+
Querido
lector, en los años 50 del S XX otro fenómeno que se produce en la vida del
aitacho es que el “nido se va quedando vacío”. Los hijos se van independizando
y comenzando a hacer su vida. Ignacio (Tatito) dio una gran alegría a mis
padres yéndose a estudiar al Seminario. Para muchas familias navarras era una
gran noticia que surgieran vocaciones sacerdotales en su seno, y en un hogar
tan católico como el de los Baleztena especialmente. También yo fui a estudiar
al internado de los Jesuitas en Javier, seminario menor de la Compañía de Jesús,
siendo una época feliz de mi vida. Por esa época (mediados de los 50) Rosario (Rosarito) se hizo azafata de vuelo de
Aviaco y se fue a trabajar como tal a
Madrid, donde obtuvo además el título oficial de enfermera. Se instaló en un piso en la C/ Jorge Juan junto con otra compañera de trabajo. Tras
3 accidentes aéreos en los que murió al menos una azafata justo en un avión que
tenía que coger ella seguidamente, dio un giro a su vida profesional para
trabajar en relaciones públicas del grupo industrial Sniace. Carlos (Caco),
decidió estudiar Arquitectura, cumpliendo así un antiguo sueño de mi padre que
inicialmente quería haber sido arquitecto. Como en Navarra no había Escuela de
Arquitectura se fue también a vivir a Madrid, de momento provisionalmente al
piso de la Calle Jorge Juan. Tras de él se fue el más pequeño, Miguel (Miki), a
la edad de 14 o 15 años a finalizar sus estudios de bachillerato también en la
capital. Posteriormente Carlos acabaría montando un brillante estudio de
arquitectura en Madrid y una de las academias de esta disciplina más
prestigiosas de la capital, donde también trabajó como empleado Miguel. Ante
esa situación se presentó a mis padres la ocasión de alquilar otro piso más
acorde y a buen precio en la C/ Orfila 7 de Madrid, donde pudieran vivir juntos
los hijos que poco a poco iban yendo a vivir a la Villa y Corte. Se trataba de
un apartamento antiguo, de techos altos, perteneciente a la Embajada Inglesa.
Te preguntarás por qué sale una paloma en la foto. Era una mascota que tenía mi hermano Cruz y que andaba revoloteando por la casa. En la foto familiar no podía faltar, y se ve cómo el aitacho la mira sonriendo.
Y en la
próxima entrada veremos qué iba ocurriendo con el resto de hijos de Ignacio
Baleztena y Carmen Abarrategui, y más cosas acerca de la vida del aitacho si
Dios quiere.
No hay comentarios:
Publicar un comentario