Premín de Iruña

IGNACIO BALEZTENA ASCÁRATE "PREMÍN DE IRUÑA" (PAMPLONA 1887-1972): SU PERSONA, SU VIDA Y SU OBRA

martes, 11 de marzo de 2025

En la fiesta de los Mártires de la Tradición. Carta de D. Javier a Navarra en 1953

 

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Querido lector, ayer 10 de marzo conmemoramos la fiesta de los Mártires de la Tradición, que tantas veces celebró el aitacho.

En los archivos de mi padre hemos encontrado guardada con cariño esta carta impresa en una octavilla que dirigió D Javier de Borbón Parma a los navarros con ocasión de esta fecha, escrita en febrero de 1953, pocos meses después de la visita de Franco a Navarra en la que Casa Baleztena permaneció cerrada el 3 de febrero de 1952. Esto escribía D. Javier:



Carta dirigida a Navarra por D. Francisco Javier de Borbón Parma

Aproximándose la fecha del 10 de Marzo, en la que todos los años abrimos nuestros corazones a la memoria de los que murieron en la esperanza y en la certeza de la Causa, quiero enviaros en estas líneas el testimonio del recuerdo constante con que Navarra enciende mi fé. Muchas veces, en los lugares más remotos, encontré hijos de Navarra afanados en la dloria de Dios con la piedad y sacrificio y mujeres delicadas endulzando los dolores humanos con las bendiciones de La Caridad.

En esas vocaciones maravillosas se continua la pasión misionera de Javier, supremo compendio de la historia de Navarra. Pero también vosotros las continuáis día tras día en la constante esperanza de siglo y medio de adversidades, mostrando al mundo sin brújula la soberana lección  de vuestras seculares virtudes cívicas. Paralelamente a aquellas abnegaciones apostólicas y vuestra constancia en los ideales se integran en la Tradición de Navarra perpetuando el espíritu y las instituciones que cuajaron en la espléndida realidad de vuestros Fueros venerables. Porque esas rosas de virtud solo florecen en los rosales de la familia cristiana guardada de las temporales revoluciones por el tapial vigoroso de los Fueros.

Cuando occidente perdía entenebrecido de negruras absolutistas el sentido exacto de la libertad cristiana, seguisteis siendo libres porque conservasteis vuestros Fueros. Cuando la europeización liberal arrasó las Españas, seguisteis siendo libres porque os mantuvisteis aferrados a la libertad concreta y auténtica de vuestros Fueros. Cuando el turbión extranjero secularizador y nacionalista despeñó en el separatismo positivista y alicorto la concepción misionera de España, seguisteis siendo españoles porque el amor a los Fueros os enseñó la verdad política de la Monarquía Tradicional, Federativa y Misionera. Cuando el socialismo, última consecuencia hasta entonces de nefandos errores, puso en peligro la existencia misma de la Patria, salisteis en la Cruzada del 18 de Julio a salvarla en la gesta más gloriosa que han registrado los siglos.

Por eso ahora, en la conmemoración de nuestros gloriosos mártires he querido recordaros con noble pasión los principios e instituciones por las que ellos, los testigos de nuestra misma fé, ofrendaron a Dios sus vidas por los Fueros, fuente de los verdaderos libertadores, barrera contra el voluntarismo personalista o democrático lección en carne viva de la historia, y por la Dinastía Legítima tantas veces juramentada en cumplimiento y defensa de esas mismas libertades patrias.

Firmado: FRANCISCO JAVIER DE BORBÓN

21 de Febrero de 1953

Apéndice:

La fiesta de los Mártires de la Tradición fue instituida por D. Carlos VII[1] durante su exilio en el palacio de Loredan en Venecia mediante una carta fechada el 5 de noviembre de 1895 a su delegado en España, el marqués de Cerralbo. Con esta fiesta se honra la memoria de los mártires que desde principio del siglo XIX han muerto a la sombra de la bandera de Dios, Patria y Rey.

El rey eligió la fecha del 10 de marzo por ser el aniversario de la defunción de su abuelo D. Carlos V[2] fallecido en su exilio de Trieste el 10 de marzo de 1855.

