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sábado, 5 de julio de 2014

El Riau Riau de hace 100 años



 Querido lector, como bien sabrás el iniciador de esa costumbre que tantos quebraderos de cabeza trae ultimamente a nuestros munícipes y a los pamplonicas fue el aitacho. Etenderás que hablo del Riau Riau.

A cualquiera que actualmente se le diga no podrá creer que hace 100 años el chupinazo ni existía (al menos como lo conocemos ahora). El día 6 de Julio empleados de Oroquieta con el alguacil de turno tiraban unos “cuetes” en la Plaza del Castillo para anunciar que era “el víspera” de San Fermín, sin más relumbre ni aspavientos, acompañados por chistularis y gaiteros y el volteo de campanas de todas las iglesias de la ciudad. Esto era solo un preludio porque cuando realmente comenzaban nuestras queridas mezetas era con las vísperas al Santo. La tarde del 6 de Julio el Ayuntamiento en corporación acudía a dichas vísperas y entonces era cuando empezaba toda la celebración.

Mi Padre Ignacio Baleztena se reunía en el Café Iruña de la Plaza del Castillo con sus amigos, una peña de “mutilzarras”, como ellos mismos se llamaban, con los que cantaban canciones para desesperación de los jugadores del seis doble, también llamado dominó. (Desde 1912 pasaron a reunirse en el recién estrenado “Café Kutz” conociéndose como “los mutilzarras del Kutz”). Entre estos amigos había carlistas y no carlistas, de todo. Con todos ellos acudió con gran alegría a ver la Marcha a Vísperas del Ayuntamiento, posiblemente según mis cálculos el 6 de Julio de 1911 año arriba año abajo, tras la comida. Este era uno de sus actos preferidos de nuestras mezetas. Mucho público se concentró, como era costumbre, con sus mejores galas para tan esperado evento. La banda que interpretaba la música era la del Regimiento de la Constitución.

Pues bien, al finalizar la primera estrofa del Vals de Astráin, Ignacio Baleztena, en tono festivo no tuvo mejor ocurrencia que gritar ¡Riau Riau!; lejos de hacerlo con ánimo de ofender quiso rematar tan bella pieza de forma espontánea y alegre con este grito con el que se finalizaban las canciones festivas en la montaña de Navarra. A algunos, les hizo gracia la intervención. Otros, la vieron como una gamberrada, pero para sorpresa del público en general y del propio Baleztena, las siguientes estrofas fueron coreadas también con el grito ¡Riau Riau! por sus amigos de la peña de los mutilzarras, y cada vez por más gente, con indignación de los hombres serios y sesudos que lo veían como un despropósito y una falta de respeto.

Así continuó creciendo el espontáneo y popular acto hasta que salto a la fama (es decir a la prensa) en 1914, hace ahora 100 añicos. Así dice la crónica del Diario de Navarra hace un siglo:

Las vísperas:



A las cuatro y cuarto la Plaza Consistorial ofrecía el singular y sugestivo aspecto propio de tal día, único y exclusivo de tal solemnidad”

Continúa narrando como encabezaban la marcha los gigantes para seguir diciendo:

“Organizada la comitiva municipal se dirigió a San Lorenzo para asistir la Corporación local a las vísperas.



Cerraba la marcha la banda del regimiento de América que tocó el clásico vals, coreado por muchísimos jóvenes que daban acompañamiento y escolta al Ayuntamiento”
 
Diario de Navarra del 7 de Julio de 1914, donde aparece la primera crónica escrita del Riau Riau iniciado por Ignacio Baleztena
Nada dice la crónica de incidentes, ni de que se obstaculizara la marcha ni de nada por el estilo. Lo que se ve es que hace 100 años la mocina de Pamplona había acogido ya de forma normal la costumbre de a las 4 el seis de Julio ir escoltando (no obstaculizando) a la Corporación, con ánimo festivo, bailando el Vals de Astráin y  coreando ¡Riau Riau!.

100 años después lamentablemente no podremos ver a la Corporación acudir a Vísperas, que es la esencia del acto, pero al menos a las 6 de la tarde podremos quitarnos la chirrinta de bailar el Riau Riau, gracias a la Peña Mutilzarra que lo convoca y con la presencia de la Pamplonesa le da todo su esplendor, mientras vamos hacia las Vísperas de San Fermín. Y precisamente el promotor de este Riau Riau desde 1997 fue mi hijo Joaquín, nieto de Ignacio Baleztena, su iniciador

Felices fiestas de San Fermín, feliz chupinazo y que disfrutéis hoy de lo que queda del Riau Riau como hace 100 años. Hasta la próxima entrada si Dios quiere en la que hablaremos... del encierro por ejemplo. 

En peno Riau Riau de los años setenta bailando con mi hijo Joaquín arrekankallu
Riau Riau de la Peña Mutilzarra, que fue una iniciativa precisamente de mi hijo Joaquín Baleztena Gurrea, nieto del iniciador del acto Ignacio Baleztena

miércoles, 2 de julio de 2014

Vende el cordero Pranzisco... y la ganancia hace cisco, por Ignacio Baleztena

Querido lector, ya estamos practicamente en las puertas de las mezetas que tanto disfrutó el aitacho, a las que tanto aportó y en las que tanto participó. Las ferias y fiestas de San Fermín. Ferias porque incluye la feria de ganado, cosa que muy poca gente conoce. Pues bien, a estas alturas de su biografía, en los años 40, publicaba Ignacio Baleztena una de sus cancioncicas llamada "Vende el cordero Pranzisco....y la ganancia hace cisco" poniéndole letra a una melodía popular de la montaña navarra, como solía hacer:

Vende el cordero Pranzisco... y la ganancia hace cisco, por Ignacio Baleztena. Publicado en 1944

Vende el cordero Pranzisco... y la ganancia hace cisco

A las Pamplonas
mucho temprano
marcha el aldeano
en su ganau.
Cincilicando
lleva en el macho
cordero lacho
para el mercau.

Como de ventas
mucho le entiende
al fin lo vende
bien regateau.
Y en la puntica
de su moquero
guarda el dinero
que s´ha ganau.

Muy bien comido
y bien royisco
marcha Pranzisco
al Euskal - Jai.
Y lo ganado
por la mañana
ahi se lo gana
uno de Ecay

Luego a la dueña
le dice:... ¡Chica!;
un pamplonica
ya me ha errobau.
Pero ella asarre,
asi responde:
- ¡A saber dónde
habrás gastau !

Partitura de Vende el cordero Pranzisco... y la ganancia hace cisco, escrita por el hijo de Silvano Cervantes
Y sin más espero que hayas disfrutau de la cancioncica y sirva para irnos preparando cara a San Fermín, de lo que también hablaremos en las próximas entradas si Dios quiere.