Querido lector,
veíamos cómo desilusionados los carlistas por los derroteros que tomaba la
política, pues se veía claramente que querían borrar de la memoria al carlismo,
éste se puso en la oposición al franquismo. Y aquí el aitacho tuvo
su participación activa con distintas iniciativas, la cultural, la social y la
clandestina.
Entre las actividades culturales destacó la
creación del “Museo de Recuerdos Históricos” que era el nombre que eligió mi
padre para denominar lo que realmente era un museo carlista. Ocupaba cuatro
plantas del que fue seminario de San Juan Bautista, situado detrás del
Ayuntamiento de Pamplona y fue inaugurado el 10 de Julio de1940. Su hermana la tía Lola, protagonista también de la formación del mismo,
nos lo cuenta en sus memorias:
Fachada del antiguo Museo de Recuerdos Históricos. Fijándose bien dentro del portal escondidos están sus creadores, Ignacio Baleztena y su hermana Lola |
“Habiendo llegado a Pamplona las banderas de
los batallones carlistas que el rey Carlos VII guardaba en su palacio de
Loredan en Venecia, a la vista de tan gloriosos trofeos, mi hermano Ignacio
tomó la resolución de formar un museo al cual llamar de “Recuerdos históricos”.
Y empezamos una campaña de recolección de objetos por tierras de lealtad donde
podrían conservarse cosas interesantes.
En una venta innominada, camino de
Francia, guardaban la boina del General Elío dejada allí por él cuando marchaba
al destierro; aquí, una carta del Cura de Santa Cruz; allí, espadas, órdenes de
generales con sus firmas y sellos; un abanico de la reina Doña Margarita
envuelto en un papel de seda amarillento; el uniforme del abuelo cuidadosamente
conservado; en fin, cantidad de objetos guardados como reliquias, ricos en
valor histórico y emocional.
A los recuerdos de antes, uníamos la
recogida de banderas de los Tercios de Requetés y otras cosas, proporcionando
todo gran variedad e interés para la formación del Museo. En un palacio
señorial de Puente la Reina, donde se alojó Carlos VII, el comandante del
Tercio de San Fermín, Javier Churruca, casado con la hija de la casa, nos hizo
entrega de las banderas de dicho Tercio.
Con todo cuidado, acomodamos en el
coche tan valiosos trofeos y a las puertas de Pamplona nos detuvo el portalero,
preguntando por rutina:
-
¿Lleva algo que declarar?.
El movimiento del auto había desplegado una bandera.
Sobre el fondo rojo destacaba en letras de oro el lema: “Dios, Patria, Rey”.
-
¿A no ser eso? –dijimos mostrándosela al portalero.
Después de contemplarla detenidamente, contestó:
-
¡Eso es lo bueno!. Eso no paga.
-
Eso no se paga –corregí sonriendo.
- Eso no se paga –replicó con entereza-. Está comprado
con sangre. –Y saludó militarmente.
Muy presente me quedó este diálogo
sostenido con el digno y consciente empleado.
Hicimos también un viaje a Barcelona,
donde fuimos a comprar unos maniquíes para vestirlos con uniformes de las tres
guerras”
Y como dicen que una imagen vale más
que mil palabras, vas a tener la suerte de en la próxima entrada hacer una visita virtual de lo que
fue aquel museo gracias a las fotos que colgaré si Dios quiere. De momento aquí va un anticipo:
Detalle de la sala de las banderas del Museo (carlista) de Recuerdos Históricos |
Y hablando de fotos quiero agradecer el apoyo de Victor Sierra-Sesúmaga por su imprescindible y desinteresada ayuda para que muchas de estas fotos se hayan podido digitalizar.
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