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viernes, 18 de febrero de 2011

Defendiendo la reintegración foral en 1918

Querido lector, me he enterado por la prensa (Navarra Confidencial ha levantado la liebre) que este año es el centenario del ¡Riau - Riau!. Estaba tan ensimismado viendo los árboles que no me había fijado en el bosque. Pues me alegro haber aportado sin enterarme un dato tan crucial para el futuro de los pueblos y  me alegra que alguién se haya dado cuenta, porque si no se nos escapa esta efeméride.

Volviendo a la actualidad socio política... de 1918 veíamos como en dicho año el “aitacho” fue elegido concejal del Ayuntamiento de Pamplona. Pues también, en este año fue primer regidor síndico, y uno de los impulsores del Comité pro Autonomía y primer firmante de la proclama de diciembre de 1918, en la que la Junta Gestora de la Ju­ventud pro Navarra defendía la reintegración foral plena.

Y muchos os preguntaréis ¿De qué rayos estamos hablando? Pues, para entenderlo tenemos que acudir a la Historia, función que pocas veces hacemos, pero que nos ayuda a entender muchas cosas. Para ello me documento en el libro de Mercedes Vázquez de Prada “Historia contemporánea de Navarra en sus documentos”. Por eso nos trasladamos nada más y nada menos que hasta 1839. ¿Y para qué?. Ahora mismo te lo cuento:

El fin de la primera guerra carlista, en agosto de 1839, supuso el triunfo definitivo del régimen liberal. Con los carlistas derrotados militarmente, tras el Convenio de Vergara, los liberales navarros que monopolizaban la Diputación pactaron con sus correligionarios en Madrid una ley que respondía a sus ideas sobre la acomodación del régimen foral a la Constitución de 1837. El decreto de 16 de noviembre de 1839, de acuerdo también con los deseos expresados por los liberales navarros, creaba una nueva Diputación provincial compuesta –como bajo el régimen anterior- por siete individuos, pero elegidos según las normas liberales. Sí, solo 7, has oído bien. ¿Cuántos parlamentarios y gobernantes pagamos ahora para hacer lo que antes hacían 7, con una mucho mayor autonomía? Pero perdonad que me desvíe del tema.

La cosa es que la flamante nueva Diputación Navarra, constituida en marzo de 1840, elaboró rápidamente unas bases para el “arreglo” de los Fueros. Se apartaba con ello de la política de las Diputaciones Vascongadas, contrarias a la reforma.

Y entre ellos se lo cocinaron y todos nos lo comimos, es decir que las negociaciones entre los liberales navarros y sus correligionarios de Madrid desembocaron en la ley del 16 de Agosto de 1941 que plasmaba un nuevo régimen según los principios del liberalismo, conservando los Fueros practicamente solo en su aspecto económico administrativo, que parece ser lo único importante para los liberales y conservadores (conservaduros los llamaba mi padre, cuando los duros eran 5 pesetas, es decir “dinericos”.)

Es en 1841, cuando Navarra pasa de ser un reino a ser una provincia más de la monarquía constitucional liberal. ¿Pensabas que era en otra fecha? Pues no, Navarra fue Reino hasta 1841 (o si prefieres 1839).

Para la opinión antiliberal, mayoritaria en aquel momento en Navarra, la Ley de 1841 constituía un claro contrafuero. En cambio sus defensores, llamados los “cuarentaiunistas” consiguieron que fuera siendo aceptada lentamente con el paso del tiempo.

La misma línea se sigue en el primer convenio económico, el de Tejada Valdosera de 1877, que, oh casualidad, se firma tras una nueva derrota de los carlistas.

Así, desde el siglo XIX, los carlistas rechazan la ley de 1841 y exigen la reintegración foral, ya que siempre han defendido los fueros, no como una reliquia inamovible y nostálgica del pasado sino como la defensa de unos derechos siempre actuales y acordes con cada época.

Proyecto original de la Estatua de los Fueros, realizado por Martínez de Ubago, y conservado entre "sus papeles" por Ignacio Baleztena. En éste se representaban mucho mejor los Fueros unidos a la Tradición transmitida de generación en generación. Representaba "un joven atlético que ampara con su brazo a un guerrero de luenga y venerable barba, simbolizando la edad moderna protegiendo y venerando a la antigua"

Y ahora, repasando la Historia, conociendo la coherencia ideológica de Ignacio Baleztena ¿Te cabe alguna duda de qué es lo que iba a hacer? Obviamente, fue firmante de la proclama de Diciembre de 1918 solicitando la reintegración foral plena y la derogación de la ley de 25 de Octubre de 1839, precisamente por defender firmemente un concepto de una Navarra foral en el seno de una monarquía española  representativa tradicional (muy alejada de la absolutista, que muchos equivocan por desgracia), a diferencia de los cuarentaiunistas que solicitaban un régimen foral dentro de la constitucional liberal y de los nacionalistas que comenzaban a dar pasos utilizando esta justa aspiración del pueblo navarro para distanciarse de España. De nuevo Ignacio Baleztena era integrador en vez de excluyente, en el aspecto de lo que hoy llaman pomposamente "identidades", y por amor a su tierra se erigió en fiel defensor de la autonomía foral de Navarra sin menoscabar por ello en nada la unidad de España ni renunciar a su querida cultura vasca. Por su coherencia es por lo que iremos viendo como muchas veces en su vida se ha encontrado con compañeros de viaje de las más distintas tendencias que incluso han pretendido contarlo entre los suyos, sin darse cuenta que su chaqueta siempre era siempre la misma, y que defendía sus convicciones sin mirar de reojo quién más las apoyaba.

Y en la próxima entrada si Dios quiere te contaré cómo pasó de Concejal a…

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