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lunes, 24 de diciembre de 2012

Feliz y Santa Navidad... y recuerdos de la de 1937


Querido lector, esta entrada es para desearte que pases una muy feliz Navidad cerca del Niño Jesús. Y en el idioma que tanto gustaba al aitacho Eguberri on. (Que traducción tan bonita, "buen Día nuevo".) Y es que en Navidad celebramos que Jesús nace en Belen y todo lo hace nuevo. Que pena que se esté popularizando un anodino zorionak (felicidades), que lo mismo sirve para un roto que para un descosido.

Así celebramos el nacimiento del Niño Dios, junto con la Virgen, San José y por supuesto la mula y el buey, que aunque no aparece en el Evangelio, el papa ha recomendado en su libro que "Ninguna representación del Nacimiento renunciará al buey y al asno", y para saberlo exactamente lo mejor es leerlo. Pero fuera de la anécdota, lo dicho: ¡Feliz Navidad!.

Y como entrada propia de este tiempo nos vamos hasta las navidades 1937, donde habíamos dejado la biografía del aitacho, a través del testimonio dejado por tía Lola, su hermana, en sus memorias:

Felicitación navideña de 1937
"Cuando llegaron las Navidades no faltó en el Alfonso Carlos el tradicional Nacimiento puesto a la antigua usanza, es decir, con figuricas de Olot, pastores, ovejas, lavanderas limpiando la ropa en el río helado, y en la plaza, los jóvenes bailando jotas e inguruchos, y pelotaris jugando ante el frontón, y un heladero vendiendo su "reconfortante" producto sacado de una barquillera sacada con los colores de la bandera española, y haciendo la guardia del Portal, ¡cómo no!, una pareja de requetés. Total, un Belén navarrizado, que trastornando los anuncios de los profetas, no nacía en Belén de Judea el Niño Dios, sino en un pueblo cualquiera de los nuestros. Y la nieve de harina cubría los montes cosa insólita en Belén.
Ni qué decir tiene que jotas e inguruchos se bailaron al son del chistu y acordeones, en los que participaron hasta los cojos con muletas. Se cantaron villancicos del presente, como éste:

Si en Belén hubiera habido
requetés y margaritas,
no naciera el Niño Dios
en tan humildes pajitas.

Para que no pases frío
como la noche en Belén,
quiero darte mi capote
y mi boinica también.
 
La Asociación de "Amigos del Combatiente", precursora de "Frentes y Hospitales" que más tarde se organizó, preparaba con grandes afanes colaciones, prendas de abrigo para llevarlas al frente. Fui designada, entre otras, para ir con el agradable aguinaldo hacia Teruel donde se estaban desarrollando sangrientas batallas.
En la madrugada del 28 de diciembre, uno de aquellos camiones del requeté que paseaban triunfantes la Cruz de los antiguos Tercios españoles, bien repleto, emprendió la marcha en busca de los navarros. Para dar con ellos era preciso ir muy lejos, pues no eran los nuestros los que gustaban la paz de la retaguardia.
...Por el camino preguntábamos:
- ¿Y los navarros?.
- Más adelante –nos contestaban siempre- Y con esta orientación íbamos acercándonos cada vez más al teatro de la guerra. Volaban cantidad de aviones, cruzaban ambulancias; el monte frontero se iluminaba y ocultaba por el humo y fogonazos; el ruido del combate lejano se parecía a una horrorosa tronada de agosto.
Nos detuvimos en Cea de Albarracín, límite adonde podían llegar las personas no encuadradas en la guerra. Pero allí, tampoco estaban los nuestros.
- ¿Y los navarros? –preguntábamos nuevamente.
- Ya se fueron, están trabajando
Nos tuvimos que resignar a no verlos, a no cambiar con ellos palabras de cariño, mensajes de familia, y llevábamos muchos. Los representantes de las unidades donde había navarros se hicieron cargo del envío. En la plaza del pueblo, una fila de ellos, iba depositando la confortable carga...Ya el camión vacío, los chicos nos dieron las gracias...

