Querido
lector, tras este puente foral con festividades tan queridas por los navarros como son S Frncisco Javier, San Saturnino y la Inmaculada vuelvo a la carga con el blog y nos plantamos en 1946, año en el que el aitacho tiene su décimo y
último hijo, Miguel Baleztena Abarrategui (mi hermano Miki).
Otra vez, la
familia recibe con ilusión a un nuevo miembro pese a las dificultades de la
posguerra. Aunque parezca mentira, el agobio no está reñido con la alegría. Y
agobio había, hasta el punto de que mi madre Carmen, la Mamita,
decidió retirar de la cabecera de la cama el cuadro del angélico que traía un
niño en brazos, en otro de sus gestos de total confianza en Dios, que
precisamente le hacía tener este tipo de comunicación con un Padre con absoluta
naturalidad. No había problema, donde comen 9 comen 10, pero tampoco había que
tentar a la
Providencia. La verdad es que fue un año
alegre.
La familia de Ignacio Baleztena y Carmen Abarrategui al completo,con sus diez hijos |
Y
hablando de nacimientos, ese mismo año vino al mundo Chantal de Orleans, décima
hija de los Condes de París (que aun llegaron a tener otro). ¿Y esto a que
viene? Pues a que tras haber colaborado desde el destierro en África con la
resistencia francesa frente a los alemanes los pretendientes orleanistas al
trono de Francia, Enrique de Orleans y
su mujer Isabella, Condes de París, finalizada la guerra mundial vinieron a vivir a Pamplona, y aquí es donde conocen al aitacho y
familia, haciéndose grandes amigos.
Hasta tal punto amistaron de que cada uno de sus
primeros 10 hijos estaban “hermanados” con uno de nosotros. Por eso teníamos
cada uno un vasico de plata con el correspondiente nombre de nuestro “homólogo”.
Así, Miki fue hermanado con Chantal (a mí me correspondía Michel de Orleans).
Los hijos Baleztena Abarrategui con los hijos de los Condes de París. Miguel (Miki) Baleztena y Chantal de Orleans recién nacidos en 1946 |
Y
se preguntarán los más instruidos, ¿Cómo pudo Ignacio Baleztena, carlista hasta
la médula y partidario del regente D Javier de Borbón Parma tener tanta amistad
con los Orleans? Debes saber que los Condes de París estaban más en la órbita
liberal de D. Juan, y además en cierto modo disputaban los derechos al trono de
Francia con los Borbón Parma. La explicación era bien sencilla, en política el
aitacho era un convencido luchador, pero como persona era amigo de todo el
mundo, incluso de sus rivales.
Ignacio Baleztena con la espada de D. Carlos VII enseñando a la Condesa de París el museo "carlista" de Recuerdos Históricos que él mismo había montado junto con su hermana Lola. La condesa, de la órbita liberal y de D. Juan, visitaba una exposición carlista y llena de objetos de los Borbón Parma. Cosas de mi padre. |
Por eso simpatizaba desde la adversidad política
lo mismo con su profesor Unamuno, republicano y liberal, que con el
nacionalista vasco Manuel Irujo en la II república, que con el Conde de
Rodezno, gran amigo suyo pese a ser juanista y colaborador con el Régimen y
tantos ejemplos más.
Otro
ejemplo de su forma de ser abierta a todos es que a mi boda estaba invitado el hermano de una de
las que comandaba el asalto y quema de Casa Baleztena en la II
república. Ignacio Baleztena no conocía el significado de la palabra rencor.
Pero
donde más amigos tenía y con quien más disfrutaba era entre el pueblo de Pamplona, principalmente entre la
gente sencilla. Por ejemplo tenía gran relación con los gitanos de la Calle de la Merced, que
le votaron en masa cuando se presentó a concejal, como veremos más adelante, y
acudieron a su funeral.
Este
afecto por todos, especialmente por las gentes normales, de a pie, ha hecho que
se le recuerde (hasta épocas recientes) con tanto cariño, independientemente de
ideologías. Y es que si algo le definía es que era amigo de todos.
Como
excepción solo recuerdo unas personas a las que no saludara Ignacio Baleztena,
y era a los fusileros. Todo Pamplona sabía quiénes eran los que habían cometido
atrocidades y crímenes injustificables en retaguardia desoyendo la orden dictada por tío Joaquín, mientras los requetés marchaban al frente. No eran
estos requetés, no. Y curiosamente, no eran precisamente los nombres que dicen
cuando hablan de esto las generaciones jóvenes. El caso es que el aitacho no solo no los saludaba sino que
aun suena en mi oído su consejo: Cuando
os busquéis novia elegid bien y tened en cuenta esto, nunca traigáis a esta
casa (Casa Baleztena) a ninguna que sea familia de…. Y entonces decía los nombres
de los fusileros.
Pero no
quiero acabar esta entrada con un toque amargo que era lo opuesto a su forma de
ser, sino recordando, al revés, el ejemplo de una persona que ponía las
personas por encima de las ideas, la amistad por encima de las disputas, y el
amor a las gentes de su pueblo por encima de diferencias políticas, manteniendo
siempre las puertas de su casa abiertas a quién quisiera acercarse (así parecía
aquel caserón una jaula de grillos, siempre repleta de gente). Y eso siendo
fiel a sus principios y escrupulosamente recto en su proceder.
Y tras
estas divagaciones, en la próxima entrada, si Dios quiere, os contaré otro de
los líos en que se metió el aitacho, y nos metió a toda la familia, en su
afición por organizar celebraciones y fiestas
Magnífica esta extensa y muy entretenida entrada. Estoy en contacto desde hace algún tiempo con tu hermano Miki (al que conocía de vista desde hacía muchos años) a través de amigos comunes. Se que desde hace unos días nada pachucho; dale recuerdos de mi parte si tienes oportunidad. Organizo Rutas carlistas desde hace tiempo y esto, la lectura de numerosos textos, y el conocimiento de la profusa labor de vuestra familia en este tema me ha llevado a contactar con tu blog, que celebro mucho.
ResponderEliminarSaludos,
JdG