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jueves, 28 de julio de 2011

Cirilo por San fermín pasó aventuras sin fin (VII). Dña Agapita y D. Homobono



(Entran por el foro doña Agapita seguida por D. Homobono)

Agapita.- ¿Qué? ¿otra vez de jaleo?. ¿Cuándo va usted a terminar de armarnos escenas?. Pues no faltaba más, sino que vinieran ustedes con sus peloteras a quitar en una semana el buen nombre que ha adquirido mi casa en veinte años que lleva de existencia. ¡Porra con el tío este!.
Tol.- Señora, señora...
Aga.- A mí nadie me replica, ¿sabe usted?, y ya no gasto con usted más saliva que la necesaria para decirle que está de más en mi casa y que por esa puerta se va a la calle; y si no quiere cogerla por las buenas, aquí está mi marido para ponerle en volandas de patitas en la calle.
Homobono.- Mujer, yo...
Tol.- Señora; en atención a haber comido el pan bajo el mismo techo que usted se cobija, hace que tome la molestia de darle un consejo de amigo, que es como sigue: cuando sienta usted verdaderos deseos de probar que tal le sientan las tocas de la viudez, para verlos realizados no tiene usted más que volver a dar a su cónyuge la orden respectiva a las volandas. Y me voy porque me da la gana; pero antes permítanme ustedes haga uso de mi autorizada palabra para dejar las cosas en el lugar que les corresponde: Yo, Rafael Gutiérrez Domínguez, consorte hasta hoy de Soledad Gómez Pérez, ante ustedes por testigos declaro y digo: que me divorcio ipsofacto de ella por incompatibilidad de caracteres, pero advirtiendo, que si la susodicha Soledad Gómez Pérez pretende sin mi expreso beneplácito pisar las tablas de café cantante, salón de varieteses u otros coliseos análogos, sola u acompañada: yo, el infraescrito, en uso de la facultad que el Fuero Juzgo me concede, declaro, firmo y rubrico con el que será cuerpo del delito, que la mencionada Zulima, puede encargarse de antemano un féretro más o menos artístico, para cuya adquisición adelanto el presente cupro-niquel. Y me voy... Salú, y que Undivé les guarde. (Se va)
Aga.- ¡Eh!, bueno, ¿y la cuenta?.
Homo.- No mujer, déjalo, que la tranquilidad no se paga con nada.
Zuli.- No, si lo que siempre les he dicho, es lo más corrompido y criminal que Dios ha echado al mundo. Y todo, porque no se ha encontrado nunca más que con gallinas que se asustan de sus bravatas y no se atreven a pararle los pies.
Homo.- Tiene usted razón señora. Si llego yo a venir antes o tarda él en salir un minuto...
Aga.- Te mueres de miedo. Y tú (a Fermín) ¿Qué hacías aquí?.
Ferm.- Pues..., yo estaba con un pánico horrible.
Satur.- Lo creo.
Ferm.- ... de dejarme llevar de mi genio y de..., pero como me merecen tanta consideración los muebles de esta casa...
Aga.- Nada, lo que yo digo mil veces, que va a ser necesario que me ponga yo los pantalones.
Homo.- Pues avisa cuando lo vas a hacer en todos los diarios de la localidad y aquel día nos hacemos ricos cobrando a real la entrada.
Aga.- ¿Qué has dicho Homobono?.
Homo.- Nada Agapita, que puedes ponerte los míos caquis que te estarán de rechupete.
Aga.- ¡Ea!, basta ya de palique. Tú, Fermín, a acabar con la vajilla.
Ferm.- Si quiere usted que termine enseguida con toda ella, no tiene usted más que decirle a la Satur que empiece a darme esperanzas. (coge la vajilla y sale por el foro).
Aga.- Tú, a arreglar las habitaciones, y tú, Homobono, a subir a la cocina los quince sacos de carbón que hay en el patio.
Homo.- Mujer, que no voy a poder llegar a la procesión para ver como le sienta al presidente de la Comisión de Beneficencia la chistera de cuando yo era concejal, que me la ha pedido prestada.
Aga.- ¡Qué chistera ni qué porra!; tú no sales de casa hasta que hayas subido los quince sacos (sale homobono por el foro). Y cada mochuelo a su olivo. Y usted señora, en el estante del comedor tiene la tila para lo que guste.
Zuli.- ¿Tila yo?; dinamita, trilita, es lo que necesito. ¿ha dicho que no bailaré?. ¡Vaya que no!. Y esta misma noche. Y no sola, sino que me busco ahora mismo otro que haga de negro excéntrico, y con dos buenas lecciones y propina regular, damos hoy el opio al público.

(Entra Cirilo por el foro)

