Querido lector, dejábamos al aitacho
en la noche del 18 de Julio a la expectativa de lo que pudiera pasar.
Pues bien al amanecer del 19 de
Julio de 1936 fue el Alzamiento en Navarra, un día después que en el resto de
España, y con un carácter muy peculiar. Fue un levantamiento fundamentalmente
popular y masivo a diferencia de una sublevación exclusivamente militar. Como
se verá los militares tuvieron que ir al ritmo de los voluntarios y no al
revés. Y la otra característica fundamental es el carácter de defensa de la Religión
que tuvo. Si la II república no hubiera perseguido tan violentamente a la
Iglesia Católica posiblemente el carlismo navarro no hubiera participado tan
activamente. En resumen fue un Alzamiento eminentemente popular, con un fuerte carácter de defensa
ante la persecución religiosa, y que unió a todas las clases sociales. Para
comprobarlo leemos las memorias de la tía Lola, hermana de mi padre:
“Aquel
histórico 19 de julio de 1936, lucía un sol espléndido en la vieja Iruña. ¡Qué
era aquello, Dios mío! ¡Qué espectáculo tan indescriptible! Por todas las
calles afluían riadas de jóvenes con sus uniformes y boinas rojas; se veían y
oían caras de júbilo, gritos de entusiasmo, un grupo de Margaritas paseaban la
bandera española, aquella bandera que nos regaló en Pau un grupo de
legitimistas franceses (a los del Muthiko). Fue la primera que salió a la calle
al alborear el día.” (Para ver la historia de esta bandera pincha aquí)
“Pero donde el
espectáculo se desarrollaba en toda su soberana grandeza, era en la Plaza del
Castillo. …ante el Círculo Carlista aquello
era un hervidero de gentes, un loquero de entusiasmo. “Llegó la nuestra”, nos
decíamos abrazándonos hombres y mujeres, jóvenes y viejos. Ante el Círculo
paraban sin cesar autos, camiones y hasta carros de labranza llenos de mozos,
sin más armas y uniformes que la boina roja. Algunos, ni siquiera llevaban
chaqueta. Se tiraban de los coches dando vivas: “Aquí venemos, confesadicos y
comulgadicos p’a lo que Dios quiera”, gritaba un mozo de aspecto enérgico y
valiente.
Este
Círculo Carlista bien se podría llamar Cuartel General de los Voluntarios. Ante
él se paraban sin cesar camiones repletos de mozos enarbolando las banderas de
los Círculos; algunos uniformados, los más si ellos, en mangas de camisa, pero
con boinas rojas. Sin armas, mas con una fe y entusiasmo capaz de vencer a un
ejército.”
Casa Baleztena refugio y centro de prensa
Mientras tanto, enfrente del
Círculo, en Casa Baleztena, convertida en centro de acogida de militares que
habían huido de la zona roja por Francia, mi padre Ignacio organizó un centro
de prensa muy peculiar como nos sigue contando su hermana la tía Lola:
“En
Casa Baleztena el comedor de la casa era un desorden terrible formado por
colchones tirados por el suelo. Parece ser que fueron ocupados por militares
perseguidos llegados de Francia, donde estaban esperando el aviso oportuno para
“echarse al monte”. Relativamente ordenado, en el mismo comedor se estaba celebrando en torno a la mesa lo
que ahora se llama “rueda de prensa”. Periodistas de toda Europa, allí
congregados, preguntaban insaciables. Mis sobrinas, que sabían francés, inglés
y alemán, aprendidos en los pueblos diplomáticos por los que pasó su padre,
eran interviuvadas. Continuamente se volvían a su tío Ignacio para decirle:
preguntan esto... ¿qué les contestaré? ... Y como si estuvieran en la ONU,
traducían inmediatamente…
Engalanamiento de la casa y bandera bicolor en la Diputación
“Estando poniendo las colgaduras[1]
vimos a un grupo de requetés llevando en triunfo la bandera española. Subieron
a la Diputación para colocarla, y cuando flameó gallarda en la fachada
principal, una vez más se puso al rojo vivo el frenético entusiasmo.”
Como estamos
viviendo el pueblo carlista, los voluntarios, estaban organizando el asunto por
su parte. Por un lado estaba el centro de organización del Alzamiento civil (El
Círculo Carlista) con la zona de prensa en Casa Baleztena, y por otro lado estaba
el militar, en el Palacio del Virrey (entonces Capitanía y actualmente Archivo
de Navarra) que enarbolaba la bandera tricolor, a donde le llegaban todas estas
noticias a Mola, el “director” del levantamiento militar. Como vemos no se
esperaba una respuesta tan masiva que le desbordaba definitivamente su antigua idea
de imponer un directorio republicano.
“Mola, al enterarse de
este episodio, dijo que eso de la bandera era prematuro, pues todavía no se
había tratado de ello. Uno de los que allí estaban comentó:
-
¡Dejadlos! ¡Vamos
a morir por ella!
Y
seguían, sin interrupción, llegando camiones cargados de mozos de la ribera,
que “abandonando en su arranque amores y hogar y dejando en los campos la mies
sin segar”, acudían para trabajar y conquistar en otros campos yermos de fe y
de amor patrio.
Requetés en la Ciudadela. Los voluntarios venidos de toda Navarra se fueron presentando en cuartel, en Capitanía y en la Ciudadela (en la foto) para consguir las armas y organizarse. |
Los requetés
comenzaron a salir en autobuses y camiones hacia los distintos frentes
(fundamentalmente Madrid y Guipúzcoa). Entre ellos iban dos sobrinos de
Ignacio: los hermanos Javier y Juan Jesús Jaurrieta Baleztena (Chan).
Una vez conseguidas las armas y relativamente organizados los requetés desfilaban entre Casa Baleztena ya engalanada y la Diputación Foral de Navarra antes de partir hacia los distintos frentes. |
El
último camión desapareció cuando el sol se ocultaba, y ¡qué en tinieblas dejó
nuestros corazones! Navarra había enviado camino de Madrid y camino de
Guipúzcoa su cargamento de héroes. Una era angustiosa se abría en nuestras
vidas. ¿Qué penalidades les esperaban? ¡Cuántos sucumbirían en el combate!”
Efectivamente muchos requetés no volverían con vida. En la foto las del Muthiko Alaiak en el entierro del requeté Madoz en Pamplona. |
Y
así llegaba la noche del 19 de Julio de 1936 en la que gran parte de Navarra,
fiel a la Tradición de sus mayores, se alzó en defensa de Dios ante la violenta
persecución religiosa, de la Patria frente a la amenaza de una inminente
dictadura del proletariado, y en concreto los carlistas (que formaban el
grueso) también de las libertades forales y en espera de que pudiera volver el
Rey D. Afonso Carlos, aunque esto último no pudieran decirlo abiertamente. Dios,
Patria-Fueros, Rey. En las próximas entradas veremos la actividad del aitacho
los días que siguieron, si Dios quiere. Y con ello veremos que ocurría en
Leiza…
Seguiremos estudiando todo lo que se pueda referente a ese misterio que se llama España. Y que se haga la voluntad de Dios. Del Dios que nos trajeron los misioneros.
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