Querido lector, la columna de Tutor, al que el aitacho había llamado cobarde, volvió finalmente hasta Leiza terminando de dar
cuerpo al Tercio de San Miguel el 22 de Julio. Afortunadamente para mi padre
aquel imprudente comentario suyo no tuvo consecuencias.
En
esas horas perdidas los rojos se habían hecho más fuertes en la caseta de los miqueletes de Urto (en la muga con Guipúzcoa) y se imponía la urgencia de
tomarla al asalto. Fue la primera operación de combate del Tercio de San Miguel, y nos la narra de nuevo en sus memorias la tía Lola, hermana de mi padre Ignacio:
"Después de algunos reconocimientos por los montes al estilo clásico de
las partidas y guerrillas antiguas, se decidió tomar la caseta de Urto.
En la Plaza forman los requetés
navarros y guipuzcoanos. Su jefe, el comandante Tutor, al verlos dispuestos
para dar la primera batalla, les arenga y sabe hacer vibrar en ellos la cuerda
del Ideal:
“Requetés – les dice – Sois
descendientes de los héroes carlistas que por estas mismas montañas se
cubrieron de gloria. Dentro de breves momentos tendréis que demostrar que sois
dignos hijos de ellos”.
Al contacto del heroísmo pasado toca
el chistu el himno de Oriamendi. El eco de cien años repercute por aquellos
montes acompañando a las voces viriles de los voluntarios:
A las armas
voluntarios,
a las armas a
luchar,
por nuestra
fe.
Moriremos
defendiendo la bandera,
de Dios, la
Patria y el Rey.
Cantan a continuación los paisanos
de Iparaguirre “Guernikako Arbola”, el himno de las libertades forales, y
gritan al terminar:
¡Viva España! ¡Viva Navarra! ¡Viva
Cristo Rey!
¡Vivan los guipuzcoanos valientes! –
contestan los navarros.
- ¡Aquí, Navarra contra Rusia! – exclama un voluntario soberbio en su
arrogancia conquistadora.
Y parten ligeros… Aquel espectáculo
fue sublime, grandioso, de epopeya. Luego la guerra tomaría otro cariz, pero en
aquellos momentos inefables vivimos la auténtica “carlistada” con toda la
pureza de su fe, con su elevado desinterés, heroísmo y valor, con todo el
atractivo de su pintoresca originalidad.
Pasadas unas horas, durante las
cuales, oyendo el tiroteo, las mujeres rezábamos en la iglesia, nos trajeron la
noticia de que la bandera española flameaba en la caseta de Urto. La acción
había costado la vida al requeté de San Martín de Unx, Joaquín Muruzábal…
En el eskaratze[1] de casa depositaron su cuerpo, y sobre el féretro, las Margaritas
pusieron una corona de laurel. ¡Cuántas les tocaría tejer en días venideros!
La caseta de Urto, junto a Leiza, en la muga con Guipúzcoa. Foto de algunos de los requetés que la tomaron al asalto, visitados por Dolores Baleztena con su coche. |
Dolores Baleztena rodeada por los requetés del Tercio de San Miguel que tomaron la caseta de Urto (Leiza) el 23 de Julio de 1936. |
Pero en la
operación fueron hechos prisioneros los ocupantes de la caseta de Urto, tanto
los combatientes rojos como los miqueletes que allí se hallaban. Así mi
padre Ignacio y su hermano Joaquín Baleztena, Jefe Regional Carlista en Navarra que había sido suplantado y pasado a ser un cargo honorífico, ya que había tomado el mando la Junta de Guerra, tuvieron que salir rápidos a interceder por los
prisioneros ya que se hablaba de fusilarlos, como ya habían tenido que salvar anteriormente a otros dos leizarras, porque eso había que impedirlo como
fuera. Pero esto y más nos lo contará la tía Lola en la
próxima entrada si Dios quiere.
La caseta de Urto (Leiza) tras ser tomada por los requetés del Tercio de San Miguel pasó a ser un centro de operaciones de los mismos. En la foto preparando el rancho. |
[1] Portal de la casa.
Es una vergüenza que se derriben estas cosas historicas de guerra que recuerdan a personas que dieron la vida por España, por Dios y por su rey .
ResponderEliminarBien dicho, Anónimo
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