Continuará

miércoles, 27 de julio de 2011

Cirilo por San Fermín paso aventuras sin fin (VI). Tolique y la bella Zulima



Ferm.- Te lo bailas con Geroboán. (Se oye el gran broncazo en la habitació derecha) ¡Eh! ¿qué es eso?
Satur.- Qué ha de ser, lo de siempre. Ya está el chulo ese de las varietés armando bronca con su mujer por no perder la costumbre.
(Se oye un tortazo padre)
Ferm.- ¡Agua va!.
Tolique.- (Saliendo el Tolique con un gran garrote de la puerta lateral derecha) Se puede saber quien es el que ha mencionado ese líquido asqueroso.
Ferm.- ¡Hombre!, yo creí que no faltaba a nadie por decir: ¡agua va!.
Toli.- Agua, agua de chufa es lo que sobra en las venas de uno que yo me sé, y al que me encargo de extraérsela gota a gota.
Satur.- ¿Es usted practicante?
Toli.- Niña, los chicos bien educados solo hablan cuando se les interviuva o cuando las gallinas hacen ciertos menesteres ajenos a su naturaleza.
Ferm.- ¡Eh! ¡caballero!. Las manos quietas.
Toli.- Poco a poco. ¿Se puede saber, si en esta casa u mansión hay alguien a quien le sobra no más que un milímetro de lengua?, no vaya a ser que me encargue de ponérsela de bufanda u de corbata. Y usted, digna representante del gremio doméstico, y en atención a su sexo antagónico al mío me digno dirigirle mi autorizada palabra sin lanzar exabrupto alguno: ¿tiene usted el caprichito de ver salir la nuca de una persona por el ojo izquierdo de su propietaria?.
Satur.- Pues hijo, avise usted cuando se deja los exabruptos encima del piano.
Toli.- Si no va por usted, nena. Lo digo porque si usted muestra el más mínimo deseo por ver ese pequeño escamoteo, no tiene usted más que hacerme una ligera indicación y realizo ese ejercicio de prestidigitación en la persona de mi consorte.

(Sale Zulima por la misma puerta)

Zulima.- (saliendo) Qué es lo que está diciendo ese sinvergüenza, granuja, mal nacido, criminal, ladrón, corruptor, canalla, estraperlista...
Toli.- Es que, ¿está usted dirigiéndose por radio a su progenitor u sease a su padre?
Zul.- Vamos, dejenme ustedes que le saque los ojos, que me le sorba los sesos, que le masque la nuez...
Satur.- ¡Por Dios señora! Tenga calma.
Zul.- Pero cómo quiere usted que la tenga, si desde hace cinco años que tuve la mala ocurrencia de casarme con ese calcomanía no hago más que tragar bilis, comerme los hígados...
Toli.- ¡Pchs! Apetito que tiene una.
Zul.- Yo, que maldita la necesidad que tengo de que nadie me ayude a ganar el pan, pues gracias a mis pies y garganta y demás aptitudes para el cante y baile, lo que me sobran son contratas, que más de veinte empresas se han puesto de moños y se han tirado los trastos a la cabeza por ser las preferidas en llevarme.
Toli.- ¡Eh! ¡Poco a poco!. Menos supitez y más razones. Vamos por partes. Ese cartel, esas contratas de que tanto te pavoneas y haces alarde, ¿cómo y de qué manera las has azquirido si no es por obra y gracia del que tienen ustedes el honor de escuchar en este momento, conocido en el mundo del arte por el sobrenombre del “Tolique Angelical?. ¿Cantarías tu acaso soleares, marianas, fandanguillos, etc., etc., si mientras tú desafinas, no haría yo llorar a la guitarra...?.
Zuli.- Lo que tú haces llorar es al público de asco.
Toli.- Tú crees que el título de reina del “Exotique Dance” con que te anuncias, ¿lo habrías adquirido si yo no me hubiera dignado hacerte el pandant ataviado de negro excéntrico?. Pero que conste niña, que las tales ganguitas se acabaron, “finis coronat... gangas”.
Zuli.- Pero, ¿Han oído ustedes?. Vaya, sujéteme señorita si no quieren ustedes tener que tratar con la justicia.
Toli.- Joven, (a Fermín) hágame el obsequio de ser portador del presente junco marino, no vaya a ser que me deje llevar de mi natural de suyo súpito, y de la primera manguzá esparza por las paredes la masa encefálica de mi consorte, y va a ser una lástima estropear tan artístico papel.
Ferm.- Ya sólo eso me faltaba, que me tomen por paragüero.
Zuli.- Canalla, sinvergüenza, mal nacido...
Toli.- Niña, no te olvides que en este mundo todo es finito.
Ferm.- Menos el junco.
Toli.- Y mi paciencia está comprendida en el catálogo de las cosas terráqueas

(Vuelve a coger el bastón y se dirige contra Zulima)

Ferm.- ¡Vaya!. ¡Se arma!. Pero lo que es, yo no me comprometo, yo llamo gente, doña Agapita, don Homobono, vengan ustedes a evitar un sepelio.
Satur.- ¡Señores!. Aquí no se pega nadie estando yo delante. Usted guarde las uñas para cuando le pique algo, y usted deje es limpiadientes pa cuando tenga alguna muela careada.

(Entran por el foro doña Agapita seguida por D. Homobono)

Continuará

martes, 26 de julio de 2011

Cirilo por San Fermín paso aventuras sin fin (V). Acto II. Fermín y Saturnina

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ACTO II


Sala-recibidor de una casa pensión. Puerta al foro que conduce a la escalera y habitaciones interiores. Puertas numeradas a derecha e izquierda y balcón primer término izquierda (espectador).

