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martes, 26 de julio de 2011

Cirilo por San Fermín pasó aventuras sin fin (IV)

Querido lector, tras este puentico de Santiago nuestro patrón, gracias al cual media Navarra está en fiestas continuo precisamente con las mecetas que pasó Cirilo por San Fermín:



...Restablecida la calma y silencio, continua la conversación de Cirilo y el Ministro.)

Cirilo.- Cómo me acuerdo cuando te saliste del pueblo. Igual, igual que si sería ayer. En la cabeza ya te se metió, sí lo qués, aborrecimiento grande que habías pillao al campo, y ¡dili, dala! no te paraste hasta venir a Pamplona. Y ahora, ministro y todo te andas, ¡jobar!.
Minist.-Sí Cirilo, sí. Aquí me tienes reglamentando la circulación y evitando que la humanidad siga siendo aplastada, laminada por las michilinescas cubiertas de los veloces automovientes.
Cirilo.-De modo que eres de esos que les dicen porreteros.
Minist.-De la porra nos llama el público indocto e incivil, cuando en realidad merecemos el denominativo de ángeles tutelares del indefenso transeunte.
Cirilo.-Un poco largo ya resulta eso, pues.
Minist.-¿Y qué ha sido de la rural existencia? Por lo visto colgaste tus hábitos talares.
Cirilo.-Sí, así le hice. Ya estaba cuasi, cuasi pa caer; ya había aprendido a decir: quare me repulisti y todo, pero... me empecé a pensar y en último ya me convencí que más vocación que por el sexto sacramento tenía por el séptimo... y me empecé a tontiar con la Joshepa Anthoni de  Echezarretagoiti, y ... ¡aufi! en el último casar y   todo nos hicimos.
Minist.-Chica agraciada al par que honesta y con no pocos posibles, recuerdo que era la Joshepa Anthoni. ¿Reina la felicidad en tu hogar doméstico?, ¿congeniais?.
Cirilo.-¿Congeniar? ¡Demasiaú y todo! Siete hijos tenemos, majos, majos..., gordicos, gordicos... pocholicos, pocholicos...En todo el camino, no he hecho más que pensar y pensar en ellos.

(Aparece un limpia ofreciendo sus servicios)

Limpia.- ¿Limpiamo la bota, caballeros?; vaya negosio que voy haser en este pueblo de carcundas. ¿Pues no andan todos con alpargatas? Mardito sea er Gruyere. (Se va)
Cirilo.- ¡Mandochooo!, ¿a que te ganas otros siete?.
Minist.-¿A quien llamas?
Cirilo.-A quien pues..., al macho. ¡Cuánto, cuánto me he acordau durante el viaje de mis mocetes. De vez en cuando, parar me tenía que hacer
Minist.-Observo con satisfacción que la felicidad te tutea y que camináis en amigable consorcio.
Cirilo.-(aparte)Pero qué bien habla este hombre.
Minist.-¿Y cumples a la perfección con tus deberes conyugales? ¿no habéis tenido alguna vez alguna ligera desavenencia? ¿Jamás nubecilla alguna ensombreció el cielo de tu dicha?
Cirilo.-En jamás, chico, nunca... pero ahora, no sé pues si está bien lo que he hecho. No, no..., ya comprendo que está mal, muy mal... Pobrecica Joshepa... Muy malo ya soy pues...
Minist.-¡Ah pillín! ¿Alguna infidelidad?
Cirilo.-¡Cá hombre! ¡eso, nunca, nunca jamás amén! ¡Dios me libre!
Minist.-No pucherees y relata.
Cirilo.-Pues verás: ayer va y le dije:- Josepa Anthoni; ¿ya sabes que mi primo Prudencio, el misacantano de Arizguren, va a cantar misa y que me ha mandau recau para que vaya a tocar el órgano durante la ceremonia? -Porque yo soy el organista ¿sabes?
Minist.-Desconocía tus aptitudes filarmónicas, y creí que en Arizguren carecían de órgano.
Cirilo.-Eso igual me dijo la Joshepa; pero yo ya le dije, que el secretario de allá ya tenía un  cordión de esos grandes, con muchas teclas y con aquel muy bien ya me arreglaría. Y ya le convencí que me estaría tres o cuatro días fuera; y lapobrecica, sin tener en cuenta el trabajo que se tiene que tomar de criar y fajar y lavar tanto crí sin mi ayuda, va y ella mismica me apareja el macho, me arregla el equipo y me da unos piperropiles de las últimas mecetas y unos requesones para que se los lleve de su parte al misacantano. Monto en el...
Minist.-¿En el misacantano?
Cirilo.-No hombre, no, en el macho; y tipi, tapa, tipi, tapa, al doblar el primer alcorce, cojo el camino de Pamplona y aquí me tienes.

