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viernes, 27 de abril de 2012

Ignacio Baleztena defiende la Diputación, es padre de nuevo y otros lios


Querido lector, dejábamos al aitacho tras las elecciones de Febrero de 1936 en las que, en el conjunto de España, ganó por un escaso número de votos pero abundantes escaños el Frente Popular (coalición de los partidos de izquierdas), mientras que en Navarra gano el Bloque de Derechas. Así Manuel Azaña asumió la presidencia del Gobierno.

La victoria a nivel nacional del Frente Popular fue un “triunfo revolucionario” (es decir, de la revolución) en palabras de Dolores Baleztena, hermana de Ignacio, que también escribe en sus memorias:

Se abrieron las Cortes, puño en alto las izquierdas. ¿Qué se podría esperar de aquella Asamblea que convertiría el Congreso en una taberna blasfema?.

Cartel del Frente Popular (coalición de izquierdas) de 1936.

Cuenta también la tía Lola que: “Se recrudecieron los atropellos, las barbaridades; en Pamplona, se vivía un ambiente tenso que hacía temer cualquier cosa de lo peor.”  Y efectivamente, enseguida se produjeron serios altercados en los que tuvo que intervenir mi padre.

Con la euforia del triunfo frentepopulista en el resto de España, la izquierda que por el contrario había perdido en Navarra, como hemos visto, decidió tomar la calle.

Pero dejemos de nuevo que nos lo cuente la tía Lola.
           
            “Entre los sobresaltos de aquellos días, no fue pequeño el intento del asalto a “El Pensamiento Navarro”[1]rechazado por los pocos redactores que en él se encontraban. Allí estaba, también, mi hermano Ignacio.

            No era la primera vez ni sería la última que, generalmente por la noche, Ignacio Baleztena tenía que salir precipitadamente de su casa para defender este periódico tradicionalista. De nuevo, en esta ocasión su mujer Carmen Abarrategui, la mamita, embarazada de su quinto hijo, quedaba en una angustiosa espera en su casa.

ASALTO A LA DIPUTACIÓN

            La derrota electoral en Navarra no fue aceptada por el candidato comunista Jesús Monzón que seguido de sus camaradas, pistola en mano, entró en la Diputación para  forzar la designación de una gestora de la diputación afín al Frente Popular Navarro, cuyo líder era él mismo. Así nos lo cuenta de nuevo nuestra cronista particular, Dolores Baleztena.

            “El 6 de marzo del 36, los comunistas asaltaron la Diputación. Ignacio lo vio desde casa y corrió al Círculo. Afortunadamente, en él se encontraban varios miembros de la Junta Regional. Precipitadamente se pudo avisar a bastante gente, y ya, formando un grupo respetable, que Joaquín, mi hermano, como Delegado Regional presidía, entraron en la Diputación y desalojaron a los comunistas. Tomaron, así, posesión del Palacio Foral donde hicieron, lo que más tarde se llamaría, “una sentada”, permaneciendo por turnos para no abandonarla de día ni de noche.
           
Ignacio Baleztena organizó la defensa de la Diputación Foral de Navarra frente al asalto a la misma y golpe de mano dado por los comunistas en Marzo de 1936
            Una vez que los diputados quedaron firmes en su puesto, por sugerencia de los carlistas se convocó al Consejo Foral. Este, enardecido, acordó permanecer día y noche en guardia dentro de la Casa

Los comunistas asaltaron aquella tarde El Diario de Navarra y del tiroteo resultaron varios heridos y un muerto[2].

            En tan trágicos momentos nació otro sobrino, y ante el temor de cualquier asalto a la casa, entre un grupo bastante levantisco, pasó el auto llevando al recién nacido y a su madre. Nadie se metió con nosotros. Por segunda vez, un Baleztena venía al mundo en medio del fragor revolucionario.”