Fermín y Saturnina


Ferm.- Oye Saturnina, óyeme...
Satur.-Vamos a ver, que te ocurre.
Ferm.- No me seas tan ingrata.
Satur.- Y dale...
Ferm.- Acuérdate, que desde que te vi, te conocí...
Satur.- ¡Mira que agudo es el niño!
Ferm.- Y desde entonces me tienes chalu, apasionau y  completamente esclavizau.
Satur.-Mira por dónde. Yo venga a reunir sellos de correos para la redención de la esclavitud y resulta que tengo un esclavito a mi disposición. ¡Pero qué cara de idiota pones!
Ferm.- Saturnina, no me tomes la coleta. Que ya sabes que yo sólo vivo para satisfacer tus más diminutos deseos.
Satur.- ¿Sí? Pues mira, el mayor que ahora tengo es, que te calles y me dejes en paz. ¿Lo oyes bien? En ¡paz!.
Ferm.- Saturnina. Cruela, más que cruela. Acuérdate que por un caprichito tuyo corrí el año pasao delante de los toros y aún tengo que sentarme de medio lau por la pezuña que me plantó atrás, cuando me caí, aquel  jabonero.
Satur.-¡Ja...ja...! Chico no me lo recuerdes; que todavía tengo inchada la campanilla de lo que me reí aquel día; y vaya cara estúpida que ponías cuando te llevaban a la enfermería. ¡Ja...ja...!
Ferm.- No era para menos. ¡Menudo toro era aquel!
Satur.-¿Toro? Si era el manso del cuerno doblau. Los toros se apartaban al pasar a tu lao, con una cara de asco... ¡Cómo estarías! ¿ja...ja...!
Ferm.- Quien me iba a decir que iba a ser tan desgraciao por una mujer..., yo..., que siempre de las chicas me reí. Yo..., que siempre de las novias me burlé...
Satur.- Hoy en busca de un amante vengo aquí. ¡Ay de mí, ay de mí, si acabaré llorando...
Ferm.- Sí, reite, reite, que día llegará que te pese haber perdido esta ocasión para ser feliz, porque como yo  no has de encontrar uno que esté siempre dispuesto a servirte.
Satur.- De estorbo, sí, es verdad.
Ferm.- Y si no, haz la prueba; mándame lo que quieras; dime que te traiga la luna, pego un brinco y ¡jaun! Te la traigo en los dientes.
Satur.- ¡Chucho, ala de ahí!
Ferm.- Mándame darte un abrazo y ...
Satur.- Si en un caso de enajenación mental llegase a darte ese encarguito, y tú intentases obedecerme, ¡Virgen del Puy!, entonces, sí que no te sentabas de ninguna manera. Pero parece mentira que siendo tan poquica cosa que pareces un pedacico de birica, seas tan pesau. Cuantas veces quieres que te diga y te repita,que no me gustas, que no me gustas y que no me  gustas ni tanto así, ¿oyes?, ni tanto así.
Ferm.- ¡Uy!, qué dedico tan..., tan..., tan pirulí.
Satur.- Con que pirulí, ¿eh?. ¡Mostillo!.
Ferm.- Bueno Satur; paso por las calabazas que tan discreta me has dado, pero ¿por qué no has de querer bailar conmigo ni una sola vez en todos los sanfermines?.
Satur.- Pues, ya te lo he dicho ni sé las veces. Porque tengo comprometidos todos los bailes; los de hoy, los de mañana, los de pasau y los de todas las noches.
Ferm.- Pero si yo no te pido más, que si tocan seis veces seguidas la jota final, una la bailes conmigo.
Satur.- ¿Seis veces? Pues no quieres hacer soplar poco a los de la Pamplonesa.
Ferm.- Pues ríete de lo que soplan todos reunidos, a lo que voy a soplar yo para olvidar tus desdenes. ¡Ingrata!. Te olvidas de que si estoy yo aquí hace dos años limpiando platos y todo lo que tú deberías limpiar, es nada más que pa que tú no te estropees esas manicas que yo me hice la ilusión de que me las ibas a dar... ¡sí, dar!. Una vez me diste con una de ellas en las narices y me costó la broma un duro de perejil para contener la hemorragia.
Satur.- Chico qué listo eres, hasta sabes decir hemorragia.
Ferm.- Ya ves Satur, ya ves, lloro, sí lloro, ¡y cómo!. No necesito de agua para limpiar los platos, me sobra con las lágrimas.
Satur.- ¡Jesús! Solo porque no hagas semejante porquería, estoy por bailar contigo un chotis.
Ferm.- ¿Qué? ¿De veras? ¡Qué me dices! (deja caer los Platos).
Satur.- ¡Ay!. Eso que no, que los tengo todos comprometidos.
Ferm.- ¡Jobar! Ya podías haberlo dicho antes y podría decir que en la vida había roto un plato.
Satur.- Lo siento chico. Lo tengo comprometido con Juanito desde hace siete días
Ferm.- ¿Quien?. ¿Ese alférez tan pincho que anda diciendo por ahí que es conde?. Si conde, Condeberría que es su apellido.
Satur.- Bueno, sea lo que sea, el caso es que lo del chotis no hay de qué. A ver. Trae el Pensamiento Navarro.
Fer.- ¿Para que lo quieres?.
Satur.- Para que vea las piezas que tocan esta noche y si... ¡Bueno!, deja los platos.
Ferm.- ¿Que los deje?, ¿para qué?.
Satur.- Para que no se te caigan, pues puede que te de una buena noticia. Si eres buenico y tengo un baile vacante, lo bailaré contigo.
Ferm.- ¿De veras?. Has hecho bien en decirme eso de los platos, porque si no... ¡pobre vajilla!. Mira, aquí lo tienes.
Satur.- Veamos. “Victoriano Laserna”, pasodoble. Este lo tengo comprometido con Agapito, que me convidó el domingo pasado a un piscolabis en Niza.
Ferm.- ¿Quien?, ¿Agapito, el maca del Carrete de Oro?. Anda, y yo que le presté el domingo pasado dos duros; mira para qué los quería; para darse postín a mi costa en la Costa Azul. (Coge los platos)
Satur.- “Tus ojos me fascinan”.
Ferm.- ¡Olé, olé y olé! ¡bendita sea tu boca, moceta!. Mira, después de haberme dicho eso, no me importa cargarme con toda la vajilla de casa Zufiaurre.
Satur.- Pero ababol. Si es el título de ese tango: “ojos negros que asesinan, ojos negros que fascinan...”
Ferm.- Malditos sean los tangos de títulos expresivos. ¿También lo tienes comprometido?.
Satur.- Sí, con Esteban.
Ferm.- ¿El cojico de la Magdalena?. Habrá que ver como lo baila.
Satur.- Sí, pero chico, lleva unos zapatos que son un primor y unas corbatas que anudan la voluntad de quien las mira. “¡Ay mamá!”.
Ferm.- ¿Que te pasa?. Te emociona el recuerdo de la corbatita...
Satur.- No. Es el título del chotis: “¡Ay mamita, mamita, mamita!, que se me cae la moquita, pues tengo un catarro atroz, que lo pesqué en Irurita, por beber agua fresquita en la fuente de Iturrioz”. Este, ya sabes con quien lo bailo. ¡Hombre!. Esto es para tomarlo en serio. Espera, espera.
Ferm.- A ver, a ver.
Satur.- “El llanto de los hebreos”, rapsodia sobre motivos de las lamentaciones de Eslava. Mira chico, este Llanto de los hebreos lo bailaré contigo.
Ferm.- Te lo bailas con Geroboán. (Se oye el gran broncazo en la habitación derecha) ¡Eh! ¿qué es eso?