Cirilo en el macho tipi tapa hasta Pamplona

Minist.-Hombre. No deja de ser un tanto ingeniosa tu estratagema, pero no muy recomendable tu conducta.
Cirilo.-Hombre... bien mirau, no soy tan sinvergüenza como parece a lo primero; porque hay que tener en cuenta que desde que colgué el manteo, no me había venido nunca a Pamplona, y según, muy diferente que entonces está. Ahora Gran Vía Carlos III donde se andaban antes los cordeleros, chaletes en la Ripa de Beloso, un Seminario Alponso Carlos terriiible...Ahí, por si acaso no me pienso pues acercar.
Minist.-¿Temes que renazca tu vocación?
Cirilo.-¡No, eso no! Porque a lo mejor algún cura viejo si me ve y me conoce, igual me hará la burla y me  llamará Catalina.
Minist.-¿Catalina? y eso ¿por qué?
Cirilo.-Porque una vez, en vez de decir "quousque tandem Catilina", le dije Catalina.
Minist.-No está mal el lapsus. Eso le puede ocurrir a cualquiera.(Desconozco a esa señora).
Cirilo.-... Y además, que nunca he visto los Sanpremines...y sobre todo que he jurau no faltar ni pizca así a la Joshepa, ni de vista, aunque pase a mi lau la ...¿cómo le dice, pues, el secretario a esa diosa guapa, guapa...?
Minist.-Será la diosa Venus, la más bella del concurso Olímpico.  
Cirilo.-Esa será pues... Ya quisiera yo pues ir ahora a la calle de Chapitela.
Minist.-Ahora allí no habrá nada de particular.
Cirilo.-¿Sabes? Es que quiero ver si todavía hay en un espacarate un corsete muy majo con cinticas rosas, y puntillas y unas ballenas grandes. Cuando pasaba por allí de seminarista, me ponía royo de vergüenza y no me atrevía ni a mirar.
Minist.-¿Y que idea te da de rememorar esos recuerdos que de suyo nada tienen de ruborizantes?
Cirilo.-Es que, para que me perdone la Joshepa cuando se entere de mi escapada, ya le querría, pues, hacerle ese regalo.
Ministro.-¿Regalar hoy un corset de ballenas y puntillas? ¡Hombre! Eso ya no se estila. Ahora se llevan culotes, y combinaciones y a lo sumo fajas.
Cirilo.-¿Fajas como los viejos? Lo que hemos todavía que ver.
Minist.-Bueno. Si te parece bien podemos ya marcharnos, pues parece que la inquieta mocetería y los danzarines gigantones se aprestan a invadir la plaza. ¡Mozo!. Cobra aquí al señor... y quédate con la vuelta.
Cirilo.-¡Jobar!. Así cualquiera convida. Demasiada gramática sabe este hombre. ¡Arrrre! Mandocho, que esos de las cabezas grandes tienen menos fundamento que tú... y nos van a dar un disgusto.

(Salen mocetes perseguidos por las quiliquis, y poniéndose en corro alrededor de la quiliqui cantan:

Con el chin, chin, chin, chin

chibiribirin vivan las fiestas,
con el chin, chin, chin
chibiribirin de san Fermín.

Ruega por nosotros
nosotros pamplonicas
ahora y en la hora
de tus fiestas, San Fermín.

y bailan al compás de "Las Pamplonas". Se oyen las gaitas y salen los gigantes que bailan, y durante la danza cae el telón mostrando al público la policromía de los anuncios, que será, tal vez, lo que más les distraiga.)

TELON.

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