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jueves, 23 de diciembre de 2010

Ignacio Baleztena y los orígenes de la Cabalgata de Reyes de Pamplona (II)

Querido lector, me vienen ahora recuerdos de cómo pasaban estos días navideños en mi familia cuando vivía el “aitacho”. Tal día como hoy y en adelante hasta el 5 de Enero nos miraba y decía en voz alta el día del mes que fuera. Nada más. Pero a buen entendedor buenas palabras bastan. Con esto nos recordaba que faltaban cada vez menos días para la cabalgata y estaba todo sin preparar. Se desesperaba al ver que se acercaba la fecha y aquello no parecía avanzar. Y es que la familia se convertía en una gran compañía de attrezzo, una empresa de organización de eventos y un teatro gigante. Cosíamos trajes y telas, preparábamos adornos, ensayos, músicas… Todo para que cuando llegaran SSMM los Reyes Magos estuviera el cortejo listo para recibirles. Y sobre todo conforme se acercaba el día improvisábamos, y quizá ahí estaba el éxito de una cabalgata realizada con muy pocos medios. En esto y en el espíritu del “aitacho” y Baltasar que lo llenaban todo de magia.

Nos habíamos quedado en la primera actuación que tuvo Ignacio Baleztena relacionada con Baltasar. Ante el fracaso de la misma empezó a darle vueltas a su cacumen pensando que esta ilusión podría trasladarla a otros niños y llegó a la conclusión de que lo podía hacer con los hijos de los socios de Círculo Carlista. Como ya hemos dicho como presidente de las Juventudes Jaimistas organizaba en los círculos teatro, curriños y otros actos de ese tipo. Y dicho y hecho, así lo hizo con gran éxito. Preparó una mágica fiesta para el día de Reyes e invitando a los tres Reyes Magos se repartieron regalos a todos los niños; eso sí, que ninguno de ellos sobrepasara el precio de una cuatrena o diez céntimos de peseta, lo que provocó alguna que otra queja, pues, por ejemplo el padre de uno de los niños estaba indignado porque su hijo había recibido unos regalos muy buenos y de valor en su casa y sólo jugaba con el payaso que le habían echado en el Círculo, que apretándole la tripa, tocaba las chundas, y que valía solamente diez céntimos.

Siempre, lo que hacía se le quedaba corto, y así, dándole vueltas y más vueltas, bueno no muchas, porque enseguida se le ocurría algo y lo ponía en práctica, a su cacumen, decidió hacer lo mismo con sus queridos ancianos y se marchó a la Misericordia, y por qué no con sus otros preferidos, los niños, y se fue a la Maternidad…, y así pensando, pensando…, y por qué no a toda la ciudad, y siendo diputado foral se puso en contacto con su gran amigo periodista del Pensamiento Navarro, Perico Martín, e involucró a la Asociación de la Prensa, presidida por Javier de Arvizu, para que se encargara oficialmente de la realización en 1927; aunque la mayor parte del asunto lo ejecutaba él; y, a que no se os ocurre a quien más endilgaba  ese follón, pues a toda su familia. Aquella casa, por esos días, era un caos y una revolución; y las cortinas volaban, con gran indignación de su madre, que en el fondo estaba encantada. Eso sí, siempre él fue el “valido” del Rey Baltasar.


Fotografía Galle. Publicada en la Revista de la Asociación de la Cabalgata de Pamplona, en la que narra cómo fue esta cabalgata de 1927

Enseguida vino la II república que con sus “libertades” ,¿no sabéis qué hizo?, pues…, prohibir las Cabalgata de los Reyes Magos. Lo que faltaba Reyes y adoradores del Niño Jesús.  No obstante en Pamplona contra carros y carretas siguó celebrándose, con el empeño de Ignacio Baleztena. Después, vino la guerra, y el “aitacho” no se resignaba a que sus Majestades de Oriente pasaran de largo, y los convocó al frente…, pero eso es tema de otro momento.

Terminó la guerra, y se hizo cargo de sacar la cabalgata el Frente de Juventudes. Ignacio ni fue invitado ni quiso colaborar con esa organización, pero por dentro le entraban auténticos “tripicomiñes” de pensar que realmente estaba siendo un fracaso y la cabalgata se venía abajo.  En medio de todo, fue un alivio, pues por primera vez en aquella casa reinó la paz y la calma durante las Navidades; mas, él no estaba nada tranquilo ni contento, hasta que consiguió se hiciera cargo de ella, otra vez, la Asociación de la Prensa, allá al inicio de los años 50, y de nuevo volvió a ser el representante del Rey Baltasar y volvió el auge y “esplendor” de toda la vida, y la de bacle para toda la familia, en cuyo desaguisado me vi personalmente involucrado muy activamente.