            Así, en estas circunstancias Ignacio Baleztena y su mujer Carmen Abarrategui volvían a ser padres por quinta vez con el nacimiento de mi hermano Tatito (Ignacio), de nuevo en medio de algaradas. (Pinchar aquí para ver a qué me refiero)

Ignacio (Tatito), el 5º hijo de Ignacio Baleztena

            Y finalizamos la entrada como la comenzamos, con las inéditas memorias de Dolores Baleztena:

            “Pero aquella situación era insostenible y en medio del apuro, un militar, el capitán Manolo Barrera, cuyo servicio radicaba en la Capitanía General, les sugirió la idea de que fueran a hablar con el General Mola.”

                Pero sobre este tema ya hablaremos en la próxima entrada si Dios quiere.


[1] Periódico de Navarra de ideología carlista.
[2] Finalmente en el asalto al Diario de Navarra se produjo la muerte de dos personas por disparos de los asaltantes, una mujer y un joven de 16 años.

viernes, 20 de abril de 2012

Elecciones de Febrero de 1936

Querido lector, dejábamos al aitacho con sus propagandas y mítines kurriñescos preparando las elecciones de 1936, con su peculiar estilo de defender sus ideas con el humor que le caracterizaba, como nos cuenta su hermana, la tía Lola:

“Los kurriños volvieron a circular por los pueblos haciendo las delicias de los públicos que reían sus atrevidas gracias.”  

            Y efectivamente, se fue acercando la fecha electoral como nos sigue narrando Dolores Baleztena, hermana de mi padre Ignacio:
           
“Elecciones generales de febrero.

            El 16 de Febrero de 1936, se celebraron nuevas elecciones que se presentaban con mal cariz, peor que las anteriores.

Riñeron Renovación y CEDA. “Mal menor”, “bien posible”. Tal para cual, cuando el mal que nos amenazaba era un mal mayor.

            Ante la gravedad de las circunstancias se formó el bloque de derechas y a él se adhirieron algunos republicanos que habían soñado en una república decente. Los nacionalistas, definitivamente, no entraron en la unión, y fue una pena, pues la mayoría de ellos era gente muy de derechas.


Cartel del PNV para las elecciones de 1936
            
Podemos decir que trabajamos de firme en ellas. Se ganaron en Navarra plenamente, Valle hubo que de mil votos, no dio ni uno a las izquierdas. No así, en el resto de España, salvo raras excepciones. Hubo vergonzosas abstenciones. Triunfó el Frente Popular. ¡Y qué fue aquel triunfo revolucionario! Se recrudecieron los atropellos, las barbaridades, en Pamplona se vivía un ambiente tenso que hacía temer cualquier cosa de lo peor.”

            Y efectivamente, por desgracia pronto acontecerían graves sucesos que requirieron la actuación del aitacho, como veremos en las próximas entradas si Dios quiere.

martes, 17 de abril de 2012

Ignacio Baleztena y la cabalgata de Reyes de 1936 en Pamplona

Querido lector, nos quedábamos comenzando 1936, que en palabras de Dolores Baleztena, hermana del aitacho lo describe así:

"Empezamos el año 1936, que tanto había de figurar en la historia, con unos bríos terribles" 

Y claro, de las primeras celebraciones del año, como siempre, mi padre Ignacio Baleztena, representante de SM Baltasar, y toda la familia, se volcaron con la organización de la cabalgata de Reyes Magos; una particular Monarquía en medio de la II república. Y hablando de monarquías, había caído otra en un distante y exótico país: la del Negus, Haile Selassie I, último emperador de Etiopía. Resulta que en 1935, las tropas italianas del fascista Mussolini invadieron y conquistaron Etiopía, llamada entonces Abisinia. ¿Y qué relación tiene todo esto?. Nos lo aclara la tía Lola en sus memorias:

            “…En la cabalgata de Reyes, las izquierdas para hacernos rabiar, gritaban: ¡Viva el Negus! Y resultaba, que tanto el rey Baltasar, como toda la familia, eran partidarios de Abisinia”.