De regreso, hicimos alto en Cella donde estaba de paso el Tercio de San Miguel. Me lancé por las callejas del pueblo derruido en busca de tantos conocidos y enseguida tropecé con un bordari de Leiza. Este, al verme, reaccionó de una manera original que a cualquiera hubiera decepcionado; a mí, no, siendo de tierra montañesa. Sin siquiera saludarme, echó a correr en sentido opuesto lanzando irrintzis. Al poco tiempo, reunidos todos los de Leiza y Tolosa por la llamada ancestral, me rodearon cariñosos, y en poco tiempo, hablamos de muchas cosas, encargos para las familias, recuerdos del pueblo, de los Santiburcios..., pero de sus hazañas guerreras, ni una palabra.

Aquella noche pernoctamos en Calatayud, y no puedo decir que las armonías de "Una noche en Calatayud", cuyo autor no recuerdo, turbaran mi sueño en la cama blanda, en la habitación calefaccionada, tan deliciosa después del frío y cansancio pasados.


El año se hundió en "la noche de los tiempos" y quedó sepultado en tierra regada por lágrimas y por sangre. Al contemplar su triste ocaso, suplicábamos fervientemente al cielo hiciera brillar en el nuevo la aurora de la paz."


Esta Nochebuena, en medio del guirigay que se montará en el Cielo, seguro que el aitacho entonará "Yo soy Ignacio que viene a cantar, al Niño que llora a hacerle callar...", tío Joaquín le silbara su canción al Niño, tía Josefina recitará su poema, tío Pello se mezclara con los angelicos que cantan "Gloria in excelsis Deo"... y aquí abajo esta noche volverá a aparecerse algún adefesio de angelico, a unos pastores dormidos que cantaremos, bailaremos y rezaremos al Niño que nace.

Imagen de "Larrea" nevada en Leiza
¡Feliz Nochebuena y Santa Navidad!

sábado, 15 de diciembre de 2012

La muerte de Javier



            Querido lector, veíamos cómo mientras el aitacho estaba organizando los sanfermines en el frente de Madrid (pinchar aquí), una llamada de teléfono avisaba que su sobrino Javier Jaurrieta Baleztena, el hermano de Chan, estaba muy grave en Salamanca con meningitis, por lo que tuvo que ser evacuado de primera línea. Enseguida partió hacia allí su madre tía Luisa[1] con varios de los familiares. Poco más tarde, acentuada la gravedad, fue también mi padre Ignacio con otras dos hermanas.

Y continua la narración tía Lola (Dolores Baleztena, hermana de Ignacio) en sus memorias:

“Aquella etapa tan animada, tan interesante iba a tener un tristísimo final. Por teléfono, sin preparación, como se daban entonces las noticias, nos llegó una horrible: ¡Javierico se moría!. Salimos rápidamente hacia Salamanca, ¡otro viaje de angustia!, a donde llegamos para verle morir. El pobre nunca se consoló de la muerte de su hermano por el que sentía enorme cariño, gran admiración. Continuamente lloraba como un niño y acabó por contraer una enfermedad a la cabeza que le hacía declinar rápidamente[2].

Repartiendo el rancho unos meses antes
 A pesar de haber perdido la razón nos reconoció enseguida. ¡Con qué cariño nos sonreía!. Aprovechando aquellos momentos de lucidez recibió los Santos Sacramentos con un fervor extraordinario. En su delirio, cantaba cantos carlistas, hablaba de batallas, de los requetés; cruzando las manos piadosamente rezaba a la Virgen conmovedoras oraciones: “¡Virgen María!. Te entrego mi corazón, estando en tus manos, está en las de Dios”.

La propia tía Lola escribía esta carta:

“Nuestro pobre Javier está edificante. Parece que Dios ha permitido que recobrase el conocimiento para que pudiera confesarse y comulgar, y no hace más que decir jaculatorias y ofrecer su vida. Su madre le recuerda aquella frase que nos escribía desde Somosierra, diciéndole que ahora está en el mismo caso: “Vivimos en gloriosa alternativa, si muero me voy al Cielo y allí veré a papá. Si vivo me quedo con vosotros y viviremos felices en una España que habremos devuelto a Dios”. Si oyeráis con que cariño repite los nombres de todos… siento a veces remordimiento de pedir a Dios que retenga el vuelo de este ángel que se nos va en las alas del fervor y del sacrificio”.