Continuará

Cirilo por San Fermín pasó aventuras sin fin (IV)

Querido lector, tras este puentico de Santiago nuestro patrón, gracias al cual media Navarra está en fiestas continuo precisamente con las mecetas que pasó Cirilo por San Fermín:



...Restablecida la calma y silencio, continua la conversación de Cirilo y el Ministro.)

Cirilo.- Cómo me acuerdo cuando te saliste del pueblo. Igual, igual que si sería ayer. En la cabeza ya te se metió, sí lo qués, aborrecimiento grande que habías pillao al campo, y ¡dili, dala! no te paraste hasta venir a Pamplona. Y ahora, ministro y todo te andas, ¡jobar!.
Minist.-Sí Cirilo, sí. Aquí me tienes reglamentando la circulación y evitando que la humanidad siga siendo aplastada, laminada por las michilinescas cubiertas de los veloces automovientes.
Cirilo.-De modo que eres de esos que les dicen porreteros.
Minist.-De la porra nos llama el público indocto e incivil, cuando en realidad merecemos el denominativo de ángeles tutelares del indefenso transeunte.
Cirilo.-Un poco largo ya resulta eso, pues.
Minist.-¿Y qué ha sido de la rural existencia? Por lo visto colgaste tus hábitos talares.
Cirilo.-Sí, así le hice. Ya estaba cuasi, cuasi pa caer; ya había aprendido a decir: quare me repulisti y todo, pero... me empecé a pensar y en último ya me convencí que más vocación que por el sexto sacramento tenía por el séptimo... y me empecé a tontiar con la Joshepa Anthoni de  Echezarretagoiti, y ... ¡aufi! en el último casar y   todo nos hicimos.
Minist.-Chica agraciada al par que honesta y con no pocos posibles, recuerdo que era la Joshepa Anthoni. ¿Reina la felicidad en tu hogar doméstico?, ¿congeniais?.
Cirilo.-¿Congeniar? ¡Demasiaú y todo! Siete hijos tenemos, majos, majos..., gordicos, gordicos... pocholicos, pocholicos...En todo el camino, no he hecho más que pensar y pensar en ellos.

(Aparece un limpia ofreciendo sus servicios)

Limpia.- ¿Limpiamo la bota, caballeros?; vaya negosio que voy haser en este pueblo de carcundas. ¿Pues no andan todos con alpargatas? Mardito sea er Gruyere. (Se va)
Cirilo.- ¡Mandochooo!, ¿a que te ganas otros siete?.
Minist.-¿A quien llamas?
Cirilo.-A quien pues..., al macho. ¡Cuánto, cuánto me he acordau durante el viaje de mis mocetes. De vez en cuando, parar me tenía que hacer
Minist.-Observo con satisfacción que la felicidad te tutea y que camináis en amigable consorcio.
Cirilo.-(aparte)Pero qué bien habla este hombre.
Minist.-¿Y cumples a la perfección con tus deberes conyugales? ¿no habéis tenido alguna vez alguna ligera desavenencia? ¿Jamás nubecilla alguna ensombreció el cielo de tu dicha?
Cirilo.-En jamás, chico, nunca... pero ahora, no sé pues si está bien lo que he hecho. No, no..., ya comprendo que está mal, muy mal... Pobrecica Joshepa... Muy malo ya soy pues...
Minist.-¡Ah pillín! ¿Alguna infidelidad?
Cirilo.-¡Cá hombre! ¡eso, nunca, nunca jamás amén! ¡Dios me libre!
Minist.-No pucherees y relata.
Cirilo.-Pues verás: ayer va y le dije:- Josepa Anthoni; ¿ya sabes que mi primo Prudencio, el misacantano de Arizguren, va a cantar misa y que me ha mandau recau para que vaya a tocar el órgano durante la ceremonia? -Porque yo soy el organista ¿sabes?
Minist.-Desconocía tus aptitudes filarmónicas, y creí que en Arizguren carecían de órgano.
Cirilo.-Eso igual me dijo la Joshepa; pero yo ya le dije, que el secretario de allá ya tenía un  cordión de esos grandes, con muchas teclas y con aquel muy bien ya me arreglaría. Y ya le convencí que me estaría tres o cuatro días fuera; y lapobrecica, sin tener en cuenta el trabajo que se tiene que tomar de criar y fajar y lavar tanto crí sin mi ayuda, va y ella mismica me apareja el macho, me arregla el equipo y me da unos piperropiles de las últimas mecetas y unos requesones para que se los lleve de su parte al misacantano. Monto en el...
Minist.-¿En el misacantano?
Cirilo.-No hombre, no, en el macho; y tipi, tapa, tipi, tapa, al doblar el primer alcorce, cojo el camino de Pamplona y aquí me tienes.

