Querido lector, nos plantamos en
1945. El aitacho se hallaba desilusionado, al igual que la mayoría de los
carlistas, por los derroteros que tomaba la política pues se veía claramente
que Franco quería borrar de la memoria al carlismo, que se situó en la
oposición al régimen, y en ello estaba mi padre que había abandonado
la primera línea política (como se dice ahora) discrepando en este aspecto con algunos
amigos y dirigentes (pocos) que habían optado por colaborar con FET y de las JONS.
En esta situación ocurrieron los
sucesos del 3 de Diciembre de 1945 en Pamplona. Ese día se organizaron en
Pamplona unos actos en adhesión a D Javier de Borbón Parma con motivo de su
onomástica, príncipe regente, liberado hacía pocos meses del campo de
concentración nazi donde había permanecido prisionero desde 1944.
Los actos acabaron con 11 heridos en
enfrentamientos con la policía armada, la detención de más de 100 carlistas y
el registro del Círculo Carlista y las casas colindantes: Hotel el Cisne y Casa
Baleztena… y precisamente aquí comienza esta peripecia.
El aitacho durante la guerra traía a
modo de colección todo tipo de “souvenirs”: banderas, gorras, recuerdos y otras
curiosidades como 2 naranjeros, mausers alemanes y rusos y otras “joyas” por el
estilo. Las tenía guardadas en un desván de la casa acumulando polvo como quien
colecciona sellos y claro, la policía precisamente lo que iba
buscando era armas.
Con este motivo se plantó una vez
más a lo largo de la historia la policía en Casa Baleztena. Alerta total,
porque aunque como si fueran juguetes, lo cierto es que estaban los susodichos
trofeos (por supuesto sin registrar, ¿para qué?)
Nos pusimos toda la familia en
funcionamiento y como la casa tiene bastantes vericuetos les íbamos enredando y
perdiendo por ellos mientras la recorrían, o mejor dicho el que les guiaba hizo
que se perdieran y visitaran las mismas estancias una y otra vez, evitando el
citado desván, eso sí, con una gran amabilidad. Al final se fueron bastante
enfadados de no encontrar nada y como gran trofeo se llevaron dos bayonetas
roñosas que estaban en una estantería de la biblioteca del aitacho, una, de la
tercera guerra carlista y la otra de la guerra civil.
Como curiosidad final referir que el
destino final de estos artilugios, que podían haber sido objetos de colección,
acabaron siendo tuneados como escopetas de caza por algún hermano y ahí acabó
su historia.
Más adelante hablaremos con más
detenimiento de las actividades políticas clandestinas del aitacho, pero en la
próxima entrada iremos a su otra faceta que siempre le había ocupado, la social
y cultural, organizando todo tipo de actos, asociaciones, festejos,
conferencias, publicaciones, etc, como veremos en la próxima entrada si Dios
quiere.