Querido lector, Septiembre de 1936 fue un mes negro para el aitacho y
su familia. En el frente además de él estaban tres sobrinos suyos, Chan (Juan
Jesús) y Javier Jaurrieta Baleztena, hijos de su hermana tía Luisa y Germán, y Apico (José Joaquín) Jaurrieta Baleztena, hijo de tía Silvia y Pablo Jaurrieta.
Chan y Javier Jaurrieta Baleztena con su primo José Joaquín (Apico) requetés en Somosierra |
A comienzos de Septiembre los sobrinos escribían una carta a la familia en la
que decía Chan:
“Seguimos en primera fila, y aunque el peligro es mayor,
se tiene el consuelo de estar en la vanguardia de la Religión y de la Patria.
Por nosotros no os apuréis, pues en el peor de los casos, nunca la muerte nos
cogerá mejor preparados”.
Y Javier ponía en
la suya:
“Vivimos en una alternativa
gloriosa. Si morimos, esperamos ir al cielo enseguida, y si no, volveremos a
casa donde nos recibiréis con el cariño de siempre”.
Y
lamentablemente el 16 de Septiembre Chan caía mortalmente herido al tomar Navafría.
Nos lo cuenta tía Lola:
“Se negaba a ser evacuado, porque como él ya
no tenía remedio, otros lo necesitaban más. Tras penosísima evacuación
arrastrándose, tendido en una camilla depositada en un pasillo del hospital, se
preparó a morir como un santico, y al despedirse de los chicos, les decía:
-
Muero contento por Dios, la Patria y el Rey. Siempre esperé este
momento.
Y rezaba jaculatorias, allí, en el oscuro pasillo.
Javierico le exaltaba en su agonía: “Tú, Chan, nuestro héroe, nuestro orgullo”,
-y resumiendo en una palabra todo lo grande, añadió- “tú, Requeté”.
Cuando sus fuerzas se extinguían, murmuró:
- “Sujetadme bien el Rosario. Ponedme la boina roja”, y
besando el Crucifijo, expiró.”
Recordatorio de difuntos de Chan Jaurrieta Baleztena, requeté. Como está escrito en él, roguemos a Dios por su alma que para eso sirven estos recordatorios. |
“El entierro de nuestro Chanico en Pamplona
fue emocionantísimo; presidido por su hermano Javier que llevaba de la mano a
sus dos hermanicos uniformados de Pelayos, detrás José Joaquín, su entrañable
primo, los tíos y un inmenso concurso de gentes; le acompañó la banda de
Requetés, la bandera y sobre la caja, llevada por requetés de Leiza, Joaquín
mandó poner una monumental corona de laurel, en recuerdo del antiguo cantar que
él solía repetir alegremente cuando iba a los mítines:
“Al carlista que muere en la
campaña,
le pondremos corona de
laurel”.
Y pasó triunfal por las calles de
Pamplona el cuerpo de aquel chiquillo, que no hacía dos meses, desfiló por las
calles todavía pletórico de alegría, entusiasmo y valor.”
Entiero de Chan Jaurrieta Baleztena en Pamplona. Requetés de Leiza cargan la caja en el coche de difuntos en el que está una gran corona de laurel. |
El
aitacho terriblemente conmocionado vino en cuanto pudo desde el frente para
acompañar a la familia, y resultó que estando en Leiza, ya cuando iba a volver,
ocurría otra muerte tal día como hoy 29 de Septiembre, hace 76 años, como
veremos en la próxima entrada si Dios quiere.
El
17 de Noviembre de ese mismo año, Chan fue condecorado póstumamente con la Medalla
Militar
“Orden del 17 de noviembre de 1936,
concediendo la Medalla Militar al requeté Juan Jesús Jaurrieta Baleztena.
Requeté: D. Juan Jesús Jaurrieta
Baleztena (fallecido). El día 16 de septiembre, fue este requeté uno de los
primeros en el asalto a la bayoneta y lanzando bombas de mano contra un reducto
enemigo, cogiendo una ametralladora. Durante todo el día combatió heroicamente,
hallándose en todo momento en los sitios de mayor peligro y más avanzados, en
uno de los cuales, batido por el fuego enemigo, fue herido gravísimamente,
negándose a ser evacuado por sus compañeros para evitarles un peligro cierto, haciéndolo
él mismo a costa de grandísimo y penoso esfuerzo; hallándose concentrado todo
el valor y espíritu de este requeté ejemplar en la frase pronunciada antes de
morir: “Muero contento por dar mi vida por la religión y por España, y
tranquilo por haber confesado y comulgado esta mañana”. Por el valor y
ejemplaridad de su conducta y compañerismo y sacrificios demostrados en la
lucha en que tomó parte, el jefe de la columna considerolo acreedor a la
Medalla Militar.
Firmado: El General Jefe Gil Yuste”.
Dales Señor el Descanso Eterno y brille para ellos la Luz Eterna. Descansen en Paz. |
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