Premín de Iruña

IGNACIO BALEZTENA ASCÁRATE "PREMÍN DE IRUÑA" (PAMPLONA 1887-1972): SU PERSONA, SU VIDA Y SU OBRA

miércoles, 13 de abril de 2011

El sentimiento vasconavarro a principios del siglo XX

Querido lector, veíamos ayer como el “aitacho” siendo diputado foral, había conseguido, llevado por su gran amor a Navarra, que la Di­putación le comisionara para todo lo relacionado con lo vasco y el vascuence, al objeto de que no se desvirtuara políticamente su espíritu. Entre todo ello se encargó de conseguir datos y noticias para el III  Congreso de Estudios Vascos, que se celebró en Guernica en septiembre de 1922, y este acontecimiento nos va a servir para ilustrar cual era la situación de “lo vasco” en Navarra a principios del Siglo XX.
Durante los primeros 30 años del siglo pasado el nacionalismo vasco tardó en prender en Navarra. Como afirma el historiador José Andrés Gállego en su libro “Navarra cien años de Historia. Siglo XX” en esa época “se distinguía nítidamente entre ser vascos y ser políticamente nacionalistas”. Resumiendo, que el nacionalismo tuviera escaso peso no implicaba, sino todo lo contrario, la simpatía general por “lo vasco” que predominaba en Navarra. La mayoría de los navarros de la vida sociopolítica se sentían vascos, aunque en lo político fuesen jaimistas, integristas, mauristas, alfonsinos, conservadores, liberales. Los vascos, tanto los navarros como los vascongados, daban por supuesto que su inclusión en España había sido fruto de unos acontecimientos históricos, culturales y religiosos de siglos de evolución. Para defender este sentimiento vasco se unían sin problemas mientras que diferían en otras muchas cosas.
Todo esto queda reflejado en el discurso que el presidente de la Diputación Foral de Navarra, Lorenzo Oroz, en representación de la misma, expuso ante Alfonso XIII que fue invitado a presidir el acto de clausura de este III Congreso de Estudios Vascos de Vergara:

Al vernos congregados en este lugar, donde arraigó el símbolo sagrado de las libertades vascas, la Diputación que represento dedica emocionado el homenaje de su recuerdo a nuestras gloriosas tradiciones, que si hicieron grande y feliz al pueblo vasco, contribuyeron también para labrar la grandeza histórica de España; y hace votos fervientes para que así como el retoño que vemos florecer, robusto y vigoroso, del árbol de nuestros Fueros, renazcan también estos con el mismo vigor, el calor de nuestra unión y de nuestra fe en el porvenir
Este era el ambiente que se respiraba en Navarra con relación a “lo vasco” en esa época.
Ahora que ya estamos metidos en harina creo que ya es el momento, ante la amable petición que mañuetero hizo hace semanas, de explicar qué opinaba el “aitacho” sobre el vascuence de primera mano, ya que en 1920 publico su primer libro, “Iruñerías”, y en una de ellas escribió lo que veremos mañana si Dios quiere.

1 comentario:

  1. Ha sido una gran pérdida para nuestra cultura y nuestra identidad el haber abandonado el sentimiento tradicional vasco y el amor a nuestra cultura en las manos de quienes no han hecho sino ensuciarlo y , en definitiva, matarlo, al cortar sus raices.
    Yo he vivido en mi casa ese espíritu unido a un gran amor a España. Y desgraciadamente tengo que decir, que toda la culpa no la tienen los que lo usan mal y lo politizan hacia ideologias, en si antivascas. Mucha culpa tenemos todos los que no nos hemos planteado firmemente defender nuestras tradiciones, cultura e idioma con nuestros propios planteamientos. Planteamientos que van mas alla de toda idea politica, pues han sobrevivido atraves de los siglos, muchos avatares y tendencias sin dejarse contagiar por ellas, ni en un sentido ni en otro.
    Nuestra cultura vasca se define, no solo por el gran amor a lo nuestro, a lo que nos ha hecho desde tantos cientos de años ser lo que somos, sino tambien por una honda fé,un setido del honor, de la honradez, de la dignidad, que nos han convertido en ejemplo y objeto de respeto y admiración para todos los que nos han conocido, de cualquier nacionalidad.
    A ver si entre todos buscamos revivificar ese espíritu y sacarlo a la calle.
    Elena Sanz-Orrio

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