Querido lector, era mi intención hacer una entrada alegre y entretenida en torno a actividades culturales del aitacho en los años 40 y 50 pero las difamaciones vertidas contra él y la familia me obligan a cambiar de planes y tener que hacer esta otra, que no me hubiera gustado tener que publicar, pero que me veo en la obligación de realizarlo:
Ante las
insinuaciones de las últimas semanas, a raíz de la exposición realizada en el
Parlamento que debería ser de todos los navarros, que intentan relacionar a mi
padre y resto de la familia con cualquier acto de violencia o represión,
mediante caricaturas o menciones explícitas, quiero afirmar de forma tajante y
de una vez por todas, en mi nombre, en el de mi padre Ignacio Baleztena
Ascárate y en el del resto de mis antepasados que al igual que ellos condeno
(sí, condeno, ese verbo que a algunos tanto les cuesta conjugar) y es más,
maldigo, todos los crímenes, represalias, asesinatos, torturas y vejaciones,
que se cometieron de forma cobarde antes de la guerra (en la II República),
durante la guerra y en la postguerra (durante la dictadura franquista) en ambos
bandos, en Navarra y en toda España, que acabaron de forma ruin con la vida de
miles de personas, muchos de ellos navarros de ambos bandos.
Cualquier
persona que se hubiera interesado en indagar la verdad mínimamente debería
conocer la posición de mi familia, y hubiera bastado con haber consultado este blog (pinchar aquí). Como has podido ver dicha posición quedó bien clara cuando mi tío Joaquín
Baleztena Ascárate, Jefe Regional Carlista, hizo este llamamiento el 23 de
Julio de 1936 que fue distribuido entre los carlistas y publicado en la prensa
al día siguiente: “Los carlistas, hijos, nietos y biznietos de soldados no ven
enemigos más que en el campo de batalla. Por consiguiente, ningún movilizado
voluntario, ni afiliado a nuestra inmortal Comunión debe ejercer actos de
violencia, así como debe evitar se cometan en su presencia. Para nosotros no
existe más actos de represalias que los que la autoridad militar, siempre justa
y ponderada, se crea en el deber de ordenar”. Dicha orden hizo que desde
entonces tanto a mi padre Ignacio Baleztena Ascárate como a su hermano Joaquín
en algunos ambientes, no carlistas precisamente, se les llamara “los
vaselinas”, al considerar que eran muy blandos por intentar evitar las incalificables
represalias.
Tanto es así
que mi tía Dolores Baleztena Ascárate escribiría años después: “¡Lástima no
fuera obedecida esta nota tan llena de nobleza, calificada por algunos de
vaselina! El señor Obispo le felicitó por ella. De haberlo sido, no hubiéramos
tenido que lamentar actos indignos realizados por, quienes huyendo del peligro
de la vanguardia, se creían valientes actuando cobardemente en la retaguardia”.
Al contrario
de lo que injustamente se señala los hermanos Baleztena se distinguieron por
hacer todo lo posible por evitar represalias y fusilamientos, poniendo su vida
en juego en varias ocasiones, salvando decenas de navarros de izquierdas o
republicanos (como puedes ver pinchando estos enlaces: leizarras, miqueletes, enemigo declarado de la familia, carabinero republicano, que sirven de botón de muestra entre otros muchos), y a alguna personalidad ilustre como el Dr. Carlos Jiménez Díaz (ver la historia pinchando aquí). Y eso
es ampliamente conocido entre los más mayores de Leiza y de Pamplona, así que
no era tan difícil informarse.
Es más, los
Baleztena fueron represaliados durante la II República. Para leer todo este episodio puedes pinchar aquí y luego continuar la historia pinchando en "continuará. En Abril de 1932 asaltaron y
quemaron su casa con la familia dentro en 1932 y el Gobernador Civil de la
República encargado de mantener el orden público, para quitarse el problema, en
vez de detener a los autores desterró a la familia Baleztena de Pamplona. Pues
bien, mis antepasados perdonaron y conociendo perfectamente a los asaltantes
(teniente de alcalde incluido) en vez de vengarse o hacer algo contra los
autores de aquel episodio, aun teniendo posibilidad de haberlo realizado
posteriormente, lejos de ello pelearon porque nadie sufriera posteriormente lo
que habían padecido ellos ni cosas peores y siempre nos hablaron de perdón
cristiano, que produce la ventaja de vivir sin odio.
Por todo lo
anterior cualquier referencia, caricatura, retrato o similar vertidos en exposiciones,
escritos, libros o soportes de distinto tipo, que relacione a los Baleztena con
represiones o crímenes, lo único que hacen es demostrar un profundo
desconocimiento en el mejor de los casos, siendo bien pensado, y desacreditar a
los autores y a toda su obra. De sabios es rectificar.
Además de los
pseudo historiadores, periodistas y dibujantes, también la presidenta del
Parlamento que debiera ser de todos los navarros, tiene una ocasión de oro para
demostrar su altura de miras pidiendo perdón públicamente. Un gesto que le
honraría.
No obstante es
posible, y ojalá me equivoque, que todo esto no vaya a servir más que para que
ciertas personas sigan difamando la memoria de mis antepasados a cualquier
precio. Y lo hacen porque no les mueve la verdad, ni la justicia, sino el odio.
Odian a “los Baleztena” porque fueron católicos, navarros, fueristas, españoles
y vascos (sí, también vascos, más que muchos de los que los atacan y otros que hasta
hace bien poco nos amenazaban de muerte a sus descendientes, nos agredían y nos
ponían bombas). Y de estas ideas odiadas por algunos nunca renegaron mis antepasados
y por supuesto tampoco yo. Esta es la realidad, esto es lo que realmente no se
les perdona ni se les perdonará.
Sirva esto para
que por lo menos la gente de buena fe, aunque sean de ideología totalmente
opuesta, sepa la verdad a este respecto, desde la coincidencia o la
discrepancia ideológica.
Y espero sinceramente que este clima de crispación y odio guerracivilista que están resucitando algunos y que me alarma profundamente no siga entorpeciendo las ansias de reconciliación de la mayoría y pueda seguir la marcha de este blog, contando cosas interesantes del aitacho si Dios quiere. Paz a los muertos.