Y en sus memorias nos sigue contando tía Lola:

“¡Y Dios se lo llevó!. De aquella alternativa gloriosa en que vivía en el frente, como decía en una de sus cartas: o volver a casa o subir al cielo, eligió la última, la mejor; y vimos cerrarse, también, aquellos preciosos ojos azules como los de su hermano Luisitico, como los de su hermano Chan..., aquellos ojos que llevaban en sus pupilas reflejos del azul purísimo de los cielos...

Murió a los 19 años recién cumplidos, como su hermano, el 8 de julio. Hacía justo un año que los dos, vestidos de blanco, con la boina roja, bailaban alegremente en los Sanfermines en la cuadrilla El Muthiko Alaiak, y ahora, aquella boina roja les servía de gloriosa mortaja.

Desgarrados por la pena, volvimos a Pamplona tras el camión que conducía sus restos, renovándose en aquella tristísima jornada la dolorosa traída de Juan Jesús, no hacía un año todavía.

El duelo presidido por sus dos hermanicos, resultaba conmovedor.

Después de los funerales volvimos a Leiza y la sombra protectora de la casa, una vez más, acogió nuestra pena”.

Placa conmemorativa en la que están juntos los dos hermanos requetés, Chan y Javier Jaurrieta Baleztena

Nos cuenta Romero Raizabal: “No es raro que haya muerto un requeté. Lo extraordinario, lo inaudito, lo verdaderamete inverosímil, es que haya muerto un requeté de muerte natural, en el lenguaje de antes de la guerra.
Porque en la actualidad la muerte natural de un requeté, es la muerte en el frente, en primera línea, de bruces sobre el parapeto. Como murió hace nueve meses, el hermano del requeté que acaba de morir ahora…

El día del entierro todos lloraban en la casa. Todos. Que todos le querían por ser bueno y valiente. Por las mismas razones que le quiso Dios y se lo llevó a la Gloria.
Todos lloraban en la casa, pero la madre, no. ¿Temple de acero? ¿Resignación cristiana?. Tras tantas noches en vela y de sufrimiento, aun Luisa Baleztena tenía fuerzas para sonreir, un poco pálida, entre las lágrimas de todos.
Pero nosotros lo comprendimos en seguida. Es una fuerza enorme saber que se tienen tres hijos en el cielo."

Lápida en la sepultura de Javier Jaurrieta Baleztena. Dale Señor el Descanso Eterno y brille para él la Luz Eterna. Descanse en Paz.

Y efectivamente nos sigue contando tía Lola:

            “La guerra seguía en el Norte con continuos avances pero costando muchas vidas. En todas las casas se lloraba, como en la nuestra, la pérdida de seres queridos, y esa hermandad en el dolor nos hacía sentir como propias las penas de los demás.

Varios mozos de Leiza sucumbieron y el recibimiento que el pueblo les dispensaba cuando a él eran traídos, solía ser impresionante. Un camión desvencijado, cubierto de barro, estacionaba en la Plaza y de él los requetés bajaban el pobre ataúd cubierto por la bandera española. Por el majestuoso camino de piedra que a la iglesia conduce subía el “seguizio” lento, solemne, destacándose en la teoría negra de los lutos la viveza de la boina encarnada. Y en el Campo Santo, modesto, lindante a campos de labor que sus brazos juveniles labraron, descansaban en paz los que murieron en la guerra.

Entierro de un requeté del caserío de Rezuma en Leiza

Entierro de un requeté en Leiza. Los restos recibidos en el Ayuntamiento y el segizio preparado para subir a la iglesia y el cementerio.

Al abandonar el cortejo el santo recinto, en la calma grandiosa y soberana de los montes, sobre la tierra natal que les brindaba el último asilo, quedaba pendiente de la Cruz la corona de laurel y margaritas. Que manos de novias y hermanas tejieron amorosamente.”

Así mientras la guerra continuaba y la vida seguía llegaba el momento también de que el Príncipe Gaetán finalizará su estancia en Leiza, como veremos en la próxima entrada si Dios quiere.