En dicha carta de D. Carlos VII exponía por qué instituía esta celebración:

¡Cuántas veces encerrado en mi despacho, en las largas horas de mi largo destierro, fijos los ojos en el Estandarte de Carlos V, rodeado de otras 50 banderas, tintas en sangre nobilísima, que representan el heroísmo de un gran pueblo, evoco la memoria de los que han caído como buenos, combatiendo por Dios, la Patria y el Rey!

Los Ollo y los Ulibarri, los Francesch y los Andéchaga, los Lozano, los Egaña y los Balanzátegui, nos han legado una herencia de gloria que contribuirá, en parte no pequeña, al triunfo definitivo que con su martirio prepararon.

Al fin cada uno de esos héroes ha dejado en la historia una página en que resplandece su nombre. En cambio, ¡cuántos centenares de valerosos soldados, no menos heroicos, he visto caer junto a mí, segados por las balas, besando mi mano como si en ella quisieran dejarme con su último aliento su último saludo a la patria! ¡A cuántos he estrechado sobre mi corazón en su agonía! ¡Cuántos rostros marciales de hijos del pueblo, apagándose en la muerte con sublime estoicismo cristiano, llevo indeleblemente grabados en lo más hondo de mi pecho, sin que pueda poner un nombre sobre aquellas varoniles figuras!

Todos morían al grito de ¡viva la Religión!, ¡viva España!, ¡viva el Rey![3]

Por esta misma Causa luchó el famoso general carlista Teodoro Rada “Radica”, que por cierto durmió en Leiza, en Petrorena la casa de nuestra familia exactamente en la misma cama que D. Javier y su hermano D. Gaetán de Borbón Parma casi un siglo después. Dicho  general tafallica murió abrazado a un crucifijo pronunciando sus últimas palabras: ¡Viva el Padre!, ¡Viva el Hijo!, ¡Viva el Espíritu Santo! Y ¡Viva España![4]. Hacemos especial mención a él por celebrarse este año su 150 aniversario, pero los mismos ideales movieron a los generales Zumalacárregui y Lerga entre tantos otros que lucharon a la sombra de la bandera de Dios, Patria/Fueros y Rey.

Y tras esta pequeña interrupción queda pendiente finalizar el tema de la Cabalgata que quedaba pendiente, en la próxima entrada si Dios quiere



[1] D. Carlos de Borbón y Austria-Este

[2] D. Carlos María Isidro de Borbón

[3] Ferrer M. Historia del Tradicionalismo Español. Tomo XXVIII. Vol. 2. Sevilla: Editorial Católica Española S.A. 1959

[4] Llorens Joaquín 1874, testimonio rescatado por Pablo Larraz y Víctor Sierra-Sesumaga

miércoles, 29 de enero de 2025

Última despedida de los Reyes Magos a Ignacio Baleztena en 1973

 

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Querido lector, avanzamos en esta tanda de entradas sobre la Cabalgata de Reyes de Pamplona, en cuyos orígenes estuvo el aitacho.

Veíamos cómo en la década de los 60 del siglo XX mi padre Ignacio Baleztena Ascárate, cedía su corona de Baltasar a sus hijos y la familia continuó muy involucrada en la organización del evento.

Ignacio Baleztena acompañando a "su hijo" Baltasar que se parecía terriblemente a mí, cuando él ya no podía salir en la Cabalgata.
Foto Zubieta, seguramente del Diario de Navarra. No hemos encontrado el ejemplar, solo este recorte que conservaba en su carpeta "Cabalgata"


En septiembre de 1972 fallecía el aitacho y el 5 de enero de 1973 SSMM los Reyes Magos le rindieron un último homenaje y le llevaron un presente al panteón donde está enterrado en el cementerio pamplonés: una colección de los gigantes de Pamplona y unos claveles rojos que depositaron en dicho sepulcro, junto al cual se rezó un responso. Ese día Baltasar estaba personalizado por mi amigo Pachi Perales y el paje que depositó las figurillas era el que escribe. También estaba de paje del rey Melchor el benjamín de la familia Miki Baleztena. Pero para recordar este acontecimiento acudimos a la emotiva crónica de El Pensamiento Navarro:[1]

