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sábado, 29 de junio de 2024

Ignacio Baleztena y la asociación “Esuskeraren Adiskideak”

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Querido lector, aunque quedan muchas anécdotas que contar sobre el aitacho, el blog tiene que seguir avanzando hacia el final porque si no los lectores nos “reñís”. Esos acontecidos los iremos completando más tarde, ya que si ahora volvemos atrás también nos “reñís” por desordenados, así que adelante con los faroles.

Pasado el verano de 1968, tras el otoño, cuando va decayendo el día y el chistu se oía desde Casa Baleztena al atardecer en la Plaza del Castillo… y esto estaba escribiendo yo cuando ha venido a mi cabeza D. Bernardino Tirapu, médico de la familia, leizarra, pariente del aitacho y metido con él en una asociación no demasiado conocida. Pues sigamos con el desorden.

Hay una publicación de 1928 de la memoria de actividades de una  sociedad fundada en 1925 y llamada “Esuskeraren Adiskideak”, es decir “Amigos del Euskera”. En ese año de 1928 figura como vicepresidente Bernardino Tirapu y como vocal mi padre Ignacio Baleztena. Ambos parientes por la rama Muñagorri, euskalzales –que no abertzales- de orígenes carlistas y leizarras[1], amantes de las costumbres vasconavarras y los dos con sendas calles en Pamplona.

Pero hay cosas que a los abertzales de hoy, tan grandes “defensores del euskera” que lo están matando con su politización, les pueden “abrir las carnes”.  Según el mencionado documento[2] dicha asociación:

“se crea en Navarra, con el nombre de <Amigos del Euskera> (Euskeraren Adiskideak). Esta nueva sociedad se regirá con arreglo a las siguientes

BASES

PRIMERA: La sociedad tendrá un carácter exclusivamente cultural, pero exento en absoluto de toda idea, tendencia y aun matiz políticos, máxime si son opuestos a la unidad de España

SEGUNDA, Podrán formar parte de ella todos los navarros y quienes, no siéndolo, se hallen avecinados en Navarra…

SÉPTIMA Será excluido todo el que en actos de la Sociedad hiciere manifestaciones contrarias a la primera base”

Es decir, una asociación navarra, de amigos del euskera y la cultura y deporte vasco (la pelota), que no solo no era nacionalista, sino abierta precisamente a todos los navarros de todas las ideologías, siempre y cuando no fueran opuestos a la unidad de España. Esto se entiende solo desde la defensa de lo vasconavarro frente al separatismo nacionalista euzkadiano que pretendía mezclar lo vasco con su odio xenófobo hacia España. El aitacho era muy navarro, muy vasco y muy español. Fue siempre de la idea de combatir el nacionalismo intentando que no se apropiaran de lo que él tanto quería, no renunciando a ello. Recordemos que desde su amor a lo vasco navarro fundó en 1913 el semanario antieuskadiano Joshe Miguel (pinchar aquí donde se explica más en profundidad este tema).

Respecto a “Euskeraren Adiskideak” según algunos documentos[3] Arturo Campión estuvo entre los iniciadores de dicha asociación, aunque no he encontrado su nombre en la junta inicial, en la que sí figuraban Jenaro Larrache tradicionalista, que fue concejal y alcalde de Pamplona y posteriormente no pudo tomar su cargo como diputado foral en 1936 al fallecer poco antes[4], el padre Dámaso de Inza capuchino, Gerardo Valcarlos, Miguel Inchaurrondo sacerdote y profesor de euskera del seminario de Pamplona, Miguel Esparza director del periódico carlista  “El Pensamiento Navarro”, José M.ª de Huarte[5] director del Archivo Real y General de Navarra, y Domingo Beunza.

Es decir, esta asociación a la que pronto se incorporó el aitacho surgió del ámbito más bien tradicionalista de Navarra, que era el mayoritario, y siendo una entidad vasquista que no nacionalista ni separatista.

En 1928 la Junta Directiva estaba integrada por las siguientes personas: como presidente, Jenaro Larrache; como vicepresidente, Bernardino Tirapu; secretario Miguel Esparza; vicesecretario Pablo Archanco; tesorero Pablo Roch; vocales: el padre  Buenaventura Recalde, Remigio Múgica,  Miguel Inchaurrondo, José María de Huarte, Joaquín Ezquieta, Joaquín Garjón, Remigio Múgica y el perejil de todas las salsas Ignacio Baleztena. La actividad de la asociación cesó bruscamente con el inicio de la guerra civil en 1936.

Junta directiva de la asocoación "Euskeraren Adiskideak" en 1928


Bernardino Tirapu Muñagorri, de procedencia carlista, fue el médico de la familia, pariente del aitacho y embarcado con él en la defensa del euskera desde una perspectiva vasquista no separatista. Fue una persona muy apreciada y recibió en 1962 la Medalla «Al Mérito en el Trabajo», en la categoría de Plata[6]. Espero que los “memorialistas” no se la quiten diciendo que se la concedió Franco.

Por su parte su hijo Francisco Tirapu Retegui, fue uno de los primeros profesores  que ayudaron a  impulsar el conocimiento de la lengua vasca, a finales de los años 40, por mandato de la Diputación Foral a instancia del diputado José Ángel Zubiaur. Esto ocurrió durante la época franquista más intensa y continuó consolidándose al final de la década con la denominada Sección de Vascuence de la Institución Príncipe de Viana[7] .

Pues bien, cambiando de tercio otro hijo de D. Bernardino fue Joaquín, médico como su padre y su abuelo, y también al igual que su progenitor fue galeno de nuestra familia, que es lo que me ha traído a la cabeza todo esto cuando iba a narrar, lo que veremos en la próxima entrada si Dios quiere.

 

APÉNDICE

Pero, ¿qué habéis hecho con el vascuence, desgraciados?. Por vuestra culpa ha pasado de ser respetado por los navarros, a ser aborrecido por una gran parte de ellos. Lo habéis usado  como instrumento central para la creación de una Euzkadi independiente que además incluyera Navarra y lo habéis asociado a los asesinatos de la banda terrorista de extrema izquierda abertzale ETA como instrumento de “construcción nacional”. Ahora es motivo de división y lo habéis herido de muerte. No culpéis a Franco, habéis sido vosotros “abertzales” al haberlo convertido en elemento de confrontación.



[4] https://es.wikipedia.org/wiki/Jenaro_Larrache_Aguirre, Consultado el 27 jun 2024

[5] En la guerra civil 1936-1939 fue oficial del bando nacional o rebelde

[6] BOE-A-1962-25843 Orden de 5 de octubre de 1962