[1] Luisa Baleztena, hermana de Ignacio, en un año había perdido a su marido, Germán, junto con un hijo Luis y la niñera en un accidente y posteriormente a otro hijo, Chan, en el frente.
[2] Estando en el frente Javier contrajo una Meningitis

lunes, 10 de diciembre de 2012

7 Julio de 1937, sanfermines en el frente de Madrid



            Querido lector, veíamos como mientras el aitacho hacía los honores al príncipe D.Gaetán de Borbón Parma en Leiza, a la vez preparaba unos sanfermines especiales para que pudieran celebrarlos los navarros que estaban en el frente de Madrid. (pinchar aquí). Parecía una época de descanso y relativa felicidad dentro de la desgracia de la guerra, pero una llamada de teléfono... pero mejor que esto nos lo cuente Ignacio Romero Raizabal en su libro Héroes de Romance:
Ignacio Baleztena sobre el pretil de la subida a la Iglesia de Leiza, junto con sus hermanos, acompañando al Príncipe Gaetán de Borbón sentado

“¡Qué A gusto estaba el Príncipe en Leiza!

            De vez en cuando , la cana al aire de una excursión o un paseo. Un partido a pala en Santesteban porque jugaba Pello Mari; la novillada de Tolosa de Belmonte y Sánchez Mejías o un té en casa de los Zabala; un viaje de ida y vuelta al día al colegio de Lecároz, hoy transformado en hospital bajo la advocación de Mola; el bautizo y padrinaje en Lecumberri de un hijo del Capitán Andrada, compañero de Tercio y de Hospital de Sangre de su Su Alteza…

D. Gaetán aprovecho su convalecencia en Leiza para hacer excursiones y visitar lugares emblemáticos: en la foto junto al mausoleo delos generales carlistas en Estella

            Pero aquel golpe de teléfono fue igual que una granada. Javier Jaurrieta Baleztena[1], el hermano de Chan, estaba enfermo en salamanca. Grave. Con una meningitis. Gravísimo.

            A la primera noticia en seguida del golpe de teléfono, se traslado la madre a Salamanca con varios de los familiares. Poco más tarde, acentuada la gravedad, siguió el mismo camino el tío Ignacio[2], con otras dos hermanas, dejando un viaje al frente de Madrid para llevar obsequios y canciones a los navarros qué luchan en aquellos contornos y endulzarlos un tanto los “sanfermines” de este año, tan lejos de Pamplona”.

            Efectivamente cuando ya estaba todo preparado como hemos visto, toda la ilusión que había puesto mi padre Ignacio en hacer una de las suyas, es decir, organizar unos sanfermines en el frente, se torno en tristeza con esta desgraciada noticia. Fue rápido a asistir a su sobrino a Salamanca en su gravísima enfermedad, igual que había acudido anteriormente a auxiliarle cuando se hallaba en un entuerto.

            No obstante dejó todas las instrucciones para que los navarros del Frente de Madrid no se quedaran sin mezetas ese año. Así partieron el camión cargado de cosas y las dantzaris del Muthiko Alaiak con todo lo necesario para el festejo. Aquellos sanfermines en la distancia fueron un éxito. Se celebraron todos los actos programados. Que alegría derrocharon en pleno frente los navarros en medio de tan dramática situación. Se levantaron al son de dianas floreadas que, con el permiso pertinente, esta vez fueron acompañadas no de prisas sino de bailes, cantos y saltos como si fueran por la Calle Estafeta. El encierro simulado fue una parodia del real que sirvió para disfrutar y divertirse, recordando su lejana Pamplona. Después con que devoción asistieron a la Misa de campaña presidida por una pequeña réplica del santo morenico que acabaron llevando en volandas improvisando una singular procesión. 

Imagen de una Misa de campaña en el frente, posiblemente similar a la que se celebró en aquellos sanfermines de 1937
Y antes de la comida el cuadro de danzas del Muthiko Alaiak hizo una exhibición, uniéndose de forma espontánea los requetés de esta misma peña que se encontraban en el frente. Después disfrutaron de un “banquete” especial en vez del habitual rancho con las viandas que les habían mandado desde Pamplona y tras el mismo una sobremesa con rasgueo de guitarras y acordeones, alternando la jota de la ribera con el zortziko de la montaña. 


Un joven requeté toca el acordeón en el frente. Los carlistas eran conocidos por sus canciones acompañadas de guitarras y acordeones.
Fue una jornada inolvidable que acabó con “echafuegos y trikitrakes” entre cohetes y salvas que despistaron a los adversarios, los cuales no sabían si era una ofensiva o una extraña estrategia. Tanto fue el éxito de estos curiosos "sanfermines" organizados por Ignacio Baleztena, aunque no pudiera disfrutarlos él en persona, que la fama de las actuaciones del cuadro de danzas del Muthiko se extendió por otros frentes del bando nacional y desde entonces fueron llamados desde distintos lugares para ir a animar a los que estaban combatiendo en los mismos. Así comenzaron una gira que les llevó recorriendo toda la geografía española en plena guerra hasta Granada, triunfando por todos los sitios que actuaban.