Cirilo en el macho tipi tapa hasta Pamplona

Minist.-Hombre. No deja de ser un tanto ingeniosa tu estratagema, pero no muy recomendable tu conducta.
Cirilo.-Hombre... bien mirau, no soy tan sinvergüenza como parece a lo primero; porque hay que tener en cuenta que desde que colgué el manteo, no me había venido nunca a Pamplona, y según, muy diferente que entonces está. Ahora Gran Vía Carlos III donde se andaban antes los cordeleros, chaletes en la Ripa de Beloso, un Seminario Alponso Carlos terriiible...Ahí, por si acaso no me pienso pues acercar.
Minist.-¿Temes que renazca tu vocación?
Cirilo.-¡No, eso no! Porque a lo mejor algún cura viejo si me ve y me conoce, igual me hará la burla y me  llamará Catalina.
Minist.-¿Catalina? y eso ¿por qué?
Cirilo.-Porque una vez, en vez de decir "quousque tandem Catilina", le dije Catalina.
Minist.-No está mal el lapsus. Eso le puede ocurrir a cualquiera.(Desconozco a esa señora).
Cirilo.-... Y además, que nunca he visto los Sanpremines...y sobre todo que he jurau no faltar ni pizca así a la Joshepa, ni de vista, aunque pase a mi lau la ...¿cómo le dice, pues, el secretario a esa diosa guapa, guapa...?
Minist.-Será la diosa Venus, la más bella del concurso Olímpico.  
Cirilo.-Esa será pues... Ya quisiera yo pues ir ahora a la calle de Chapitela.
Minist.-Ahora allí no habrá nada de particular.
Cirilo.-¿Sabes? Es que quiero ver si todavía hay en un espacarate un corsete muy majo con cinticas rosas, y puntillas y unas ballenas grandes. Cuando pasaba por allí de seminarista, me ponía royo de vergüenza y no me atrevía ni a mirar.
Minist.-¿Y que idea te da de rememorar esos recuerdos que de suyo nada tienen de ruborizantes?
Cirilo.-Es que, para que me perdone la Joshepa cuando se entere de mi escapada, ya le querría, pues, hacerle ese regalo.
Ministro.-¿Regalar hoy un corset de ballenas y puntillas? ¡Hombre! Eso ya no se estila. Ahora se llevan culotes, y combinaciones y a lo sumo fajas.
Cirilo.-¿Fajas como los viejos? Lo que hemos todavía que ver.
Minist.-Bueno. Si te parece bien podemos ya marcharnos, pues parece que la inquieta mocetería y los danzarines gigantones se aprestan a invadir la plaza. ¡Mozo!. Cobra aquí al señor... y quédate con la vuelta.
Cirilo.-¡Jobar!. Así cualquiera convida. Demasiada gramática sabe este hombre. ¡Arrrre! Mandocho, que esos de las cabezas grandes tienen menos fundamento que tú... y nos van a dar un disgusto.

(Salen mocetes perseguidos por las quiliquis, y poniéndose en corro alrededor de la quiliqui cantan:

Con el chin, chin, chin, chin

chibiribirin vivan las fiestas,
con el chin, chin, chin
chibiribirin de san Fermín.

Ruega por nosotros
nosotros pamplonicas
ahora y en la hora
de tus fiestas, San Fermín.

y bailan al compás de "Las Pamplonas". Se oyen las gaitas y salen los gigantes que bailan, y durante la danza cae el telón mostrando al público la policromía de los anuncios, que será, tal vez, lo que más les distraiga.)

TELON.

viernes, 22 de julio de 2011

Cirilo por San Fermín pasó aventuras sin fin (III). Navarra y Fueros

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(Cambio de decoración.- Un bar al aire libre, un camarero y varias mesas, ocupadas una por un grupo de riberos discutiendo sobre la jota. Otra, por unos montañeses con su acordeón; en otra, un grupo de pamplonicas cantan y discuten, y en primer término y a la derecha del actor, una vacía, que será más tarde ocupada por Cirilo y su amigo el guardia. Los pamplonicas que ocupan una de las mesas cantan a voz en cuello la conocida canción de "las vacas del pueblo ya se han escapau, ¡riau-riau!...". Uno de ellos, de lentes y aspectos de matriculica, les interrumpe diciendo:
                                                                       
Espasa.- Cómo queréis que os diga una y mil veces que no es así...
Pampl. 1º.- Vaya, ya tenemos aquí al Espasa dando lecciones a la plebe ignorante.
Espasa.- El caso que como sabéis muy bien, existían ciertas rivalidades entre los de Puente la Reina y Obanos. Aquellos llamaban a los de los pueblos de los alrededores aldeanos, y esto les sabía muy malo a los de Obanos, que se creían superiores por eso de los Infanzones y los milagros de San Guillermo. Un año los de Puente trajeron para las fiestas unas vaquillas y las dejaron en un soto de las cercanías hasta la hora del encierro de la mañana siguiente. Fueron los de Obanos callandico, acuciaron a las vaquillas ciriquiándolas con palos puntiagudos, y las hicieron escaparse por el campo. De ahí viene el  canto que es:

Las vacas de Puente ya se han escapau
la culpa la tienen los mozos de Obanos
que son los aldeanos de mayor cuidau;
fueron por la noche donde las vaquillas
y con sus maquillas
las han ciriquiau.
¡Riau, riau!

