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Querido lector, en la anterior entrada veíamos cómo los hijos del aitacho y la mamita íbamos creciendo y
haciéndonos hueco en la vida, quedándose el hogar Baleztena Abarrategui cada vez
algo más vacío, y seguimos con este tema, que nos servirá para entender futuras
entradas sobre la biografía del aitacho.
Joaquín tras
acabar Bachillerato decidió ir también a Madrid donde comenzó estudios de
perito agrícola durante un año, pero cambió de idea y se trasladó a
otra ciudad a probar con los estudios de perito avícola, volviendo finalmente a
Pamplona.
Sylvia
(Silvita) vivía a caballo entre Pamplona y Madrid donde pasaba largas
temporadas. Finalmente en Pamplona montaría un taller de modista y una boutique
de moda llamada Lady & Shock que fue víctima de un atentado de la banda
terrorista ETA en 1978 mediante una bomba contra dicho comercio[1].
Mientras tanto
Ignacio (Tatito) dejó el Seminario al ver que no era su vocación, y yo tras
ingresar en Loyola para finalizar mi formación como jesuita, cuando ya iba a ir
de misionero a Venezuela, también vi que no era lo mío. Ninguno de los dos
llegamos a ordenarnos. Ignacio se fue a Bilbao a estudiar marina mercante,
llegando finalmente a ser capitán. Vivió en Pamplona una temporada y definitivamente en Bilbao, aunque durante épocas muy prolongadas estaba embarcado. Yo ingresé en el Estudio General de Navarra
(embrión de la Universidad de Navarra) siendo de la segunda promoción de
Filosofía y Letras. Tras trabajar como profesor de los Escolapios, acabé siguiendo el camino de mi padre como archivero en el Archivo General de Navarra aprobando la oposición a ello.
En esa segunda mitad de los años 50 Luis
(Bollo) le transmitió a la mamita su posible vocación sacerdotal, la cual fue
desechada con un “Imbécil, no me hagas hacer el ridículo más, bastante hemos tenido con tus dos hermanos, así que primero
estudias”, por lo que estuvo en en un internado de frailes en Vitoria con su hermano Miguel hasta
que acabó el PREU (los estudios preuniversitarios). Como ya vimos Miguel fue a cabar los estudios a Madrid y Luis y yo hicimos la mili juntos, yo como alférez de milicias y el como gastador. Al acabar el servicio militar se fue a estudiar
aparejador inicialmente a Madrid y al
finalizar la carrera se asentó en dicha ciudad hasta su jubilación.
De izquierda a derecha: Sentados: Carlos, Ignacio con uniforme de marino mercante y Joaquín De pie: Javier de alférez de milicias, Cruz, Miguel y Luis con uniforme de la mili |
Cruz en 1954 mientras estudiaba Comercio finalmente convenció a “los aitachos”, que no
estaban muy por la labor, para realizar estudios artísticos y viajó para ello a
París, donde viviría los siguientes 5 años estudiando bellas artes en Métiers
d´Art. Posteriormente tras una breve época en Pamplona terminó viviendo en Madrid. Fue un reconocido decorador de cine (director artístico),
dando finalmente el salto a la televisión[2].
Mª Isabel (Maisabelica) al tener un retraso mental debido a su epilepsia desde la infancia se quedó al cuidado de mis padres en la casa familiar.
El aitacho, gracias a su “pluriempleo” como archivero en el Archivo General de Navarra que es lo que laboralmente le apasionaba y su principal fuente de ingresos, también como director del Museo de Navarra y con lo poco que recibía por sus colaboraciones en su sección “Iruñerías” del Diario de Navarra, vio cómo iban saliendo sus hijos adelante. Nada hubiera sido posible sin la mamita. Nuestros padres nos transmitieron además de la vida lo fundamental que querían para nosotros, la Fé católica y los medios para que pudiéramos seguir nuestro futuro por nosotros mismos, bajo la protección de la Virgen del Chaparro con su lema “cuan buena es la unión de los hermanos”. Ese era el proyecto, una familia unida por el amor y la Fé aunque por circunstancias de la vida cada uno fuera viviendo su propio camino. El aitacho también nos impregnó su amor a Navarra, a los Fueros y a las Españas desde la óptica carlista con lealtad a D Javier de Borbón Parma.
Ahora llegaba
la hora en que los hijos, con la libertad que siempre nos habían dado mis
padres, tomáramos nuestras propias decisiones en la vida. Aunque me haya centrado en lo laboral para explicar las idas y venidas, el orden de valores transmitidos por mis padres es el que figura en un cartel de la biblioteca: Iglesia, familia y trabajo.
Y en la próxima
entrada si Dios quiere veremos otra anécdota sin desperdicio de la vida del aitacho.
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