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lunes, 9 de mayo de 2011

Y la Virgen de Ujue ¡Venga a milagriar! (IV)

¡Virgen de Ujué, protégenos!

Querido lector, siguiendo con las entradas de este mes de Mayo dedicado a la Virgen, y en el entorno de las romerías a Ujué, te sigo transcribiendo este manuscrito del “aitacho” que comienza en entradas anteriores.

“… Y LA VIRGEN DE UJUE…
¡VENGA A MILAGRIAR! IV

Manuscrito de Ignacio Baleztena sobre "Y la Virgen de Ujue ¡Venga a milagriar!"

 II

 Otro milagrico, y no menor, dispensó, en 1809, la Virgen de Ujué a unos cuantos vecinos, quienes no pudiendo por su edad salir a incorporarse a la División Navarra[1], hacían la guerra a los franceses por su cuenta y razón, tiroteando a los gabachos que pasaban por el camino Real de Tudela a Pamplona.


Los navarros ya combatieron anteriormente contra la Revolución Francesa en el año de 1793 (durante la Guerra de la Convención), como muestra esta bandera de esa contienda conservada por Ignacio Baleztena.
 
            En uno de estos “paqueos”, como hoy se les llama, llegó la osadía de los ujuetarras hasta el extremo de matar en las puertas de su alojamiento de Olite a un capitán francés y su asistente.

            Pero como nunca en las grandes causas falta un Judas, tampoco en esta ocasión dejó de presentarse uno, y éste fue un perdis de Santacara, borrachín y mala persona, que odiaba a los de Ujué por mil motivos, entre los que destacaba, en primer lugar, el que un mozo de esta villa le birló la novia, guapa moceta de Beire y… de posibles.


            Presentóse, pues, el susodicho, que para más parecerse  al apóstol traidor, era rojillo de pelo y alma, a los franceses y les dijo que él sabía donde se reunían los tiradores de Ujué para organizar sus fechorías; y guiados por el judicas se emboscaron los franceses “ande” las Peñuelas, término de Olite, y punto de reunión de los “pacos”. Y en efecto, no tardaron estos en presentarse tranquilos y descuidados sin sospechar el peligro en que se metían. Cuando empezaban a tomar sus posiciones, surgen, de pronto, los franceses apuntándoles a quemarropa con sus fusiles.

            Los ujuetarras, cara está, soltaron el consabido ¡Virgen de Ujué, protégenos! Y no olvidando el precepto divino de: ayúdate, y te ayudaré, acudieron a la ayuda de sus ágiles piernas arreando a correr como novillos encohetados.

            Caen los gatillos franceses sobre las piedras de chispa ¡…chis, chas…!, se producen unas chispitas que en ningún fusil prende la pólvora de la carga ¡… que si se ceba…, bueno!, no queda uno ni “p’a contalo” dado la poca distancia a que fueron hechos los disparos.

            Mientras los navarros andábamos a tiro limpio con los franceses (solía repetir uno de los protagonistas de este suceso) la Virgen de Ujué… ¡venga a milagriar, y más milagriar! Menudo quihacer le dimos a la pobrecica.”

Bienvenidos al blog a todos los ujuetarras que os estáis incorporando. Aun os quedan varias historias para disfrutar de “la Virgen de Ujué venga a milagriar” que continuaré introduciendo en las próximas entradas si Dios quiere, para después proseguir con la biografía de mi padre en 1925, que es donde nos quedamos.


[1] De la villa de Ujué salieron voluntarios a los Batallones Navarros 56 jóvenes, de los cuales murieron 20, y fueron heridos 19.

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