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sábado, 15 de octubre de 2016

Ambiente en Navarra en 1952. La visita de Franco

Querido lector, te voy a contar uno de los episodios menos conocidos del aitacho y familia, ocurrido el 2 de Diciembre de 1952, que en su momento fue muy comentado por todo Pamplona, aunque la prensa trató de silenciarlo.

            Esos días con motivo del IV centenario de la muerte de San Francisco Javier, Franco visitó Navarra y fue recibido en olor de multitud y con grandes honores en todos los sitios por los que pasó.

        
Crónica del Diario de Navarra sobre la visita de Franco a Navarra en 1952

Según la crónica del Diario de Navarra del 3 de Diciembre, el día 2 entró por la Barranca: “…en Ciordia se había levantado un magnífico arco de laureles con varias banderas y una rotulación que decía “NAVARRA POR FRANCO”... El paso de Franco por todos los pueblos era acogido con las más vivas muestras de simpatía entre aplausos, disparo de cohetes y vivas cariñosos. Los vecindarios salieron a la carretera con sus banderas…”

La entrada en Pamplona:

Todos los alrededores de la parroquia de san Lorenzo estaban abarrotados de público, en espera de la llegada del Caudillo. En la explanada aguardaba el Ayuntamiento en pleno, con su grupo de danzaris y la Comparsa de Gigantes y Cabezudos”

 
Portada del ABC en la que se ve a los danzaris del Ayuntamiento de Pamplona haciendo el arco de honor a Franco con sus makilas

Según también afirma el Diario de Navarra: “…el vecindario pamplonés, respondiendo a la invitación del alcalde, adornó sus balcones con colgaduras”

Todas las casas estaban engalanadas con colgaduras y banderas. ¿Todas?. Solo una destacaba, y mucho, entre tanto entusiasmo.


¿Y todo esto qué tiene que ver con el aitacho?. Nos ha servido de introducción para ver el ambiente de la Navarra de 1952 donde se va a situar este capítulo que desarrollaremos en la próximaentrada si Dios quiere. Porque si atendemos a lo que hoy en día, nos cuentan los “historiadores” y periodistas actuales, muchos de ellos hijos o nietos de aquellos que acogieron con tanto entusiasmo a “El Generalísimo” - así le llamaban -, con esta nueva historia oficial absolutamente imaginaria no hay forma de entender la trascendencia de lo ocurrido.