            Mientras todo esto ocurría y como duro contraste, ese 7 de Julio de 1937 el aitacho y la familia acompañaban a Javier, moribundo en una cama de un hospital de Salamanca, como veremos en la próxima entrada si Dios quiere.


[1] Sobrino de Ignacio Baleztena, como ya hemos visto anteriormente
[2] Ignacio Baleztena Ascárate, mi padre

sábado, 8 de diciembre de 2012

Ave María Purísima sin pecado concebida

La fiesta de la Inmaculada. Iruñería 1948

 ¡Ave María Purísima!
Querido lector, con la jaculatoria con que he comenzado era costumbre saludar al entrar en una casa navarra, y desde dentro se contestaba ¡Sin pecado concebida!, para indicar que sus moradores estaban dentro y se permitía el paso. En Leiza se abrevia diciendo ¡Ave Maríe! ya que en el vasco de esa zona las "a" final muchas veces se convierte en "e" (Marie en vez de María, Batiste en vez de Bautista, /Atxe/ en vez de aita...). Pero bueno, volviendo al asunto, este saludo nos indica hasta este punto está enraizada en nuestra tierra la festividad que celebramos el 8 de Diciembre: el día de la Purísima, es decir la fiesta de la Inmaculada. A través de esta "iruñería" escrita por el "aitacho" vas a poder conocer cómo se celebra dicha fiesta en Pamplona:

 
LA FIESTA DE LA INMACULADA
  
            En el Archivo del Excmo. Ayuntamiento de Pamplona se conserva un curioso cuaderno titulado Formulario de los actos y funciones que acostumbra a celebrar la M. N. y M. L. Ciudad de Pamplona, Cabeza del Reino de Navarra; en él consta el ceremonial que el Regimiento de Pamplona usaba para honrar a la Santísima Madre de Dios en el día de la fiesta de su Inmaculada Concepción.

            “El día 8 de diciembre, dice este interesante documento, que es de Ntr. Señora y en el de su octava, concurre la Ciudad como único patrono de dicha festividad, en el  convento de San Francisco. En la forma siguiente:

            El día de Nuestra Señora se juntan en la Casa del Ayuntamiento los señores Alcalde, rexidores, secretario y tesorero, y a las diez van, en cuerpo de Ciudad, con mazas, tenientes de Justicia y clarines y ministros en la forma regular al convento de San Francisco: y a su puerta principal están aguardando el Padre Guardián y religiosos de él, en dos alas para recibir a la Ciudad, y al llegar hacen su cortesía y van adelante, excepto el padre Guardián que se detiene para dar agua bendita.

            Y entrando la Ciudad en el jaunado, ocupa los bancos de felpa, que están preparados en lado de la Epístola, poniéndose el señor Alcalde, y en su ausencia el señor rexidor presidente, el primero en el extremo o esquina del banco de la puerta de la sacristía y los demás señores rexidores, secretario y tesorero, consiguientes por su orden y graduación de manera que el tesorero viene a estar el último en el banco de través y entrada de dicho jaunado.

            Y concluida la misa y sermón, se restituye la Ciudad a la Casa del Ayuntamiento en la misma forma que cuando salió de ella. Y el Padre Guardián y religiosos se ponen a la despedida en la puerta lo mismo que a la entrada, sin variar en otra cosa que en no dar agua bendita…”

            El año 1810 fue la Ciudad sin acompañamiento de clarines pues uno de ellos se hallaba enfermo y el otro preso por la policía francesa por considerarlo desafecto al rey Pepe-Botellas.

            Este año y el siguiente de 1811 se celebró la función en la iglesia parroquial de San Cernin, pues los franceses, dueños de la ciudad, expulsaron de la ciudad a los padres franciscanos, para convertirlo en prisión de guerra.

