Querido lector, lamento el parón que
ha tenido el blog pero es que he estado con burucomiñes, tripicomiñes y todos
los "komiñes" que se te ocurran, hecho unos zorros hasta que me han tenido que
ingresar en el Hospital y todo, y gracias al buen hacer del Dr. Martínez Velilla,
estupendo médico y sobre todo humano donde los haya, ahora ya estoy “jorobau”
pero contento y de alta. Lo primero que he hecho es retomar el blog. Me hubiera
encantado escribir sobre el encierro, los santiburcios, el Privilegio de la Unión
y todas esas cosas que tanto gustaban al aitacho, pero salud obliga y no he
podido. Así, que como los peralteses están venga celebrar con misas,
procesiones, gigantes, cuetes, echafuegos y zezenzuskos las fiestas de la
Virgen de Nieva, yo les deseo que pasen muy buenas mezetas y transcribo esta curiosa
y poco conocida historia de Nuestra Señora de Nieva, precisamente hoy día 9 de
Septiembre, el siguiente a su festividad (La Natividad de Ntra. Señora). Esto
escribía mi padre al respecto en Octubre de 1954:
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Iruñería sore la Virgen de Nieva escrita por Ignacio Baleztena, "Tiburcio de Okabío" |
"NUESTRA SEÑORA DE
NIEVA
En la
iglesia de Santo Domingo de esta ciudad, en la segunda capilla del lado del
evangelio, después del crucero, se alza un altar deliciosamente barroco, en el
que se venera una bellísima imagen de María Santísima, bajo la advocación de
Nuestra Señora de Nieva o de la
Soterraña.
Lo
primero que llama la atención de dicho altar es la limpieza y buen gusto con
que está cuidado, y el rico y artístico manto blanco bordado en oro, que cubre
la sagrada imagen. Y es que los peralteses, residentes en Pamplona se han
encargado de su culto y cuidado, y podemos asegurar que lo hacen tan en
conciencia que merecen los plácemes de cuantos visitan la histórica iglesia y
de los devotos pamploneses en general.
El
origen de la devoción a Nuestra Señora de Nieva es muy antiguo, y se debe al
milagroso descubrimiento que de una imagen de María se hizo, en un subterráneo
o soterraño, allá por la
Edad Media, en tierras segovianas.
La reina
doña Catalina de Lancaster, esposa de Enrique III, era gran devota de esta
Imagen, y llevada de su celo y amor hacia ella, dio grandes privilegios a
cuantos fueran a vivir en las cercanías del monasterio fundado en el lugar de
la invención. No tardó en formarse un importante poblado que hoy se conoce por
el nombre de Santa María de Nieva. El cuidado del monasterio fue encomendado a
los PP. Dominicos, y obra de ellos fue la magnífica iglesia y claustro que
tanto llama la atención de los devotos y turistas. En una de las capillas de la
iglesia estuvo depositado el cuerpo de doña Blanca de Navarra, que murió allí
en 1441, a donde había ido a visitar la
sagrada imagen y celebrar en su honor una solemne novena.
Era la
Virgen de Nieva muy venerada por los labradores; a ella acudían en demanda de
que le librase sus sembrados de los peligros de rayos y pedregadas. Su devoción
debió entrar en Navarra por mediación de los PP. Dominicos, pues en su iglesia
de Pamplona se fundó en 1730 una Cofradía de Labradores, instituida por dar
culto a María Santísima bajo el indicado título o advocación, en acción de
gracias de haber preservado a los campos de Pamplona de los malignos efectos de
las tempestades. Esta cofradía duró hasta muy entrado el siglo XIX, y hoy, su
altar, como dejamos dicho arriba, corre a cargo de los peralteses residentes en
Pamplona.
La villa
de Valtierra siente también gran devoción por esta imagen que comparte con la
de la Esperanza el amor y veneración de sus
hijos.
El
origen de este culto en Valtierra data de 1742. Dicho año, en la iglesia
parroquial de la villa cayó un rayo que mató al hermano vicario don Francisco
Camón y lastimó al propio párroco. Esta fue la causa de la implantación de su
Cofradía, en la que hoy figuran la inmensa mayoría de sus vecinos. Es
costumbre, que cuando una tormenta amenaza sobre los términos de la villa, el
primer vecino que se halle en las cercanías de la iglesia saca la imagen, sin
ceremonia alguna al pórtico y allá está, hasta que pasada la tormenta, torna al
interior de la iglesia, acompañada entonces del clero y fieles.
No es
menos la devoción que por la Virgen de Nieva sienten los hijos de
Sesma, de Falces, de Zabaldica y otros pueblos.
La
casualidad, que tanto ayuda a los a que con motivo o sin él presumimos de
investigadores hizo venir a mis manos un cuadernito de cuentas de Joaquín
Lacarra, vecino de Uterga, que nos habla de cómo en 1802 se implantó en ese
pueblo el culto de la Virgen de Nieva.
