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domingo, 21 de noviembre de 2010

Historia del Oriamendi

Querido lector, en la última entrada veíamos cómo el “aitacho” en 1908, en un acto político carlista en Zumárraga, propone una letra para el Oriamendi, pero ¿Qué es el Oriamendi?. ¿Cómo apareció?. Quién mejor para contárnoslo que la tía Lola, Dolores Baleztena, hermana de Ignacio. Éste testimonio puede leerse en el "Cancionero popular carlista" piblicado en 1957, en el que narra la batalla de Oriamendi[1]  y por ende la del himno carlista por autonomasia:

Cancionero popular carlista, escrito por la tía Lola, Dolores Baleztena, hermana de Ignacio

            “Coronándose con la boina roja, corren los voluntarios a luchar bajo la bandera que ostenta el gran lema “Dios, Patria, Rey”.

            Al verlos pasar, pertrechados de más valor y entusiasmo que de armas y municiones, les cantan las gentes, entre compasivas y burlonas:

Carlista, ¿a dónde vas
con la chapela gorria?
Carlista, ten cuidau,
que te van a matar.

            A lo que ellos responden, confiados y altivos:

Gora Cabrerá
eta Zumalacarreguí.
¡Carlistak! ¡Aurrerá!
¡con la bayonetá!

            Y aurrerá, ¡adelante!, con la bayoneta calada, se encaminan hacia el Oriamendi, montaña de Guipúzcoa que tan vinculada había de quedar a la historia. En ella han sentados sus reales lo más granado del ejército cristino, más la legión inglesa mandada por Lacy Evans.

            Pero suben por sus laderas batallones de diversas regiones españolas, capitaneados por el infante don Sebastián, hijo de la intrépida Princesa de Beira, bien dispuestos a ganar la batalla que juzgaban los del gobierno, decisiva para aniquilar a los “facciosos”.

            Los guipuzcoanos se crecen ante la expectación de nacionales y extranjeros, y, queriéndose lucir y ganar en su propio terreno, arremeten con tal brío que ponen en derrota al enemigo.

            Yacen por tierra rubicundos ingleses, por entre los helechales se ven huir sus casacas coloradas. Abandonado queda importante botín de municiones, armamentos, uniformes y hasta instrumentos y papeles de música…

            ¡Vaya con la pretensión de los cristinos! ¡Pues no tenían ya compuesto un himno para celebrar la victoria y entrar en Hernáni interpretándolo!

            Hay que ser noble y respetar al vencido, pues ésa es la mayor gloria del vencedor. ¿Hubieran querido los guiris que se oyera en aquella ocasión un himno triunfal? Pues bien. Que se esparzan sus notas por el valle, llenando de alegría los corazones.

            Pero, ¿y la letra? Poca importancia tiene ello para el versolari vasco. Al calor del entusiasmo, brota la inspiración. Y con aire marcial, ennegrecidos por el humo del combate, aureolados por la gloria del triunfo, desfilan los carlistas por las calles de Hernáni en medio del delirio de la muchedumbre.

            (Transcribimos la letra en vascuence del Oriamendi, la primera que se adaptó a la fracasada marcha de los cristinos)

Gora, Jainko maite maitea
zagun denon jabe.
Gora España ta Euskalerria
ta bidezko Erregue.
Maite degu Euskalerria,
maite bere Fuero zarrak;
asmo ontarra jarriz daude
beti karlista indarrak.
¡Gora Jaingoiko illezkor!
¡Gora euskalduna
auto ondo Españia-ko
erregue bear duna!

            “Arriba, Dios amado, Señor de todos. Arriba España y Euskalerría y el Rey de las dos. Amamos Euskalerría, amamos sus Fueros viejos; ése es nuestro pensamiento fijo en los carlistas. ¡Arriba Dios inmortal! ¡Arriba los euskaldunas y el Rey que para España necesitamos!”.

Dolores Baleztena”

Batalla de Oriamendi. Cuadro de Ferrer Dalmau.
Efectivamente esta es la historia del Oriamendi donde los carlistas vencieron a los cristinos (liberales) en el monte que lleva dicho nombre. Y esta es la letra que aprendió desde niño Ignacio Baleztena, en vascuence, ese idioma que tanto amaba y que tanto hizo por que se conservara. Pues bien, a esta música es a la que en 1908 puso una nueva letra el aitacho, cosa que te contaré en la próxima entrada si Dios quiere.


[1] El Oriamendi es un monte situado en las inmediaciones de San Sebastián, en el que en 1837, durante la Primera Guerra Carlista el ejército carlista derrotó al cristino (liberal)  en la batalla que lleva el nombre de este lugar.

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