            Y efectivamente, Ignacio Baleztena y toda su familia, a diferencia de otras gentes de aquella época,  siempre despreciaron el fascismo, a Mussolini y todo su movimiento nacionalista y antimonárquico. Y en esta ocasión obviamente estaban a favor del mencionado Negus frente a la invasión italiana. Curiosamente la incultura de las gentes de entonces aun se escucha en personas mal informadas, o mal intencionadas.

            La cosa es que Baltasar, desde su caballo, repartía besos y saludos a diestra y siniestra (nunca mejor dicho), riéndose de esta anécdota, como se reía siempre hasta de su sombra.

Baltasar e Ignacio Baleztena eran uña y carne
 Más tarde en 1937, Ignacio Baleztena, cuando algunos soldados italianos cayeron por Pamplona se seguía riendo cuando los socarrones irunshemes les cantaban con su sorna habitual una versión (no la falangista) de ¡Guadalajara, no es Abisinia…! produciendo la rabia de los soldados de Mussolini. Precisamente el mismo año que por otro lado los nacionalistas vascos pretendían pactar con los fascistas italianos en Santoña. Pero perdón que me estoy adelantando y aun ni ha empezado la guerra.

Bueno la cosa es que se acercaban las elecciones de Febrero de 1936 y el aitacho volvió a sus mítines kurriñescos como nos dice de nuevo la tía Lola:

            “Los kurriños volvieron a circular por los pueblos haciendo las delicias de los públicos que reían sus atrevidas gracias”.

            Y ya metidos en harina en la próxima entrada, si Dios quiere, hablaremos de estas elecciones y como fueron vividas por el aitacho.

sábado, 14 de abril de 2012

El Angelico de Aralar visita Pamplona.

 Nor Jaungoikoa bezala?
Iñor Jaungoikoa bezala



El Arcangel San Míhel
se viene de Aralar
igual que en otros años
Iruña a visitar.

Querido lector, lo primero de todo desearte una Feliz Pascua. Y hablando del tema, precisamente este lunes, segundo de Pascua, como manda la tradición, el Angelico de Aralar visita Pamplona. El aitacho era un gran devoto de San Mihel, y fue el que recuperó la costumbre de que visitará la Diputación en 1925, como puedes leer pinchando aquí.

San Miguel de Aralar visita la Diputación Foral de Navarra desde 1925, a iniciativa de Ignacio Baleztena

Además, para variar, respecto a su llegada a Pamplona, que es el motivo de esta entrada, le escribió una de sus cancioncicas, que puedes disfrutar pinchando aquí.

Así de nuevo este año a las 19:30 horas entrara el Angelico por el portal de la Taconera, saliéndole a recibir el de la Meca (San Gabriel), donde le dará el mushutako a los sones del Agur Jaunak y luego juntos marcharán tipi tapa, por la calle de San Gregorio en procesión-como corresponde a los años pares- hasta la parroquia de San Nicolás, donde se ofrecerá para su veneración. Nos vemos allí.

 
Tipi tapa, San Míhel
s'entra por el Portal
y al aingueru del Meca
mushutako le da.
San Miguel  de Aralar es intercesor y guardián de Navarra, de Euskalerria y de la unidad católica de España. Más integrador imposible. Natural que el aitacho le tuviera tanta devoción. El nos proteja a todos. De momento ya nos está mandando la lluvia que tanta falta hacía a nuestros campos. Y a partir de la semana que viene retomo la biografía de mi padre, en 1936, donde nos quedamos.