Los Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, bajaron ayer en su recorrido al cementerio. Fueron a visitar la tumba de don Ignacio Baleztena. Don Ignacio fue quien los trajo por primera vez a Pamplona porque en Pamplona había niños y los niños eran buenos. Don Ignacio también fue bueno. Por eso los Reyes no quisieron olvidarlo tampoco en su última morada

Foto Mena. Portada de El Pensamiento Navarro de 6 de enero de 1973. Archivo Municipal de Pamplona.




 

NOMBRES y TAREAS.

Los Reyes Magos, con D. Ignacio[2]

Hace cinco minutos que a uno se le había encogido el alma en el hospital, con las sonrisas infantiles partidas por la ilusión y el pasmo…

Fue entonces cuando el encargado de relaciones públicas de la Cabalgata de Oriente nos avisó:

-La próxima visita se la haremos a don Ignacio.

Melchor, Gaspar y Baltasar -¡Baltasar, don Ignacio!- interrumpieron un momento la hermosa retahíla de sollozos, gritos e ilusiones, para hacer un aparte con don Ignacio Baleztena. Me quise aprender de memoria los instantes de aquel momento insólito. El cementerio quieto. Melchor, Gaspar y Baltasar aguantando la emoción, hasta llegar ante don Ignacio. Estábamos quince, apretados, y pendientes del enorme silencio que se hizo.

Melchor, Gaspar y Baltasar hicieron un recorrido entrañable por las alforjas fraternales de caramelos, camiones y “escalestrics”. Allí abajo, amorosamente, había un par de docenas de claveles rojos y los gigantes de don Ignacio, reproducidos en barro. ¡Señor, que presente! Claveles y los gigantes.

Baltasar -¡Baltasar, don Ignacio!- Fue poniendo las piezas de aquel paquete amoroso, con orden, alineados, como a don Ignacio le gustaba.

-         Tenían a los gigantes de Pamplona siempre delante. Y si fallaba el orden se enfadaba por el detalle.

Los gigantes en orden, los claveles. Don Teófilo Jaúregui rezó el responso. Diez minutos. Creo que oí un aplauso celestial de don Ignacio Baleztena, desde arriba, un aplauso sin algarabía, seriote y ameno, atinado, exacto, como él era. Un aplauso a la ilusión que, gracias a Dios, aún tiene un sitio en el embrollo actual de los intereses.

JAVIER HERNÁNDEZ

También el Diario de Navarra daba cuenta de esta visita de SSMM los Reyes Magos a mi padre en el cementerio.[3]

Diario de Navarra 6 enero 1973. Foto Zubieta. Hemeroteca Diario de Navarra

De derecha a izquierda Baltasar, Melchor, Gaspar, paje de Melchor y paje de Baltasar (Pachi Perales, ¿José Mª Corella?, ¿Pachi Cascante?, Miki Baleztena y Javier Baleztena) en el cementerio visitando el panteón de Ignacio Baleztena Ascárate. Sobre el mismo unas figuricas de los gigantes de Pamplona.
5 enero 1973

El paje de Baltasar colocando en orden los gigantes de Pamplona sobre la lápida de Ignacio Baleztena Ascárate el 5 de enero de 1973. Éste trajo los Reyes Magos a Pamplona por primera vez. Que emoción sentí, digo sintió el paje, en ese momento. Desde 1927 mientras pudo Ignacio encarnó al rey negro.


Y en la próxima entrada veremos, si Dios quiere, el final de la “dinastía Baleztena” de Baltasar en 1980.




