Querido lector, dejábamos en
la anterior entrada al aitacho disfrutando de los sanfermines de 1936 y a la
vez pendiente de que D. Alfonso Carlos, rey carlista, diera o no la orden de
alzarse a su pueblo.
Para entender todo lo que
estamos viendo y que vamos a ver debo decir como introducción que Joaquín,
Ignacio y Dolores Baleztena formaban entre los tres un buen equipo: tío
Joaquín, como Jefe regional Carlista, tía Lola, como chofer y secretaria y mi
padre, Ignacio, como hombre de acción a su estilo, con sus ocurrencias y forma
de actuar, coherente pero alejada del odio que se iba extendiendo por toda España.
Como ya he dicho en
anteriores entradas, los carlistas tenían serios desencuentros con Mola, que
pretendía una dictadura republicana presidida por un directorio militar que con
el tiempo desembocara en un régimen partitocrático manteniendo la bandera
tricolor. Los tradicionalistas, fieles a su trilema “Dios, Patria/Fueros, Rey”
no podían apoyar esta actuación, pero lo primero que había que hacer era determinar
qué postura común iba a tomar la Comunión Tradicionalista ante este inminente
Alzamiento. Era fundamental estar muy unidos en torno al Rey D. Alfonso Carlos.
Se sucedieron una serie de
entrevistas entre dirigentes tradicionalistas, algunas de ellas en Casa
Baleztena mientras desde los balcones se veía la salida de las cuadrillas
(peñas) sanfermineras, y también frecuentes viajes a Francia, donde estaba el
Rey, en las que participaba el tío Joaquín , acompañado de la tía Lola que era
la que les trasladaba en su coche.
El único que podía
desbloquear el tenso tira y afloja con Mola era el pamplonés y tradicionalista
general Sanjurjo, que intermedió entre Mola y los carlistas, consiguiendo unos
mínimos: asegurar el respeto a la Religión, la reposición de la bandera
rojigualda y posponer para después del Alzamiento el debate sobre el tipo de
organización política de España.
Con estas mínimas
condiciones y fiados de Sanjurjo, finalmente desde San Juan de Luz D. Alfonso Carlos,
asesorado por el regente D. Javier de Borbón Parma, dio la orden de sumarse los
carlistas al Alzamiento. Precisamente fue la tía Lola la encargada de pasar por
la frontera dicha orden, oculta en la suela de la sandalia que vestía ese día. En estos viajes jugó un
importante papel la figura de un carabinero que en la frontera hacía “la vista
gorda”.
Mientras tanto, mi padre Ignacio
seguía con su actividad política y cultural mientras atendía a su familia y su
trabajo como oficial del Archivo de Navarra. Ahora en sanfermines quemaba
adrenalina corriendo en el encierro y disfrutando de la fiesta como él sabía
hacerlo, pero de un modo expectante, manteniéndose alerta, preparado para lo
que pudiera venir.
Ignacio Baleztena "quemaba adrenalina" corriendo el encierro en 1936. En la foto (tomada de aquí) el último encierro antes de la guerra, correspondiente al 12 de Julio de ese año. |
Cómo transcurrieron los
hechos lo veremos en las próximas entradas si Dios quiere.
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