Querido
lector, como veíamos en una anterior entrada, el aitacho fundó en los años 50
del siglo XX la Real Cofradía del Gallico de San Cernin, que aunque breve fue
muy productiva en cuanto a revitalizar costumbres de Pamplona, y una de las
cosas que nos dejó fue esta canción escrita por mi padre en 1954 que puede decirse era
propia de la Cofradía. El título original es "El Gallico de San Cernin", pero también es conocida como "La gallinica de la Rochapea". Los arreglos musicales como habitualmente se los hizo el Maestro Silvano Cervantes.
En este vídeo la puedes escuchar con la guitarra y voz de mi buen amigo Javier Vives "Javivi" y el ilustre coro formado por 3 generaciones de descendientes del aitacho (yo el que mejor canto, sin duda). Si sigues leyendo verás la partitura y la letra. Que la disfrutes.
En este vídeo la puedes escuchar con la guitarra y voz de mi buen amigo Javier Vives "Javivi" y el ilustre coro formado por 3 generaciones de descendientes del aitacho (yo el que mejor canto, sin duda). Si sigues leyendo verás la partitura y la letra. Que la disfrutes.
EL GALLICO DE SAN CERNIN
Hay una gallina
en la Rochapea
ponedora y fina
que ca, cacarea,
diciendo: Gallico
¿quién te quiere a tí?
Venga de ese pico
un quiquirriquí.
Lanza desde Artica
un gallo dandí
a la gallinica
su quiquirriquí.
Mas la gallinica
de la Rochapea
al gallo de Artica
no le cacarea.
Y es que su mercé
está enamorada
de otro gallo que
no le dice nada
Su corazón corre
tras un gallo indino
el que está en la
torre
de San Saturnino.
Un gallo machucho
que vive en Erice
y le aprecia mucho
le aconseja y dice:
“Tienes tu, moceta,
gusto estrafalario:
amar la veleta
de aquel campanario
¿Ese zarratraco
te da pesadumbre?
Si es sólo un moñaco
cargado de herrumbre.
Vuélvete versátil,
no seas tan necia
y olvida al volátil
que así te desprecia.
Pobre gallinica
de la Rochapea,
haz caso al de Artica
que es flor de
Cendea”.
Ella se enfurruña,
levanta la cresta,
mira para Iruña...
y nada contesta.
Mientras la pobreta
sigue en sus lamentos
gira la veleta
a todos los vientos;
y con sus chirridos
parece que dice:
“¡gallos fementidos
de Artica y
Erice!”.[1]
Espero que hayas disfrutado con esta
cancioncica y en la próxima entrada continuaremos con la vida del aitacho si
Dios quiere.