Premín de Iruña

IGNACIO BALEZTENA ASCÁRATE "PREMÍN DE IRUÑA" (PAMPLONA 1887-1972): SU PERSONA, SU VIDA Y SU OBRA

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Infancia y juventud de "Premín de Iruña" (III). Entre Deusto y Salamanca

Querido lector, en primer lugar quiero disculparme por el cambio de plan que vas a ver respecto a mi programa de contenidos expuesto ayer. No obstante no es achacable a falta de formalidad, sino a que me debo a vosotros, y  uno de los seguidores del blog me ha solicitado que explicara un poco más por  qué se produjo el cambio de la Universidad de Deusto a la de Salamanca y si podía narrar alguna anécdota de esa época. Pues te agradezco la sugerencia y creo que en atención a ti y tu interés merece la pena alargar un día esta parte. Además esto me sirve para mostrar como Ignacio ya desde joven comenzaba a tener actuaciones y ocurrencias llenas de humor que luego pasaron al vocabulario popular de los habitantes de la Pamplona de la época como "cosas de Baleztena"

Foto familiar de la infancia de "Premín de Iruña", que se encuentra "trepado" detrás de su hermana Mª Isabel a la derecha de esta imagen que es previa a su época universitaria.

DEUSTO

Como ya dije por su carác­ter alegre, divertido y jolgorioso y dado a gastar bromas con frecuencia, que nunca fueron de mal gusto, unido a  su temperamento difícilmente comprendido por los “homes sesudos" -según ellos no daba la talla-, le obliga­ron a abandonar Deusto para terminar en Sala­manca. ¿A qué me refería con esto?. Lo ilustraré con un ejemplo que el "aitacho" nos contaba: 

En Deusto los “escusaus”, o WC como se dice ahora, de la residencia de los jesuitas eran, como todos los que hemos estado en un colegio de entonces sabemos, una sala grande con varios habitáculos separados por tabiques a media altura, con su puerta correspondiente y una taza de retrete.

Pues bien, el estudiante universitario Ignacio no tuvo mejor idea que en dichos “escusaus”, introducirse en el primer habitáculo, cerrar por dentro con pestillo la puerta, saltar por encima del tabique como pudo al siguiente cubículo, volver a repetir la actuación anterior, y así sucesivamente en todos los demás, que serían unos ocho, hasta que todos quedaron cerrados. Posteriormente salió pitando para no ser descubierto, haciéndose el despistado, pero sin perder de vista qué pasaba.

Así pues, poco a poco iban llegando los padres jesuitas para realizar lo que la naturaleza ha hecho que sólo uno pueda realizar por sí mismo, y al ver que todas las plazas estaban supuestamente ocupadas, se formó una cola de apurados sacerdotes, que dando saltitos y moviéndose nerviosamente esperaban que alguno quedara libre hasta que alguien se dio cuenta de la situación, organizándose el correspondiente escándalo. Nadie sabe por qué, y sin que nadie lo denunciara, rápidamente dieron por supuesto que el artífice de tamaña broma era ni más, ni menos, Ignacio… Quizá esta fue una de las causas por la que decidieron “que no daba la talla”. La cuestión es que acabó la carrera en Salamanca

SALAMANCA

Estando en la capital charra, como ya he adelantado fue alumno de Unamuno con quien tenía muy buena relación ya que se guaradaban un gran respeto y aprecio, pese a sus diferencias ideológicas, hasta el punto de que el profesor le llamaba amistosamente "el navarro". Un día que Ignacio acudía a clase con sus amigos pasaron por un pedestal al que le faltaba la escultura, ya porque la estaban arreglando, ya porque la iban a inaugurar en breve. La cuestión es que no pudo dejar pasar la ocasión para subirse a él poniendo posturas de estatua. Y en estas estaba cuando ante su asombro todos sus compañeros huyeron despavoridamente, quedándose él sólo. Pronto se percató de la causa de tan repentina espantada al observar cómo enfrente suya avanzaba el propio Unamuno. Ante esta embarazosa situación “para disimular”, como lo contaba él con una gracia especial, se quedó quieto como una estatua y en pos de idem. Unamuno, parándose delante estuvo un rato observando y para sorpresa de Ignacio, que pese a intuir que le iba a caer una pequeña reprimenda no cambio su postura, el profesor lejos de eso comentó: “A otros con menos méritos se les hacen estatuas”, y se fue.

Me alegro estimado J. que me hayas solicitado que cuente alguna anécdota, porque así vamos viendo qué eran esas famosas “cosas de Baleztena”. Ya veis que vuestras sugerencias enviadas a premindeiruna@gmail.com pueden enriquecer el blog. Aprovecho para recordaros que al final de cada texto hay un apartado de comentarios, en los cuales hay ya introducidos varios y en el que os animo a participar. Y a ti querido lector que has aguantado pacientemente, espero que con una sonrisa en la boca, este cambio de programa te animo a que mañana sigas esperando ansiosamente la siguiente entrada en la que ya sí que contaré detalles de cómo era la vida de "Premín de Iruña" a principios de siglo, entre Pamplona y Leiza, con fotos y acontecidos curiosos. Lo dicho, hasta mañana si Dios quiere.

3 comentarios:

  1. Divertidas anecdotas de tan insigne persona de nuestra vieja iruña, sigo tu blog diariamente, o cada vez que mi agreteado trabajo en cervezas "cruz azul" me lo permite. Enhorabuena por lanzarte en esta aventura, siempre es bueno conocer a los nuestros.

    un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Me cuadra el broncíneo Tancredo con patillas y el comentario aplomado del que fuera rector.

    ResponderEliminar
  3. Por cierto, recuerdo haberle oído contar varias veces la "ideica" de los "escusáus" y que lo que más celebraba no era la maniobra, sino el baile de la incontinencia de los pobres frailes.

    ResponderEliminar