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miércoles, 14 de marzo de 2012

Marisabelica


Querido lector, como ya vimos en anteriores entradas la familia Baleztena fue expulsada de Pamplona en 1932, tras haber sido asaltada y quemada su casa. El aitacho no pudo aguantar mucho sin volver a su querida ciudad e inicialmente se refugió en una casa de la Calle Dormitalería donde le acogía un amigo canónigo. Posteriormente, a finales de 1932 el gobernador civil republicano que los había expulsado, el revolucionario Manuel Andrés Casaus fue relevado en su cargo para posteriormente ascenderlo en 1933 a Director general de Seguridad del gobierno de Azaña, siendo trasladado a Madrid.  Ante esta situación, dado que mi padre Ignacio no vivía en casa Baleztena, sino en un piso de la calle San Ignacio (actual C/ Fernández Arenas), decidió volver con su esposa Carmen y sus 4 hijos para instalarse en dicha casa. El resto de la familia permaneció en San Sebastián, en una casa llamada Villa Valencia, ya que de ningún modo era prudente regresar a su casa de la Plaza del Castillo tras el asalto recibido en 1932.

Durante este tiempo Ignacio vivió a caballo entre Pamplona (su residencia habitual), Leiza y San Sebastián. Así se incorporó de nuevo a trabajar como oficial en el Archivo de Navarra. Y en 1934 recibieron la bendición del nacimiento de una nueva hija, mi hermana Marisabelica. La niña era preciosa y trajo gran alegría en medio de los sufrimientos de esa época difícil. Pero la dicha  iba a verse pronto empañada en parte. A causa de unas fiebres la niña comenzó a tener convulsiones  que degeneraron en un cuadro de epilepsia con retraso mental asociado. ¡Cuánto tuvieron que sufrir mis padres al ver como su hija tan pequeña sufría con tanta frecuencia convulsiones, sin que hubiera tratamiento adecuado!. Recorrieron los mejores médicos de Pamplona, Madrid…, pero no había entonces solución para la enfermedad.

Mª Isabel, hija de Ignacio Baleztena y Carmen Abarrategui

No obstante, como suele pasar en estos casos, la Providencia quiso que Marisabelica, con su epilepsia y retraso mental haya sido hasta hoy día la alegría de la casa en los momentos difíciles. Pese a su mal genio tan infantil, se ha hecho querer por toda la familia y por tanta gente que la ha conocido por la Plaza del Castillo, por Leiza… 

Antes de finalizar quiero dedicar esta entrada a mi hermana Mª Isabel, ejemplo del valor de toda vida humana, que ha sido, y es, tan feliz pese a su enfermedad y nos ha alegrado a los demás. Y por supuesto a mis padres, que tanto debieron sufrir al principio, aunque nunca hicieran alarde de ello.

Y esta entrada era para introducir cómo el resto de la familia Baleztena volvió a Pamplona tras su destierro donostiarra en 1935, como veremos en la próxima entrada.

Mª Isabel Baleztena Abarrategui con SM el Rey Gaspar

2 comentarios:

  1. me gusta mucho esta foto. marisabel ha sido muy sociable con la gente y muy cariñosa a pesar de su enfermedad.Me gustaria saber si esta bien ahora.
    felicitaciones por el blog.

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  2. Gracias por tu felicitación del blog, me alegra que te guste. En cuanto a Marisabel, la pobre está postrada en la cama y no sale nada de casa, pero sigue igual que siempre y con el mismo carácter de costumbre.
    saludos de
    Javier Baleztena

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