Así pues, el “aitacho” volvió a montarse a caballo, a pesar de sus abundantes años y meter en el lío a toda la familia, transformar aquella casa en un manicomio por las Navidades (bueno, esto de por las Navidadades sólo… qué diría yo tratándose del “aitacho”), y… tan contento y satisfecho. Después de unos tres años de reinado, abdicó y cedió su turbante a sus hijos que fuimos turnándonos en el reinado por un día, siendo el que suscribe el que más veces reinó.
El Rey Baltasar en los años en que yo era su representante
Eran las cabalgatas del “Bicharracus Asquerosus”, de “los negros”, de “los vikingos”… y de los escasos medios económicos que suplíamos con abundancia de ilusión.

Este status duro bastantes años, pues después tomó la organización de la Cabalgata el Ayuntamiento, que más tarde se la cedería a la Caja de Ahorros Municipal, quien, aprovechándose de la llegada de la democracia y las libertades políticas y etc., etc… (a buen entendedor, pocas palabras), con la llegada de la monarquía liberal destronaron a la dinastía Baleztena, y aquí se acabó la historia, aunque nos dejo un gusanillo difícil de sacar, y ahí seguimos haciendo alguna cosilla.

Tras la muerte del "aitacho" en Septiembre de 1972, el 5 de enero de 1973 SSMM los Reyes Magos acudieron a su tumba a rezar por su eterno descanso. Con el enchufe que tenía con tan ilustres personajes seguro que los Santos Reyes Magos han velado al Niño Jesús para que le hiciera un huequico junto a ellos, ya que tanto hizo por promover esta celebración.

SSMM los Reyes Magos acudieron a la sepultura de Ignacio Baleztena para rezar por su eterno descanso el 5 de Enero de 1973

Aunque la historia posterior ya no tenga que ver con Ignacio Baleztena, es de justicia recoger aquí que tras unos años de declive gracias al impulso de Fernando Lizaur, actual representante del Rey Baltasar y “alma pater” de la Asociación de la Cabalgata de Pamplona, ésta vuelve a tener un aire del estilo que SSMM los Reyes Magos se merecen.

Para finalizar tened paciencia durante estas fechas con la frecuencia de las entradas porque es tiempo de celebración, familia y festejos en honor del Niño Dios, así que con la colocación del belén, la decoración y la preparación de la Navidad os dejo por hoy. A portarse bien que el carbón no es buen regalo. Hasta mañana Nochebuena si Dios quiere.

No puedo resistirme a publicar esta foto en la que mi íntimo amigo el Rey Baltasar tiene a mi hija Luisa en brazos por los años 70. Siempre han dicho que Su Majestad y yo teníamos la misma sonrisa.

2 comentarios:

  1. Mi padre solía llevarme de la manita a la Maternidad, donde se celebraba un solemne acto de recepción de SS.MM. y entrega de regalos a los niños allí acogidos. Luego, como si de un besamanos se tratase, pasábamos los críos a cumplimentar a los Reyes, a quienes formulábamos nuestros buenos propósitos y de quienes recibíamos las advertencias de rigor. Era un acto entrañable desbordante de ilusión y, también hay que decirlo para quien lo entienda, de caridad. Aparte del atrezzo, destacaban los monarcas por su hablar, porte y ademanes auténticamente regios.
    Sería 1954 ó 56 cuando al cumplimentar a Baltasar, descubrí bajo el tizne unas patillas, que asociadas inmediatamente a la nariz de su poseedor, me hicieron exclamar: ¡es como Cruzmari...! ¡es Cruzmari Baleztena, verdad papá? No recuerdo la respuesta de mi padre y, aunque continué milagrosamente crédulo, no volví a acercarme nunca más a mi rey.

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  2. Orreaga Andueza Sanz4 de enero de 2013, 8:55

    Todavia recuerdo como me dijo en el oido en la casa misericordia... Vete al coche y en el asiento tienes la muñeca que me has pedido.. y asi fue, todavia me emociono...

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