[1] El Pensamiento Navarro. 6 enero 1973 p1 portada

[2] Hernández, J. Nombres y tareas. Los Reyes Magos, con D Ignacio. El Pensamiento Navarro. 6 enero 1973 p16

 

[3] Diario de Navarra 6 enero 1973. P28.

sábado, 25 de enero de 2025

La Cabalgata de Reyes de Pamplona de 1966

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Querido lector, seguimos leyendo el artículo publicado en la revista de la Asociación Cabalgata Reyes Pamplona en 2004 que incluye testimonios de mis hermanos Cruz, Sylvita y Rosarito.[1]

En la década de los 60 del siglo XX el aitacho, cedería su corona de rey negro a su hijo Cruz cuando los años no le permitieron seguir con su labor. “No se puede explicar lo emocionante que es hacer de rey”, destacó Cruz, mientras relataba distintas anécdotas vividas. Ignacio Baleztena transmitió a su familia su amor por la Cabalgata. Así involucró a toda la familia a la hora de organizar el evento. “El que quería participar en la cabalgata venía a la misericordia y, entre todos, lo vestíamos y pintábamos”, apunta Silvita, quien durante muchos años se encargó de pintar y vestir a gran parte del cortejo navideño con las vestimentas que solían llegar de una casa de disfraces de San Sebastián. “Nos vinculó a todos…”, recordó Rosario.

Tras unos años en que el representante de Baltasar fue Cruz, todos los hermanos hicimos de "validos" del rey negro siendo yo el que tuve el honor de tener más continuidad al vivir en Pamplona.

Y ahora seguimos viendo la narración de cómo era la cabalgata de 1966 con un excelente reportaje gráfico, a través de un artículo de la revista Pregón[2] escrito por Iñigo Muruzabal Oscoz y José Mª Muruzabal del Solar:

LA ORGANIZACIÓN DE LA CAMP

La Caja de Ahorros Municipal de Pamplona organizaba la cabalgata desde el área de la obra social y cultural. El encargado de dirigir esta área, durante más de 35 años, fue José María Muruzábal del Val, pregonero de antiguo, que también se encargaba de las cantinas escolares, los clubes de jubilados, las salas de exposiciones, etc. José Mª Muruzábal guardó en su poder muchísima documentación, especialmente relacionada con el arte navarro, pero también conservó un archivo fotográfico muy interesante acerca de las actividades en que participaba…


Melchor José Mª Corella 1966. Archivo Muruzabal. Foto Galle

La cabalgata se montaba en la Casa de Misericordia de Pamplona, con la ayuda inestimable de Don Ignacio Cía, quien pacientemente soportaba todo aquel extraordinario ajetreo… El rey Baltasar galanteaba con las veteranas residentes, que sonreían a su paso. No podía faltar la corneta, o el tambor para el popular Uve, para desesperación de Ignacio Cía…

LA CABALGATA DE 1966

… Los Reyes Magos montaban a caballo, mientras que ya el año 1966 salían unas primitivas carrozas, para que los niños pamploneses pudieran admirar los regalos, carrozas tiradas por tractores. Las fotografías adjuntas muestran al rey Melchor, personificado en esa época por José María Corella, también viejo pregonero, y al inefable rey Baltasar, personificado en Javier Baleztena. 

Baltasar Javier Baleztena a caballo 1966. Archivo Muruzabal. Foto Galle.

La familia Baleztena, tan vinculada a la Cabalgata de los Reyes Magos, se desvivía esos días poniendo en la organización el alma y el corazón. Sylvia Baleztena se desdoblaba por doquier y regresaban de Madrid otros miembros de la familia para participar en la cabalgata…

Y el colofón de la cabalgata, el esperado rey Baltasar. Allí aparecía siempre derrochando simpatía para todos, seguido de un extraño cortejo de negros africanos, ataviados con extraños ropajes y adornos, cantando, danzando, haciendo extraños rituales que causaban la admiración, y hasta el espanto, en los niños pamploneses. 

