Premín de Iruña

IGNACIO BALEZTENA ASCÁRATE "PREMÍN DE IRUÑA" (PAMPLONA 1887-1972): SU PERSONA, SU VIDA Y SU OBRA

lunes, 22 de octubre de 2012

Ignacio Baleztena y el Dr. Carlos Jimenez Díaz en Pamplona



            Querido lector, como veíamos en entradas anteriores los Baleztena nada más comenzar la guerra procuraron evitar represalias y salvar gente que posiblemente iba a ser fusilada o encarcelada, como desgraciadamente ocurre en todas las guerras. Pues bien, en esto tampoco se paraban a ver la procedencia social, ideológica ni hacían ninguna acepción. Lo mismo salvaban a unos leizarras del pueblo, aunque fueran enemigos dclarados de la familia, como a un carabinero, como a personalidades importantes. Y esto último es precisamente lo que vamos a ver que hizo el aitacho en esta entrada.

            Estando mi padre Ignacio Baleztena de permiso en Pamplona en marzo de 1937, le avisaron que un importante médico que acababa de llegar a la ciudad, se hallaba detenido acusado de republicano y traidor. El doctor en cuestión era ni más ni menos que Carlos Jiménez Díaz[1], al que mi padre no conocía personal­mente y además ni siquiera había oído hablar de él anteriormente. Pero esto no fue óbice para que el aitacho, ni corto, ni perezoso, se presentara en el calabozo, vestido de requeté, solicitando ver al doctor Jiménez Díaz. 

Ignacio Baleztena de Requeté acudió a interceder por el Dr. Carlos Jiménez Díaz
El encargado le advirtió:

-         Sr Baleztena, le advierto que este señor es un destacado republicano liberal.

Mi padre, Ignacio Baleztena, con todo su desparpajo y con aire indignado respondió:

-         Perdone que le contradiga pero esto es imposible, es el médico de nuestra familia e íntimo amigo desde hace años y yo respondo por él. ¡Menudo error han cometido!.

A regañadientes el encargado le acompaño hasta la celda donde se encontraba Jiménez Díaz. Mientras tanto el aitacho conforme avanzaba aumentaba su bildurra[2], como solía decir él, e iba pensando cómo podría salir indemne de este lió. A ver si al final el que iba a parar el con sus huesos en la cárcel por traidor era él. ¿Cómo respondería el médico ante el saludo de un presunto amigo que realmente no conocía de nada?. Cuando finalmente llegaron a la celda le avisaron a Jimenez Díaz que tenía la visita de un amigo. En tierra hostil, el médico mantuvo la prudencia, aunque el nombre de Baleztena no le decía nada.

-         Ya puede pasar Sr. Baleztena- dijo el encargado

Mi padre, gran actor teatral, nada más franquear la puerta se abalanzó sobre Jiménez Díaz dándole un efusivo abrazo diciendo en voz alta

-         Pero hombre Carlos, qué haces aquí- y mientras le abrazaba con gran ceremonia le susurraba al oído su nombre - soy Ignacio Baleztena.

Jiménez Díaz, tras el asombro inicial, intuyó de qué iba el tema y jugándosela siguió la comedia con aquel hombre al que no había visto nunca.

-         Ya ves Ignacio. ¿Cómo tu por aquí?

-         ¡Que menos!, con todo lo que has hecho por nuestra familia como médico y como amigo, y ahora…, esto tiene que ser un malentendido. Déjalo en mis manos.- Y con otro abrazo se despidieron.

El Dr. Carlos Jiménez Díaz fue liberado de prisión por intervención de Ignacio Baleztena en Marzo de 1937 en Pamplona

Ese mismo día salieron ambos juntos del calabozo y el aitacho le invitó al Dr. Carlos Jiménez Díaz a Casa Baleztena, donde fue acogido una temporada hasta que pudo volver a su alojamiento en el Hotel La Perla de Pamplona. Lo cierto es que desde aquel día siempre fueron grandes amigos, pese a sus discrepancias políticas.

Pero estando en Septiembre ocurrió una cosa… que veremos en la próxima entrada si Dios quiere.


[1]Famoso médico y Profesor de Patología y Clínica de Madrid; de la Orden de Alfonso el Sabio; premio de Ciencias médicas de la Fundación March; fundador y director del Instituto de investigaciones clínicas y médicas; director de la Clínica de la Concepción y de la Fundación que lleva su nombre.
[2] Miedo

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