Querido lector, como ya hemos visto el aitacho era un gran amante del teatro y escritor de algunas obras que tuvieron mucho éxito en su estreno y posteriores representaciones. Además era profundamente sanferminero. Pues la mezcla de estas dos cosas en la koskola de Ignacio Baleztena dio a luz en el primer tercio del siglo XX la obra "Cirilo por San Fermín paso aventuras sin fin", que me dispongo a introducir en las siguientes entradas si Dios quiere, una vez finalizadas las fiestas, con más tranquilidad y en orden. Fue interpretada inicialmente por la compañía "Záldiko Máldiko" fundada por el propio Ignacio Baleztena en el Círculo carlista, el salón de los escolapios y en salas de teatro modestas inicialmente, siendo posteriormente un éxito de taquilla en el Teatro Gayarre en repetidas ocasiones. De paso lanzo la idea de que alguién la retome y represente en un futuro. Pero me dejo de introducciones y te dejo directamente con Cirilo...
Programa de la representación de "Cirilo por San Fermín" realizada en el Teatro Gayarre en 1950 |
CIRILO POR SAN FERMIN PASO AVENTURAS SIN FIN
Obra de teatro escrita por Ignacio Baleztena Ascárate
Decoración.-
Calle de la Estafeta.
Mientras la orquesta interpreta la diana sanferminera de "Levántate pamplonica", va subiendo el telón y aparece por la izquiera (actor) un grupo de mozos con el cartel del Muthiko. Cantan y bailan dicha hasta que al final suena un cohete. Gritos de ¡ya vienen! ¡ya vienen! ¡ya están aquí!, etc. y pasan de un lado al otro del escenario unos toros pintados, naturalmente, pues no sería nada prudente sacarlos al natural.
Aparece a continuación Cirilo montado en un macho sin importarle un bledo lo que por la calle pueda ocurrir. Al llegar a la mitad del escenario un guardia sale corriendo y gritándole:
Ministro.-¡Eh!, que ha quedado un toro rezagado y está para llegar enseguida...
Cirilo.-Y a mí ¿qué?.
Minist.-Pero ¿dónde va usted? ¡so suicida!.
Cirilo.-¿A dónde voy a ir pues? Aquí a ver las fiestas.
Minist.-Pues las va a ver usted en la estratosfera. ¡Pies para qué os quiero! (Corre y sube al vallado).
(Sale un toro rezagado y se para junto a Cirilo. Este le increpa desde el macho como si se tratara de un vulgarísimo buey).
Cirilo.-¡Eh! ¿Qué te haces tu aquí parao? ¡aida! ¡aida beya! ¡esti! ¡Alajainkoa! ¡Vete de una vez p’alante!
(El toro tiene el suficiente sentido común para obedecerle y seguir para adelante sin meterse con Cirilo ni con su macho. El municipal que desde el vallado ha estado encomendando a Cirilo a San Fermín y a todos los santos, sale al centro y se encara con él)
Minist.-¿Pero tiene usted perturbadas sus facultades mentales?. Al demonio se le ocurre venir por mitad de la calle de Estefeta montado en un macho durante el encierro.
Cirilo.-¿Pues por dónde me iba a ir? ¿Por los tejaus?.
Minist.-¡Vaya, basta de palabras! ¿Su gracia? (saca papel y pluma para la denuncia).
Cirilo.-¿Gracia? Yo no tengo ninguna.
Minist.-¿Le parece a usted poca la de ir en un macho en pleno encierro?.
Cirilo.-En algún sitio tenemos que ir, pues, los que no tenemos haigas y automóviles...
Minist.-Bueno, ¡silencio!. ¿Cómo se llama usted?.
Cirilo.-¿Yo?. Cirilo.
Minist.-Cirilo, Cirilo... Cirilo ¿qué?.
Cirilo.-¿Pa eso es usted ministro?, ¿pa no saber?. En Burdindongui todos ya saben sí, quien es Cirilo de Urdampilletagorri...
Minist.-¿Cirilo de Urdampilletagorri,de Burdindongui...?
Cirilo.-Así soy, pues, desde que nacimos.
Minist.-Pero tú, tú eres Cirilo...
Cirilo.- Arrayua! ¿No eres tu, pues, Miguel el de Perurena?.
Minist.-Sí, Cirilo, el mismo.
Cirilo.-¡Onio! ¡Miguel de Perurena!. ¡Chico, qué majo que andas vestido de ministro...!.
Minist.-Cirilo, ¡qué alegría más grande!... El tiempo que hacía que no nos veíamos... Lo que me alegro...
Cirilo.-Y yo igual, Miguel... (baja del macho y se abrazan efusivamente).
Minist.-Mira chico, espérame allí en la esquina y enseguida que me hagan el relevo nos iremos a echar unas copas y hablaremos de nuestras cosas...
Cirilo.- ¡Bien, bien Mihel, bien...
Minist.-Bien, bien Cirilo, bien... ¡Bueno! Ya sabes, ¿eh?. Espérame allá que voy enseguida.
Cirilo.- Hasta luego, pues. ¡Arre macho, arre! (Se va por la derecha).
Minist.-(Mira a la izquierda un rato y al ver llegar el relevo, dice:) Ya están aquí los del relevo; yo estoy de más, me las piro... ¡Eh, Cirilo, ya voy! (sale).
Continuará
¡Que rápido se me han pasado los Sanfermines! En cualquier caso, muchas gracias a don Javier por darnos la oportunidad de disfrutar con los escritos de su padre.
ResponderEliminar