Querido lector, acaba enero y seguimos en el día
de la marmota. Más de dos años oyendo lo mismo: distancia, mascarilla, vacuna,
sube la curva, baja la curva “juntos venceremos”, “los viviremos” y otro año
más y sigue. Así que vamos a tratar temas más animantes.
Acaba enero, un mes que en
Pamplona tiene un toque especial dado
el "aitacho". Empezando por el
primer día del mes y del año entramos, con permiso de las uvas, con una de las canciones posiblemente más conocidas
sobre Pamplona en el mundo mundial, el famoso “uno de enero”, cuyo autor fue
precisamente Ignacio Baleztena a principios del siglo pasado. Y a raíz de la
misma, surgen las cenas de la escalera, las misas de la escalera y toda esa
preparación para nuestras queridas fiestas de San Fermín que por supuesto las
viviremos, como el año pasado y el anterior.
Partitura del Uno de Enero escrita por Carmelo Cervantes. Letra Ignacio Baleztena Ascárate. Música popular con arreglos de Silvanio Cervantes. |
Llegamos al día 5, víspera de la
Epifanía, Reyes Magos para los amigos, en la que la cabalgata pamplonesa tiene
un toque especial, o eso nos parece a los irunshemes… e irunalabas, que si no
me llamarán algófobo (y ya estoy muy mayor para estas martingalas). Aprovecho
para dar la enhorabuena a la Asociación Cabalgata Reyes Magos de Pamplona que
la mantiene actualmente, por celebrarla contra coronavirus y marea, que
necesitamos vacunarnos también contra el hastío y la tristeza.
La cosa es que viendo entrevistas
y reportajes parece que la cabalgata surgió al azar, como consecuencia
aleatoria del Bing Bang, al igual que todo lo demás, como confirma la lógica
probabilística. Pero en este caso no es así, hubo un “creador” y de nuevo fue
Ignacio Baleztena. Y es que, tan ilustres monarcas, no siempre han venido en
cortejo a nuestra vieja Iruña. Todo comenzó en los años 20 del siglo pasado, cuando
el aitacho Ignacio comenzó a invitar a SSMM en el círculo carlista a través del
rey Baltasar, con quien mantuvo siempre una muy estrecha relación, hasta el
punto de que en los mentideros pamplonicas se rumoreaba que tenían un parecido muy
fuerte. Más tarde, por su cargo de Diputado foral, le tocó encargarse de los
asuntos de la Casa de Maternidad. Allí acudía con frecuencia para enterarse de
sus necesidades y para entretener y entretenerse con los niños. Así pues, posiblemente
en 1926, se le ocurrió organizar la visita de los tres Reyes Magos de Oriente a
la Maternidad cargados de regalos y golosinas, fiesta similar a la que ya venía
realizando en el Círculo Carlista. Resultó tal éxito que, a través del
periodista Perico Martín, consiguió involucrar a la Asociación de la Prensa de
Pamplona en 1927 presidida entonces por Javier de Arvizu, para hacer la cabalgata
extensiva a toda la ciudad, manteniendo él la relación directa con Baltasar.
Una de las primeras cabalgatas de Pamplona con Ignacio Baleztena Ascárate |
El helador enero, desobediente y
altanero frente al cambio climático, sigue avanzando y nos encontramos con otro
evento que este año se ha visto aplazado, esperemos que no suspendido, que es “el
Rey de la Faba”, una restauración de la celebración iniciada por los monarcas
de nuestro viejo Reino de Navarra hacia el siglo XIII y que se prolongó hasta
entrado el siglo XVIII. De nuevo en los reportajes no queda del todo claro el
origen de esta recuperación, que para variar era el mismísimo Premín de Iruña,
y por cierto, con similar recorrido histórico. Fue precisamente allá por el año
1920 cuando Ignacio Baleztena se propuso retomar esta ancestral costumbre cuyos
orígenes él mismo investigó. Esta primera edición de la “Fiesta del Rey de la
Faba” se celebró por primera vez en Pamplona en el Círculo Carlista. En 1931,
el aitacho fundó la “Orden del Zaldiko Maldiko”, que la convirtió en la peña
“Muthiko Alaiak” en 1934 y estas asociaciones fueron con las que siguió
celebrando el Rey de la faba, extendiéndolo posteriormente a toda Navarra.
Después cogió el testigo otro de sus inventos, la “Cofradía del Gallico San Cernin”
en los años 1954 y 55 y; al fin, de nuevo la organizó hasta hoy el Muthiko
Alaiak y la Asociación Rey de la Faba más recientemente.
Ignacio Baleztena en la celebración del Rey de la Faba que él restauró |
En resumen, que si hablamos de
enero en Pamplona hablamos de “uno de enero”, de cabalgata, de “rey de la faba”…
y todo nos lleva al mismo aparentemente inexistente personaje de Ignacio Baleztena, Premín de Iruña o Tiburcio
de Okabio, que lo mismo da que da lo mismo. Igual el aitacho fue un mito y
nunca existió, como San Fermín, las cadenas del escudo de Navarra, la Iruña
prerromana o la batalla de Roncesvalles. Quién sabe, lo dejo al sesudo estudio
de los ilustres historiadores, reconstructores de la verdad, que nos abren los ojos frente al engaño que hemos
sufrido durante siglos.
Hasta la próxima entrada si Dios quiere, en que seguireos con cosas del "aitacho"
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