Todos.- ¡Viva el Espasa! ¡Vaya tío sabiondo! ¡Y pensar que te han suspendido en Trigonometría! Mozo una  ronda a costa del sabelotodo... etc. ¡Viva el As del folklore!

(Salen a escena Cirilo y el Ministro. Se da éste aires de importancia y es muy redicho y ampuloso en su hablar.)

Minist.-Sentémonos aquí. Echaremos un traguete y en el ínter me irás relatando tu vida y milagros. Después te llevaré a una pensión donde lo pasarás bien al par que económicamente. ¿Qué quieres que te escancien?
Cirilo.-   Esca... ¿qué?
Minist.-Que qué quieres que te sirvan.
Cirilo.-¡Ah! Un vaso de vino.
Minist.-¿Vino? Ese líquido no se sirve en el bar. Eso queda relegado a las tabernas.
Cirilo.-¿Bar? y eso ¿Qué es pues?
Minist.-Bar..., pues Bar, Bar...
Cirilo.-Bar, bar; eso cuando estudiábamos en el Seminario ya decíamos: Bárbara, celarem, darii, ferio...
Minist.-Basta, sí entiendo. Bar es la clase media en el género de la libación pública. Aristocracia: café. Clase media: bar. Pueblo: taberna. Así es que nos atemperaremos a la categoría de este establecimiento y tomaremos cerveza. ¡Mozo! A ver; aquí dos cañas.
Cirilo.-¿Dos cañas? pa qué... ¿pa pescar?
Minist.-Tú déjate guiar y refrigérate.
Cirilo.-Sabes que has aprendido a hablar como un ministro de verdad.
Minist.-En nuestro cuerpo benemérito, al par que del orden circulatorio, cuidamos de la perfección de  la dialéctica.

(Mientras les sirven las cervezas y beben, los riberos que ocupan una de las mesas arman una gran discusión sobre dónde se canta mejor la jota, si en Peralta, San Martín de Unx, Tafalla, Olite...)

Peraltés.- Digáis lo que digáis, el caso es que como en Peralta no se ha cantau, ni se canta, ni se cantará en nigún pueblo la jota. Ande esté Chueca a callar todo el mundo...
De Carcastillo.- Mira, lo que yo te se decir es, que desde que murió Checa, sus teneis que poner a la cola ande estén los de Carcastillo.
Peraltés.-¿Los de Carcastillo?... A ir por la sopa de los frailes de la Oliva nos ganareis. Pero a cantar la jota, ahura y siempre, Peralta, Peralta y Peralta
De San Martín.- Ya quisiera Chueca ni ninguno de Peralta llegale a los sobacos a Raimundo Lanas. Ese, ése, es el que mejor ha cantau la jota desde que el Ebro corre por Navarra... ¡Aquella jotica de las Golondrinas cantaban... ¡ni los ángeles la cantan mejor...!
Tafallés.-¡Que sus creeis eso!. Ahura los que chuflan son los de Tafalla y hay chuflaina pa rato. Yo lo que os hay de  decir es, que si a la Virgen de Ujué le dijesen: ¡majica! ¿quien quieres que te  traigamos pa cantate una jotica?. A buen seguro que había de decir: a las Hermanas Flamarique.
Olite.-  Bueno, bueno, dejarse de discursiones. En lo que os voy a decir me paice que todos hais de estar de acuerdo. La mejor jota, la más valiente y más Navarra es aquella de Brull de la Gamazada, que dice:
                 
El Escudo de Navarra
tiene cadenas de hierro
por eso no hay quien arranque
a los navarros sus fueros.

y como la canta el Orfeón de Olite que se borren todas las corales, ochotecos y orquestas de la cristiandad.
Pamplonica.-(Terciando en la discusión) ¡Eh, eh! ¡poco a poco! Si se habla de orfeones tendreis que confesar que Pamplona va a la cabeza.
Espasa.- (Mediador) Que estamos en San Fermín, y en estos días no riñe nadie. Ya que se ha hablaú de la jota de los Fueros de Brul, vamos a cantarla todos unidos... y ¡Viva San Fermín!
Todos.-  Muy bien. Eso, eso, ¡Viva...!

(Cantan todos unidos)

Cuando rasguea un navarro
las cuerdas de su guitarra,
parece que salen vivas
a los Fueros de Navarra.

A la jota, jota, canto de alegría
himno victorioso de la Patria mía
y el compás valiente de nuestras guitarras
parece que dice que ¡Viva Navarra!.

(Gran griterío y algazara de vivas, aplausos y abrazos entre todos. En medio del jaleo se levanta uno de los montañeses y dice a los riberos:)

Montañés.-Vosotros en la Erribera, la verda pa decir, muy bien ya cantais, sí. Pero bailar ariñes, los montañeses poco miedo ya os tenemos.

Ribero.- Mira por ande nos sale este aizcolari. Eso se dice pronto, guizon.
Montañés.-¿Decir, decir? ¡hacer también!. ¡Pachicu! pégale a la pillarmonía una buena purrusalda. Pulquenchi atoz nere dandara. ¡Aufi!

(Tocan la acordeón y baila el montañés con su pareja un rabioso arín, arín que despierta el entusiasmo de todos y termina la escena vitoreando todos a San Fermín y a Navarra y abrazándose pamplonicas, riberos y menditarras. Restablecida la calma y silencio, continua la conversación de Cirilo y el Ministro.)

jueves, 21 de julio de 2011

Cirilo por San Fermín pasó aventuras sin fin (II)

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...(Salen los del relevo y pasan solemnes de un lado al otro llevando el paso al compás de una marcha rataplanera. Al desaparecer el último, cambio de decoración: Entrada de la Plaza del Castillo por la esquina de Casa Baleztena. Continúa la marcha y a sus sones aparecen los guardias de la porra y se detienen frente al púlico cantando):
           
Con la porra que el Ayuntamiento,
con la porra que me han entregau,
con la porra hago este movimiento
(levantan la porra)
y todo el tráfico queda parau.