La corte del rey Baltasar. Pamplona 1966. El vestuario era de la obra de teatro escrita por Ignacio Baleztena Ascárate, titulada "El submarino de Dositeo". Archivo Muruzabal. Foto Galle

La guardia personal de Baltasar dirigida por mi hermano Ignacio (Tatito) en 1966. Posiblemente están sometiendo al "mono de la Cabalgata", el Bicharracus Asquerosus. También puede ser que mi hermano Carlos esté sometiendo al mencionado Ignacio que solía salir con unos grandes cuernos y lo daba todo. Archivo Muruzabal. Foto Galle


Era la nota diferenciadora de aquellos tiempos, la esperada guardia personal de Baltasar. Las propias fotos del reportaje inmortalizaron también a dichos personajes. El rey Baltasar era, sin duda ninguna, la estrella de la gran noche.


Los danzaris municipales le hacen el arco de honor con las makilas a Baltasar Baleztena. Pamplona 1966. Archivo Muruzabal. Foto Galle


Quiero agradecer especialmente a José Mª Muruzabal del Solar por haberme facilitado las fotos del archivo de su padre y este magnífico artículo que escribió en 2023 junto con Iñigo. El resto de las imágenes pueden verse en la revista Pregón de junio de ese año. Estas fotos le van a encantar a Pachi Mendiburu.

Baltasar Javier Baleztena Pamplona 1966. Archivo Muruzabal. Foto Galle


Y en la próxima entrada si Dios quiere seguiremos con la Cabalgata con la desconocida historia de cómo finalizó la “dinastía Baleztena” de Baltasar



[1] Ignacio Baleztena Azcárate (1888-1973), ese gran desconocido para Pamplona. Revista de la Asociación Cabalgata Reyes Magos de Pamplona. Nº VII. Enero 2004. (Nota del autor: el fallecimiento fue en 1972)

[2] Muruzabal Oscoz I, Muruzabal del Solar JM. La Cabalgata Reyes Magos en la Pamplona de 1966. Pregón Siglo XXI 68, junio 2023, pp 85-88


sábado, 18 de enero de 2025

La Cabalgata de Reyes de 1954 en Pamplona, la tribu negra y el mono

 

Querido lector, seguimos leyendo el artículo publicado en la revista de la Asociación Cabalgata Reyes Pamplona en 2004 que incluye testimonios de mis hermanos Cruz, Sylvita y Rosarito.[1]

Cuando la Guerra Civil llevó a Ignacio Baleztena al frente, organizó una Cabalgata en Leganés. Llevó un camión con juguetes para los pueblos cercanos –“sin mirar si eran del bando republicano o nacional” relató su hijo Cruz -. Para ver este pintoresco episodio puedes leerlo de la propia mano de mi padre pinchando aquí.

Baleztena siempre hizo de Baltasar… y continuó ejerciendo este papel hasta que el Frente de Juventudes[2], tras la guerra, se encargó de organizar la Cabalagata. “Fue un fracaso y mi padre ya no participó porque se apartó o lo apartaron de la organización”, recuerda Silvia[3].

Ignacio Baleztena siempre hizo de Baltasar. Dibujo de Carlos Baleztena Abarrategui, hijo de Ignacio


No sería hasta la década de los 50 cuando Baleztena volvió a vincularse a la Cabalgata junto a sus amigos de la revista Pregón porque el entonces director de la Caja de Ahorros Municipal de Pamplona, Miguel Javier Urmeneta, los reunió para la ocasión. Así, Ignacio Baleztena (Baltasar), Faustino Corella (Melchor) y Enrique Tejero (Gaspar) fueron los Reyes Magos que aprendieron a montar en el picadero militar, ya que el Ejército dejaba los caballos así como numerosos mulos cargados con sacos a modo de regalos.

Efectivamente Miguel Javier Urmeneta encauzó la celebración a través de la Caja de Ahorros Municipal de Pamplona bajo la acertada batuta de José Mª Muruzabal. Pues precisamente entre los recortes de prensa el aitacho conservaba con especial mimo la crónica de “El Pensamiento Navarro” de 1954 en la que aparecen los famosos negros de la comitiva de Baltasar, con trajes y bailes del reciente estreno de la obra de teatro compuesta por mi padre “el Submarino de Dositeo”, interpretada en 1950. También en este año de 1954 aparece el “mono de la Cabalgata”. Esta es la crónica de ese día en “El Pensamiento Navarro”:

