Querido lector, el aitacho
siempre fue muy de restaurar, mantener, recuperar y levantar monumentos y
actuaciones referidas a la historia de Navarra. Siempre orgulloso de esta. Nunca
fue partidario de derribar ningún monumento, ya que eran historia. Todo esto
viene a que veíamos cómo la ley de memoria democrática, paradójicamente, propone
destruir o reconvertir todos los monumentos memoriales que no le gustan al
gobierno actual. Uno de ellos es el “Monumento a los Caídos”. Es posiblemente el mayor monumento de Navarra del siglo XX, erigido en memoria de más de 4.500 navarros fallecidos en combate, en una guerra de casi
hace un siglo (1936) y cuyos nombres están esculpidos y tristemente tapados en su interior. A este respecto demolitorio y anti
memorialista, como ya indicaba en la anterior entrada, mi opinión coincide
con la expresada por la Plataforma por la defensa del patrimonio cultural
artístico e histórico que en 2018 exponía lo siguiente.[1]
“Recientemente se han
producido algunos hechos en Navarra relacionados con el patrimonio cultural,
artístico e histórico, que han levantado expectación entre la población y los
medios.
Por un lado el
descubrimiento de unos restos del castillo de Luis Hutín que tristemente para
el patrimonio cultural e histórico de Navarra comenzó a demolerse hacia 1513.
Ahora se están realizando esfuerzos para intentar reconstruir imágenes de cómo
fue aquella edificación y su historia.
Por otro El
Ayuntamiento de Pamplona ha presentado un concurso de ideas sobre el llamado
Monumento a los Caídos, que está abierto a todas las posibilidades, incluida su
demolición o transformaciones que impedirían a futuras generaciones conocerlo
en su totalidad.
Ante estos dilemas se
ha creado en Pamplona una plataforma para unificar criterios cara a procurar
preservar nuestro patrimonio.
Respecto al futuro del
conocido como Monumento a los Caídos, ha llegado el momento de tomar una
resolución con uno de los monumentos de más valor artístico, arquitectónico y
urbanístico de Pamplona. Las propuestas van desde su demolición y desaparición
total, pasando por convertirlo en otro tipo de edificio que posiblemente
necesitaría actuaciones que impidieran que se pudiera apreciar en todo su
valor, hasta restaurarlo procurando que recupere el estado originario, tapando
los elementos que legalmente fuera necesario siempre que no tuvieran un valor
artístico reconocido. En nuestras manos está privar a las generaciones
venideras de una obra artística de semejante calibre por motivos que ellos no
entenderían, derivados de una guerra que ocurrió casi hace un siglo.
La demolición del
edificio y su entorno equivaldría a la amputación de un hito de la trama urbana
del segundo ensanche de Pamplona, que por su importancia dentro del desarrollo
urbanístico de la ciudad, resultaría desastroso. Por otro lado, resulta una
respuesta muy poco madura al desacuerdo de un sector de la sociedad con el
devenir de los acontecimientos históricos de una época. El Monumento tienen no
sólo el valor urbanístico y arquitectónico, como referente de una época y un
estilo, sino el de hacernos aprender de nuestra historia para crecer como
pueblo.
Mediante un documento
y un pequeño vídeo (pinchar aquí) que se pondrán proximamente la Plataforma quiere mostrar “el
tesoro escondido” que se encuentra en Pamplona con este monumento, que se trata
del segundo monumento funerario más grande de España y posiblemente también la
segunda cúpula más grande siendo incluso a nivel europeo una de las cúpulas de
mayores dimensiones, superada por la de San Pedro del Vaticano. Se enmarca en
un conjunto urbanístico monumental que cierra la Avenida de Carlos III
constituyendo un monumento único por su envergadura y valor artístico,
arquitectónico y urbanístico.
Además en esta obra
coincidieron cuatro académicos de la Real de San Fernando – los navarros Yárnoz
y Eúsa junto con Stolz y Adsuara – todos de reconocido prestigio internacional
junto con el también renombrado Franz Mayer.
Con todo esto queda
patente lo genuino y excepcional de esta obra y que merece formar parte de
nuestro Patrimonio, con todo lo que eso conlleva.
En cualquier caso lo
más prudente debería contribuir a que cualquier actuación que se realice se oriente
a una reconciliación entre nuestros mayores, procurando no seguir mutilando el
monumento para no privar a los navarros de una obra de tanto valor, ya que la
gran mayoría de las generaciones actuales ven aquellos sucesos tan lejanos como
otras guerras civiles como las carlistas, la francesada o como el castillo de
Luis de Hutín.
Es de desear en que
reine la cultura y la defensa del patrimonio sobre los enfrentamientos
políticos actuales y del pasado y que dentro de unos años, con motivo de unas
excavaciones, no se encuentren los futuros navarros con unas ruinas de lo que
fue un gran monumento del siglo XX derribado en el XXI.”
Y para saber más sobre el Monumento puedes pinchar en el siguiente enlace:
Documento "Un tesoro escondido"
Como dice al inicio este documento:
POR EL PERDÓN, LA RECONCILIACIÓN Y LA PAZ DEJEMOS A LOS MUERTOS DESCANSAR EN PAZ
Respetemos la memoria de aquellos combatientes navarros, conservando y restaurando el monumento. Asimismo, dentro de un siglo, se deberían respetar las esculturas del parque de la memoria de Sartaguda y los nombres allí inscritos de navarros represaliados. No pretendo comparar ambos, ya que son totalmente distintos, pero creo que el respeto y la reconciliación están por encima de gustos, filias y fobias. Y, sobre todo, dejemos que los muertos descansen en Paz y que la Historia siga siendo Historia, nos guste o no nos guste.
Acabado este asunto, en las próximas entradas seguiremos con
la biografía del aitacho si Dios quiere.
[1] Plataforma
Navarra en Defensa del Patrimonio Cultural Artístico e Historico2018: https://navarramonumental.blogspot.com/2018/03/presentacion.html
(2) Plataforma Navarra en Defensa del Patrimonio Cultural Artístico e Historico. Un tesoro escondido. Pamplona 2018