Mientras maneje yo la porra
símbolo de la autoridad
no habrá coche ninguno que corra
llevando exceso de velocidad.
Pom, pom, pom,
llevando exceso de velocidad.

--------------

Porra, porra, porra,
porra componte, componte porra,
porra, porra, porra,
tú que diriges la circulación.
Cuando detienes la circulación...
               
(levantan la porra en el momento que va a pasar un autobús. Se oye un sonoro ¡porra! lanzado por el chauferre.)

Muchos te emplean como interjección.
           
(Bajan la porra y pasa el autobús deteniéndose en medio de la escena y cantan:)

Partitura de la canción gentileza de Carmelo Cervantes
 Venimos desde Zugarramurdi
en el automóvil de Garraus,
un grano me salió en el ipurdi
de tanto tiempo que estuve sentau.

Luego al sentarme en el Café Kutz
grano me se hizo errebentar
y dijeron todos a la vez
a este gamberro se le ha escapau un puz.
Pom, pom, pom...
¡A este gamberro se le ha escapau un puz!.

Porra, porra, porra,
porra componte, componte porra,
porra, porra, porra,
tú que diriges la circulación.
Cuando detienes la circulación...
-------------

(Se va el autobús y se repite la misma escena con un autocar abierto lleno de francesas jolgoriosas que vienen a fiestas. Después de lanzar su chofer un sonoro ¡poga!, cantan:)

Somos venidas desde la Francia
somos venidas a Pampelin
e tenemos al bonne espegançe
de divegtignos por la Sanfegmin.

No hay en toda la Guepiblique
de la France cosa mejog,
que ver a caballo con su pique
le pique, le pique, le piquedog.

Porra, porra, porra,
porra componte, componte porra,
porra, porra, porra,
tú que diriges la circulación.
Cuando detienes la circulación...
Porra
Muchos te emplean como interjección.


(Al dar los guardias la señal de continuar, se va el autocar, y quedan a pie sus ocupantes, que después de un coqueteo con los de la porra, bailan con ellas una cuadrilla, y cogidos del brazo ahuecan dando saltos.)

Cirilo.-          
Por favor señores a mi burra
a la pobre dejarle pasar
pues en el caso de que se aburra
va a estar dos meses venga a rebuznar.

Por Dios señores de la porra
a mi burra dejad pasar
pues no hay miedo ninguno que corra
llevando exceso de velocidad.

(Sale Eliseo[1] con su carrico del helado y fin)
                                                                       


[1] Heladero famoso de Pamplona.

Continuará

Cirilo por San Fermín pasó aventuras sin fin (I)

Querido lector, como ya hemos visto el aitacho era un gran amante del teatro y escritor de algunas obras que tuvieron mucho éxito en su estreno y posteriores representaciones. Además era profundamente sanferminero. Pues la mezcla de estas dos cosas en la koskola de Ignacio Baleztena dio a luz en el primer tercio del siglo XX la obra "Cirilo por San Fermín paso aventuras sin fin", que me dispongo a introducir en las siguientes entradas si Dios quiere, una vez finalizadas las fiestas, con más tranquilidad y en orden. Fue interpretada inicialmente por la compañía "Záldiko Máldiko" fundada por el propio Ignacio Baleztena en el Círculo carlista, el salón de los escolapios y en salas de teatro modestas inicialmente, siendo posteriormente un éxito de taquilla en el Teatro Gayarre en repetidas ocasiones. De paso lanzo la idea de que alguién la retome y represente en un futuro. Pero me dejo de introducciones y te dejo directamente con Cirilo...

Programa de la representación de "Cirilo por San Fermín" realizada en el Teatro Gayarre en 1950

CIRILO POR SAN FERMIN PASO AVENTURAS SIN FIN
Obra de teatro escrita por Ignacio Baleztena Ascárate


Decoración.-
Calle de la Estafeta.

Mientras la orquesta interpreta la diana sanferminera de "Levántate pamplonica", va subiendo el telón y aparece por la izquiera (actor) un grupo de mozos con el cartel del Muthiko. Cantan y bailan dicha hasta que al final suena un cohete. Gritos de ¡ya vienen! ¡ya vienen! ¡ya están aquí!, etc. y pasan de un lado al otro del escenario unos toros pintados, naturalmente, pues no sería nada prudente sacarlos al natural.

Aparece a continuación Cirilo montado en un macho sin importarle un bledo lo que por la calle pueda ocurrir. Al llegar a la mitad del escenario un guardia sale corriendo y gritándole:

Ministro.-¡Eh!, que ha quedado un toro rezagado y está para llegar enseguida...
Cirilo.-Y a mí ¿qué?.
Minist.-Pero ¿dónde va usted? ¡so suicida!.
Cirilo.-¿A dónde voy a ir pues? Aquí a ver las fiestas.
Minist.-Pues las va a ver usted en la estratosfera. ¡Pies para qué os quiero! (Corre y sube al vallado).
         
(Sale un toro rezagado y se para junto a Cirilo. Este le increpa desde el macho como si se tratara de un vulgarísimo buey).

Cirilo.-¡Eh! ¿Qué te haces tu aquí parao? ¡aida! ¡aida beya! ¡esti! ¡Alajainkoa! ¡Vete de una vez p’alante!