            En 1820 se proclamó en España la sabia Constitución como la llamaban sus admiradores. Y como los partidarios del Progreso no conciben que éste siga adelante sin antes meterse con todo lo que huela a frailes y cosas de iglesia, acordaron en las Cortes, celebradas en mayo de 1822, prohibir a las ciudades y pueblos de la monarquía constitucional la celebración con cargo a los fondos de los municipios de toda función religiosa, que no fuera la del Corpus, la del patrono de la localidad y el Tedeum del día del aniversario de la proclamación de la Constitución.

            Cayó ante las bayonetas realistas el engendro de Cádiz, según estos le llamaban, y otra vez nuestra corporación municipal volvió a celebrar con toda solemnidad tan simpática y españolísima festividad.

            Terminada la primera guerra civil y entronizado nuevamente el sabio sistema, Pamplona dejó de ser cabeza del Reino de Navarra, para pasar a la categoría de capital de provincia de tercera categoría y ya desde entonces no hizo constar con orgullo nuestro municipio ser Patrono único de la Fiesta de la Concepción.

LA FUNCION DE DESAGRAVIOS
 
            Al domingo siguiente de la fiesta de la Inmaculada, los ediles pamploneses, de toda gala y acompañados de maceros, timbales, clarines y ministros de justicia, se dirigían al convento de San Francisco, para celebrar en su iglesia, la solemne función de los Desagravios.

            El origen de esta función es el siguiente:

            Sabido es de todos mis lectores que, a la muerte del rey Carlos II de España, estalló una terrible guerra europea, con motivo de quién había de suceder al difunto monarca en los reinos y señoríos de la monarquía española.

            Se la disputaban Felipe de Anjou o de Borbón y Don Carlos de Austria. Este trajo a España tropas aliadas, en las que habían varios regimientos ingleses y holandeses furibundos enemigos de la religión católica. Estos protestantes se hartaron de cometer toda clase de desafueros y atropellos contra la iglesias y objetos de culto. Quemaron iglesias, robaron cálices y reliquias, profanaron los tabernáculos… y debieron dejar descendencia, a juzgar por las escenas parecidas que desgraciadamente se han realizado en España en repetidas ocasiones, y que sólo como casos de atavismo se pueden explicar.

            Terminada felizmente la guerra, el rey Felipe V con fecha 23 de marzo de 1711 dirigió al Ayuntamiento de Pamplona una Real Orden, que fue leída con toda solemnidad en el salón de juntas del mismo año.

            En ella disponía el rey que, en consideración de los horrores perpetrados por los enemigos, quemando “las imágenes de los santos, de María Santísima, de Jesucristo Nuestro Señor y lo que más estimula a dolor y religiosa excitación, su Cuerpo Sacramentado” y se celebrasen todos los años funciones de desagravio en todos los pueblos de su monarquía, el domingo siguiente a la festividad de la Concepción Inmaculada de la Virgen Santísima.

            La Real Orden disponía que esta función de desagravios se celebrase en la Iglesia Mayor de cada localidad. La Diputación del Reino quiso ser la organizadora de la ceremonia en la catedral, y el Ayuntamiento de entonces decidió celebrarla, con no menos solemnidad, en la iglesia de los padres franciscanos.

Premín de Iruña. 1948 

(Iruñerías, Diario de Navarra, 1948) 

Y con esta "iruñería" despedimos el puente foral y de la Inmaculada que ha marcado también el ritmo del blog durante estos días. Comenzaré la semana retomando la biografía de Ignacio Baleztena. Así feliz día de la Inmaculada y hasta el 10 si Dios quiere.

lunes, 3 de diciembre de 2012

San Francisco Javier, ruega por Navarra



Día 3 de Diciembre San Francisco Javier, patrón de Navarra. Ruega por nosotros.





Querido lector, aquí tenemos al aitacho en la puerta del Castillo de Javier en 1937




Organizando los preparativos para recibir al príncipe regente D. Javier de Borbón Parma



En su visita al castillo del santo en verano de 1937. El aitacho le prepaó esta visita desde Petrorena (la casa familiar de Leiza) donde estaba la "villa y corte" carlista provisionalmente en esa época.


El príncipe regente D. Javier de Borbón Parma peregrinó al castillo del santo patrón de Navarra, San Francisco Javier, en verano de 1937, en una visita organizada por Ignacio Baleztena.


Pero vamos al tema, hoy 3 de Diciembre, día de San Francisco Javier, vamos a ver lo publicado al respecto en este blog pinchando aquí.

San Francisco Javier ruega por Navarra y nuestros misioneros