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miércoles, 24 de agosto de 2011

Cirilo por San Fermín pasó aventuras sin fin (XIII).Acto III Cuadro segundo

Querido lector retomo las entradas para continuar siguiendo las aventurasde Cirilo por San Fermín, obra de teatro escrita por el aitacho.



ACTO III
Cuadro segundo

Página de la obra de tetro escrita por Ignacio Baleztena en la que como curiosidad se ven las huellas de la censura

La escena representa una barraca de feria con un pequeño escenario al fondo. Delante de él, en semicírculo, al estilo de los circos, con sillas alrededor, un pequeño vallado. La entrada de la barraca por la derecha (espectador). Un acomodador, ayudado de dos o tres empleados, pone en orden las sillas. Un policía pasea de un lado para el otro con las manos cruzadas a la espalda, al estilo de los policías de sainete. Zulima sale del escenario levantando el teloncillo y llama al acomodador.

Zulima.- ¡Eh!, ¡0iga usted!
Acomodador.- ¿Qué manda usted?
Zulima.- Cuando venga ese señor de quien antes le he hablado, le diga que suba enseguida a caracterizarse, pues salimos en el segundo número.
Acomodador.- Está bien. ¿De modo que no se quita su número del programa?
Zulima.- De ninguna manera. (Al pianista que estará sentado ante el piano) Tenga usted los papeles. Ya sabe, lo primero el pasodoble: “yo soy el mejor torero” y después el “Exotique Dance” (o el “claké”)
Pianista.- Descuide usted. (Coge los papeles y los pone en el atril).
Acomodador.- ¡bueno, bueno!, retirarse todos que voy a abrir las puertas. (Las abre y entra el público acomodándose en las sillas. Se dirige a un chorchi (soldado) que entra con una Menegilda (muchacha) y se sienta en primera fila). Oiga usted, caballero militar ¿haría el favor del billete?. Usted perdone, pero esto es preferencia y su billete es de general. Vaya usted más atrás.

"Caballero militar ¿haria el favor del billete?" dibujo de Ignacio Baleztena

Chorchi.- Chica, Eufrasia, pa que veas con quien andas. Me han tomau por general; y luego dirás que soy mucho zarratraco y me cae mal el uniforme (cambia de localidad).
Acomodador.- (Mientras el chorchi dice lo antecedente y cambia de localidad, el acomodador ha pedido su localidad a un tío fresco que se ha colado en preferencia y discute con él). Si no quiere usted retirarse a las buenas llamo a un policía.
Tío.- Por mí puede usted llamar a todos los policemenes del Escottland-Yard.
Acomodador.- (al policía) Oiga usted señor policía. Haga el favor de venir conmigo a ver si conseguimos que ahueque el ala de preferencia un tío fresco que se ha colao con entrada general y no hay quien lo saque de ahí.
Tío.- ¡Anda rediez!, ¿Pues no me trae nada menos que a Sherlock-Holmes?
Acomodador.- ¿Ve usted?, encima se chufla de la autoridad.
Policía.- Yo no tengo necesidad de que nadie me enseñe mi obligación. Sepa usted que yo estoy aquí para mantener el orden entre los de general.

"Entra un curda dando tumbos y berreando" (Dibujo de Ignacio Baleztena)

Curda.- (entra un curda estrepitoso dando tumbos y berreando a voz en cuello) Una señora en Madrid – de pensar se ha vuelto loca – porque tenía la boca – debajo de la nariz, ¡riau, riau! ¡Magnífico! Vaya melopea que te has agarrau. Mónico, bien comienzas las fiestas. Esto degenera... El año pasao estábamos 48 curdas en el cine... Este año, tú eres el único que cumple con las gloriosas tradiciones populares. ¡Chócala Mónico! (se estrecha las dos manos y haciendo eses se dirige y sienta en una silla de la segunda fila de la derecha). ¡Que empiece!, ¡que escomience!, ¡que baile el pianista!
Pianista.- Hombre, no hay derecho.
Acomodador.- Haga el favor de tener un poco de lo que hace falta.
Curda.- A mí no me da lecciones de educación ni el ministro de educación pública. ¿Sabe usted?
Acomodador.- Usted se calla.
Curda.- No me da la gana, que pa eso pago. Y si no, que se me devuelvan los dineros después de la función... ¡Que empiece...!
Acomodador.- (dirigiéndose al policía) Haga el favor de decir a ese curdófilo que guarde compostura.
Policía.- Yo no necesito que nadie me diga cual es mi obligación. Yo estoy aquí para mantener el orden de la preferencia.

(Entran don Niceto y don Venancio. Viejo verde el primero y pudiente pueblerino el segundo. Marcha alegre y jaranero don Niceto, y detrás de él, tímido y vergonzoso, don Venancio. Se sienta éste en una de las sillas más apartadas).

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