La efigie de San Miguel preside la puerta de entrada de Larrea, casa familiar de los Baleztena en Leiza.

miércoles, 4 de abril de 2012

Semana Santa pamplonesa por Ignacio Baleztena

Ave Crux
Spes Unica

Escultura de La Piedad, realizada por José López Furió para la Hermandad de Caballeros de la Cruz, venerada en la Parroquia de Cristo Rey de Pamplona. En la foto junto a la Cruz votiva de dicha Hermandad.
Querido lector, en estos días quiero hacer una recopilación de las entradas ya publicadas  en este blogsobre la Semana Santa pamplonesa, principalmente con textos, iruñerías y canciones del aitacho. Pues sin más dilación puedes ir leyendo al pinchar en los enlaces:

Curiosidades sobre Semana Santa recogidas por Premín de Iruña en sus iruñerías:



LA DOLOROSA



JUEVES SANTO. VOTO DE LAS CINCO LLAGAS




VIERNES SANTO. PROCESIÓN DEL SANTO ENTIERRO






Espero que todo esto te haya servido para conocer un poco más nuestra querida y humilde Semana Santa y te anime a que la vivas como los pamploneses de tantas generaciones, ya que tiene ese sabor tan especial, tan sobrio y recogido. El aitacho además de vivirla con gran devoción, participó de mil maneras: mozorro, portador, judío, romano... y sobre todo cristiano público y comprometido, además de cronista de su época. Que sean unos días santos y  que comiences unas muy felices Pascuas.


martes, 3 de abril de 2012

Semana Santa pamplonesa. Un presente de Zabulón.

            Querido lector, ya estamos en plena Semana Santa. ¡Como la vivía el aitacho.! No se perdía acto religioso ni poplar típico de Pamplona. Con que devoción la seguía. Hoy Martes Santo me acuerdo que íbamos a la conmemoración de las Lágrimas de San Pedro. Pero bueno, para conocer un poco más de la Semana Santa del tiempo de mi padre te escribo esta “perla” que escribió en una iruñería sobre la procesión del Santo Entierro, ya que hasta de las cosas más serias tenía que darles un toque de humor, sin quitarles por ello su importancia.

Las tribus de Israel con sus bandericas en la procesión de Viernes Santo de Pamplona. Ignacio Baleztena el primero por la izquierda.

"UN PRESENTE DE ZABULON

Pues señor, no creo que los pamploneses hayan olvidado aquel simpático grupo de mocetes que, bandera al hombro, pretendían simbolizar, en la procesión de Viernes Santo, a las doce tribus de Israel, y que causas que ignoramos, sean las que sean, y no compartimos, fue suprimido al par que el Arca de la Alianza, el corderico blanco, Abraham e Isaac y otros pintorescos simulacros.

            Los que tales grupos añoramos, bien podemos decir y gimotear con el poeta:

Volverán los soldados del Imperio
con sus cascos de hojalata a desfilar
y, otra vez los “judíos”,
luengas barbas postizas lucirán.

Pero aquellos mocetes que a las tribus
de Israel pretendían semejar
llevando bandericas blasonadas…
esos… ¡¡no volverán!!

            ¡Qué pena! Mi querido amigo don Adolfo Gustavo Bécquer plañía y puchereaba ante la idea de que las oscuras golondrinas que llamaban jugando con sus alas en los cristales de su amada, y que fueron tan listas que hasta aprendieron sus nombres (el de él y el de ella)… esas, …¡ay! no volverán más. Empero, un consuelo les restaba, cual era, que otras, idénticas a las anteriores, volverían periódicamente para realizar las mismas habilidades que sus antecesores, incluso la de poner perdido e inasomable el barandado del balcón do sus nidos quedaban colgados.

            En cambio, los mocetes seudosobrinos de Esaú, han desaparecido para siempre sin dejar sucesión ni rastro: de manera, que ya en la procesión

detrás de los mecosos[1]
con ramos de laurel
no van con bandericas
las tribus de Israel.

            Dejando a un lado becquerianos lamentos, voy en éste mi escrito, a recordar un sucedido del que fue protagonista el infantil representante de la tribu de Zabulón.

