Querido lector, el 27 de Octubre este blog
cumplió 3 años de su existencia, y parece que fue ayer cuando comencé con el
proyecto de difundir todo lo que pudiera ser de interés sobre la vida y obra
del aitacho, Ignacio Baleztena, Premín de Iruña o Tiburcio de Okabío.
No te puedes imaginar la cantidad de papeles,
fichas, escritos, diarios y documentos que dejó a su muerte y que estoy
revisando. Pero además de recuperar todo este patrimonio para divulgar y
continuar su obra, lo más interesante me parece dejar constancia de lo que nos
transmitió a los que le conocimos de primera mano, porque se lo hemos oído a él
contar, sin intermediarios. Los papeles siempre estarán ahí, pero el testimonio
directo de quienes convivimos con él es quizá la fuente más fidedigna y la que
más riesgo corre de perderse.
La tradición oral y escrita es un vehículo de
transmisión que ha hecho que gran parte de lo que hoy somos, sabemos y
conocemos nos haya llegado de generación en generación y esto es lo que
pretendo legar a mis hijos y nietos, y a todos los interesados en los
abundantes temas que mi padre vivió y estudió, siempre con la alegría de una
profunda convicción y vivencia cristiana y también con una irremediable pasión
por Navarra y su historia, cultura, gentes, folklore, costumbres y fiestas, por
sus Fueros y conjugando perfectamente sus queridos orígenes vascos de la
montaña navarra con un profundo sentimiento español de una forma natural,
huyendo siempre de “patrioterismos”, como el los llamaba. Esto articuló su vida.
Esto quiso transmitirnos y esto intento yo plasmar, para que no se pierda y tú
querido lector, si te parece oportuno, puedas recogerlo para mejorarlo, ya que
la Tradición no es inmovilista ni una pieza de museo o de colección. Como decía Vazquez Mella "La tradición es el progreso hereditario"
Fascina aquella generación de auténticos
intelectuales, de variadas formas de pensar, que eran tan polifacéticos, tan
implicados socialmente y tan desinteresados (al contrario de los caciques de
entonces y de ahora). Creían realmente en lo que vivían con pasión y sin esperar
nada a cambio, sin buscar provecho propio, solo porque lo amaban lo estudiaban,
lo desarrollaban, lo servían y sobre todo lo vivían comprometiéndose
socialmente de una manera directa. En mi padre no cabía la estéril lamentación
del “hay que...” o “alguien debería...”, sino “voy a hacer”. Y todo ello desde
la alegría, el buen humor, la socarronería y la poca importancia que le daba a
figurar o no.
Han sido tres años de trabajo puesto a tu
disposición, en los que he intentado incidir en facetas poco conocidas del
aitacho, o en cómo las vivió realmente él. Por eso aun quedan muchas sorpresas
de toda una vida que a nadie deja indiferente ya que es difícil de entender a
veces, mirado con la mentalidad reduccionista de hoy.
Muchas felicidades al blog, y principalmente a
tí, querido lector, ya que cada vez sois más los visitantes y de más distintas
procedencias e intereses. Gracias y en la próxima entrada si Dios quiere me
gustaría regalaros con este motivo un escrito desconocido de mi padre que lo
publicó en Radica, un boletín que el mismo fundó, dirigió y lleno de contenido
en su juventud (pinchar aquí).
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