Querido lector. Hoy sí que voy a contar curiosidades de cómo transcurría la vida del "aitacho" a principios del siglo XX. Por entonces la familia vivía entre Pamplona y Leiza, un precioso pueblo de la montaña navarra. De éste era originaria la familia y de aquí procede en gran parte el amor por la cultura y el folklore vasco de "Tiburcio de Okabío" (Ignacio Baleztena). Este seudómino que utilizaba es muy posterior, ya que se lo puso él mismo para firmar sus escritos "Iruñerías" en el Diario de Navarra en 1948. No obstante aquí lo utilizaremos como recurso literario porque su origen viene de la unión del patrón de Leiza, San Tiburcio, con uno de los montes que rodean Leiza: el Okabío
"Petrorena", la casa de la familia situada en la plaza de San Miguel, frente al Ayuntamiento. La foto es de el día grande de las fiestas de San Tiburcio a principios de siglo. |
Para este menester cedo la palabra a la hermana de "Tiburcio de Okabío", Dolores Baleztena, “la tía Lola”, a quien le gustaba nominarse como la secretaria de Ignacio. En una entrevista a Mª Teresa Alcocer, Pamplona 1983, explica cómo eran los viajes a Leiza por esos tiempos:
“En esa época, el viaje a Leiza era una aventura. Salíamos de Pamplona a las 8 ó las 9 de la mañana, en carreta, y llegábamos a Leiza de noche. En las cuestas teníamos que bajar del carro y enganchar una yunta de bueyes para ayudar a las caballerías. Parece increíble, pero entonces, con aquellos sistemas de comunicaciones, íbamos a Leiza y no nos movíamos de allí en los tres meses que duraba el verano, así que teníamos que divertirnos como fuera, por eso desarrollábamos tanta imaginación. Nueve niños pequeños, con un director como Ignacio no necesitaban nada más que eso, imaginación, y a Ignacio le sobraba”.
En la foto parte de la familia en el coche de línea "Pamplona - Areso - Leiza". Dentro van algunos hermanos de Ignacio: Joaquín y Lola delante. Detras Silvia, Luisa y Ángeles. |
Fue en esta época veraniega e infantil donde el circo y el teatro ocuparon gran parte de las distracciones de los hermanos Baleztena. En el circo, Ignacio y su hermana Silvia hacían peligrosos “volatines en el agua", como rezaba el programa de actuaciones. Aquí empezó también su afición a los "curriños", como se llama a los guiñoles en Pamplona, con el “teatrillo de fantoches”, monigotes de cartón recortados por él mismo y movidos por hilos, que con voz atiplada hacía hablar en adaptaciones de cuentos, y que andando el tiempo le traerían algún problema con la autoridad, como ya veremos más adelante.
En cuanto al teatro, del que ya comentamos algo en una entrada anterior, entre los años 1901 y 1905 fue prosperando. Se fundó en el año 1901 el “Teatro Primitivo”, nombre lo suficientemente claro como para imaginarnos cómo serían sus condiciones técnicas y sus medios de representar:
En este rústico teatro de la época troglodita, en cuya confección sólo entraron groseras tablas de cajones y rudas vigas, sin más decoración que tabiques de madera blanqueados a mano por los socios, se pusieron en escena las siguientes obras: “El capitán Cornouboute”, “Marcha”, “El sillón improvisado” y otras originales de Ignacio Baleztena.
Quizá de esta "vena" artística procedan parte de las dotes de interpretación de una conocida actriz nieta de Ignacio, a quien aprovecho para mandar un cariñoso saludo.
La "tía Lola", Dolores Baleztena, en una representación del "Teatro Primitivo", posteriormente llamado "Teatro Chopical" |
Pero la actividad en Leiza del "aitacho", Ignacio Baleztena, no quedaba solo para la familia dentro de la casa, sino que se abría a todo el pueblo. Participaba activamente en la organización de los "santiburcios", y promovió las fiestas patronales del pueblo en honor a San Tiburcio, como se ve en el cartel de fiestas de 1903 realizado por él mismo:
Cartel de las fiestas de Leiza de 1903 en honor a su patrón San Tiburcio realizado por "Tiburcio de Okabío" (Ignacio Baleztena) |
Como hemos dicho "Petrorena", la casa de la familia, estaba siempre abierta a todos los leizarras y veraneantes, que entonces eran abundantes, como puede verse en esta foto de los balcones atestados de gente durante las fiestas patronales. Así pues, a la familia Baleztena se le tenía un gran aprecio en Leiza ya que sus puertas siempre estuvieron abiertas para ayudar a cualquier vecino que lo necesitara y siempre disponibles a trabajar por el pueblo.
Los balcones de "Petrorena" llenos de leizarras y veraneantes durante los santiburcios |
Otra de las inicitivas de "Tiburcio de Okabío" fue fundar la "Orden de la Virgen del Chaparro". ¿Qué es esto?. Para saberlo tendrás que tener un poco de paciencia conmigo y darme tiempo para escribirlo en este blog mañana si Dios quiere.
Enhorabuena por la idea del blog, que espero que sea una aventura larga que, en cualquier caso, prometo seguir con fidelidad.
ResponderEliminarGregorio Luri, azagrés residente en Cataluña.
¡Pro libertate patria, gens libera aestate!
G. Luri
Gracias tio Javiercho, en nombre de mi hermana, por si ella no lo ha hecho ya, y en el mío, por ser tan generoso de dedicarnos tu tiempo y saber para ofrecernos esta encantadora obra.
ResponderEliminarMil besos