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jueves, 17 de abril de 2014

Procesión de Viernes Santo de Pamplona en 1828 por Ignacio Baleztena

Ave Crux
Spes Unica



Querido lector, lamento el tiempo que he tenido el blog en barbecho pero es que he estado un poco delicado de salud, aunque ya me voy recuperando. Y como es lógico hoy Jueves Santo vamos a hablar de la Semana Santa. El aitacho vivía intensamente estas fechas con profunda devoción y recogimiento, lo cual no impedía que hiciera algunas canciones jocosas alusivas a la procesión (pinchar aquí), ya que siempre conservaba esa alegría que tiene un auténtico católico. No entendía esos "cristianos tristes" a los que solía llamar "meapilas". Para él la Fe era su razón de ser y fuente de su alegría.

Para ver como vivía de intensamente la recogida Semana Santa de Pamplona de aquellos años, con curiosas fotos puedes pinchar aquí.

Pero también, para variar, estudió y escribió sobre sus queridas procesiones y tradiciones pamplonesas (que no se perdía una) de estos días santos. Y como muestra vale este botón:




PROCESION DE VIERNES SANTO EN 1828


A ver el nuevo paso

que va en la procesión,

vinieron los aldeanos

de toda la región.

            A juzgar por el acto que a continuación se copia, no fue muy solemne que digamos la procesión de Viernes Santo del año 1828.

            Dice así el acta que levantó la Ciudad el día 24 de marzo del año arriba indicado:

            Se juntó la Ciudad en su Casa Consistorial a las cuatro y media de la tarde, y pasó al convento de la Merced yendo como particulares por el mal tiempo, y formados en la puerta de la iglesia de la Merced con los clarines tocados a la sordina, teniente de justicia y ministros.

            Entró en la iglesia y recibida por la Comunidad de dicho Convento, se colocó en los bancos de dentro del januado, e inmediatamente se formó la procesión con la bandera de la Soledad llevada por el prior de dicha cofradía don Esteban Errazu, regidor, con los señores consultores de borlistas y los pasos de la Despedida, Cristo Alzado, Sepulcro y Soledad que son los que únicamente salen hace algunos años, la Capilla de Música, la Comunidad de dicho Convento con su preste que llevaba una reliquia del Lignum Crucis, cerrando la Ciudad, y marchando con el señor abanderado y los pasos muchas personas, unos entunicados, otros no; alumbrado con hachas, llevando también éstas el Ayuntamiento, y por el mal tiempo desfiló la procesión por la calle de Dormitalería y entrando en la Santa Iglesia por la puerta principal.

            Pasó por entre los púlpitos y el coro, y estando el Cabildo Mayor en las caponeras de él, y salió por la puerta de San José y por la calle de Curia, Compañía y Merced, volvió a entrar en la iglesia de dicho convento, en donde dicha la oración de la Pasión, se terminó el acto, y regresó el Ayuntamiento a su Casa Consistorial en forma.

            Poco más o menos en esta misma forma y con los mismos pasos se verificó la procesión del Viernes Santo, hasta el año 1832.

            Este mismo año, varios vecinos de Pamplona, deseando dar mayor esplendor a la procesión del Viernes Santo, restauraron un viejo paso que yacía arrinconado y envuelto entre trastos viejos en una de las Casas de Hospicio de la Ciudad, y previo permiso del ayuntamiento, salieron tan orondos y satisfechos con el Santo Simulacro que representaba la Oración del Huerto, causando el nuevo paso al ser paseado por las calles de Iruña la admiración y asombro del sinnúmero de aldeanos que vinieron a Pamplona ese año a ver el nuevo paso.

            Se fundó con este motivo una cofradía con el nombre de La Oración del Huerto, en la que ingresó muchísima gente, que trabajó con gran entusiasmo por aumentar el esplendor de la procesión. Los trabajos se vieron coronados por el éxito, pues al año siguiente de 1833, siendo prior de la Cofradía José Antonio Romeo, pudieron sacar un nuevo paso que representaba Nuestro Señor con la Cruz a cuestas.
            Al año siguiente, la procesión se vió aumentada con el paso de los Azotes a la Columna. Fue prior de la Cofradía en ese año de 1834, don Antonio Iraizoz.

            Vino luego la guerra de los Siete Años, y durante este tiempo, como la mayor parter de los que iban en la procesión y cargaban con los pasos, se fueron a los carlistas a cargar contra los guiris, perdió la procesión el esplendor que había adquirido gracias a los trabajos y entusiasmo de la Cofradía de la Oración del Huerto.

Premín de Iruña

Y sin más me despido esperando que nos veamos esta tarde en "el Voto de Las Cinco Llagas" cuya historia escribió mi padre en un libreto que puedes leer aquí (parte 1, parte 2 y parte 3) . Después viviremos las diversas procesiones y actos que organiza nuestra querida Hermandad de la Pasión del Señor a la que por supuesto petenecía el aitacho, y en los preciosos actos de la catedral. Y luego, tras la emotiva y poco conocida procesión del encuentro del Santísimo con Santa María la Real tras la vigilia de Sabado Santo... ¡Feliz Pascua de Resurección!.

2 comentarios:

  1. Hola Javier,
    Me alegro saber que se encuentra bien y, nuevamente, de vuelta. Espero que con las pilas recargadas y, completamente, en forma para seguir contandonos y deleitandonos con las "cosas" de su padre.

    Gracias y un saludo.

    Rubén García

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  2. Muchas gracias Rubén. Las pilas aun se están recargando ya que he tenido un pequeño "sustico", pero como voy mejorando espero darle un empujón al blog.

    Gracias por sus ánimos.

    Un cordial saludo

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