“La comitiva fue entrando en la cancha (del frontón Labrit), entre un griterío ensordecedor, que casi no dejaba oír las notas de la Marcha Real que tocaban las dos bandas de música…La primera sorpresa que se tradujo en la gritería edad de fue la de la presencia de la tribu negra, muy bien ataviada que entró hasta postrarse ante los Magos bailando una danza de su país y tocados los negros acompañantes del simpático Baltasar con máscaras y plumas y lanzas de gran efecto y de última moda en su tierra, según nos dijo un soldado raso de la tribu…

La tribu de negros de la comitiva de Baltasar se postran ante los Reyes Magos en "El Labrit". Pamplona ¿1954? 


Como número final apareció de lo alto del palco del rebote un deforme monstruo, no se  sabe del si el “hombre de las cavernas” o un “marciano”, que se descolgó hábilmente por una cuerda hasta la cancha, sembrando el pánico entre los que allí estaban. Pero los valerosos negros de la comitiva del Rey Baltasar, acometieron contra él con sus lanzas. Ya parecía que lo habían muerto cuando el monstruo, que por lo visto fingía, se levantó de pronto otra vez y consiguió poner en fuga a los servidores del Rey Baltasar, aunque luego se hizo muy amigo de ellos, y según las últimas noticias que recibimos esta noche, ha fichado por la escolta del simpático negro, y a estas horas debe estar por las calles sosteniendo la escalera para que los Reyes dejen los juguetes de los niños en los balcones, ya que según él mismo dicen que ha dicho, no quiere asomar su horrible faz por los cristales de las habitaciones en las que duermen los niños por miedo a que se asusten”.[4]

Un error en la edición digitalizada de “El Pensamiento Navarro” en el Archivo Municipal me hizo pensar que la primera aparición del mono fue en 1955, pero no, fue en 1954, y si quieres saber quién era ese terrible monstruo puede leerlo pinchando aquí.

Dibujo de "los negros de la Cabalgata" realizado por Carlos Baleztena Abarrategui refiriéndolo a su hermano Ignacio Baleztena Abarrategui (Tatito) que solía participar en esa comitiva con grandes saltos


Y en la próxima entrada si Dios quiere seguiremos con la Cabalgata en los años 60



[1] Ignacio Baleztena Azcárate (1888-1973), ese gran desconocido para Pamplona. Revista de la Asociación Cabalgata Reyes Magos de Pamplona. Nº VII. Enero 2004. (Nota del autor: el fallecimiento fue en 1972)

[2] Organización de carácter falangista

[3] Se apartó de la organización por no querer colaborar con una cabalgata organizada por una organización política franquista, el Frente de Juventudes.

[4] M.A. El Pensamiento Navarro. 6.1.1954

viernes, 17 de enero de 2025

Crónica de la primera Cabalgata de Reyes de Pamplona en 1927

 

 Querido lector, continuando con el tema de ayer al intentar ordenar la carpeta del aitacho “Cabalgata” hallamos un manuscrito suyo que es precisamente una copia de la crónica de la primera cabalgata de 1927,  publicada el 6 de enero de dicho año en el periódico “El Pueblo Navarro” que era de tendencia liberal. ¿Por qué precisamente habría seleccionado esta crónica entre todas las realizadas?. Quizá porque el director de dicho periódico era Francisco Javier de Arvizu, presidente de la Asociación de la Prensa organizadora de esa primera cabalgata a instancias de mi padre Ignacio (pinchar aquí).

Transcripción realizada por Ignacio Baleztena de la crónica de la cabalgata de reyes de Pamplona de 1927. La copió del diario "El Pueblo", dirigido entonces por Javier de Arvizu


Pues bien este es el extracto de esa crónica de la primera cabalgata de Pamplona escrita posiblemente por el propio Javier de Arvizu o al menos por el redactor del periódico que él dirigía[1]:

…Cuando el redoble de los atabales anunció a la masa de público congregada en la plaza circular la proximidad del cortejo, las bandas ejecutaron la Marcha Real, mezclándose a sus acordes los estampidos de los cohetes y las aclamaciones, y el momento fue de una gran belleza. El tiempo lluvioso e inseguro no restó animación al acto que fue brillantísimo. La Junta de la Asociación de la Prensa cumplimentó brevemente a los Reyes…precedidos de la banda infantil de las Escuelas del Ave María…

En todos los balcones había gente que saludaba o aplaudía. En la calle se apretujaba el público y el número de niños que palmoteaban satisfechos al contemplar hecha realidad sus sueños de todos los años por esta época era incontable.

