Querido lector, una vez pasado el puente foral y de la Inmaculada, cuyas festividades han marcado las anteriores entradas, retomaré la biografía del "aitacho" con sus aventuras y desventuras. Nos quedamos en 1912, cuando durante unos sanfermines organizó un buen guirigay con motivo de la celebración del VII centenario de la batalla de las Navas de Tolosa. Aunque no es la única "cosa de Baleztena" que montó durante las fiestas patronales ese año. Y es que él era muy sanferminero y aportó a las "mezetas" cosas mucho más interesantes (por lo menos, para mi parcial entender de hijo) que algún escritor forastero de reputada fama. Pero antes de meternos de lleno en su actividad festiva, no puedo dejar de contarte una pequeña anécdota que pasaría por alto cualquier sesudo y erudito biógrafo, pero no yo. Y es que esta historia ha tomado especial interés recientemente, en Octubre de este año por... lo que te contaré al final. Para ello nos tenemos que retrotraer a su época de estudiante en Salamanca aunque sea, como se dice en el cine, hacer un "flash back", o como se escriba.
Cuando Ignacio fue a la capital charra a finalizar los estudios de derecho su madre, Dolores Ascárate, le metió en el bolsillo una carta dirigida a una amiga guipuzcoana llamada Juana Josefa Cipitria y Barriola, para que lo atendiera, y de paso velara que no se disipase y siguiera una vida ordenada dentro de lo que se pudiere, pues, aunque sabía que lo de la vida disipada no iba con su hijo, no lo tenía tan claro con lo segundo tras las peripecias de Deusto...
Así, ni corto ni perezoso, Ignacio se presentó en la dirección indicada, ni más ni menos, que el convento fundado por esa misma señora, una monjica que al tomar los hábitos, como ocurre en estos casos, cambió su nombre por el de Cándida María de Jesús. Se encontró a una religiosa que había sido casi analfabeta hasta los 24 años, pero con un empuje y un "kozkor" que le había llevado, ni más ni menos, a fundar la Congregación de las Hijas de Jesús (las "Jesuitinas" para aclararnos) dedicada a la educación de las mujeres de todas las clases sociales sin distinción, con el "lema" de "donde no hay sitio para los pobres, no hay sitio para mi". A ella con tan poca formación académica le cayó semejante encargo de lo Alto, siendo de nuevo una prueba viviente de como Dios escribe recto con renglones torcidos. La buena religiosa enseguida se percató de que de Ignacio se podía fíar. Dado que al convento que ella misma había fundado acudían chicas jóvenes interesadas en la orden, vio el cielo abierto al encontrar un muchacho joven y de confianza que les acompañara a pasear por la ciudad, mientras se aclaraba su situación definitiva.
Así, Ignacio, sin quererlo ni merecerlo, se vio envuelto aunque fuera de forma indirecta y por carambola en los inicios de la fundación de las "Jesuitinas". Él mismo contaba, cómo solía provocar la curiosidad de sus amigos salmantinos cuando le veían pasear cada vez con distintos grupos de mozas, y ante sus preguntas, siempre les contestaba con su humor característico "¿Qué de dónde las conozco?, vienen a verme de toda España" lo cual aún reconcomía más las envidias que con tan fausto motivo levantaba entre sus compañeros. ¡Si ellos supieran!.
La madre Cándida María de Jesús falleció precisamente en ese año de 1912 en el que nos situábamos al principio, y el "aitacho" siempre le tuvo posteriormente mucha devoción y nos insistía en que le pidiéramos favores.
Al inicio he comentado, que hace dos meses este encuentro tan aparentemente poco importante ha cobrado especial actualidad y relieve pues Cándida María de Jesús fue elevada a los altares el pasado 17 de Octubre de 2010. Así, que más que titular esta entrada como "Con una monja en Salamanca" debería haberla introducido como "Con una santa en Salamanca".
Santa Cándida María de Jesús, canonizada el 17 de Octubre de 2010 |
Y ahora, antes de despedirme, te anunció que a partir de mañana, si Dios quiere, conocerás la faceta más sanferminera del "aitacho"; ya se que muchos la estáis esperando como agua de Mayo.
Lo estoy viendo... Sitúo en su época el "¡vienen a verme de toda España!" y me parece un comentario absolutamente rompedor.
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