era de brocado amarillo en el que campeaba un escudo en oro y en medio una margarita blanca y corazón de oro. Formaban la corte de la reina doce margaritas vestidas de blanco con guirnaldas en sus cabezas de margaritas del campo; y yo, que tuve el honor de ser designada como reina, llevaba un vestido de gasa blanca sembrada de flores de lys doradas. Mi pajecito, que fue Juan Jesús Jaurrieta, con traje adecuado a su cargo, llevaba en la mano una rosa blanca, símbolo del galardón con que se premiaría al poeta.
El teatro estaba lleno hasta más no poder. Al aparecer la comitiva la orquesta interpretó el Himno de las Cortes de Navarra y fue acogida con fervientes aplausos y vivas entusiastas. Al subir al escenario los veteranos presentaron armas; los pobres a sus encorvados cuerpos pretendían dar aspecto marcial, y lo consiguieron porque la voluntad apoyada en el sentimiento y el entusiasmo es capaz de hacer milagros. El espectáculo era grandioso y emocionante.
El mantenedor de los Juegos Florales era Esteban de Bilbao, brillante orador de la Causa y diputado a cortes. Me figuro que su actuación habría sido magnífica, pero, francamente, debo confesar que nada recuerdo de lo que dijo. No es que estuviera pensando en mi reinado bambalinesco sino que mi mente estaba muy prendida en épocas pasadas. En cambio, mi pajecito, sentado en las gradas del trono, escuchaba con una atención impropia de su edad. Y luego, en casa, nos recitó párrafos enteros del discurso. A los pocos años moriría heroicamente en la toma de Navafría; la Medalla al Mérito Militar individual le fue adjudicada por su extraordinario valor durante le duro combate.
A la mañana siguiente de aquella jornada triunfal, cuando iba a Misa de ocho y media, como tenía por costumbre, un barrendero me presentó armas con su escoba lanzándome un vibrante ¡Viva la Reina!..."
Esta es una de las "cosas de Baleztena" que el "aitacho" organizó en torno a 1916 donde compatibilizaba todo su ingenio y humor con su activiadad política. Hasta a las cosas más serias tenía que dar su toque especial, para desesperación de los hombres sesudos. A saber, cómo se habría hecho con los sillones de los diputados y el sitial del Salón del Trono. Así, su actividad política se irá intensificando y enseguida será nombrado concejal de Pamplona, pero antes te contaré una faceta poco conocida suya... en la próxima entrada si Dios quiere.