Querido lector, veíamos en anteriores entradas cómo el aitacho publicó un librico en 1933, que tituló "Los GIGANTES DE PAMPLONA. Historia de esos simpáticos monigotes que tantos ratos felices han proporcionado a Premín de Iruña, autor de este librico".
Los gigantes de Pamplona, por Premín de Iruña (Ignacio Baleztena) |
En él, además de las famosas aleluyas que ya introduje anteriormente y que puedes ver pinchando aquí, para hacer más ameno el texto iba alternando su peculiar prosa con versicos, menos conocidos, referidos a esos grandes muñecos de cartón, que
"Al son de las gaitas
y tamboriles
van precediendo
a los ediles
cuando vestidos
de gran postín
van a las Vísperas
de San Fermín".
Y aquí vemos de nuevo que une algunos de sus actos preferidos de los sanfermines, los gigantes y la marcha y vísperas. Pero en este librico, como he dicho, escribió otros versos que puedes leer a continuación, y gracias a ellos conocer de forma entretenida gran parte de la historia de los gigantes de Pamplona:
“Sin importarme un insignificante bledo de quien ni de donde pudieron sacar las costumbres de bailar por las calles aquellos pamplonicas de antaño, vulgo irunshemes chori-arrapazales, de quien dijo el sabio:
Los irunshemes
arrapazales
con los gigantes;
van por las calles
brinca que brinca,
danza que danza
por Urraninda
y Arriasoranza.[1]
y Cuando llegan
a San Martín,
¡plim!,
fuerte le atizan
al chacolín,
¡grau!
¡cataplau![2]
D. Basilio de Labrit y Navarra, que tanto empeño y actividad mostró en la confección y aderezo de la tarasca, fue nada menos que nieto de don Juan de Labrit, último rey de Navarra, e hijo del famoso don Pedro de Labrit, o fray Veremundo de Navarra, por otro nombre, quien después de enviudar se retiró del mundo, profesó y llegó a ser obispo de Comenges. Participó en el Concilio de Trento, “al que, si no se me tachase de irreverente, diría que acudieron los primeros ases de la cristiandad”.
El padre de Don Basilio
hombre fue de gran talento
que se lució en el concilio
que tuvo lugar en Trento.
El encargado de 1607 de sacar la comparsa de los gigantes fue Joanes de Azcona, labrador, llevando un jular para hacerles la música:
Bailó por ochenta y un
reales Joanes de Azcona
los gigantes de Pamplona
a los sones del chun-chun.
En 1632, la Ciudad acordó llamar a Alonso de Logroño y Bega, pintor, “para darle el importantísimo encargo, no exento de serias responsabilidades, de arreglar los ocho gigantes que suelen salir para la fiesta del Señor san Fermín, aderezándolos con pinturas de color”:
Era Logroño un señor
que manejando pinceles
dejaba chiquito a Apeles
y a cualquier otro pintor.
Pues nunca jamás artista
de los de ahora, ni los de antes
pintaron ocho gigantes
y al rey Don Iñigo Arista.
En 1694
Puso Francisco Noel
a los gigantes melenas,
y unas corbatas muy buenas
fabricadas con papel.
Por todo lo cual yo quiero
y es mi santa voluntad
pase a la posteridad
tan mañoso peluquero.
El encargado de la toilete de la gigantesca cuadrilla fue, en 1736, el honrado y muy competente sastre de Pamplona
Es Francisco de León
sastre fino y complaciente
y de lo más competente
dentro de su profesión.
Pues con el mismo primor
que arregla y viste un gigante
hace una chupa elegante
al señor corregidor".
(Bueno, el encargo de corregidor no existía en Navarra, pero el caso es que no encontraba otro de cuatro sílabas terminadas en or)
En 1755, el maestro carpintero Juan Antonio de Olasagarre recompuso y arreglo los gigante, y puso
Del cuello del gigantón
que iba danzando el primero,
zinzilicaba un cordero,
denominado toisón,
en la ciencia del blasón.
Los gigantes de la Ciudad se deshicieron, y aparecieron
Además de los canónigos,
beneficiados y chantres,
la catedral tuvo antaño
cabezudos y gigantes.
Con el tiempo, el Ayuntamiento adquirió gigantes propios, con cabezudos, záldicos y kilikis, también llamados bocaparteras, y así, les gritaban los mocés
Aquí, kiliki, ki
Serona, na.
Con la zambomba sí
Con la berga no.
Kiliki, serona, la boca partera.
1860
Los actuales gigantes los realizó Tadeo Amorena, maestro pintor, vecino de Pamplona. Entre las cualidades que debían reunir, estaba la de que representaran las cuatro partes del mundo
Por lo que veo
desconocía
el buen Tadeoa
la Oceanía.”
Espero que te hayan gustado estos versicos del aitacho que te habrán ayudado a conocer un poco mejor la Historia de esos simpáticos monigotes que tantos ratos felices han proporcionado a Premín de Iruña". Y en la próxima entrada, si Dios quiere, aprovechando que estamos metidos en harina gigantil, seguiré introduciendo cosicas de esta especial relación que el aitacho tenía con los gigantes. ¿De dónde le venía, cómo se fue fraguando?
No hay comentarios:
Publicar un comentario