Premín de Iruña

IGNACIO BALEZTENA ASCÁRATE "PREMÍN DE IRUÑA" (PAMPLONA 1887-1972): SU PERSONA, SU VIDA Y SU OBRA

martes, 24 de mayo de 2011

Aparición de la Virgen del Camino (y II)

Querido lector, en este mes mariano de Mayo, con motivo de la octava de la Virgen del Camino, Reina y Señora de Pamplona, y patrona obviamente de nuestra recoleta Iruña, ayer comenzábamos este relato escrito por el “aitacho” en una “iruñería” y que continúa de la siguiente manera:

La Virgen del Camino del Camino, Reina y Señora de Pamplona (y Patrona obviamente)
"APARICION DE LA VIRGEN DEL CAMINO II

            …Apeáronse de sus cabalgaduras y descalzándose se dirigieron a la iglesia de San Cernin, y en ella, con grandes muestras de veneración y dando voces de arrepentimiento y dolor, adoraron la sagrada imagen.

            “Pidieron luego audiencia a la Ciudad, que no tardó en reunirse en su Casa de Ayuntamiento, y en ella explicaron los castellanos el objeto de su peregrinación a Pamplona.

            Dijeron que desde tiempo inmemorial, la imagen de la Virgen que en la actualidad se hallaba en Pamplona había sido venerada en una ermita situada en las proximidades de la ciudad de Alfaro, junto al camino real, y hacía ya varios días había desaparecido. Que allá llegó la noticia de que algún viandante se había apoderado de ella, trayéndola a Pamplona, y que para volverla a su antigua residencia con todos los honores habían venido desde sus tierras. Los sacerdotes que formaban en la comisión aseguraron que el santo simulacro era el mismo desaparecido, y que por lo tanto, era cosa de justicia y razón que les fuera devuelto, para volver a colocarlo en el lugar donde siempre había sido venerada.

            Esto de la veneración lo dijeron con cierto sonrojo, pues pública y notoria era la poca devoción que en aquella comarca se sentía por la Virgen del Camino Real, y si alguna vez alguien entraba en la ermita, tan solo era para descansar a la fresca los días calurosos o librarse de los chaparrones que pudieran cogerles en el camino.

            Mucho costó convencer a los rexidores de Pamplona de la razón que pudiera asistir a los riojanos, pero al fin, para evitar mayores males, les fue entregada la imagen, y ellos, de noche, para evitar alguna agresión por parte del pueblo, salieron camino de su tierra.

            Pasaron varios días en los que los pamploneses no se consolaban de lo ocurrido y hasta había quien proponía ir a Alfaro para apoderarse por la tremenda de la adorada virgencica. No hubo necesidad de llegar a esos extremos, pues una mañana, muy tempranico, volviose a oír el jolgorioso campaneo anunciador de alegrías y buenas nuevas. Nadie dudó ni un momento de cual pudieran ser sus motivos. ¡Es la virgencica que vuelve!, se oía gritar por todas partes. Las campanas de las demás parroquias unieron sus sones a las de San Cernin y, en menos que canta un gallo, todo Pamplona se arremolinó en el templo dando vivas y haciendo manifestaciones mil de regocijo al constatar que, efectivamente, allí, en lo alto de la viga, estaba la querida imagen de la Virgen, mostrando sonriente a los regocijados irunshemes a su divino hijo, que con su manita levantada parecía bendecirles.

            -¡Ya pueden venir todos los ejércitos de Aragón y Castilla reunidos, que ya no se nos la llevan! Gritaban todos llenos de entusiasmo.

            Pero nadie intentó hacerlo; los de Alfaro llegaron a comprender que era voluntad divina el que la imagen quedase en Pamplona, y allá, en el fondo de sus conciencias, se acusan de ser ellos la causa de este abandono, por el grande en que durante muchos años le habían tenido, y recordaban que, en cierta ocasión, ocurrió un crimen en las cercanías de la ermita, después del cual el homicida ocultó el puñal en la basílica, en la seguridad completa que no lo podrían encontrar, por la razón sencilla de que persona alguna jamás entraba en ella.

            Se colocó la imagen para la adoración de los fieles en una especie de jaula o urna enrejada al lado de la viga donde hizo su aparición, pero ya entrado el siglo XVI se pensó en trasladarla a una de las capillas de la parroquia, a fin de que pudiera ser adorada con más comodidad y decoro. La capilla elegida fue la del Santo Cristo, y en ella por espacio de muchos años recibió la adoración de sus devotos. Como resultase insuficiente, dado el culto que se le tributa, se pensó seriamente en construir una nueva capilla digna de tan grande advocación; pero de esta y de las fiestas que siguieron a la inauguración de ella daremos cuenta, Deo volante, en otra ocasión".


Tiburcio de Okabio
Iruñerías
Diario de Navarra, 15-5-1949.

Bueno, ahora ya sabes la historia de las apariciones de la Virgen del Camino, que harta de que no la veneraran en su ermita de Alfaro pensó que iba a ser más querida y honrada por los irunshemes. Esperemos que por tu culpa y la mía no se vea obligada a emigrar de nuevo a otros lares. Por cierto cuando vayas a visitarla, si quieres saber en que viga se apareció es la que está muy arriba, en el altar mayor de San Cernín (o San Saturnino) y que se conserva a la vista como recuerdo de aquel milagroso suceso con unas letricas escritas indicando que ese fue el lugar concreto.

Y a partir de ahora retomo la biografía de mi padre, Ignacio Baleztena, que la teníamos un poco aparcada desde hace algún tiempo, y será con un episodio que… veremos en la próxima entrada si Dios quiere.

2 comentarios:

  1. Estoy fascinada leyendo esto. La Virgen del Camino, más bien la devoción de la Virgen del Camino, fue llevada por los misioneros jesuitas a territorio de los indios yaquis en el noroeste de México, y le hacen una fiesta maravillosa.

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  2. Muchas gracias por esta información. La verdad es que desconocía este dato y me alegra saberlo. Un cordial saludo. Javier Baleztena

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