Creyendo
que ha de ser de interés para mis lectores, copio a continuación lo relativo a
este acontecimiento:
“Porque
en seis o siete años seguidos nos llevó los campos la piedra especialmente el
de las viñas, determinó el Concejo traer una imagen de Nuestra Señora de la
Nieva, o Soterraña, retocada a la que se venera en el Convento de los PP.
Dominicos de la Villa de Santa María la Real de Nieva, distante cinco
leguas de la ciudad de Segovia, y para el efecto me suplico dicho Concejo, le
suplicara al hermano canónigo en la catedral de Pamplona se encargase de ello,
y se encargó y dispuso la hiciera Fulano Valdivielso, escultor de fama, y
vecino residente en la ciudad de Vitoria, por quince duros y la encarnación se
le dio en Pamplona por 16 pesetas, la corona la hizo por cien reales fuertes
Pedro Antonio Sasa, platero y vecino de la dicha ciudad de Pamplona, el vestido
que es de tapicería de fondo blanco y flores hermosas costó unos 110 reales
fuertes en sumas con rostriñó y vestido blanco interior y otras menudencias
costó unos sesenta reales fuertes y se trajo aquí a casa en 12 de junio de
1802, y al escuorecer la llevamos a la ermita de San Salvador (es de advertir
en la tarde de este día llegó un nublado que arrojó fuertemente piedra, la puse
en la ventana de la sala de abajo y no se experimentó daño alguno), cuyo
prodigio confirmó la esperanza de todo el pueblo tenía en dicha Santa Imagen.
Al otro
día, Domingo de la
Santísima Trinidad, habiéndose juntado todo el pueblo, y mucha gente
forastera en la iglesia salieron todos en procesión a la ermita. Llevó la capa
mi hermano con diácono y subdiácono, y habiéndola recibido, se hizo la
procesión por todo el lugar, por donde se hace el Corpus, parando en la
iglesia, donde celebró misa con gran solemnidad mi hermano que viajó de
Pamplona para eso; predicó gratis don Juan Miguel Mendía, beneficiado
provincial de este pueblo”.
Ocurrió
además que en Valdivielso, el escultor de Vitoria, tardó bastante en cumplir su
cometido y entonces el señor canónigo Lacarra encargó hacer otra a un escultor
de Pamplona, y cuando éste habí9a terminado su labor llegó la otra, poniendo al
diligente canónigo en el apuro de no saber con cual quedarse, y de cómo se
arreglaría con el escultor desdeñado. Pero le sacaron del conflicto los vecinos
de Legarda, que deseosos también de tener una imagen de la
Virgen de Nieva que les librase de las continuas pedregadas que sufrían, la
pidieron con gran empeño, y como quien hace el gran favor, los de Uterga
cedieron la sobrante, la que se había fabricado en Pamplona, que aunque era tan
artística, era en cambio más cara.
Las
llevo a Nieva las dos y la de Muruzábal, que aún no había sido tocada con la
original, Bernabé Blanco, residente en Pamplona; se comprometió a cumplir su
cometido por la fabulosa cantidad de ¡catorce duros! llevó las cabezas y manos
en un cajón, y después de haberlas tocado con la verdadera imagen de la
Soterraña, volvió a Navarra haciendo entrega de su sagrado depósito a don Fermín
Ayerra, de la casa del factor y rexidor cabo de Uterga, juntamente con el
certificado firmado por el P. superior del Monasterio de “habersen” llevado a
cabo todos los requisitos necesarios.
Como el
buen Blanco cumplió a la perfección su encargo, en muy poco tiempo y muy
barato, el lugar de Uterga le recompensó con largueza. Además trajo, y fueron
repartidas muchas medallas y estampas de la verdadera imagen de Nieva o
Soterraña.
A menudo
se confunde esta advocación con la de las Nieves, parecida en nombre, pero
diferente en todo, en cuanto a su historia. Esta también tiene culto en varios
pueblos de Navarra. Su devoción viene de la imagen que se venera en Roma.
Tiburcio de Okabío”
Diario de
Navarra 24/10/1954
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Altar de la Virgen de Nieva en la Parroquia de Santo Domingo de Pamplona |
¿Ya sabías de la existencia de esta imagen en la capital del viejo reino?. Pues ahora ya tienes el plan de ir a verla y de paso echarle un recico. Y ahora sí, hago el propósito de
seguir más formalmente con el blog, y fundamentalmente con la biografía del
aitacho, intentando resistir la tentación de detenerme en los múltiples
acontecimientos que jalonan la vida de nuestra querida y de momento foral (pese a unos y otros) Navarra. Hasta la próxima
entrada si Dios quiere.