En la Casa Misericordia.

La primera visita de los Reyes -ya lo habíamos anunciado- fue para los pequeños asilados en la Casa de Misericordia, que reunidos en la Administración y presididos por los dignos señores administrador del benemérito establecimiento benéfico establecimiento y Junta recibieron a los Santos monarcas…

Posteriormente continúa narrando el paso de la comitiva por las calles de Pamplona abarrotadas de gente y la visita a las escuelas de Compañía y al Colegio Asilo de las Hermanas de San Vicente junto a la Catedral. A continuación una de las visitas principales fue a la Casa de Maternidad, lugar en el que años previos mi padre Ignacio Baleztena[2] había pergeñado los prolegómenos de la cabalgata:

En la Inclusa

La llegada a la Casa de Maternidad en la que entraron por la puerta de la calle del Carmen, fue bellísima. A los acordes de la Marcha Real y saludados por las aclamaciones de las asiladas, que presenciaban su llegada desde los balcones del primer piso, entraron los Reyes a caballo en el mismo zaguán de la casa para echar pie a tierra ante los primeros escalones de la que conduce a la magnífica sala ropero. Toda la comunidad aguardaba, y con ella el virtuoso capellán director don Gervasio Villanueva, el respetable vicepresidente de la excelentísima diputación de Navarra Don Joaquín de Borja y el competente médico don Abdón Larrondo…

…El rey negro (interpretado por Ignacio Baleztena) fue quien en nombre de sus compañeros, dirigió luego unas palabras afectuosas a las pobrecitas asiladas y con ello se dio por terminado el acto, siendo despedidos los soberanos con los mismos aparatos y efusión con que se les recibió.

Según continua la crónica el momento más emotivo fue la visita al hospital que narra de la siguiente manera:

En el Hospital

Donde el reparto de juguetes adquirió las caracteres de máxima emoción fue en el Hospital Civil a cuyas puertas hallábase “La Pamplonesa” qué desinteresadamente prestó también a la fiesta, desde ese momento su cooperación. Las salas donde se alineaban las camitas de los niños hallábanse llenas de gente; Señoras y señoritas deseosas de acompañar a los enfermos en tal momento. En un rincón un “nacimiento” brinda a los niños, en el ingenuo paisaje convencional el recuerdo perenne del gran misterio de nuestra Religión. Manos de mujer cuidaron que no faltase tal detalle en la Navidad dolorosa de los pequeños enfermos…

Sigue informando “El Pueblo Navarro” que tras las palabras del Rey Melchor comenzó el reparto de juguetes, y era conmovedor contemplar aquellos rostros pálidos animados por la risa; Y aquellas pobres manos exangües palmoteando con alegría, cuando los personajes legendarios se acercaban con el trozo de ilusión que es cada juguete. Aunque la fiesta no hubiese sido más que eso, cuantos a su mejor éxito han contribuido, podrán sentirse satisfechos.

Posteriormente los Reyes acudieron a las escuelas de San Francisco y al asilo del Niño Jesús y finalmente, sobre las 21:00 h de la noche,  el real cortejo despedido en la puerta de la Taconera con la Marcha de España, se alejó de Pamplona hasta otro año,  perdiéndose en la noche.

Foto Galle. Cabalgata de principio de siglo XX en Pamplona. Baltasar representado por Ignacio Baleztena


Este es el resumen de la crónica de la primera Cabalgata de Reyes de Pamplona organizada, a instancias de mi padre Ignacio Baleztena, por la Asociación de la Prensa, con el valor de que está escrita por el propio presidente de dicha Asociación Javier de Arvizu o un redactor del periódico que éste dirigía en 1927.