            Apenas terminadas las Siete Palabras, las mamás de los “mocés-tribus”, ayudadas de las hijas mayores, de la abuelita, de alguna tía solterona y tal o cual vecina de buena voluntad, se entregaban solícitas a la difícil y laboriosa tarea de ataviar al fruto de sus entrañas, de forma y manera que las gentes adivinasen que aquello pretendía ser un nieto de Isaac.

            Una túnica bordada, generalmente en las Adoratrices; la peluca cargada de bucles que asemejaban “chistorres cicilicando” alquilados en casa de Razquin o en la Higiénica[2]; las sandalias confeccionadas en casa de Crispín Bardají… etc., etc., componían el bíblico atavío.

            Una vez que el “mocé” quedaba convertido en una litografía de Fleury, era conducido de mano de la criada o de su hermana al antiguo Colegio de los Escolapios, situado donde hoy se levanta el Hispano-Americano[3]. Allí se les formaba, les daban instrucciones, les cargaban con una banderica blasonada, y ¡arrea p’adelante! camino de San Agustín.

            En la plaza de la Compañía (absurdamente taponada), vuelta a formarse y a esperar pacientes la llegada de su turno en la procesión. Y entre todos estos menesteres, a nadie se le ocurría que aquellos bravos jefes de tribus, no eran cuerpos gloriosos, y que nada de más hubiera sido invitarles a dar una vueltecica por cierto departamento, cuyo nombre es escusado recordar, y que por más que muchos cursis se empeñen , no empiezan con w…

            De modo y manera, que como la procesión era larga y las aguantaderas infantiles cortas, se solía ver a la mitad del trayecto, al bélico Judá, al sacerdotal Leví, al místico Isacar… hacer puchericos, dar epilépticas patadas, síntomas de un aguante mal reprimido, y terminar por fin, el mocé, andando con las paticas anchas, dejando tras él húmeda estela.

            Sentado este precedente, pasemos a recordar, que en cierta ocasión se hablaba en una tertulia pamplonesa, de la magnífica colección de arte y antigüedades que guardaba en su palacio-museo, un ilustre prócer de la ciudad. Todos se hacían lenguas de las armaduras, cuadros, tapices, muebles, etc., y principalmente una antiquísima corona de hierro, que se suponía ser del jefe de alguna de las tribus germanas invasoras. En esto, un mocete de unos doce años, que seguía atento la conversación, sin que nadie reparase en él, exclamó:

            -¡Bah! Una cosa más antigua que esa corona les dejé yo una vez en su casa.

            Todos miraron asombrados a aquel chiquillo, sin creer ni por un momento que eso pudiera ser verdad.

-         Vamos a ver –le dijo su madre-: ¿qué antigüedad les diste? ¿alguna chanfla que te encontraste jugando en los fosos?

-         No, respondió muy serio: una “meadica” de Zabulón.

           El caso fue, que yendo el susodicho en la procesión de Viernes Santo, representando al décimo hijo de Jacob, se sintió atacado de inaplazable necesidad, y no queriendo dejar huellas de sus pasos, ni andar escocido, al llegar frente al palacio, objeto de la conversación, dio una carrerica, se metió en el portal y allí, detrás de la puerta, con gran protesta del galoneado portero, dejó su bíblico donativo… que a pesar de su rara antigüedad, nos consta que no figuró nunca en la preciada colección del ilustre prócer pamplonés.

Tiburcio DE OKABIO"

Una duda que nunca resolveré y me llevaré a la tumba es ¿No sería el propio Ignacio Baleztena, mi padre, el Zabulón que dejo tan antiguo presente y lo cuenta a los años en esta iruñería?. 

Y en próximas entradas seguiremos con temas de Semana Santa, si Dios quiere.


[1] Niños residentes en la Sta. Casa de Misericordia (la Meca)
[2] Peluquería en la Plaza del Castillo
[3] Banco, en el paseo Valencia o de Sarasate.

Biznietos de Ignacio Baleztena (Carmen, Soledad, Javier y José) de pueblo judío.