Sagrado
Corazón de Jesús,
en
vos confío
Querido lector, abandonamos Mayo, mes de la Virgen, para comenzar Junio,
dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. En las casas de Navarra es tradición al
inaugurarlas, bendecirlas y entronizar una imagen del Sagrado Corazón de Jesús
en un lugar preferente. Esto que escribo como inicio ayudará a entender el
final de esta entada.
En nuestra tierra la devoción al Sagrado Corazón está muy arraigada. En los
ayuntamientos, puertas de las casas, ciudades, pueblos… nunca faltaba una imagen
del mismo. Precisamente el aitacho era especialmente devoto del Mismo. En casa
Baleztena todos los días de este mes se le rezaba y cantaba como ya vimos el año pasado. Y esta tradición la mantienen viva en sus respectivas casas nietos y
biznietos de Ignacio Baleztena.
Y cambiando de tercio, para no retrasar demasiado su biografía la retomamos
donde la habíamos dejado: en Leiza el 17 de Julio de 1936. La cónica de lo que
sucedió estos días la dejo en manos de la tía Lola, hermana de mi padre Ignacio
Baleztena:
“Al
día siguiente, 18 de julio, pretendimos hablar con Pamplona pero las
comunicaciones estaban cortadas. Entonces se nos ocurrió ir a San Sebastián en
busca de noticias. Al pasar por Tolosa todo parecía tranquilo, así, como en los
pueblos del trayecto.
En
San Sebastián Santita[1], mi
sobrina, y yo fuimos enseguida a casa de Bustinduy, que era jefe de los
requetés en Guipúzcoa y su hermana nos dijo que andaba por los pueblos dando la
orden de acudir en la madrugada del domingo al cuartel de Loyola para secundar
la sublevación, y también nos dijo que nos fuéramos cuanto antes, pues la
carretera de Pamplona sería cortada.
Como
nos habíamos separado de mi hermano Ignacio[2],
estábamos impacientes por verle llegar y más, al oir las radios por el barrio
de Gros diciendo que la sublevación estaba dominada. Las calles iban quedando
desiertas; por el Paseo de la Concha no quedaba un alma ...
Llegó por fin Ignacio trayendo menos
noticias que nosotras. Al acercarse al Gobierno Civil, por ver si allí se
observaba algún movimiento, se encontró con Manuel Irujo, diputado nacionalista
de Navarra y más tarde Ministro de Justicia en el Madrid rojo.
-
¿Qué haces por
aquí? –le preguntó.
- Pues, como estamos proyectando una gira a
Francia con los Muthikos, vengo por la cuestión de los pasaportes.
- Bien Ignacio; tú siempre de buen humor.
Pues yo, como he oído rumores de sublevación, vengo al Gobierno a saber qué hay
de cierto.
Y los dos se separaron amigablemente. Los
dos se mintieron con descaro, pero la mentira de Irujo fue más transcendental.
Pudimos comprobarlo aquella misma tarde,
El periódico de la tarde, “El Día”, decía:
El señor Irujo en el Gobierno Civil para ofrecer al gobierno las fuerzas de los
nacionalista de Euzkadi. Como se ve, la mentira de este último fue bastante
transcendental.
Al regresar ya no
funcionaba ningún auto; en los pueblos se veían grupos discutiendo
acaloradamente. Después del nuestro, raro sería el coche que consiguiera salir
de San Sebastián. Una vez más, la Providencia veló por nosotros.
Al
regresar a Leiza nos comunicaron las últimas noticias: había ya estallado el
Alzamiento aunque no en las calles. En vista de esto, sin probar la comida, nos
fuimos a Pamplona mis hermanos Joaquín[3] e
Ignacio y mi sobrino Javier[4],
pero ante el temor de cómo estaría cierto barrio algo conflictivo de los
alrededores, tomando la carretera de Osquia, llegamos a Cizur, y desde allí
pudieron ponerse al habla con el Círculo Carlista, donde se encontraba Juan
Jesús (Chan[5]),
otro sobrino, pues cuando su familia se marchó a Leiza él se negó a ir,
diciendo a su madre: “Imposible, mamá. En el Círculo nos estamos todos
confesando porque se prepara algo de una terribilidad terrible[6].”
-
Enseguida subo a
Cizur y os llevaré un encargo de suma importancia.- contestó Chan al otro lado
del teléfono.
Mis
hermanos (Ignacio y Joaquín) y Javier, el suyo (el de Chan), bajaron a
recibirle y mientras tanto, yo me quedé en casa Larraya y con las margaritas
del pueblo. Al salir, paró en la puerta un coche y lanzó un gran paquete más
este aviso: - Mañana, después de oír la primera misa, toda la Cendea a la
concentración de Pamplona, y ¡viva España! Y salió disparado sin más
explicaciones. Eran boinas rojas para los de todos los pueblos que irían allí a
recogerlas.
En
el gran salón de la casa, donde estaba entronizado el Sagrado corazón, como en
tantas otras, poniéndonos de rodillas ante él esparcimos las boinas rojas
mientras suplicábamos fervientemente: Bendícelas Señor. Van a cubrir las
cabezas de los defensores de la Santa Causa.
Joaquín e Ignacio
junto con Juan Jesús (Chan) bajaron a Pamplona. Y los demás con Javier nos
volvimos a Leiza. …
Y
así dejamos al aitacho en Pamplona en la noche del 18 de Julio, expectante ante
la evolución de los acontecimientos, como veremos en la próxima entrada si Dios
quiere.
[1] Mª Santos Jaurrieta
Baleztena, sobrina de Ignacio
[2] Ignacio Baleztena Ascárate, mi padre
[3] Joaquín Baleztena Ascárate, hermano de Ignacio
y Jefe Regional Carlista de Navarra
[4] Javier Jaurrieta Baleztena, otro sobrino de
Ignacio Baleztena
[5] Juan Jesús (Chan)
Jaurrieta Baleztena, hermano de de Javier y por tanto sobrino de Ignacio
Baleztena
[6] Una expresión muy suya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario