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miércoles, 2 de noviembre de 2011

Recuerdos de un día trágico I. Evocación.

Querido lector, tras este puente de Todos los Santos, retomamos la bigrafía del aitacho. Os recuerdo que en 1931 falleció el rey carlista D. Jaime III, tan querido por mi padre y el resto de la familia y le sucedió su tío D. Alfonso Carlos I, no menos querido.

Y llegado este momento voy a comenzar a contar un suceso que marcó a Ignacio Baleztena y toda la familia, ya a comienzos de 1932. Para eso dejo la palabra a su hermana la tía Lola, Dolores Baleztena, que escribió un cuaderno apuntes al respecto, y que vas a leer en primicia porque es un escrito familiar que nunca se ha llegado a publicar.

Portada del cuaderno escrito por Dolores Baleztena "Recuerdos de un día trágico"

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"Recuerdos de un día trágico


A la valiente Silvita,
que animosamente soportó
esta prueba en los días de su niñez      
                                                                                                        
 La tía Dolores



Evocación

            Al abrir esta mañana los ventanillos, he visto que la nieve cubría el tejado de Ayenea[1].

Vista de Leiza nevado desde la iglesia
             Ni qué decir tiene que la subida a la iglesia estaba preciosa: acurrucados los pobres caseríos, como avergonzados de la mancha negra que sobre la sábana blanca proyectaban; los árboles, angustiados por su desnudez y agitados por el vendaval, parecían querer desprenderse del suelo helado e inclemente.

Foto de Leiza durante una gran nevada. Al fondo Larrea, la casa que comunica por el jardín con Petrorena.
             ¡Qué hermosa sería la primavera nevada, si el frío no hiciera pagar caro a los ojos, el espectáculo que contemplaran a costa del malestar de todo el cuerpo que se encoje y tirita!

            A la nieve ha sucedido la lluvia: golpea sin cesar las piedras del camino; pasa como cortina gris no interrumpida ante los empañados cristales de mi habitación.

            Para mí, nada tiene tanta evocación como el compás del agua desprendiéndose de los goteriales del tejado.

            En esta mañana gris, casi negra, en la que por casualidad hay silencio en la casa, me pongo a evocar… y recuerdo que el 19 de abril de 1932, también nevaba en Leiza.

            Nevaba en Leiza al caer de aquella tristísima tarde de primavera que hizo época trágica en nuestra, aunque no monótona, sí normal existencia.

Petrorena, la casa familiar de Leiza, nevada. En ella escribió estas páginas la tía Lola Baleztena, hermana de Ignacio
            ¿Por qué la familia, contra toda su costumbre, vino a instalarse aquí en una época tan temprana?

            En el suceso que voy a narrar, digna esencia de la Francia revolucionaria del siglo XVIII, o de la Rusia soviética del siglo XX, se verá de qué furiosa tormenta de odios y de envidias, de qué horrenda acometida, nos libró la Divina Providencia,
¡Bendita sea!"

 ¿De qué trágico suceso nos habla que hizo a los Baleztena a instalarse en Leiza ese 19 de Abril de 1932, contra toda costumbre?. Te lo contaré en las entradas de la semana que viene si Dios quiere.

Continuará

[1] Casa de Leiza que está en la Plaza

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