(El toro tiene el suficiente sentido común para obedecerle y seguir para adelante sin meterse con Cirilo ni con su macho. El municipal que desde el vallado ha estado encomendando a Cirilo a San Fermín y a todos los santos, sale al centro y se encara con él)

Minist.-¿Pero tiene usted perturbadas sus facultades mentales?. Al demonio se le ocurre venir por  mitad de la calle de Estefeta montado en un macho durante el encierro.
Cirilo.-¿Pues por dónde me iba a ir? ¿Por los tejaus?.
Minist.-¡Vaya, basta de palabras! ¿Su gracia? (saca papel y pluma para la denuncia).
Cirilo.-¿Gracia? Yo no tengo ninguna.
Minist.-¿Le parece a usted poca la de ir en un macho en pleno encierro?.
Cirilo.-En algún sitio tenemos que ir, pues, los que no tenemos haigas y automóviles...
Minist.-Bueno, ¡silencio!. ¿Cómo se llama usted?.
Cirilo.-¿Yo?. Cirilo.
Minist.-Cirilo, Cirilo... Cirilo ¿qué?.
Cirilo.-¿Pa eso es usted ministro?, ¿pa no saber?. En Burdindongui todos ya saben sí, quien es Cirilo de Urdampilletagorri...
Minist.-¿Cirilo de Urdampilletagorri,de Burdindongui...?
Cirilo.-Así soy, pues, desde que nacimos.
Minist.-Pero tú, tú eres Cirilo...
Cirilo.- Arrayua! ¿No eres tu, pues, Miguel el de Perurena?.
Minist.-Sí, Cirilo, el mismo.
Cirilo.-¡Onio! ¡Miguel de Perurena!. ¡Chico, qué majo que andas vestido de ministro...!.
Minist.-Cirilo, ¡qué alegría más grande!... El tiempo que hacía que no nos veíamos... Lo que me alegro...
Cirilo.-Y yo igual, Miguel... (baja del macho y se abrazan efusivamente).
Minist.-Mira chico, espérame allí en la esquina y enseguida que me hagan el relevo nos iremos a  echar unas copas y hablaremos de nuestras cosas...            
Cirilo.- ¡Bien, bien Mihel, bien...
Minist.-Bien, bien Cirilo, bien... ¡Bueno! Ya sabes, ¿eh?. Espérame allá que voy enseguida.
Cirilo.- Hasta luego, pues. ¡Arre macho, arre! (Se va por la derecha).
Minist.-(Mira a la izquierda un rato y al ver llegar el relevo, dice:) Ya están aquí los del relevo; yo estoy de más, me las piro... ¡Eh, Cirilo, ya voy! (sale).
           
(Salen los del relevo y pasan solemnes de un lado al otro llevando el paso al compás de una marcha rataplanera. Al desaparecer el último, cambio de decoración:

Continuará

miércoles, 20 de julio de 2011

Canción de la porra en "Cirilo por San Fermín..."


Querido lector, esta canción del aitacho forma parte de su obra de teatro llamada “Cirilo por San Fermín paso aventuras sin fin”, que comencé a introducir durante los sanfermines y que voy a ponerla de forma un poco más ordenadica desde la próxima entrada si Dios quiere. Como anticipo va la mencionada canción. Para entender el contexto, en la mencionada comedia, comienza siendo cantada por unos guardias municipales:

Con la porra que el Ayuntamiento,
con la porra que me han entregau,
con la porra hago este movimiento
y todo el tráfico queda parau.

Mientras maneje yo la porra
símbolo de la autoridad
no habrá coche ninguno que corra
llevando exceso de velocidad.
Pom, pom, pom,
llevando exceso de velocidad.

Porra, porra, porra,
porra componte, componte porra,
porra, porra, porra,
tú que diriges la circulación.
Cuando detienes la circulación...
¡Porra!
Muchos te emplean como interjección.

Partitura de la canción de Ignacio Baleztena "Porra componte" de "Cirilo por San Fermín..." (Cortesía de Carmelo Cervantes)
Venimos desde Zugarramurdi
en el automóvil de Garraus,
un grano me salió en el ipurdi
de tanto tiempo que estuve sentau.

Luego al sentarme en el Café Kutz
grano me se hizo errebentar
y dijeron todos a la vez
a este gamberro se le ha escapau un puz.
Pom, pom, pom...
¡A este gamberro se le ha escapau un puz!.

Porra, porra, porra,
porra componte, componte porra,
porra, porra, porra,
tú que diriges la circulación.
Cuando detienes la circulación...
¡Porra!

Somos venidas desde la Francia
somos venidas a Pampelin
e tenemos al bonne espegançe
de divegtignos por la Sanfegmin.

No hay en toda la Guepiblique
de la France cosa mejog,
que ver a caballo con su pique
le pique, le pique, le piquedog.
Pom, pom, pom...
le pique, le pique, le piquedog.

Porra, porra, porra,
porra componte, componte porra,
porra, porra, porra,
tú que diriges la circulación.
Cuando detienes la circulación...
¡Porra!
Muchos te emplean como interjección.

Por favor señores a mi burra
a la pobre dejarle pasar
pues en el caso de que se aburra
va a estar dos meses venga a rebuznar.

Por Dios señores de la porra
a mi burra dejad pasar
pues no hay miedo ninguno que corra
llevando exceso de velocidad.
Pom, pom, pom...
llevando exceso de velocidad.

Si Dios quiere durante las próximas entradas voy a intentar ordenar y poner bien puesto y en orden lo de Cirilo, para que puedas disfrutarlo.