Y mañana seguiremos con las cabalgatas de los años 50 si Dios quiere.



[1] El Pueblo Navarro. 6 enero 1927. P1

[2] En una entrevista de 2004 mis hermanos Cruz, Sylvia y Rosario afirmaban que donde solía acudir nuestro padre los años previos era a la Meca, aunque sospecho que puede ser una confusión con la Casa de Maternidad conocida como “la Inclusa”

jueves, 16 de enero de 2025

Sobre el origen de la Cabalgata de Pamplona. Homenaje de la Asociación Cabalgata Reyes Magos a Ignacio Baleztena Ascárate 2003

 

Querido lector, el formidable artículo escrito por mi amigo Pachi Mendiburu en su blog “Desolvidar” sobre la cabalgata de Reyes Magos de Pamplona y que puedes leer pinchando aquí me anima a seguir escribiendo sobre este acto fruto del ingenio del aitacho[1]. Y para ello abrimos su carpeta “Cabalgata” y encontramos un montón de recortes de periódico, fotografías y documentos cargados de recuerdos. Y de estos vamos a entresacar detalles y crónicas de algunas cabalgatas a las que mi padre Ignacio Baleztena prestó especial atención.

Comenzaré sirviéndome del homenaje realizado a mi padre por la Asociación Cabalgata Reyes Magos de Pamplona en febrero de 2003 cuya crónica salió publicada en la revista de dicha Asociación en enero de 2004.[2] Fue “un reconocimiento a la figura de Ignacio Baleztena… la primera iniciativa que pretende tener continuidad para quienes han colaborado en el desarrollo de este acontecimiento navideño”.

La Asociación Cabalgata Reyes Magos de Pamplona bajo la presidencia de Fernando Lizaur realizó en febrero de 2003 un reconocimiento a la figura de Ignacio Baleztena… la primera iniciativa que pretende tener continuidad para quienes han colaborado en el desarrollo de este acontecimiento navideño


En este número de la revista de la Asociación figura una entrevista realizada a mis hermanos Cruz, Sylvita y Rosarito con motivo de dicho homenaje o reconocimiento.

Marcado por su carácter político “era vasquista pero no separatista” -señalan sus hijos-, supo discernir esa pasión política cuando estaba con sus amigos o participaba en actividades de marcado carácter social.[3]Así nació la primera cabalgata de Pamplona con cierta organización. Ignacio Baleztena solía acudir con su madre a la Casa de Misericordia[4]para llevar algunos regalos y fue en el Café Iruña junto a sus amigos donde decidieron que las próximas navidades, en los inicios de siglo[5], iban a celebrar una Cabalgata. Y así lo hicieron, con 3 caballos acudiendo solamente a la Meca[6]. Al año siguiente[7]se hizo de forma más organizada en colaboración con la Asociación de Prensa

Para más información de esta primera “pre cabalgata” de 1926 puedes pinchar aquí. Y en la próxima entrada si Dios quiere veremos novedades sobre la primera Cabalgata oficial celebrada en 1927.

Pd. Respecto a las múltiples facetas del aitacho entre otras cosas escribe otro interesante artículo Pachi Mendiburu, que te recomiendo leas pinchando aquí.



[2] Ignacio Baleztena Azcárate (1888-1973), ese gran desconocido para Pamplona. Revista de la Asociación Cabalgata Reyes Magos de Pamplona. Nº VII. Enero 2004. (Nota del autor: el fallecimiento fue en 1972)

[3] Posiblemente una excepción a esta norma fue la peña Muthiko Alaiak que tenía un marcado carácter carlista. Lo cierto es que cuando organizaba actos como la cabalgata o el Rey de la Faba siempre procuraba no relacionarlos con política.

[4] Seguramente se refiere a La Maternidad

[5] Esta decisión debió de tomarse en 1926, previamente a la primera “cabalgata” que ya hemos narrado ene este blog aquí

[6] De nuevo seguramente se refieren a la Maternidad

[7] 1927